4.5 Ley y evangelio
31.
Juntos confesamos que el ser humano es justificado por la fe en el evangelio
"sin las obras de la Ley" (Ro 3:28). Cristo cumplió con ella
y, por su muerte y resurrección, la superó en cuanto medio de salvación.
Asimismo, confesamos que los mandamientos de Dios conservan toda su validez
para el justificado y que Cristo, mediante su magisterio y ejemplo, expresó la
voluntad de Dios que también es norma de conducta para el justificado.
32. Los
luteranos declaran que para comprender la justificación es preciso hacer una
distinción y establecer un orden entre ley y evangelio. En teología, ley
significa demanda y acusación. Por ser pecadores, a lo largo de la vida de
todos los seres humanos, cristianos incluidos, pesa esta acusación que revela
su pecado para que mediante la fe en el evangelio se encomienden sin reservas a
la misericordia de Dios en Cristo que es la única que los justifica.
33.
Puesto que la ley en cuanto medio de salvación fue cumplida y superada a través
del evangelio, los católicos pueden decir que Cristo no es un
"legislador" como lo fue Moisés. Cuando los católicos hacen hincapié
en que el justo está obligado a observar los mandamientos de Dios, no por ello
niegan que mediante Jesucristo, Dios ha prometido misericordiosamente a sus hijos,
la gracia de la vida eterna18 (véase fuentes de la sección 4.5)
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