44. Otras al desacato
que se hizo al Santísimo Sacramento*
¿Quién dará a mi cabeza1
agua que satisfaga al sentimiento mío?
¿Quién a mis
tristes ojos
fuentes de
lágrimas que rindan por despojos
de una sangrienta guerra 5
que hace a su Dios la vil, la infame tierra?
¡Oh amantes serafines,
oh espíritus alados! Si lo vistes,
¿cómo el brazo cruel no destruistes?
¡Oh sacrílega mano,
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oh pérfido deicida, oh vil tirano,
oh villana osadía!
La tema contra Cristo así porfía.2
Tu crueldad alentaron
las Furias que a Plutón acompañaron;3
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de su consejo son
tus sinrazones
pues con tu Crïador te descompones.
Profanar presumió tu atrevimiento
al misterio más dulce.
No tierno afecto, furioso, te conduce 20
para indecencias fieras.
¿Y que sufra tal Dios que allí no mueras?
¿Que salieses con vida
habiéndonos robado la comida4
que en su
substancia encierra 25
de Dios todo su
ser, los bienes de la tierra?
Como su caridad es demasiada,
así lo es su paciencia, y extremada,
de este señor piadoso
que pudo confundir al alevoso; 30
de la esfera del fuego
fulminando mil rayos, deshacello.
Y la ceniza infame en el abismo
esta hazaña contará al judaísmo.
¡Oh sufrimiento inmenso! 35
¿Cómo de mí no salgo si lo pienso?
¿Cómo el seso no quita
ver que sufra tan poco quien te imita?
Mas no te considero
pues de cualquier afán quejarme quiero. 40
Oh mi solo maestro,
enséñame esta ciencia en que eres diestro.5
¿Y tú, alevosa mano,
dónde pusiste a Dios? ¿Como inhumano
pudiste hacerle tan inorme ultraje 45
por haberse vestido nuestro traje?
Por eso, ¿oh fementido?
su tremenda deidad has ofendido?
Con triste mar de culpas y pecados
parece que nos vemos anegados. 50
¿Quién en tantos enojos,
deshecho el corazón, diera a los ojos?
Oh Suma Majestad, bondad inmensa,
¿quién pudiera escusaros tanta ofensa
con que nuestra maldad, bárbara y loca, 55
vuestra grande paciencia así provoca?
No castiguéis severo ofensas tales
con la repetición de aquestos males.
No se vea otro igual al que se ha visto.
Padre, mirad la cara a vuestro Cristo. 60
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