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P. Jorge Loring, S. I. Para salvarte IntraText CT - Texto |
63.- EL PRIMER
MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS ES: AMARAS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
63,1. Amar a Dios no es, precisamente, sentir cariño sensible hacia Él, como lo sentimos hacia nuestros padres; porque a Dios no se le ve, y a las personas a quienes no se ve es difícil tenerles cariño. Dios no obliga a eso, pues no está en nuestra mano. Aunque hay personas que llegan a sentirlo, con la gracia de Dios. Amar a Dios sobre todas las cosas es tenerle en aprecio supremo, es decir, estar convencido de que Dios vale más que nadie, y por eso preferirle a todas las cosas. Tú puedes tener mucho más cariño al cuadro que pintó tu hija, que a cualquiera de los cuadros que se exponen en el Museo del Prado de Madrid, aunque reconozcas que estos últimos tienen mucho más valor artístico. El amor a Dios es apreciativo.
63,2. Tenemos que amar a Dios porque «Él nos amó primero»613 y
debemos corresponderle.
El amor se manifiesta en obras más
que en palabras. Obras son amores y no buenas acciones .
Amar a Dios es obedecerle, cumplir su voluntad. No hacer mal a nadie .
Hacer bien a todo el mundo.
Una prueba de amor a Dios sobre todas las cosas es guardar sus mandamientos por
encima de todo . Es decir, estar dispuesto a perderlo todo antes que
ofenderle. Por lo tanto preferir a Dios siempre que haya que escoger entre obedecerle
o cometer un pecado grave. Es el caso de San Pelagio de Córdoba y de Antonio
Molle, de Santa María Goretti y Josefina Vilaseca, que se dejaron martirizar y
apuñalar antes que cometer un pecado grave.
San Pelagio murió mártir el año 925 por rechazar las proposiciones deshonestas
del Califa cordobés Abderramán III .
Antonio Molle, joven jerezano que a los veinte años fue mutilado y martirizado
el 10-VIII-1936 durante la guerra civil española. Cayó prisionero de los
milicianos en el frente de Peñaflor (Sevilla), y como llevaba un escapulario
quisieron hacerle blasfemar. Él siempre contestaba gritando: Viva Cristo Rey!
Le cortaron las orejas y le sacaron los ojos, y al final lo acribillaron a
balazos. Así lo cuenta Rafael de las Heras, testigo presencial . Hoy su cuerpo
mutilado está enterrado en la Basílica de Ntra. Sra. del Carmen Coronada de
Jerez de la Frontera (Cádiz).
María Goretti , italiana, murió mártir de quince puñaladas por negarse a los
deseos impuros de un amigo suyo, que después se convirtió y murió fraile
franciscano.
Josefina Vilaseca también murió
apuñalada en Diciembre de 1952 en Artés, diócesis de Vich, por negarse a perder
su virginidad. Tenía doce años Dice Jesucristo: «el que guarda mis
mandamientos, ése es el que me ama» 614. Y San Juan : «En esto consiste
el amor Dios, en guardar sus mandamientos» 615.
Este mandamiento también nos obliga a creer en todas las verdades de fe; a
esperar en Dios, confiando que nos dará las gracias necesarias para alcanzar la
vida eterna ; a adorarle solamente a Él, darle el culto debido y reverenciarle
con el cuerpo y con el alma.
Este mandamiento nos manda adorar a Dios .
Este mandamiento prohibe especialmente la idolatría que consiste en adorar como
a Dios a otra cosa o persona .
63,3. Peca contra este mandamiento quien maltrata personas, lugares o cosas
consagradas a Dios: por ejemplo, una religiosa o un cáliz. Este pecado se llama
sacrilegio . Comete también un sacrilegio quien administra o recibe en pecado
grave algún sacramento que requiere estado de gracia, lo cual es gravísimo. Por
ejemplo, quien se casa en pecado grave, o quien comulga en pecado grave.
Peca, además, contra este mandamiento quien desconfía de la misericordia de
Dios , o confía temerariamente en su bondad, permaneciendo mucho tiempo en
pecado mortal, o el que peca más y más, precisamente porque Dios es
misericordioso y nos ha prometido el perdón; quien tiene fe en adivinos,
echadores de cartas, horóscopos, espiritistas y curanderos ; quien cree en
serio cosas supersticiosas (mala suerte del n 13, cadena de oraciones, etc.);
quien niega o duda voluntariamente de alguna verdad de fe, o ignora por culpa
suya lo necesario de la Religión.
El hombre o es religioso o es supersticioso. Muchos que no creen en las verdades de la Religión, luego creen en las
mentiras y engaños de adivinos, brujos y espiritistas.
No es lo mismo parapsicología que superstición. La superstición es atribuir a cosas creadas
poderes que son exclusivos de Dios . La parapsicología trata de hechos naturales
aunque más allá de la psicología. Son fenómenos para-normales. En cambio la
superstición es atribuir resultados desproporcionados a las causas empleadas.
Todo resultado que supera a las causas naturales adecuadas es de origen
sobrenatural. «Sólo Dios conoce el futuro libre, y sólo Él puede revelar el
porvenir a sus profetas»616 .
63,4. Para que la duda sobre una verdad de la Religión sea pecado, es
necesario que sea voluntaria .
No es pecado darse cuenta de que el misterio es difícil de entender, que
nuestro entendimiento no lo puede comprender, etc. Si a pesar de todo esto, se
fía uno de Dios que lo ha revelado, y cree, no sólo no hay pecado, sino que hay
mérito .
En la absoluta veracidad divina -motivo formal de la fe - no cabe error o el
engaño Lo que no se puede hacer -a pesar de la oscuridad profunda del misterio
- es dudar si será eso verdad o no. Esta duda positiva, tomando como cosa
incierta lo que Dios ha revelado, es pecado. El pecado contra la fe está en la
negación o en la duda voluntaria de aquello que se sabe que Dios ha revelado .
Esto no se opone a la falta de claridad que podamos tener sobre una verdad de
fe, ni al deseo de esclarecerla, dentro de lo posible, sabiendo que hay
misterios que superan la inteligencia humana.
El pecado será grave, si es una duda voluntaria, a sabiendas, de una verdad que
la Iglesia dice que hay que creer. Si la duda no es voluntaria, sino una mera
ocurrencia de las dificultades que a nuestro entendimiento se le presentan, no
hay pecado; o a lo más pecado venial, si ha habido alguna negligencia en
resistir a la tentación. Si la vacilación llega a tomar por incierto lo que es
dogma de fe, el pecado sería grave contra la fe. La fe debe extenderse a todas las verdades
reveladas por Dios y propuestas como tales por la Iglesia.
Nadie pierde la fe sin culpa propia . Dijo el Concilio de Trento:
«Dios no abandona a nadie, si no es Él abandonado primero» 617.
63,5. Ningún adulto puede salvarse si no hace actos de fe . «Dios no puede
dar al hombre adulto responsable el don de su amistad sobrenatural, sino cuando
el hombre la acepta previa y libremente» 618.
Si sabes el Credo de memoria, es un magnífico acto de fe. El Credo lo tienes en
los Apéndices. Si no lo sabes, aquí te pongo un acto de fe muy breve; pero debe
decirse con toda convicción.
Creo que Dios existe.
Creo que Dios nos dará después de la muerte lo que merezcamos con nuestras
obras en esta vida .
Creo que hay un solo Dios verdadero en tres Personas distintas.
Creo que estas tres Personas son: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Creo que Dios se hizo Hombre y murió en una cruz para salvarnos .
Y si lo quieres en dos líneas:
Creo firmemente en todo lo que la Iglesia dice debemos creer, porque Dios lo ha
revelado .
Para fortificar nuestra fe, deberíamos hacer actos de fe de cuando en cuando,
sobre todo en la hora de la muerte.
La fe es como un sexto sentido que nos ayuda a un superior conocimiento de
Dios. Quien no tiene fe, no se lo puede explicar. Como una planta no puede
explicarse la música, porque no capta nada.
63,6. La fe no se puede demostrar con argumentos , pues es un don, no una
ciencia. Pero pueden darse razones de su credibilidad. La fe supera la razón,
pero no la destruye. El motivo de creer no son las razones
filosófico-científicas de las verdades reveladas, sino la autoridad de Dios que
las ha revelado. Esas razones ayudan a ver que la fe es razonable, pero no son
el motivo principal de la fe (Ver n 3 ). Podemos saber que Dios nos ha hablado, y por tanto tenemos obligación de
creer lo que Él nos ha dicho .
Estimemos sobre todas las cosas el don divino de la fe; procuremos conservarla
con la oración y el estudio, hacerla conocer y amar por los demás, defenderla
si es atacada, y pedir a Dios que sea conocida y aceptada por los incrédulos y
los infieles.
Al mismo tiempo debemos evitar todo aquello que pueda ponernos en
peligro de perderla. Los que descuidan su instrucción religiosa, los que
escuchan voluntariamente a los que la atacan, o leen libros o periódicos contra
la fe, los soberbios y los impuros se ponen en peligro de llegar a perder este
don divino.
63,7. Si alguna vez oyes una dificultad contra la Religión Católica y no
sabes resolverla, no te alarmes por eso. Es imposible que tengas a mano los
conocimientos necesarios para resolver todas las dificultades, y para demostrar
que la tal dificultad es muchas veces un sofisma, un engaño, un falsear la
verdadera realidad de las cosas.
Pero no por eso debes darte por vencido. Acude a una persona que entienda de
Religión y pueda resolvértela. Ten la seguridad de que todas las «pegas» contra
la Religión tienen su solución, aunque tú no la conozcas. Es más, han sido
solucionadas ya muchas veces; pues los enemigos de la Iglesia siempre están
repitiendo las mismas cosas, y no se dan por enterados de las soluciones que ya
se han dado.
Acerca de los que tienen dificultades contra la Religión hay que tener en
cuenta que algunos preguntan para aprender (desean encontrar soluciones a sus
dificultades), pero otros preguntan para atacar, y desearían que sus preguntas
no tuvieran respuesta, para así tener una excusa al sacudirse de encima el
cristianismo porque les estorba .
Para instruirse en Religión es muy
conveniente oír conferencias religiosas y leer libros de formación religiosa. Todos
debemos preocuparnos de tener una formación religiosa proporcionada a nuestro
estado y a nuestra cultura humana y profesional. Al final del libro tienes una
lista de libros provechosos.
Cuando en un grupo se entabla una discusión de Religión, verás que,
generalmente, los que llevan la voz cantante son los que menos saben de
Religión, pero que su ignorancia los hace tremendamente audaces. A éstos es difícil convencerles, porque su amor
propio rechazará los mejores argumentos. Pero si en el corro hay gente de buena
voluntad, a quienes crees que tu solución puede ser provechosa y disipar
errores, expón tu pensamiento con calma y con vista. Te será además útil
pasar a la ofensiva, descubriendo la ignorancia religiosa del que disparata.
Con todo, has de procurar no ofender a nadie, si no es necesario. Pero sé
fuerte si alguno tiene positivamente mala fe y quiere propagar el mal. Ataca su
error aunque se ofenda.
Si alguien toma el arma del ridículo contra la Religión, tómala tú también para
defenderla. Es muy importante que consigas
que los que se están riendo en el grupo se pongan de tu parte.
Si no te sientes con fuerza para dominar el grupo, has de saber que, después,
en particular, te será mucho más fácil hacerles bien, y encontrarás razonables
a muchos que en el grupo parecían fanfarrones.
63,8. Es también pecado grave
contra este mandamiento escribir, leer, tener, prestar o vender libros y
escritos contra la Religión, pertenecer a sociedades irreligiosas: masonería,
espiritismo , o partidos políticos de ideología marxista, pues el marxismo es
esencialmente ateo619. Y también el tentar a Dios, poniendo a
prueba, con hechos o con palabras, alguno de sus atributos, dudando de su
existencia o queriéndole obligar a que intervenga extraordinariamente en algún
caso : por ejemplo, diciendo si mañana llueve, es señal de que puedo vengarme
de fulano y matarlo .
También es tentar a Dios el exponerte sin necesidad a algún grave peligro de la
vida, esperando que Dios te librará de él. Si este peligro fuera sólo leve, el
pecado sería sólo venial.
Peca también contra este mandamiento el que se anima a pecar precisamente
porque Dios es misericordioso. Esto es «un pecado gravísimo contra el Espíritu
Santo, porque supone un grave desprecio de la gracia de Dios» 620.
Además entra en este mandamiento el pecado de presunción que es la temeraria
confianza de obtener la salvación del alma sin poner los medios . Pecan de
presunción los que esperan la gloria sin hacer ellos mérito ninguno; el perdón
sin preocuparse de arrepentirse; la salvación eterna, andando fuera del camino
de Dios.
63,9. No debe pasarse el día en que no reces algo. Al menos las tres Avemarías al acostarte, que son
prenda de salvación eterna.
También podrías hacer el siguiente examen:
Señor, creo que estás aquí presente.
Te ruego me ayudes a examinar mi conciencia.
1.- Qué obras buenas he hecho» (PENSAR UN MINUTO) Gracias Señor porque me has
ayudado.
2.- Qué faltas he cometido»(PENSAR UN MINUTO)
a. Contigo: respeto, rezos, olvidado de
Ti.
b. Con los demás: egoísta, servicial,
criticón.
c. Conmigo mismo:
a')deber: obediencia, trabajo. Todo
bien hecho»
b') pureza: miradas, deseos, palabras, obras.
c')
genio: iracundo, chinche.
Perdóname, Señor. Me pesa haberte ofendido. Para repararte te prometo...
3.- Qué cosas buenas he dejado de hacer» (PENSAR UN MINUTO) Te prometo, Señor,
no perder otra vez la ocasión de hacer el bien.
Señor, a pesar de todo, te quiero y
te prometo ser mejor. Madre mía, ayúdame.
(Tres Avemarías)