Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
José Luis Cortés López Carlos I y el comercio de esclavos IntraText CT - Texto |
Los Asientos
El concepto de asiento coincide con el de la licencia en el aspecto de la compra, y con el de la capitulación en la base contractual. La documentación de la época da el nombre de asiento a cualquier tipo de contrato y, en este sentido, el que se realizó con Reynel en 1595 sería uno más, pero su lectura detallada y comparativa con otros contratos anteriores nos lleva a considerar que estamos delante de una nueva figura jurídica, que se aparta de la mera concesión monopolística, otorgada a Gouvenot y a los alemanes, y de los contratos firmados con los «rendeiros» portugueses anteriores al de Reynel.
En realidad, la conclusión del asiento con Reynel no fue más que la culminación de un método que se estaba buscando a lo largo de todo el siglo XVI. Las dos experiencias monopolistas no dieron el resultado buscado, pero era por ese camino por el que quería encauzarse el traslado de negros, como puede apreciarse por los intentos de concesiones exclusivas que, sin resultado definitivo, se gestionaron con Rodrigo Dueñas, Alonso Caballero y Gaspar Torres en 1536, y con Cristóbal Francisquini y Domingo Martínez en 1537.
El año 1552 marcó un hito importante en la marcha hacia la configuración del asiento, en el contrato firmado con Hernando de Ochoa para pasar 23.000 negros por un importe de 184.000 ducados, durante un período de siete años a partir de 155388. En él se perfilan ya netamente los dos aspectos fundamentales del asiento. delegación de la autoridad real y exclusividad. La primera cuestión se aborda implícitamente al traspasar a Ochoa la facultad que tenía la Casa de Contratación para vender licencias:
|
«Iten, que porque está dada facultad a los oficiales de S.M. de la Casa de Contratación de las Indiaspara vender ciertas licencias de esclavos, que todas las que hubieren vendido y vendieren desde primero de agosto de este presente año acudan al dicho Hernando Ochoay que con este asiento se suspenda la dicha facultad para que los dichos oficiales no vendan ninguna licencia por virtud de ella». |
|
La exclusividad está expresada de forma inequívoca:
|
«Iten, que hasta ser cumplido el año venidero, de quinientos e cincuenta y nueve, S.M. ni yo mandemos dar ni demos licencia para llevar otros ningunos esclavos a las Indias por vía de merced ni por venta, ni en otra manera, escepto las que se dan a pasajeros, que serán hasta ocho licencias a cada pasajero, con que los dichos pasajeros pasen los dichos esclavos y no los vendan a otros para poderlos pasar...» |
|
Tal vez la novedad más importante en este fracasado asiento fue la fórmula que se había propuesto para evitar el monopolio, escollo principal contra el que, hasta entonces, se habían levantado todas las quejas:
|
«Que por cuanto la intención de S.M. y nuestra es que, pues no se han de poder dar otras licencias de aquí hasta el fin del dicho año venidero de quinientos e cincuenta y nueve, que por causas de este asiento no haya estanco, y en todo este dicho tiempo, generalmente los mercaderes y otras personas que tratan y trataren en las dichas Indias, si quisieren pasar algunos esclavos a ellas, como lo acostumbran hacer, puedan haber y tener licencia para lo hacer, se asienta que el dicho Hernando Ochoa sea obligado a vender y venda a lo menos quinientas licencias de esclavos en cada uno de los dichos siete años, que por todas son tres mil y quinientas, a las personas que se las quisieren comprar, con que la cuarta parte de ellas sean hembras, para que las dichas personas a quien así las vendiere, puedan pasar y llevar los esclavos y esclavas que así compraren, a cualquiera parte de las dichas Islas, Indias e Tierra Firme del mar Océano, descubiertas e por descubrir y venderlos en ellascontando que a persona ninguna de la compañía del dicho Hernando Ochoa, no pueda vender ni venda ninguna de ellas, direte ni indirete, sino a otras personas que para todas gocen y puedan, si quieren cargar los dichos esclavos, como lo podían hacer hasta agora, y con que no pueda vender a una persona cada año más licencias de para diez esclavos, por manera que todos puedan gozar del trato que hasta aquí se ha acostumbrado a tener...» |
|
Importante y curiosa esta forma de intentar soslayar el monopolio por dos razones. primero, porque este mismo procedimiento se va a suscribir en el asiento de Reynel, y, segundo, porque Ochoa no sería un mero introductor de negros, sino un administrador de las licencias, como lo era el Rey o la Casa de Contratación por su mandato. Es decir, hay una efectiva delegación del poder real. Otras circunstancias como la compensación por muertes en la travesía, modo de llevar la carga, lugar de procedencia, necesidad de compañía y factores y diversas consideraciones más, pasarán también a formar parte de los futuros asientos.
No se llevó a efecto este contrato por la oposición de los teólogos, ya que éstos entendieron que se escondía en él un verdadero monopolio:
|
«El assiento de las licencias de los esclavos para las Indias que se tomo con Hernando Ochoa en dias passados, se ha deshecho de su voluntad, y porque ha paresçido a algunos theologos que era cargo de conciencia poner estanco en esto y assi se le han de volver los diversos dineros que tiene dados en quenta del dicho assiento, que con el interesse de lo passado montaran hasta çiento cuarenta mil ducados poco mas o menos...»89. |
|
Sin embargo, la Corona seguía buscando en esta dirección, porque un asiento en condiciones podía proporcionar un dinero líquido y abundante, al mismo tiempo que podía asegurar la mano de obra, que se exigía cada vez con más insistencia. La concesión de licencias, por muy numerosas que fuesen, no estaban sometidas a un cumplimiento prefijado, y los negros se introducían cuando a cada concesionario le venía bien, esperando un embarque adecuado o acumulando licencias para completar fletes. Tampoco se podían exponer los traficantes a comprar un gran número de licencias, porque, en definitiva, había que ponerse de acuerdo con los portugueses, que eran los dueños de las factorías africanas desde donde había que extraer las cantidades adecuadas. Que no se renunciaba en absoluto a la idea de centralizar la exportación de esclavos, lo vemos claramente en esta carta del príncipe Felipe a su padre:
|
«Tambien se ha dado orden en cumplir con Hernando Ochoa los 140.000 ducados, poco mas o menos, que se le han de boluer por hauerse apartado del assiento de los esclauos de las Yndias, y los del Consejo de la Hazienda quedan con cuydado de mirar y tratar si esta contrataçion de esclauos se podya hazer liçitamente en nombre de V.Mt., porque podria ser probechosa. Y si se hallaren camino para effectuarla hazerlo han, y V. Mt. sera auisado dello...»90. |
|
Dos circunstancias nuevas fueron preparando el camino al asiento. la primera, el aumento espectacular del precio de la licencia que, de ocho ducados en el contrato con Ochoa, subirá a treinta a partir de 1561. Este hecho influyó decisivamente en una concentración de las mismas en gente de solvencia económica, disminuyendo notablemente el número de compradores; en consecuencia, decreció notoriamente los afectados por un posible monopolio. Así, frente a las 18.942 licencias para el quinquenio 1546-1550, pasamos a 9154 entre 1561 y 1565, y a 4506 para el quinquenio 1566-1570. El otro acontecimiento, más importante que el anterior y que influirá de manera decisiva en la expansión de la Trata, fue la proclamación de Felipe II como rey de Portugal en 1580, tras la muerte sin descendencia del Monarca luso Sebastián91.