Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
Literatura Conventual Femenina
Sor Marcela de San Felix
Hija de Lope de Vega
Sor Marcela - Obra completa

IntraText CT - Texto

  • 5. ROMANCES
    • 28. Otro. A unas ansias amorosas
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para desactivar los vínculos a las concordancias

28. Otro. A unas ansias amorosas*

 

         Pues no puedo callar

    ni hablar tampoco puedo,

    entre callar y hablar

    desahogarme intento.

         Y callando lo más         5

    y diciendo lo menos,

    podré cumplir en parte

    con estos dos afectos.

         Yo me abraso de amores,

    sin duda yo me quemo,     10

    que me ha llegado así

    un infinito fuego.

         De cerca pudo herirme

    si bien estaba lejos,

    y en calor tan activo        15

    se deshizo mi hielo.

         Es el amante mío

    fino por todo estremo,

    y agora, por mi dicha,

    ha dado en estar tierno.    20

         Causan efectos tales

    sus regalos del cielo,

    que cuando me da vida,

    me la quite deseo.

         Yo no entiendo sus obras25

    y sólo decir puedo

    que con razón le llaman

    artífice de enredos.

         No sabré encarecer

    lo mucho que padezco      30

    ni lo mucho que gozo,

    todo en un mismo tiempo.

         Para matar de amores

    y hacer otros excesos,

    sus gracias sólo bastan,    35

    que es hermoso y discreto,

         liberal y apacible,

    caricioso y risueño,

    y también le hace gracia

    un poquito de ceño.          40

         Éste se quita al punto

    en un abrazo estrecho,

    y queda serenado

    todo el hermoso cielo.

         No pudiera decir,        45

    si el tiempo fuera eterno,

    cuánto de su amor

    y lo que yo le quiero.

         Vivo con imposibles,

    porque un amor inmenso 50

    para amarte, bien mío,

    quisiera por lo menos.

         Tú eres, dulce Señor

    y regalado dueño,

    a quien me dio el amor     55

    por excesivo precio.

         Naciste para mí,

    moriste en un madero,

    quedástete en comida1

    de gustos verdaderos.      60

         Este fue el non plus ultra2

   de tu poder inmenso;

    pudo llegar aquí

    de tu amor el exceso.

         Más no pudo pasar     65

    ni hacer mayor empeño,

    que en fineza tan grande

    echaste todo el resto.

        ¿Cómo no me deshago

    en agradecimiento           70

    comiendo tantas veces

    este manjar del cielo?

         Sin duda este bocado,

    de bien y gloria lleno,

    me hechiza y enamora     75

    y hace perder el seso.

         Y mientras más le como,

    más apetito tengo,

    que aunque me sacia el alma,

    la aviva por estremo.       80

         ¡Qué enamorado estabas,

    querido por quien muero,

    cuando, por obligarme,

    te diste todo entero!

         ¡Qué engañados que viven  85

    los miserables necios,

    que apartados de ti,

    piensan vivir contentos!

         ¿Quién les comunicara

    la dulzura que siento        90

    y el deleite que gozo

    teniéndote en mi pecho?

         Mi bien, porque te amaran,

    te diera cuanto tengo

    de tus dulces regalos, y    95

    pasara sin ellos.

         ¡Oh si pudiera yo,

    a costa de tormentos,

    hacer que te sirvieran

    cuantos te ofenden ciegos! 100

         ¡Oh si también pudiera,

    con abrasado celo,

    dar una voz terrible

    en todo el universo

         diciendo: amad a Dios105

    mirad que él sólo es bueno,

    él sólo satisface

    y da consuelo entero!

         ¿Qué utilidad sacáis

    de tan viles empleos       110

    que os llevan tan aprisa

    a un precipicio eterno?

         Felicidad infame

    son vuestros pasatiempos,

    y gloria imaginada          115

    que conduce al infierno.

         Volved, Señor piadoso,

    esos ojos serenos,

    y a tanta ingratitud

    no castiguéis severo,      120

         que esta mía mayor

    con razón considero,

    pues que debiendo más,

    os pago tanto menos.

         Pero volviendo ya     125

    a tratar del incendio

    que causa en mí tu amor,

    se templará este afecto.

         ¿Sabes que me imagino,

    y aun lo tengo por cierto,  130

    que estás flechando el arco3

    cuando dices requiebros?

         Presumo que saetas

    arrojas a mi pecho

    cuando con tus caricias  135

    se derrite de tierno.

         Acaba de enfermarme

    o matarme, te ruego,

    pues el morir de amor

    es sólo mi remedio.        140

         Y en tanto, vida mía,

    que tanto bien merezco,

    no dejes de aliviarme

    con avivar el fuego.

         ¡Oh si creciera tanto  145

    la llama de este incendio

    que abrasara en tu amor

    a todo el mundo luego!

         ¡Oh si viesen mis ojos

    que con afecto tierno     150

    te amasen cuantos viven

    en este vil destierro!

 

 

         No quiero que me des

    otra gloria ni premio

    sino ver que te busquen  155

    y aspiren a tu reino.

 

 

 




* Páginas 352-358.

Título: se trata aquí, de nuevo, de un romancillo de siete sílabas.

 



1 (v. 59) se refiere a la Comunión.



2 (vv. 61-68) estas dos estrofas se repiten exactamente en el número siguiente, vv. 37 a 44.



3 (v. 131 y ss.) flechando el arco: SM, siguiendo la tradición de utilizar el lenguaje amoroso para el divino, presenta a Jesús como el personaje mitológico Amor (o Cupido), lanzando flechas de amor.






Anterior - Siguiente

Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL