37. Ofrecimiento
que hacen las religiosas al niño Jesús recién nacido*
Recibid, niño piadoso,
dulce Jesús de mi alma,
los corazones y afectos
de todas vuestras
esclavas.
Quisieran tener riquezas 5
de virtudes levantadas
con que abrigar,
niño hermoso,
vuestra humanidad sagrada.
De nuestra madre ministra
recibid la confianza,
10
la puntualidad humilde
de nuestra madre vicaria.
La pobreza y obediencia
os ofrece Marïana
de santa Inés, y no digo 15
lo demás por no enojarla;
sor Ángela, caridad1
con limpieza no afectada;
y celo de
religión
dará la madre Juliana. 20
Y la madre sor Inés
ofrece, con mano larga,
la pobreza y discreción
con que quisistis honrarla.
Toda la misericordia, 25
toda pïedad cifrada,
hoy sor Ana de san Pablo
os ofrece confïada
de que por mucho
que os dé,
no le hará ninguna falta. 30
Su humilde conocimiento,
afabilidad y gracia
san Ilefonso os ofrece,2
y primero, toda el alma.
Oración y afecto tierno 35
quisiera ofrecer sor Juana,
pero, encogida, sospecha
que puede ser arrogancia.
Ya de la madre maestra
llega un presente de ansias 40
de agradaros y
serviros
y ver vuestra hermosa cara.
Antonia de san Josef,
muy tierna y enamorada,
un limpio pecho os ofrece 45
con candidez extremada.
Catalina de Jesús
puede llegar confïada,
que amor y
recogimiento
hallan muy fácil la entrada 50
de nuestras almas
a Dios,
que en tales
pechos descansa.
De su agrado y caridad
un rico presente traza
Petronila de
Jesús
55
para vuestra madre santa.
Rendimiento y sujeción,
y caridad extremada,
Jerónima de san Pedro
rinde a vuestras santas plantas. 60
Ya de sor Ambrosia veo
el alma determinada
con que a padecer se ofrece
por vos cosas más pesadas,
que aflicciones y dolores 65
son caricias a quien ama.
Y sor Ana de Jesús3
os ofrece, retirada,
una muy mala cabeza,
que otra cosa no la halla 70
con que poder abrigar
esa desnudez extraña.
Sor Ana de san Josef,
que en caridad se señala,
os la ofrece deseosa
75
de seros en todo grata.
Sor Marcela de san Félix4
quiero por alto pasarla,
que quien no tiene virtudes
no podrá ofreceros nada, 80
y quien no da lo que ofrece,
no ofrezca, que no hará falta.
Ya santa Teresa llega
a ofreceros, alentada,
su devoción y fervor
85
anhelando a ser más santa.5
Con mil dones de virtudes
con que os alegra y regala,
de san Josef, Catalina,6
vuestras lágrimas acalla. 90
Con su silencio y modestia,
cosa que tanto os agrada,
la humildad y la obediencia
os quiere dar santa Paula,7
mas teme que si lo sabe 95
don Andrés, dirá con pausa8
que es soberbia y
arrogante,
y que ni entre ni
salga
a la noche oscura, que es
donde el alma se adelanta. 100
Sinceridad y bondad
a sor Manuela acompañan,
que con amor os ofrece
para mantillas y fajas.
Con incansable trabajo, 105
ya sor María os regala,
de san Antonio, que es grande
la fineza con que os ama.
Jerónima de Santiago,
con prudencia anticipada, 110
devoto presente ofrece
con vuestro amor alentada.
Su grande sinceridad
y aprecio de religión,
María de san
Francisco 115
ofrece con grande
amor.
Sujeción y rendimiento
ofrece a vuestra grandeza
Mariana de san Ignacio,
que el corazón os presenta. 120
Recogimiento y fervor,
con ancianidad moderna,9
ya sor Elena os ofrece,
aunque ofenda a su modestia.
Sor Ana María viene 125
y fervorosa os presenta
una grande voluntad
con que agradaros desea.
Antonia de la Asunción
os ofrece en edad tierna 130
haber el mundo dejado
con engaños y quimeras.
Sor Casilda, afecto santo
de serviros, que
quisiera
tener todas las virtudes 135
para celebrar con ellas
vuestro alegre nacimiento,
que con el alma contempla.
Afectuosa, Marïana
de la Encarnación se llega 140
a ofreceros humildad
y alentada penitencia.
Finezas de desposada
será fuerza que os ofrezca
sor Agustina, pues ya 145
goza tal dicha y grandeza.
Sor Isabel de Jesús
con humildad os presenta
desengaños de esta vida,
toda mentiras y penas. 150
Y la menor Isabel
os ofrece su pureza,
con el silencio observante,
que amor niño así la enseña.
Y María de san Juan, 155
con advertida inocencia,
quisiera ofreceros mucho
si su edad lo permitiera.
Concepción, que en caridad
tiene tan
copiosas medras, 160
os la ofrece, y
el trabajo
que toma en dar
tantas vueltas.
Presto la hermana Luïsa
fervorosa se os acerca:10
no es pasión, mucho os ofrece, 165
de grandes
virtudes llena.
Y si la hermana Isabel
viene con tanta largueza,
su humildad y caridad
ofrecerá, y su inocencia. 170
Y la hermana Catalina
mortificación ofrezca
con un raro sufrimiento,
de su virtud mejor prueba.
Que ya la hermana María,11 175
con fineza portuguesa,
el ayudar a las madres,12
que en cada una os contempla.
El silencio y oración
Casilda a ofreceros llega, 180
y la devoción piadosa
con que a vuestra madre bella
sirve, teniendo la escala13
con tan devota decencia.
Esto, Señor, es lo menos 185
que mi bajeza contempla
en vuestras
santas esposas.
Dichosa yo que con ellas
vivo tan sin merecerlo,
agradecida y contenta. 190
|