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Literatura Conventual Femenina
Sor Marcela de San Felix
Hija de Lope de Vega
Sor Marcela - Obra completa

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  • 5. ROMANCES
    • 22. Otro romance a una soledad
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22. Otro romance a una soledad*

 

    En ti, soledad amada,

             hallaba mi compañía,

             en ti los días son glorias,

             en ti las noches son días.

    En ti cogí de mi amor,        5

             con abundancia excesiva,

             fértil cosecha del alma,

             dulce agosto de mi vida.1

    En ti gocé de mi esposo

             las pretendidas caricias10

              los halagos sin estorbos,

             los regalos sin medida.

    En ti vi de su belleza,

             aunque en tiniebla, divina,

             con cuánta razón me prende, 15

             con cuánta causa cautiva.

    En ti me vi alguna vez

             anegada y sumergida

             en el mar de dulces aguas

             y riquezas infinitas. 20

    En ti, con los imposibles,

             satisfice mi codicia,

             que, con lo posible, amor

             nunca llena sus medidas.

    En ti me vi, felizmente,     25

             muy negada y muy vacía

             de crïaturas y afectos,

             y muy lejos de mí misma.

    En ti gocé libertad

             de tanto precio y estima30

             que darlo todo por ella

             no será paga cumplida.

    En ti celebró mi esposo,

             en aquel dichoso día,

             en amoroso himineo,2   35

             las bodas de mi alegría

    En ti estuve tan gozosa,

            contenta y entretenida,

             que no podré encarecer

             lo menos que en ti sentía. 40

    En ti, con dichas tan grandes,

             las horas, noches y días

             dulcemente se pasaban,

             instantes me parecían.

    En ti, ¡qué corto mi sueño 45

             y qué larga mi vigilia,

             qué penoso fue el descanso,

             qué gustosa la fatiga!

    En ti le dije a mi amante3

             lo tierno que le quería, 50

             lo mucho que me obligaba,

             lo poco que le servía.

    En ti le solicitaba,

             con finezas y caricias,

             a que me diese su amor 55

              pues el mío conocía.

    En ti pudo conocer

             cómo le estaba rendida

             mi alma, que está colgada

             de su voluntad divina. 60

    En ti le pedí su unión,

             con ansias de amor tan vivas,

             que no si le obligaron;

             él lo sabe y él lo diga.

    En ti procuré entregarle   65

             tan por suya el alma mía,

             los sentidos y potencias,

             que él los mande y él los rija.

    En ti también le ofrecí

             serle fiel y agradecida, 70

             correspondiente a su amor,

             y por todo extremo fina.

    En fin, en ti le ofrecí

             todo cuanto yo tenía,

             a todo lo que anhelaba, 75

             todo cuanto apetecía.

    En ti le di de mi amor4

             la posesión tan cumplida,

             que ninguno me ha quedado

             para nadie en esta vida. 80

    En ti conocí del suyo5

             la gran fuerza y valentía,

             lo ardiente con que me enciende,

              lo activo con que me anima.

    En ti le vi, liberal,             85

             intentar hacerme rica,

             que, derramando sus dones,

             pudo saciar mi codicia.

    Mas no me doy por contenta,

             que mi afecto a más aspira90

             y solo el mismo podrá6

             dar satisfacción cumplida.

    Así, Soledad amada,

             causa de todas mis dichas,

             después que tú me faltaste95

             me ha faltado el alegría,

    cercóme la confusión,

             el afán y las fatigas,

             todo me aflige y congoja,

             y causa melancolía. 100

    Las criaturas me estorban,

             los apetitos me irritan,

             los afectos me atormentan

             y las pasiones se avivan;

    tempestades se levantan,7  105

             brama el mar, y la barquilla

             grande tormenta padece

             de las olas combatida.

    ¡Ay Soledad deseada

             de mi alma, y pretendida!  110

             Cada vez que te exprimento,

             tengo de ti más estima.

    ¡Oh si gozara de ti8

             lo que durara mi vida,

             a quien triste muerte llamo  115

             sin tu presencia querida!

    ¡Quién hablara dignamente,9

             con lengua humana y tardía,

             de tus grandes perfecciones,

             agrado y soberanía!  120

    ¡Qué de santos engendraste10

             en ti, con vida divina!

             En frágil barro vivieron

             innumerables cuadrillas.

    La pureza, la oración,     125

             la contemplación divina,

             tus hijas son, Soledad,

             de ti nacen, tú las crías.

    ¿Qué virtud no se alimenta

             con tus pechos y caricias, 130

             quién deja de estar contento

             si te busca y te codicia?

    Tú causas los desengaños11

             y a la verdad solicitas

             para que, usando su fuerza, 135

             atropelle a la mentira;

    haces del destierro patria,12

             y sacas con valentía

             a las almas que te aman,

             de la opresión de sí mismas. 140

    Y por no ofenderte más

             con ignorancias tan mías,

             no diré en tus alabanzas

             lo mucho que se ofrecía.

 

 

 




* Páginas 321-327.

 



1 (v. 8) agosto: mes cuando se recogen cosechas abundantes; aquí empleado en sentido figurado.



2 (v. 35) himineo: bodas.



3 (v. 49) amante: acepción del Siglo de Oro: prometido o esposo.



4 (vv. 77-80) en la soledad le dio su amor tan completamente, que no le ha quedado para más nadie en esta vida.



5 (v. 81) del suyo: se relaciona con "mi amor" del v. 77, "el suyo" es el de Jesús.



6 (vv. 91-92) y solo el mismo podrá: solo el mismo afecto podrá dar...



7 (v. 105 y ss.) utiliza aquí SM el motivo tradicional de la barca en el mar tempestuoso de la vida que había usado Lope en su lírica, como tantos otros.



8 (vv. 113-115) desea gozar de la soledad lo que le queda de vida a la cual llama muerte si no tiene la presencia de la soledad.



9 (vv. 117-120) véase la nota a los vv. 13 y ss. de la loa "A la soledad de las celdas".



10 (v. 121 y ss.) la soledad es coadjutora de la santidad. Los dos últimos vv. de esta estrofa parecen decir que a pesar de la carne frágil (barro), la soledad hizo que "innumerables cuadrillas" de santos vivieran vidas divinas.



11 (v. 133) ú causas los desengaños: "la soledad abre los ojos a la verdad para que uno se desengañe de las mentiras que nos rodean".



12 (v. 137) haces del destierro patria: "haces que reconozcamos que lo que nos parece destierro, por lo duro, lo hagamos nuestra verdadera patria". SM alaba la capacidad de la soledad para convertir la vida del convento en una experiencia a través de la cual las monjas pueden encontrarse a sí mismas.






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