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Literatura Conventual Femenina
Sor Marcela de San Felix
Hija de Lope de Vega
Sor Marcela - Obra completa

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  • 5. ROMANCES
    • 25. Romance de un pecador arrepentido y deseoso de servir a Dios con perfección, recompensando las ofensas con grandes obsequios, y ordenar su vida a una muerte preciosa delante del Señor, cuya mano no está abreviada, y puede hacer de las piedras hijos de Abraham, y sacar miel de la piedra durísima.
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25. Romance de un pecador arrepentido y deseoso de servir a Dios con perfección, recompensando las ofensas con grandes obsequios, y ordenar su vida a una muerte preciosa delante del Señor, cuya mano no está abreviada, y puede hacer de las piedras hijos de Abraham, y sacar miel de la piedra durísima.*

'Todo se puede en Dios", dice san Pablo; y Jesucristo, nuestro maestro, dice: "Sed santos como yo soy santo". Más puede la gracia que la naturaleza. Una valiente resolución acomete grandes dificultades y las vence: Los ánimos afeminados y viles son los que se retiran de las grandes empresas; los valientes y esforzados emprenden las acciones heroicas. Mucho se había de afrentar un varón fuerte, de que una tímida y frágil mujer tuviese más magnanimidad de ánimo, más valentía se hallase en el sexo a que es vinculado todo lo débil, flaco y quebradizo.

Ea, ánimo, que el Reino de los Cielos a los esforzados se promete y se niega a los pusilánimes, holgazanes y miserables, tibios, haraganes y perezosos que, por no sacar las manos del seno y llegarlas a la boca, se dejan morir de hambre.

Hasta aquí mi afecto. A las dos de la noche, que escribo este romancillo.

 

      Si arrepentido y confuso,

             también confiado vengo

             que he de hallar en vuestras llagas,

             de las mías, el remedio;

    y si son grandes mis males  5

             y mis torpezas sin cuento,

             de tu justicia, Señor,

             a tu gran clemencia apelo.

      Para llorar mis delictos

      dos mares fueran pequeños,  10

             y es tan grande mi dureza

             que enternecerme no puedo.

      No merezco yo tener

             la dulzura y el consuelo

      que dan lágrimas vertidas  15

             por tan soberano intento.

 

      ¡Oh infelicísimos años,

             días y horas que fueron

             gastados en vanidad

      teniendo de Dios desprecio! 20

      ¡Oh miserables deleites,

             oh gustos, qué tristes fueron

             siempre, y qué amargos los fines

             pues son de arrepentimiento!

    ¡Oh fingidas hermosuras  25

             que ocasionaron mis yerros,

             que negociaron mis males

             y mis bienes impidieron!

      ¡Oh vanísima locura,1

      oh indecible desconcierto,  30

             vil prisión de la memoria,

             ceguedad de entendimento,

      de sentidos y potencias

             ejercicios sin provecho,

      del libre albedrío encanto,  35

             de la voluntad tormento!

      Adoré los dioses falsos

             de bellezas que mintieron,

             si en lo aparente también,

      ¿qué será en lo verdadero? 40

      A ídolos asquerosos

             di culto, como indiscreto,

             y fealdades veneré,

             sus altares erigiendo.

    Asentéme por soldado     45

             del pecado, y fui siguiendo

             sus banderas a mi costa,

             sin ventajas y sin sueldo.

      Alevosamente fui

      deicida que ofendiendo  50

             su majestad soberana,

            a Dios maté en el afecto.

      Esta fue mi vil hazaña,

             éste mi triunfo y trofeo,

      que con este blasón honra  55

             la milicia del infierno.

      Borré, Señor, vuestra imagen

             de mi alma, y en su centro

             puse la de mi enemigo2

      para tenerle contento.    60

      Destruí vuestra heredad3

             y profané vuestro templo,

             vuestra casa descompuse,

             violé vuestro casto lecho.

    Que todas aquestas cosas  65

             es el alma que tan presto

             lo pierde por el pecado

             con solo un mal pensamiento.

      En fin, Señor, he pecado

      tan sin rienda y tan sin freno,  70

             que compararme a los brutos

             me parece no merezco.

      Mas no he de desconfiar,4

             que es muy cierto que con eso

      os hago mayor injuria    75

             que en los pasados excesos.

      Porque mirando que estáis5

             con los brazos siempre abiertos

             pienso que, para abrazarme,

      hacéis apercibimiento.   80

      Y pues vengo cual me veis,

             contrito y con pensamiento

             de no volver a mancharme

             y antes morir que ofenderos,

    dadme, Señor liberal,        85

             la indulgencia que espero,

             que yo me ofrezco a serviros

             con lealtad, como a mi dueño.

      Asiguro no me trae6

      sólo temor del Infierno,  90

             porque al filial amor,

             no al servil, es al que afecto.

      Si tantas obligaciones

             son, Dios mío, las que os tengo,

      a vuestra piedad os pido 95

             os obligue lo que os debo,

      que sois de tal condición,

             que los beneficios vuestros

             galardonáis en nosotros:

      tanto amáis nuestros aumentos. 100

      No me contento, Señor,

             con salir del cautiverio

             de la culpa, que por vos

             mayores cosas intento.

    Dadme, mi Dios, vuestras gracias 105

             para que con grande afecto

             os busque, os ame y os sirva

             como merecéis y os debo.

      Que, si bien es imposible

      llegar en este destierro7  110

             a esto con el obrar,

             quisiera con el deseo.

      Señor, parece que ya

             siento que me voy rindiendo

      y que tiene más calor   115

             este heladísimo pecho.

      Ea, Señor, no haya más,

             seamos amigos luego,8

             pues queréis que el pecador

      viva y no muera en sus yerros. 120

      Dadme, por vuestra piedad,

             tierno llanto y blando afecto

             para que muestre el dolor

             el amor que hay en mi pecho.

    Renovad mi corazón,      125

             dádmele de carne, os ruego,

             y quitadme el que de piedra

             ha tanto tiempo que tengo;

      después os le pediré

      de espíritu y aun de fuego, 130

             cuando vaya aprovechando

             más en el servicio vuestro.

      Despojad esta memoria

             de tan vanos pensamientos,

      inflamad la voluntad,    135

             dad luz al entendimiento.

      Quitad de mí los cuidados

             de los humanos contentos,

             de inútiles amistades

      que nos roban tanto el tiempo. 140

      En fin, os pido, Señor,

             que me deis que, con afecto,

             busque agradaros en todo,9

             siendo en todo muy perfecto.

 

 




* Páginas 336-342.

Título y comentario: en la vida escrita sobre SM hay referencias a este romance.

 



1 (v. 29 y ss.) aquí parece SM referirse al amor humano como locura, prisión de la memoria, tormento de la voluntad... El libre albedrío se presenta con significado de libertad mal utilizada.



2 (v. 59) mi enemigo: el demonio, Satanás.



3 (vv. 61-64) versos que se refieren al cuerpo humano como pertenencia de Dios y templo del Espíritu Santo.



4 (vv. 73-75) según la fe cristiana, el pecador debe confiar en la misericordia infinita de Dios; hacer lo contrario sería injuriarlo.



5 (v. 77 y ss.) SM ve a Dios en la cruz, es decir, como Jesucristo.



6 (vv. 89-92) SM trata en estos versos conceptos cercanos a los que se hallan en el conocido soneto: "No me mueve, mi Dios, para quererte".



7 (v. 110) en este destierro: el mundo.



8 (v. 118) luego: se utiliza en su acepción de "ya".



9 (vv. 143-144) "haced que busque agradaros en todo siendo yo muy perfecto en todo".






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