12. Otra loa. A
una profesión*
A darte mil parabienes,
alma dichosa, me invía,
desde su impíreo palacio,
la Trinidad individua.
Lo primero,
recibid
5
de la celestial María,
emperatriz de los cielos,
norabuenas y caricias.
Con benévolo favor,
hoy te adopta por su hija; 10
mucho pide esta merced,
de correspondencia es digna.
Recibe las norabuenas
de tantas glorias y dichas,
de los espíritus nobles
15
de todas las jerarquías,
de los santos y
las santas
que acá militar solían,
y ganaron sus coronas
con virtudes infinitas. 20
No las ganaron de balde,
si bien son tales sus dichas,
que les pareció muy
poco
dar sus honras y sus
vidas.
Y todas sus asperezas 25
y penitencia excesiva
que ejercitaron por Dios,
por
regalos las estiman.
De los patrïarcas
santos
Joan y Félix, recibildas;1
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y vean todos en vos
que os preciáis de ser
su hija
en la humildad y
paciencia,
en la caridad más fina
y, sobre todo, en estar 35
a la obediencia rendida,
y de manera
sujeta
a toda humana fatiga:
que sea gusto el mandaros,
y que sea hablaros dicha. 40
Muy grande la habéis tenido2
en renunciación tan digna
de vuestras obligaciones,
como habéis hecho este día.
¿Qué pensáis que
habéis dejado 45
en las riquezas? Espinas
que fatigando las almas,
las congojan y fatigan.
Todo cuanto aprecia el mundo
son miserias, son mentiras, 50
accidentes sin substancia,
todo apariencias fingidas,
y así, debéis estimar
y estar muy agradecida
a favor tan singular 55
y mercedes tan crecidas
como ha sido daros luz
para desechar mentiras,
para conocer verdades
que os conducen a tal vida. 60
¿Vos, esposa del Gran Rey?3
¿Un gusano y una hormiga
que tan alto estado goce?
A los ángeles admira.
Procurad, con toda el alma, 65
imitarlos en la vida,
que el estado en que hoy os ponen
a mayor cuidado obliga:
un serafín abrasado,
cuyas llamas esparcidas 70
en todas vuestras hermanas,
las encienda y las derrita
en amores del esposo
que liberal os obliga
a que le busquéis humilde, 75
a que le sirváis muy fina
Estad con todas igual,
estad con todas benigna,
amaldas en general:4
seréis de todas querida. 80
Sea la santa Oración5
el alivio y acogida
de todos cuantos pesares
se ofrecen en esta vida.
Sed muy afecta al Silencio, 85
de Soledad muy amiga,
porque son de la Oración
las dos hermanas queridas.
Que vos y Dios solamente
vivís en aquesta vida 90
asentad en vuestra alma,
que es perfección y peregrina.
Huid de todo y de todas,
y mucho más, de vos misma,
que es lección que Cristo lee 95
a sus esposas queridas.
Si guardáis, alma dichosa,
aquesta breve doctrina,
presto ascenderéis al monte
de la perfección más fina. 100
Alabad a tan buen Dios,
siempre en vuestros labios vivan
sus loores y alabanzas
sirviéndole con leticia.6
Si queréis saber quién soy:7 105
de los que mi Dios asigna
para guardar de los hombres,
en ínfima jerarquía.
Con tanto amor os asiste
nuestra celestial milicia, 110
con tanta humildad os guarda,
con tanto cuidado os mira,
porque Dios lo quiere y manda;
cosa rara y peregrina,
como si el hombre tuviera 115
naturaleza divina.
Engrandecido sea Dios;
alábenle sin medida
los ángeles y los hombres
su santo nombre bendigan. 120
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