17. Otro al
Santísimo Sacramento*
Al convite más espléndido,1
al más regalado y máximo,
con entendimiento angélico,
dedicar quisiera un cántico.
Al manjar estimadísimo 5
que da salud a los lánguidos,
que come el bueno sin tósigo2
y es para el malo gran tártago:
¿que le reciba en mi estómago,
y que tenga su habitáculo 10
en un alma tan paupérrima,
un rey tan potente y máximo?
Alaben, Señor, los ángeles,
vuestro Espíritu Paráclito
y a vuestro amor ardentísimo 15
himnos le digan y sáficos.
Con instrumentos armónicos,
aquesos coros jerárquicos
por mí os alaben sin límite,
rindiendo ardores seráficos. 20
Mi corazón, derritiéndose,
exhale como aromáticos
perfumes, que olorosísimos
lleguen a ese tabernáculo.
De aquel bocado malévolo3 25
habéis quitado el escándalo
por éste, el más preciosísimo,
que así conforta los ánimos.
Sois amante tan finísimo,
que el hospicio tan mecánico 30
de un pecho tan impurísimo
queréis para vuestro tálamo.
Deleites soberanísimos
gozan los afectos cándidos
en este convite opíparo, 35
como los verán mirándolo.
Y esas fuentes hermosísimas4
bien están manifestándolo,
pues corren abundantísimas
en estos incultos páramos. 40
Dense los hombres mil plácemes
de verse ya sin el cálamo5
de la comida mortífera,
por este dulce viático.
Con acelerado estrépito 45
huyan las furias del Cáucaso,6
y a la mesa celebérrima
nos dejen volar cual pájaros.
Y aquel espíritu lúgubre,
si presume ser obstáculo, 50
guarde su maña diabólica
y vuelva corrido y tácito.
Y si viniese colérico,
puede volverse flemático
el vil infernal murciélago,7 55
tan torpe y enesiático.8
Cierto que está melancólico,
arrinconado y muy guácharo,9
que el inventar tantas máquinas10
le ha puesto tan triste y pálido. 60
Ya tiene las fuerzas débiles
el afligido galápago,11
que el Sacramento augustísimo
le hace temblar cual parlático.12
Bien sabemos que es su émulo,13 65
y aunque ostenta bien lo cálido,14
sus necedades sin número
le han puesto como un carámbalo.15
Ya de noche con las lámparas,
más helada que un carámbalo, 70
ya de día, no más cálida,
discurro por esos páramos.
Bien pueden darme mil pésames
viéndome el rostro tan pálido,
que la aflicción tan sin término, 75
mudó mi semblante plácido.
Ya aguardo aquel día célebre,
aquel venturoso sábado16
en que pueda, ya sin tósigo,
dormir en mi dulce tálamo.17 18
80
Como soy tan poco crítica,
ahorraré los preámbulos
y en mi lenguaje eremítico19
diré
menos en mirándolo.
Y por ser tan pusilánime, 85
con el espíritu párvulo,
se me hace el trabajo pésimo
al mismo punto, en tocándolo.
Levantar, aun sin crepúsculo,
aqueste mi cuerpo lánguido, 90
no fuera tan cruelísima
con el cita o con el tártaro.20
Si me mostrara pacífica,
sé que escusara el escándalo,
mas no cabe en el estómago, 95
y tengo el pico no tácito.
A no ser yo tan monástica,
aqueste oficio mecánico,
para mayor ofendículo,
yo le lanzara en el Cáucaso. 100
Y con ser yo tan flemática,
me ha hecho volar cual pájaro,
y correr más velocísima
que puede el río más rápido.
Del sueño que es salutífero 105
he padecido cual Tántalo,
tiniendo los ojos débiles
como si viera relámpagos.
Bien puede ser celebérrima,
y en aquel temido tránsito, 110
la monja que, puntualísima,
ejerció este oficio trágico.
Cierto, el favor del Altísimo
se ha mostrado bien magnánimo,
pues he estado tan intrépida 115
a tanta copia de tártagos.21
Bien sé que tendrán escrúpulo,
y
dirán que es hecho bárbaro
formar quejas tan ridículas
y
hacer trabajos fantásticos. 120
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