5. Significado y alcance
del consenso logrado
40. La
interpretación de la doctrina de la justificación expuesta en la presente declaración
demuestra que entre luteranos y católicos hay consenso respecto a los
postulados fundamentales de dicha doctrina. A la luz de este consenso, las
diferencias restantes de lenguaje, elaboración teológica y énfasis, descritas
en los párrafos 18 a 39, son aceptables. Por lo tanto, las diferencias de las
explicaciones luterana y católica de la justificación están abiertas unas a
otras y no desbaratan el consenso relativo a los postulados fundamentales.
41. De ahí
que las condenas doctrinales del siglo XVI, por lo menos en lo que atañe a la
doctrina de la justificación, se vean con nuevos ojos: Las condenas del
Concilio de Trento no se aplican al magisterio de las iglesias luteranas
expuesto en la presente declaración y, la condenas de las Confesiones
Luteranas, no se aplican al magisterio de la Iglesia Católica Romana, expuesto
en la presente declaración.
42. Ello
no quita seriedad alguna a las condenas relativas a la doctrina de la
justificación. Algunas distaban de ser simples futilidades y siguen siendo para
nosotros "advertencias saludables" a las cuales debemos atender en
nuestro magisterio y práctica21.
43.
Nuestro consenso respecto a los postulados fundamentales de la doctrina de la
justificación debe llegar a influir en la vida y el magisterio de nuestras
iglesias. Allí se comprobará. Al respecto, subsisten cuestiones de mayor o
menor importancia que requieren ulterior aclaración, entre ellas, temas tales
como: La relación entre la Palabra de Dios y la doctrina de la iglesia,
eclesiología, autoridad en la iglesia, ministerio, los sacramentos y la
relación entre justificación y ética social. Estamos convencidos de que el
consenso que hemos alcanzado sienta sólidas bases para esta aclaración. Las
iglesias luteranas y la Iglesia Católica Romana seguirán bregando juntas por
profundizar esta interpretación común de la justificación y hacerla fructificar
en la vida y el magisterio de las iglesias.
44. Damos
gracias al Señor por este paso decisivo en el camino de superar la división de
la iglesia. Pedimos al Espíritu Santo que nos siga conduciendo hacia esa unidad
visible que es voluntad de Cristo.
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