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P. Jorge Loring, S. I. Para salvarte IntraText CT - Texto |
43.- Empezamos a vivir la vida de la gracia con el sacramento del bautismo.
43,1. Cuando nacemos a la vida natural, nacemos muertos a la vida de la
gracia, porque nacemos con el pecado original . El pecado original se lava con
el bautismo. El bautismo es como un segundo nacimiento: un nacimiento a la vida
sobrenatural.
Dios creó a nuestros primeros padres
en estado de gracia. Dios en señal de su soberanía les dio un mandato
para que ellos cumpliéndolo mostraran su aceptación. Ellos cediendo a la
tentación del demonio desobedecieron . «Puesto que el fin propio del precepto
era probar la obediencia, no podemos medir la gravedad de la culpa por la
acción exterior en que se manifiesta»546. «El hombre creado por Dios en
la justicia, sin embargo, por instigación del demonio, en el mismo comienzo de
la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios»547.
Este pecado de desobediencia fue el
pecado original, llamado así porque fue el primer pecado que se cometió en la
Tierra, en los principios de la humanidad, y es origen de otros muchos. El
pecado original es la raíz de los demás pecados de los hombres. La realidad del
pecado original es dogma de fe 548.
Con este pecado de desobediencia nuestros primeros padres perdieron la gracia
para ellos y para nosotros sus hijos. Lo mismo que lo pierden todo los
hijos del que se arruina en el juego de la ruleta. Si un monarca concede a una
familia un titulo nobiliario con la condición de que el cabeza de familia no se
haga indigno de semejante gracia, quién puede protestar si después de una
ingratitud de este cabeza de familia, el monarca retira el título a toda la
familia? El Concilio de Trento el más trascendental de toda la Historia de la
Iglesia define como de fe que el pecado original se transmite de generación,
por herencia549.
43,2. Nosotros no somos responsables del pecado original porque no es pecado
personal nuestro ; pero lo heredamos al nacer.
Por eso el pecado original es llamado "pecado" de manera análoga: es
un pecado "contraído", no "cometido"; es un estado, no un
acto .
En virtud de la ley de solidaridad
de Adán con toda la humanidad, por ser su cabeza físico-jurídica , nos priva de
los dones extraordinarios que Dios había concedido en un principio a Adán para
que los comunicara a sus descendientes .
«Del mismo modo que entre Adán y sus descendientes hubiera existido
solidaridad si hubiera sido fiel, del mismo modo existe también solidaridad en
su rebeldía»550. El gran desastre del pecado de Adán fue que arrastró
consigo a toda la naturaleza humana . De igual manera que si Adán se hubiese suicidado
antes de tener hijos, hubiera privado de la vida a todo el género humano, así
con su pecado nos priva de la gracia. Fue un suicidio espiritual.
No debemos protestar por sufrir nosotros las consecuencias del pecado de Adán.
Habríamos sabido nosotros conservar estos dones? No son nuestros pecados
personales una prueba de que también nosotros habríamos prevaricado?
El pecado original fue un pecado de soberbia .
El pecado de Adán y Eva es un pecado muy frecuente hoy día. Hombres y mujeres
autosuficientes, independientes, rebeldes a toda norma, orden o mandato, aunque
venga del Papa. Para ellos sólo vale lo que ellos opinan, y lo que ellos
quieren. No se someten a nadie. Quieren ser como dioses. Ése fue el pecado de Adán y Eva.
3. Antes de pecar, el demonio dijo a nuestros primeros padres que si pecaban
serían como dioses. Ellos pecaron y se dieron cuenta del engaño del demonio. Con
esto el demonio logró lo que pretendía: derribar a Adán de su estado de
privilegio. El demonio es el padre de la mentira . Eva fue
seducida por él. El que peca se
entrega al espíritu de la mentira.
En la medida que somos pecadores somos mentirosos , pues el pecado es el
abandono de la verdad, que es Dios, por la mentira.
El demonio también nos engaña a nosotros en las tentaciones presentándonos el
pecado muy atractivo, y luego siempre quedamos desilusionados, con el alma
vacía y con ganas de más. Porque el pecado nunca sacia. Pero el demonio
logra lo suyo: encadenarnos al infierno.
El demonio nos tienta induciéndonos al mal, porque nos tiene envidia , porque
podemos alcanzar el cielo que él perdió por su culpa .
Todas las tentaciones del demonio se pueden vencer con la ayuda de Dios . El
demonio es como un perro encadenado: puede ladrar, pero sólo puede morder al
que se le acerca.
En el estado de pecado original el
hombre carece de la gracia y amistad de Dios, y su libertad está debilitada e
inclinada al mal; no podemos ser totalmente dueños de nosotros mismos y de
nuestros actos .
Esta vida de la gracia que empieza con el bautismo necesita respirar
para no ahogarse. Lo mismo que la vida del cuerpo que, si no se tiene aire para
respirar, también se ahoga. Dice San Agustín que la respiración de la vida del
alma es la oración.