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Literatura Conventual Femenina
Sor Marcela de San Felix
Hija de Lope de Vega
Sor Marcela - Obra completa

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  • 5. ROMANCES
    • 35. Romance de un alma que temía distraerse al salir de un retiro
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35. Romance de un alma que temía distraerse al salir de un retiro*

 

         Dulce querido mío,

    hechizo de mi alma,

    si enamorarme intentas,

    ya estoy enamorada.

         Si pretendes, mi bien,    5

    con amorosas trazas,

    con cautelas divinas,

    probar mi fe y constancia,

         excesiva es la prueba,                                        

    más parece amenaza,      10

    pues dices que mi amor1

    admitirá mudanza.

         Aunque te niegues luego,

    tu presencia a mi alma

    estará firme en todo,        15

    con la misma constancia,

         aunque por tus desdenes,

    desvíos y amenazas,

    crezcan las aflicciones

    sin término ni pausa.        20

         Aunque no quede en mí

    señal de que me amas,

    me tendrás, vida mía,

    guardando tus espaldas.

         Aunque me diga todo  25

    que me tienes dejada,

    y que dejar la empresa

    puedo por olvidada,

         tierna te buscaré

    desde la noche al alba,     30

    desde el alba a la noche

    sin dar fin a mis ansias;

         es muy grande el incendio

    en que yace mi alma,

    para que se consuma       35

     aunque le cerquen aguas.2

         Tú, que en mi corazón

    vives como en tu casa,

    sabes de mis amores

    los efectos y causas.        40

         Sabes que es ya tan tuyo

    que en ti solo descansa,

    en ti solo se alegra

    y lo demás le cansa.

         Sabes que por tenerte  45

    mil suspiros exhala,

    mil congojas padece

    con infinitas ansias,

         pues hallado una vez

    el bien que deseaba,         50

    ¿cómo le ha de olvidar

    por más que le combatan

         si con dulces violencias

    tus amores me enlazan,

    tus caricias me obligan,    55

    tu hermosura me mata,

         si sabes que me tienes

    cautiva y hechizada,

    y de amor por tus ojos

    ardiendo en vivas llamas? 60

         Y que en dejando yo

    tu soledad sagrada

    y en volviendo a la aldea,3

    mitigaré mis ansias,

         que el confuso tropel  65

    de crïaturas tantas,

    con las ocupaciones,

    apagarán la llama.

         Y si tú te retiras

    y haces ausencias largas,  70

    faltará la memoria

    de finezas pasadas,

         y sin ella, el afecto

    es fuerza tenga pausa,

    y todo el bien se acabe     75

    en voluntad templada.

         Si yo, de presumida,

    con loca confianza,

    esperara en mis fuerzas,

    sin duda me faltaran,        80

         pero si pongo en ti

    todas mis esperanzas,

    ¿por qué he de persuadirme

    que se han de ver frustradas?

         ¿Tengo yo de pensar  85

    que de burlas me amas,

    que por juego acaricias,

    por donaire regalas?

         Y después, dueño mío,

    que con veras tan claras,  90

    con finezas tan tuyas

    me obligas y dilatas,

         no puedo yo creer

    que amistad tan fundada

    acabe un accidente,         95

    de fin tan leve causa.

         Pues en ti presumida

    y en tu amor alentada,

    prometo a tu belleza

    que no ha de haber mudanza. 100

         Tu esposa fiel seré,

    mi bien, aunque te vayas

    y ausentes tantas veces

    cuantas te doy el alma,

         y aunque tu sierva inútil,  105

    tu puntüal esclava,

    estaré ejecutando

    tu voluntad sin falta.

         ¿Ha de faltar tan presto

    tanto amor, sin más causa  110

    que volver a la aldea

    a servir en tu casa?

 

 

         Bien sé yo, Señor mío,

    que ha de sentir el alma

    el que breves instantes  115

    has de comunicarla,

         y es fuerza que eche menos

    las horas regaladas

    que en tan dulces coloquios

    en tus brazos pasaba;     120

         bien sé que he de decir:

    ¡ay soledad amada

    donde con tanta gloria

    de mi esposo gozaba!

         Y que con tierno llanto,  125

    en memorias pasadas,

    pasaré de tu ausencia

    noches tristes y largas;

         pero aun quererlo tú

    toda fatiga para,             130

    todo afecto se niega

    y toda queja es vana.

         No sé si, a fuer de necia,

    estoy tan confïada

    que te he de amar agora,  135

    mi bien, con más ventajas,

         y que no ha de ser parte

    toda la astucia humana

    del que afecta oponerse,

    para entibiarme el alma. 140

         Afile su agudeza

    y primorosas trazas,

    que armada con la fe,

    hollaré su arrogancia.

         Con esto, dueño mío,  145

    no haya más amenazas:

    no mates con temores

    a quien de amores matas.

 

 

 




* Páginas 386-392.

Título: romancillo de siete sílabas.

 



1 (v. 11) dices: esta forma verbal se puede explicar sobreentendiéndose "pues dices [de este modo] que mi amor...".



2 (v 36) quizá, aunque expresando distinto concepto, reminiscencia del "Cántico espiritual" de san Juan de la Cruz, los últimos vv.: "y el cerco sosegaba/y la caballería/a vista de las aguas descendía".



3 (vv. 63-64) en el tono pastoral de algunos vv., en sus quejas de soledad y ausencia, recuerda, de nuevo, a san Juan y al Cantar de los Cantares.




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