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P. Jorge Loring, S. I. Para salvarte IntraText CT - Texto |
Sexto Mandamiento
68.- EL SEXTO
MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS ES: NO COMETERAS ACTOS
IMPUROS.
68,1. Hay dos actitudes erróneas
hacia el sexo. Las dos bastante comunes. Una es la del moderno
hedonista, de aquel cuya máxima aspiración es la vida del placer. El hedonista
ve la capacidad sexual como una posesión personal, de la que no hay que rendir
cuentas nadie.
Para él (o ella), el propósito de los órganos genitales es su personal
satisfacción y su gratificación física, y nada más.
Esta actitud es la del soltero calavera o de la soltera de fácil «ligue» que
tienen amoríos, pero jamás amor. Es
también una actitud que se encuentra con facilidad entre las parejas separadas
o divorciadas, siempre en busca de nuevos mundos de placer que conquistar.
La otra actitud errónea es la del pacato, que piensa que todo lo sexual
es bajo y feo, un mal necesario con que la raza humana está manchada.
La postura intermedia es la acertada: el sexo no es malo, pues lo ha hecho
Dios; pero hay que usarlo según la ley de Dios.
En el sexto mandamiento se nos pide que seamos puros y castos en palabras y
obras; y tratemos con respeto todo lo relacionado con la sexualidad. Usamos la
palabra sexualidad en su sentido corriente, aunque de suyo es más extensa que
«genitalidad».
68,2. Las conversaciones y chistes verdes (deshonestos, inmorales, obscenos)
pueden llegar a ser pecado, si se dicen con mala intención (impura,
deshonesta), si contienen una aprobación del mal o una inclinación a él, o
encierran un peligro de consentimiento impuro o de escándalo y daño para las
almas de los otros.
Las conversaciones obscenas y prolongadas
-sobre todo entre los jóvenes - fácilmente son pecado.
Cuando sea necesario hablar sobre asuntos relacionados con la
sexualidad, hay que hacerlo con respeto y seriedad.
En las conversaciones deshonestas peca: a) el que empieza; b) el que no empieza,
pero que sigue la corriente con alguna intervención; c) el que no participa,
pero está escuchando con gusto y buena gana. Pero el que oye de mala gana, el
que quisiera que se hablara de otra cosa, el que procura desentenderse del
asunto, éste no peca.
Cuando en un grupo se empieza una conversación indecente, si puedes buenamente,
procura cambiar la conversación. Si no eres el de más categoría, o no tienes
cierto influjo en los demás, el pretender cortar radicalmente puede ser
contraproducente. Pero si es posible,
retírate, de forma que los demás comprendan que no te gustan esas
conversaciones. Si te resulta muy violento marcharte, y no es para ti ocasión
próxima de pecado, puedes quedarte, con tal de que no participes y, si puedes,
des a entender de alguna manera que no te gustan esas conversaciones. Pero,
desde luego, que nadie pueda suponer que las apruebas. En último caso,
puedes desinteresarte de lo que se dice, dirigirte a otra persona del grupo
para hacerle una pregunta cualquiera, etc.
El definir claramente tu postura en este punto te evitará muchos peligros, pues
los demás sabrán que para eso no se puede contar contigo.
Lo mismo te digo sobre los grabados inmorales y novelas indecentes .
Leer revistas pornográficas difícilmente dejará de ser pecado, pues no tiene
justificación y puede ser un peligro de aceptación de la lujuria.
Por supuesto que es pecado leer escritos impuros y deshonestos con el fin de
despertar la sexualidad. Pero aunque no tengas esta mala intención al comenzar
la lectura, interrumpe ésta, si no es necesaria, al advertir que despierta la
voluptuosidad y provoca tentaciones. Si el libro es de estudio o
formativo,entonces no es necesario dejarlo; pero conviene levantar el corazón a
Dios, purificar la intención y rechazar todo consentimiento.
Leer novelas obscenas y pornográficas, por el peligro de pecar que supone, casi
nunca dejará de ser pecado. Hay también una nube de novelas que, sin ser
descaradamente inmorales, fomentan la morbosidad y halagan la concupiscencia.
Su lectura siempre hace daño.
Si te gusta leer, escoge algunos libros que te interesen de la numerosa
colección de libros formativos. Y si no conoces, pregunta a alguna persona
competente que pueda orientarte. Al final del libro te pongo, en el Apéndice,
una lista de libros recomendables por su valor formativo.
Pon también mucho cuidado en no
tararear las musiquillas de ciertas canciones, que pudiera hacer creer a tus
compañeros que apruebas la letra escabrosa que tienen.
También debes tener cuidado con las miradas. A veces los ojos se van sin
querer. Cuando caigas en la cuenta de que estás mirando lo que no debes, los
retiras a otra cosa y en paz. No te preocupes.
Para que una mirada sea pecado es necesario ponerse a mirar detenida y
voluntariamente cosas deshonestas; pues hay obligación de evitar todo peligro
de excitación carnal, a no ser que haya razón proporcionada que lo justifique.
En general, te recomiendo que cuando veas cosas inmorales sepas hacer la vista
gorda, y cuando las oigas, muestra indiferencia.
68,3. Pero si es cierto que esas miradas involuntarias no deben preocuparte,
aunque te causen perturbaciones orgánicas (que debes despreciar), sin embargo,
otra cosa muy distinta son las excitaciones producidas por esos abrazos ...,
por esos besos ...
Pero, es pecado abrazarse? Es pecado
besarse? Depende. El beso puede ser expresión de un cariño sano y limpio. Pero
también puede ser un desahogo de pasión y lujuria. Los interesados son los que
han de distinguir, sabiendo que no se puede buscar ni admitir la satisfacción
sexual fuera del matrimonio779.
No es lo mismo un ligero besín que un besazo lascivo que desboca la
lujuria y lleva fácilmente a cosas peores.
En qué consiste la diferencia entre un beso que no es pecaminoso y un beso que
se vuelve pecado u ocasión de pecado? Sencillamente, en la pasión. Y la pasión es un elemento muy fácil de
conocer.
Uno la siente enseguida, y también se percibe claramente en la otra
persona. Un beso puede ser un peligro. Un beso puede ser una ocasión de pecado.
Y a veces, una ocasión inmediata.
La juventud es muy inflamable por
naturaleza. Sea tu temperamento el que sea, te recomiendo que no te entregues a
esos besos lascivos, pues con esto das entrada a la pasión. Y Jesucristo
dice que es pecado desear lo que está prohibido hacer. Y es pecado provocar
voluntariamente una excitación sexual. El beso en la boca prolongado y ardiente
es especialmente excitante, pues va unido al apetito sexual.
Los labios son una zona erógena. La misma policía norteamericana informa de la
facilidad con que la práctica del beso pasional puede convertirse en unión
genital 780.
Una cosa muy distinta es un beso breve, suave y delicado, expresión de un
cariño sano y limpio. Pero ese otro beso voluptuoso y lascivo que enciende la
concupiscencia es inadmisible. Ese sensual modo de besar que ha difundido el
cine, no se puede permitir nada más que entre quienes han contraído matrimonio.
Esos modos de besar suponen cosas
que son derecho exclusivo de casados.
Por otra parte el beso en la boca, «mojado», es antihigiénico. Dice
Ramón y Cajal: «El beso es para el científico un simple intercambio de
microbios»781.
Por lo visto en la boca de cada persona hay unas trescientas especies de
microorganismos, y con el «beso mojado» éstos pueden pasar de una persona a
otra. «A través de un beso se puede infectar a la pareja de mononucleosis
infecciosa, conocida como la enfermedad del beso, hepatitis A y salmonelosis»
782.
El doctor San Martín, sexólogo, dijo por Tele-5, el 21 de Enero de 1997, que la
sífilis puede contagiarse a través de un beso.
68,4. Para vencer las tentaciones, ten en cuenta estos seis consejos: 1) No
perder la calma: estar seguros de que todas las tentaciones pueden vencerse con
la gracia de Dios.
2) Acuérdate de que sólo la voluntad puede pecar y, por lo tanto, mantenla
inflexible.
3) Encomiéndate a Dios y a la Virgen
Inmaculada, que jamás abandonan a los que acuden a ellos.
4) Desembarázate de la ocasión, en cuanto puedas. Si hubo victoria, da
gracias a Dios. Si caída, arrepiéntete y aprovecha la lección para otra vez.
5) Después de cada caída, haz un acto de contrición, confiésate enseguida y
además ofrece en reparación una mortificación que cueste.
6) No vuelvas a pensar más en la
tentación; ocúpate de algo.
Para tu tranquilidad has de saber que dice San Pablo que Dios jamás permitirá
que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas 783.
Y que el Concilio de Trento afirma que Dios no pide a nadie cosas imposibles,
sino que hagas lo que puedas, y pidas lo que no puedas; que Él te ayudará para
que puedas.
Después de una tentación pueden ocurrir tres cosas: 1) Victoria clara, porque
la rechazaste totalmente en cuanto caíste en la cuenta de la tentación: dale
gracias a Dios que te ha ayudado a vencer.
2) Derrota clara, porque te dejaste llevar conscientemente: arrepiéntete,
humíllate ante Dios, y pídele que te ayude a vencer en otra ocasión; haz un
acto de contrición y propón confesarte pronto.
3) Duda de si consentiste o no consentiste. No estás seguro si
resististe completamente a la tentación. En este caso expón al confesor
sencillamente tu duda, por ejemplo, diciéndole: «he tenido malos pensamientos y
malos deseos contra la pureza, y no sé si los he rechazado suficientemente».
No te contentes con dejar la confesión para después de la caída. La confesión
también tiene un valor preventivo, porque aumenta la gracia en virtud del
sacramento y fortalece la voluntad.
Cuando presientas una posible caída, confiésate aunque no tengas pecados
graves. Y si, además, puedes
comulgar, todavía mucho mejor.
Para dominar el cuerpo es muy conveniente la mortificación. Es una
práctica común de todos los santos. Un cuerpo mortificado es mucho más dócil.
Es necesario luchar mucho para permanecer puros. A las malas inclinaciones de nuestra pasión, se
une la inmoralidad que se ve en la calle y en el cine.
68,5. El cine, en sí mismo, no es malo. Es un vehículo de cultura, un
transmisor de ideas. Es un arte que, si se utiliza rectamente, puede servir
para dar gloria a Dios.
Pero desgraciadamente, hasta ahora, se ha empleado más para hacer el mal que
para hacer el bien.
El Episcopado italiano publicó una Declaración sobre la situación moral del
cine en la que decía: «Salvo laudables excepciones, que merecen nuestra
consideración y aliento, la mayor parte de la producción cinematográfica
italiana ha ido constantemente hacia un progresivo y desenfrenado deterioro
moral».
Por eso te aconsejo que no te aficiones demasiado al cine.
El cine tiene una tremenda fuerza persuasiva. Anula la personalidad, arrastra,
emboba, hipnotiza. Nos identifica con el protagonista y nos proyecta su
psicología, su modo de ser, su ejemplo. Es un arma psicológica fenomenal. Y
cuanto más potente es un arma tanto más peligroso es su mal uso.
El cine tiene serios peligros. El primero, aunque menos grave que el segundo,
es su exhibicionismo sexual. El daño
depende, naturalmente, de las circunstancias. No es lo mismo en los fríos
espectadores nórdicos que en los ardientes meridionales. No es lo mismo
el dominio de una persona culta que la reacción gamberra del populacho. No es
lo mismo la serenidad de la madurez que la excitabilidad de la juventud.
Pero no seamos ingenuos cerrando los ojos ante este peligro real.
Peligro que no sólo existe mientras
dura la proyección de la cinta. La imaginación seguirá después trabajando con
las imágenes que se le quedaron grabadas, y es muy fácil que se produzcan
después tentaciones desagradables. Pensemos, por ejemplo, lo frecuente que son
las películas que proyectan escenas de amor en la cama (y no precisamente entre
esposos).
Pero el peor daño del cine es por la fuerza con que transmite las ideas.
El lenguaje de la imagen tiene un gran valor emotivo que conquista de modo casi
invencible y cambia poco a poco el fondo del psiquismo, aun contra la propia voluntad,
que no advierte lo que sucede dentro de sí.
Por ejemplo: una película me presenta un marido que no se entiende con su
mujer, por incompatibilidad de caracteres. En cambio se ha enamorado locamente
de su secretaria que es de enormes cualidades, y le corresponde en su amor.
Pero no pueden casarse porque son católicos.
Instintivamente nos apena que la Iglesia se oponga a ese matrimonio.
En ese momento no se advierten los males que se seguirían a la familia, en
general, de permitir el divorcio. Instintivamente aprobamos el adulterio de dos
personas que nos han ganado el corazón. De esta manera se nos va cambiando la
mentalidad sin casi advertirlo.
El cine enfoca y resuelve muchos problemas humanos al margen de Dios, como si
no existiera una Ley Divina y un destino sobrenatural del hombre. Son películas
que están hechas con un criterio que no tiene, generalmente, nada de cristiano,
y a fuerza de verlas, va uno cambiando, sin darse cuenta, su modo de pensar
cristiano para pensar como los del cine. Son una lima para un espíritu
cristiano. Tú no lo notas, pero siempre se llevan algo. Una conducta inmoral
interpretada por una artista agradable nos inclina a la justificación. Con esto
empieza a evolucionar nuestro criterio cristiano, y al fin, arrastrado por el
ejemplo del cine, se termina poniendo por obra lo que tantas veces se vio en la
pantalla con fuerza seductora.
Como estas ideas están expuestas de un modo agradable y simpático, las
admitimos con facilidad.
Tenemos que filtrar estas ideas y rechazar todo lo que no esté de acuerdo con
nuestras ideas cristianas.
Los pueblos no mueren porque se les combata o conquiste, sino porque se les
corrompe. Pues el cine está teniendo la virtud trágica de corromper hasta la
conciencia de nuestro pueblo. Muchos
españoles de hoy ya no piensan en español, ni en cristiano, sobre problemas tan
capitales como son la familia y el amor. A fuerza de ver en el cine, cosas que
están mal, aunque al principio nos repelen y las censuramos, poco a poco nos
vamos acostumbrando, y es posible que, si se nos presenta la ocasión, hagamos
también nosotros lo que antes nos hubiera horrorizado.
Conozco a un matrimonio que a los cuatro años de casados vivían inmensamente
felices con un auténtico cariño mutuo y gozando de la alegría de dos hijos como
dos soles. Un día la mujer, influenciada por la ligereza y frivolidad con que
se ven en el cine escenas de adulterio, aprovechando un viaje de su marido, no
le importó correr una aventurilla ( qué tiene de particular!: es la frase con
la que queremos justificarlo todo), y se acostó con otro hombre. Y como
todo lo que se hace termina por saberse, un día su marido se enteró. Fue tal la tragedia que se armó que nunca,
en su vida, aquellas dos personas pasaron días peores. El marido me
decía: «Si es verdad que me quería, cómo ha podido hacerme eso? Es que no me quería. Todo lo que me decía
era mentira. No puedo volver a hacer el amor con ella. Se me pone delante que
me está engañando. No puedo seguir con ella!» Y lloraba de desesperación, de rabia y de pena. Y ella también
lloraba de arrepentimiento, al ver que por un capricho frívolo había hundido la
felicidad de su hogar.
En materia de amor, el cine hace daño tanto a las personas casadas como a las
solteras.
El cine hace daño a los casados porque con mucha frecuencia presenta como la
cosa más natural, y casi inevitable, las expansiones amorosas
extramatrimoniales de casados. Y esto no puede ser! Toda expansión amorosa
extramatrimonial de un casado, es adúltera. Con la gracia de Dios se pueden
superar todos los conflictos amorosos que se presenten al corazón.
El daño que el cine hace a las personas solteras es, entre otras cosas, por
enseñar una enorme facilidad para llegar al acto sexual: derecho exclusivo de
casados. Además, porque muchísimas veces presenta como motivo suficiente para
el matrimonio el atractivo corporal, y eso es mentira!
Este atractivo es un factor, pero él sólo no basta. Muchísimos fracasos
matrimoniales se deben precisamente a que se basaron exclusivamente en el
atractivo corporal, y se descuidaron otros valores de mayor importancia.
Aparte del daño que el cine hace,
con sus escenas, en la emotividad de la mujer, le hace otro daño también grave
en su psicología: la mujer se siente arrastrada a imitar los modales, las
actitudes y conducta de las artistas que se presentan como mujeres
deslumbradoras, y hacen brotar en la espectadora el natural deseo de resultar
ellas mismas también atractivas. Al principio, las cosas que chocan con la
moral se rechazan, pero a fuerza de verlas en la pantalla se les va quitando
importancia y acaban por asimilarse.
El cine ha hecho muchísimo daño a las chicas enseñándolas modales insinuantes y
provocativos, a mirar con descaro, un modo de ser frívolo y fácil, y a ser
condescendientes en aventuras amorosas. Cuántas chicas adoptan en público y en
privado, posturas y actitudes atrevidas, influenciadas por lo que vieron en el
cine, dándose cuenta o sin darse cuenta del todo! Cuántas chicas se han hecho
unas frescas por lo que vieron en el cine! Cuántas chicas cayeron más hondo de
lo que jamás sospecharon por seguir unos primeros pasos que aprendieron en el
cine!
Algunas chicas, influenciadas por el ambiente erotizado, son fáciles en llegar
a todo, sin pensar en las consecuencias, pues en las películas lo ven continuamente
y nunca pasa nada. Pero en la vida real, sí. La vida real no es el cine.
Cuántas solteras embarazadas,
después se lamentan de lo que hicieron! Pero ya es tarde! «Hay
películas que, de hecho, son para muchos una verdadera escuela de vicio. Al
exhibir ante la juventud escenas de besos prolongados y lascivos se les incita
a hacer otro tanto, haciéndoles creer que tales acciones son la señal necesaria
del amor, y afianzándoles en la convicción de que eso se puede hacer, pues
tantos otros lo hacen. Así se mata poco a poco en las almas el sentido
del pudor y de la pureza» 784.
Muchas películas tratan de una chica que se lía con un casado, una prostituta
que seduce a un jovenzuelo, una mujer que engaña a su marido, etc., etc. Siempre a base de pecados sexuales.
Cuándo veremos películas que exalten las virtudes de un buen padre de familia,
de una madre honrada y de una chica decente? Hacer esto es mucho más difícil.
Aquello es mucho más fácil. Por eso abundan las películas a base de los bajos
fondos de la vida.
Hay que combatir las películas que inculcan ideas contrarias a la moral
católica.
El público es el que manda en el cine. Si una película deja la sala
vacía, no se repetirá . Pero si una película resulta «de taquilla» se
multiplicarán las películas de este tipo.
Si queremos moralizar el cine, hay
que hacer el vacío a las películas indeseables. Con este método «La Legión de
la Decencia» en Estados Unidos, logró imponerse a los directores de Hollywood.
En cuestión de espectáculos inaceptables para la conciencia cristiana, conviene
adoptar con energía la consigna de no asistir a ninguno por tres fines
simultáneos: evitar el peligro propio, dar buen ejemplo y exigir que no se den
espectáculos indecentes por el medio humano más eficaz, tratándose de empresarios
poco delicados de conciencia, que consiste en negar la cooperación económica.
Pío XII en su «Encíclica Miranda Prorsus», sobre el cine, la radio y la
televisión, dice: «Los juicios morales, al indicar claramente qué películas se
permiten a todos y cuáles son nocivas o positivamente malas, darán a cada uno
las posibilidades de escoger los espectáculos..., harán que eviten los que
podrían ser dañosos para su alma, daño que será más grave aún por hacerse
responsable de favorecer las producciones malas y por el escándalo que da con
su presencia». El Concilio Vaticano II nos exhorta a «seguir las indicaciones
de la censura moral y a evitar los espectáculos peligrosos, entre otras cosas,
para no contribuir económicamente a espectáculos que puedan hacer daño
espiritual».
El punto de vista estético no basta para justificar cualquier
espectáculo. La curiosidad no es motivo suficiente cuando se trata de
espectáculos degradantes Oigamos de nuevo a Pío XII P O XII: Encíclica «Miranda
Prorsus»: «Culpable sería, por tanto, toda suerte de indulgencia para con
cintas que, aunque ostenten méritos técnicos, ofenden, sin embargo, el orden
moral; o que, respetando aparentemente las buenas costumbres, contienen
elementos contrarios a la fe católica»785.
Es notable que muchos cristianos
difíciles para dar su dinero a obras de caridad y apostolado, lo den sin
escrúpulos a espectáculos que descristianizan las costumbres. Regatean
su dinero para lo bueno, y lo dan alegremente para lo malo.
Pero no te contentes con no ir tú a esas películas. Procura además convencer a
otras personas para que tampoco vayan. Si los católicos quisiéramos colaborar a
la acción moralizadora de la Iglesia, Cristo reinaría mucho más en el mundo.
Pero hay católicos que consideran a la Iglesia como una aguafiestas a quien hay
que dar de lado para poder pasar la vida más divertida; y así están haciendo el
juego a Satanás para que sea él quien domine en el mundo. Es inconcebible, y da
pena decirlo, pero la realidad es que, a veces, los primeros en obstaculizar la
obra moralizadora de la Iglesia, son los mismos cristianos.
El cine es un estupefaciente, y si se adormece tu sensibilidad espiritual, qué
conciencia moral podrá protegerte? Cuando el timbre de alarma de la conciencia
y del remordimiento está estropeado, el alma corre peligro. Cuántas veces la
voz de la conciencia ha hecho dar un frenazo ante el abismo del pecado! Y
también, cuántas veces la voz de Dios resonando en el alma ha levantado a una
vida de perfección!
68,6. Hay almas a quienes Dios da el deseo de renunciar al matrimonio y
consagrarse totalmente a Él.
Si eres de éstas te felicito. Y te
aseguro que no hay en la vida mayor felicidad que la de estar consagrado a Dios
y sentirse colaborador con Él en su obra redentora, haciendo que fructifique en
las almas la sangre que por ellas derramó.
El hombre necesita vivir por algo que merezca la pena. Necesita darle
sentido a su vida. Necesita un ideal. El vivir sin ideal es señal de inmadurez humana. Vivir consagrado a Dios es
el supremo de los ideales.
La vida consagrada a Dios, con vocación, es una felicidad. Se vive con
ilusión, con ideal. Pero sin vocación de Dios no hay quien la aguante.
Y por supuesto hay que vivirla en comunidades donde haya buen espíritu, que
también puede haber conventos relajados.
El estado religioso es el camino de la perfección. Hoy hay en la Iglesia
Católica un millón quinientas mil personas consagradas a Dios.
Las obligaciones se concretan
principalmente en los tres santos votos de pobreza voluntaria, castidad
perfecta y obediencia completa.
Renunciar, por lo tanto, a las bodas terrenas y obligarse a vivir para
Dios tendiendo a la perfección.
Hago mías estas palabras: «Soy
sacerdote. Nunca me he arrepentido de esta vocación que Dios me dio. Y mil
veces que naciera, mil veces la seguiría de nuevo. No creas que todo me
ha ido bien. No creas que todo me ha resultado fácil. Pero todo lo ha superado
su llamada. Un pensamiento tengo siempre clavado, y él decidió mi vocación:
hacer algo aquí abajo que valiera la pena de veras. Sé que se pueden hacer muchas cosas que valgan la
pena. Pero pensé que ésta valía más que ninguna. Y no me he arrepentido» 786.
Los Santos Padres llamaron al estado religioso: la flor más bella, la
perla más preciosa, el más rico ornamento de la lglesia. Santa María Magdalena
de Pazzis dice que es la gracia más grande que Dios puede hacer a un alma.
El estado de virginidad perpetua y voluntaria, hace que las personas religiosas
vivan en la Tierra como los ángeles del cielo. Ellas serán las que llevarán
escrito sobre la frente el nombre de Dios, cantarán un cántico nuevo y seguirán
al Cordero por donde quiera que vaya, como dice el Apocalipsis.
Hay muchas Ordenes y Congregaciones
entre las que puedes elegir aquella que más se acomode a tus inclinaciones e
ideales. El campo en el que puedes desarrollar tu vocación puede abarcar:
Misiones, Hospitales, Asilos, Colegios, Obras sociales en favor de jóvenes,
Casas de Ejercicios, reeducación de juventud, apostolado entre oficinistas,
obreros...Si te entusiasma la vida de oración y penitencia, tienes, por
ejemplo, las órdenes de Carmelitas, Franciscanos, Capuchinos, Salesianos,
Claretianos, etc., en las dos ramas femenina y masculina.
También puedes consagrarte en alguno de los Institutos Seculares con que hoy cuenta
la Iglesia con sus múltiples formas de apostolado.
Si estás indeciso y no sabes qué escoger, quizás pueda ayudarte el libro
«Orientación Vocacional» del P.Carrascal, S.I., donde se dan a conocer los
elementos de la vocación y las características de ciento setenta Institutos
Religiosos de hombres y mujeres787.
Si sientes la voz de Dios para consagrarle a Él tu vida, no lo comentes
a la ligera con cualquiera.
Consúltalo con un sacerdote piadoso y prudente que te aconsejará lo que sea
mejor para ti.
Cuestionario para estudiar la vocación: 1.- Se te ha ocurrido alguna vez
consagrar tu vida por completo a Dios?
2.- Este deseo, ha sido por motivos sobrenaturales, como el amor y el servicio
de Cristo, el bien de las almas y tu propia santificación? 3.- Aunque la
realización de este ideal suponga renuncias y sacrificios, crees que, con la
ayuda de Dios, serías capaz de ello? 4.- Te ilusiona consagrar tu vida al mayor
ideal que se puede vivir en este mundo?
5.- En la hora de la muerte, cómo te gustaría haber vivido? Hablando de la
vocación Juan Pablo II dice: «El deseo loable de acercarse a los hombres y
mujeres de nuestro tiempo, creyentes y no creyentes, pobres y ricos, puede
llevar a la adopción de un estilo de vida secularizado o a una promoción de los
valores humanos en sentido puramente horizontal.
Hoy hay quien habla de «vocación temporal» como si Dios retirara la llamada que
hizo anteriormente.
La pretendida vocación temporal no es más que una coartada inventada para
querer justificar lo injustificable. El que pone la mano en el arado y luego la
retira no es digno de Dios. Otra cosa es que no hubiera habido llamada, que se
hubiera padecido una equivocación.
La castidad hay que vivirla con elegancia espiritual, sin concesiones rateras y
siempre peligrosas, sin compensaciones larvadas, sino con ilusión gozosa, con
entrega, con amor..., sin crearse tontamente problemas. Pero sin olvidar que somos de barro y que el
ambiente está cargado de erotismo y sensualidad, y nos puede inconscientemente
intoxicar.
Jesucristo ha hecho de su Evangelio el elogio a la pobreza. Ésta debe ser afectiva y efectiva.
Afectiva: si hay ambición, no hay espíritu de pobreza. Efectiva: ésta depende de las circunstancias
concretas en que Dios sitúe a cada cual.
El amor a la pobreza no está reñido con el sentido común.
Sería ridículo, por pobreza, querer prescindir hoy de la electricidad, porque
Cristo no la usó.
El sentido de la obediencia es la imitación de Jesucristo que «se hizo
obediente hasta morir en la cruz»788.
Pero la obediencia debe ser responsable: Informando al superior y después
aceptando su decisión como manifestación de la voluntad de Dios.
68,7. Las cosas grandes no se
hacen en un día . Necesitan tiempo, preparación, etapas. La vida conyugal es una de esas cosas muy grandes.
Hay que llegar a ella por sus pasos.
Esta preparación comienza ya desde la adolescencia. El adolescente ha hecho el
descubrimiento, aunque todavía elemental, del otro sexo. Se trata de todo un
nuevo mundo, físico y espiritual, que tiene que explorar, pero sin
precipitarse. Los dos extremos serían funestos: tanto el lanzarse demasiado
aprisa, como el retirarse por miedo a posibles peligros.
Antes del noviazgo, conviene que los adolescentes y los jóvenes hayan tratado
frecuentemente con jóvenes del otro sexo. Esto es imprescindible, no sólo para
conocer al otro sexo, sino para conocerse a sí mismo, para estudiar sus propias
reacciones y actitudes ante el otro sexo. Uno de los deseos más arraigados en
el corazón del hombre es encontrarse con los otros, formar grupo, colaborar
juntos. La amistad es un gran valor. La soledad es una triste experiencia.
La amistad es un afecto puro, desinteresado y recíproco que nace y se fortalece
con el trato. Se basa en la
sinceridad y en la generosidad.
La simulación, el engaño, la traición, son la muerte de la amistad. La amistad
es dar más que recibir. En la amistad te aceptan como eres y te valoran por lo
que eres, comprendiendo y perdonando tus fallos y limitaciones. La amistad
favorece la amabilidad, la jovialidad, la alegría, la bondad, la sinceridad, la
generosidad, la cordialidad, el deseo de hacer el bien y la preocupación por
los demás. El amigo no es acaparador y posesivo. Respeta tu libertad y no tiene
celos de que compartas tu amistad con otras personas. En esto se
diferencia la amistad del amor. El amor tiene celos si una tercera persona se
interpone entre los dos. La amistad, como el amor, dura toda la vida.
La amistad que es pasajera, no es verdadera amistad. Lo mismo que el amor: o es
eterno, o no es amor.
Quien tiene un verdadero amigo, tiene un tesoro.
Una evolución normal humana exige, por tanto, este trato entre muchachos y
muchachas desde los diecisiete años más o menos.
Normalmente, y sobre todo al principio, este contacto debe efectuarse en grupos
o pandillas. Es mucho más efectivo cuando estos contactos en lugar de estar
meramente motivados por el encuentro y el entendimiento mutuo, tiene algún otro
fin intermedio, por ejemplo: cultural, benéfico, deportivo. En estas circunstancias, los jóvenes muestran
muchas facetas de su personalidad y se dan mutuamente muchos más motivos para
conocerse. Si son contactos «para ser conocido» son más superficiales, pueden
estar tratando únicamente de «causar buena impresión», y, por lo mismo,
camuflando elementos muy importantes de su manera de ser.
En cambio en las pandillas en las que los chicos y las chicas realizan algo
juntos, inevitablemente darán a conocer innumerables aspectos de su forma de
ser. El otro sexo no está meramente en un escaparate, en una postura estudiada
y para ser visto; está más en la vida real con sus pequeñas colaboraciones,
responsabilidades, circunstancias y conflictos; tiene que hacer algo más que
ser visto. Y es que no hay peor manera de conocer a una persona que
cuando ésta se ha puesto allí sólo para que la conozcan.
Más tarde un chico y una chica comienzan a salir juntos. Salir juntos no es el
noviazgo, pero puede ser el preludio.
De todas maneras, los que empiezan a salir juntos deben estar convencidos de
que ya no se trata de una diversión o de un juego, sino de algo más serio.
Decimos que esta etapa puede ser muy formativa, pues presenta una magnífica
ocasión para ejercitar mutuamente la nobleza, la sinceridad, la generosidad y
la delicadeza. Dadas sus especiales
circunstancias y ocasiones puede servir también de prueba de moralidad y de
fuerza de voluntad.
Es también una buena ocasión de conocimiento mutuo con vistas a una
futura relación más duradera. Es muy importante en este sentido que no se pase
demasiado pronto a un estado de noviazgo formal. Y así como habéis empezado a
salir juntos con nobleza, para conoceros, así también tenéis que tener
sinceridad, lealtad y valor, para separaros, si veis que la cosa no debe seguir
adelante. No sólo el seguir, sino también el romper, puede ser un verdadero
acto de lealtad.
Por lo mismo, debéis hacerlo antes de que la herida sea importante. Es algo que
se lo debéis a la otra parte. Y
también a vosotros mismos.
Caso de no haber seguido adelante en una de estas relaciones, no es
preciso encarecer que la delicadeza os obliga a una especial discreción y
secreto sobre mutuas posibles confidencias.
Los daños del enamoramiento prematuro suelen ser graves. El chico tiene su
hombría prendida con alfileres, y ella, lo mismo, su feminidad. Si antes de
fijarlas bien, se aficionan excesivamente al otro sexo, si tratan excesivamente
con el otro sexo, temo que se les peguen costumbres, maneras, amaneramientos. Y
ella debe ser semejante, no igual: ya lo dijo el Génesis. Y él lo mismo. Pero
censuro el exceso, no el trato. Es éste muy beneficioso con tal que no perdamos
la cabeza.
No todos los chicos que se acercan a las chicas van con buenas intenciones.
Algunos, por puro pasatiempo; otros, para aprovecharse de la chica. También
habrá quienes lleguen con la sana intención de entablar relaciones formales. No
es difícil ver el fin que pretende un chico cuando quiere salir con una chica.
Hay chicas que se hacen invitar por chicos al cine, a merendar, etc., a cambio
de ciertas concesiones, lo cual no deja de ser un modo de prostitución.
La chica que anhela ser una buena esposa, debe huir del flirteo .
Muchos inseguros en los estudios y
en los deportes se refugian en la parejita donde es tan fácil triunfar.
68,8. Flirtear es jugar al amor. Un
ceder al atractivo sensible y sentimental, cultivar un trato superficial, sin
hondura, sin intención alguna de casarse. Y la vida no puede quemarse en el
juego de un amor por pasatiempo.
El flirteo es uno de los nombres que se le da a la falsa maniobra de jugar al
amor sin comprometerse y sin aceptar sus consecuencias. Es el comportamiento de
una pareja que se entrega a maniobras sexuales de mayor o menor alcance, con el
agravante de que excluyen toda intención de comprometerse definitivamente.
Los compromisos definitivos son
propios de la madurez.
Los que cambian continuamente de capricho son los niños.
Por su misma naturaleza, el flirteo es una mentira. Amar para un rato no
es amor. Nadie dice: «Te voy a querer una semana, pero la semana que viene
querré a otra persona». Esto se llama capricho, y no amor.
El amor verdadero dice que es para siempre: «te querré siempre , te querré
hasta la muerte». El flirteo es la
negación misma del amor, y una de sus caricaturas más tristes. Y son profundos
los males que acarrea a sus protagonistas. Además del mal moral que
lleva consigo, el flirteo suele dejar una profunda huella psicológica de
frustración, desengaño, amargura. No produce experimentados sino, más bien,
decrépitos. No enseña, sino agosta. Es una mutilación del amor, y con el amor
no se juega sin quedar profundamente marcado. Por algo el amor es lo más íntimo
y lo más delicado del ser humano. El
flirteo les destroza mucho más a ellas que a ellos. Porque para ellas el amor
es algo más profundo, más total, y más definitivo. Cuando dos se
quieren, no flirtean, se respetan y se cuidan mutuamente para estar enteros
para la empresa de toda su vida. Cuando dos flirtean, piensan que van a pasarlo
bien, pero, en realidad, se engañan mutuamente y se dañan en las fibras más
delicadas del espíritu. Antes de enamorarte piensa si esta persona te conviene
o no. Si te enamoras, no serás capaz
de juzgar objetivamente. No empieces a salir con la persona que no te
conviene. Si empiezas a salir, acabarás enamorándote; y si te enamoras, te
casarás aunque esa boda sea un disparate.
El flirteo puede llevar al matrimonio, pero esto es raro. A lo que lleva es a
desvalorizar el sentimiento y a embotar notablemente la potencia de amar. De
ahí el desengaño de muchos que, al poco tiempo de casados, se sienten
defraudados, fríos, insensibles con su joven pareja.Y es que abusaron de esa
potencia de amar durante su juventud; y ahora el matrimonio no les dice nada.
.Además, quien se acostumbra al flirteo, después se cansa de sujetarse a una
sola persona Qué va a ser de ese matrimonio? Por eso el noviazgo no es una
diversión, ni un placer, sino una escuela preparatoria para el matrimonio, que
es una de las misiones más grandes y más serias que Dios ha confiado al hombre
y a la mujer.
Un compromiso personal, responsable, maduro y libre necesita preparación. Por
eso el flirteo es un juego peligroso que muchas veces termina con resbalones
deshonestos, y siempre estropea el corazón dejándolo triste, desilusionado y
decepcionado, quizás para siempre; o ligero, superficial y frívolo,
incapacitado para amar en serio a nadie.
Dios ha puesto en el corazón humano el amor para que sea en el matrimonio el
aliento de las penas, trabajos y sufrimientos. Pero la juventud se ha lanzado a
jugar al amor, ha hecho del amor un placer, y como consecuencia tenemos esos
matrimonios de corazones cansados, incapaces de amar, precisamente cuando más
necesitan el amor para endulzar los sacrificios del hogar.
El corazón necesita un rodaje. Si un motor lo fuerzas antes de tiempo, tendrás
un «cacharro» para toda la vida. El rodaje es la vida del motor, y también del
corazón. A los aprendices de una pastelería les dejan hartarse de pasteles todo
lo que quieran al principio. Al dueño le sale más barato, porque el mal
recuerdo de la primera indigestión, los inmuniza para después. Si te indigestas
de amor prematuro, luego aborrecerás el amor.
El amor entre adolescente es una imprudencia. Los adolescentes no están todavía maduros, y
los amores prematuros pueden ser funestos. Es como hacer pasar camiones sobre un puente de
cemento antes de que éste haya acabado de fraguar. El resultado sería un
montón de ruinas. Para muchos, el matrimonio es como tirar una moneda al aire y
esperar a ver si sale cara o cruz. Eso es una barbaridad. El matrimonio es una
cosa muy seria, y como todo lo serio debe pensarse y debe prepararse para que
todo salga bien. Los que lo contraen a la ligera es lógico que después
fracasen.
Hoy suele decirse que el matrimonio está en crisis. Yo creo que lo que está en
crisis es el noviazgo. Muchos jóvenes toman el noviazgo como un juego, con
ligereza y frivolidad, no se preocupan de formarse, sólo buscan disfrutar el
uno del otro. Así se hacen unos egoístas. No tienen ni idea de lo que es el
verdadero amor. Una vez casados, se encuentran egoístas e incapaces de amar. Es
lógico que estos matrimonios sean un fracaso.
En una reunión de chicos dijeron que aunque a ellos les gusta flirtear, cuando
encuentran una chica enérgica que rehusa, aunque los fastidie al momento, la
aprecian mucho más. A su vez las
chicas dijeron: los chicos se aprovechan de las chicas que flirtean, pero no
por eso las quieren más. A pesar de lo que digan, las desprecian. Al
contrario, rabian con la que no se deja tocar, pero de hecho la admiran.
Muchas chicas, por vanidad, procuran
despertar el apetito de los chicos. En éstos brota el instinto y
procuran sacar de ellas lo que ellas no habían pensado dar. La chica cree que
en el chico hay amor; pero lo que hay es instinto pasajero. Cuando el chico,
satisfecho, la deja, ella queda con el corazón destrozado.
La mujer es muy impresionable, y las huellas de un fracaso amoroso la
atormentan después durante mucho tiempo. El hombre cambia más fácilmente de
amor; porque en su amor hay más pasión que sentimiento, y la pasión es más voluble.
Pero la mujer, cuando ama, pone todo su corazón; y si fracasa en su amor, su
corazón queda destrozado.
Generalmente, el flirteo termina para la chica con muchos sufrimientos. Ella se
adhiere más, es más emotiva. Y después de haber tratado de ese modo a un chico,
si éste la deja o no hace caso de ella, la muchacha experimenta el abatimiento,
el desengaño, el amor defraudado y no correspondido...Se creyó interesante, se
creyó amada, soñó ilusiones..., y todo vino a parar en juego.
Por eso el flirteo hace tanto daño a la mujer: por su sensibilidad. Lo que
empieza siendo un juego, llega a interesar su corazón. Cuando termina el juego,
el hombre se va tan fresco, pero ella, fácilmente, queda destrozada. A veces
incluso incapacitada para otros amores muy superiores a lo que sólo había sido
una aventura. Esto es lo que se deduce de la experiencia de la vida.
Y si una chica ha tenido en la vida varias desilusiones de éstas, no
correspondidas, ve agriarse su carácter, su humor se modifica y se hace triste
y recelosa.
Las chicas deben saber que hay cosas que tienen en ellas una resonancia mucho
más profunda, psicológica y espiritualmente, que en ellos. Lo que para un chico
puede ser un episodio sin importancia, un pasatiempo o una broma, para una
chica es algo que le puede afectar profundamente.
El flirteo no es aconsejable por esos motivos, pero sobre todo porque también
puede manchar la pureza. Es muy difícil que una chica que admite el flirteo
logre mantener su pureza intachable.
No te dejes llevar enseguida de los impulsos de tu corazón. Lo que caracteriza
a la joven es la viveza de su sensibilidad y de su sentimentalismo, es la
riqueza de su corazón. Las chicas
experimentan en su corazón una gran necesidad de amar, de extender a otros el
afecto, y por otra parte sienten lo frágiles que son ante la vida; ávidas de
ser amadas y correspondidas con cariño. Y arrastradas por ese
sentimiento no se atreven a negar, a veces, lo que su conciencia no les permite
conceder. Es muy raro que una joven llegue a la entrega total de su cuerpo por
deseo pasional. Es mucho más frecuente que lo haga invadida por una ternura que
le impulse a dar lo que se le pide, aunque su conciencia se lo reproche.
Si Dios dio ese corazón a las mujeres, es porque las destinaba a una misión
espléndida en el hogar y fuera de él. Se trata de conservar lozano e intacto el
corazón.
Tu corazón es un gran tesoro; pero puede ser también, si no se le vigila, la
gran ruina. Se acercarán tentadores que querrán gustar de su lozanía, que
harán, tal vez, el ofrecimiento de una ternura aparente, y que pueden
arrastrarte poco a poco a un amor peligroso e ilegítimo, lejos del camino del
deber...Debes guardar el corazón , defender ese tesoro contra los ladrones.
Unas veces será el jefe de oficina que se interesa por la joven mecanógrafa, o
un industrial o abogado por su secretaria, o uno de los compañeros de trabajo.
No te creas, que porque ese hombre que se interesa por ti, ya esté casado,
ofrece una garantía. Al contrario.
El trabajo actual de la joven en
fábricas, establecimientos, oficinas, secretarías, etc., la pone en constante
contacto con hombres. La mutua atracción puede surgir en cualquier
momento; y también una palabra de aprecio, más o menos significativa. A veces
ellos saben hacerse compadecer de ellas, haciéndoles confidentes de su
desgraciada vida matrimonial, de su soledad...Las palabras bonitas y la llamada
a la compasión femenina son armas terribles que pueden hacer vacilar el corazón
ingenuo y generoso de una muchacha; si a esto se une, además, la proximidad
diaria, y cierta admiración que ella pueda sentir por las cualidades y
actividades que él desarrolla, la situación puede terminar en un lío, y,
después, en un desastre para la pobre muchacha ingenua que será la más
perjudicada.
Muchacha te doy un consejo para tu seguridad:
Nada de conversaciones sentimentales, nada de intimidades y confidencias, nada
de cariño con un hombre con quien más tarde no puedas casarte. Cuando en una
chica empieza a brotar el cariño hacia un hombre con el cual no puede casarse,
debe romper cuanto antes con él, aun a costa de lo que sea: perder el empleo,
aparecer como una rara, etc. Cuanto más tarde, peor. Es un engaño decirse: Qué tiene de particular? No
llegaremos a nada malo. Por qué voy a renunciar a su amistad y al gusto de su
presencia? . Con este engaño
empezaron muchas chicas que más tarde no pudieron romper sus lazos amorosos y
tuvieron que apartarse de la Iglesia.
Muchas chicas, en su espontaneidad o ingenuidad se han dejado robar el
corazón, o algo más.
Un hombre la hace un cumplido..., y su vanidad siente un cosquilleo;
multiplica él sus delicadezas y atenciones..., y, naturalmente, siente ella
despertarse el interés y la gratitud. Le confía que su esposa no le entiende,
que no es feliz en su hogar: «Me equivoqué al casarme con ella. Si te hubiera
conocido antes a ti...». Si ella cede a su natural deseo de complacerle, está
perdida. Siente vibrar su compasión al mismo tiempo que su sentimentalismo y su
vanidad. Él le hace un favor, un regalito, cualquier cosa. La chica no se
atreve a rechazarlo, pues en ello no ve mal ninguno. Después una caricia
furtiva para ver cómo reacciona ella. Quizás un aparente retroceso para
despertar el deseo de ella. Ya está atada. Atada por un sentimiento femenino,
respetable por otra parte, de la delicadeza y del agradecimiento. Ya está
atada..., y dócil. Y no se atreve a molestar y contrariar a quien se ha
mostrado tan delicado. Además,
es tan amable y correcto!...
Y la historia continúa sin la menor variante. Pronto vendrá el primer
beso, desde luego discreto y respetuoso, la caricia en el cabello, en las
mejillas...Al principio la chica se sorprende, no se atreve a oponerse, después
acepta, y termina por simpatizar..., y dejarse llevar por la ternura.
El amor desarrolla así su ley psicológica: pasa de lo sentimental a lo
sensible, de lo sensible a lo sensual, de lo sensual a lo sexual.
La joven imprudente no suele ceder al primer golpe. Por lo demás, ella no desea
los elementos físicos del amor. Siempre
había soñado permanecer en el plan sentimental y sensible. Pero..., ante
la insistencia, por no contrariarle, termina con la entrega total. Si no rompe
a tiempo, valiente y dolorosamente, la actitud de un día se convertirá en un
hábito y muy pronto en esclavitud.
El 9 de febrero de 1979 oí en el programa radiofónico «Protagonistas» una carta
de una madre soltera de catorce años, que lanzaba un grito de alerta a tantas
chicas que juegan con una cosa tan seria como es el sexo. Ella, arrepentida de
lo hecho, se lamentaba de lo ocurrido por irreflexión juvenil.
En Nueva York, uno de cada tres
nacidos es hijo de madre soltera.
Te lo repito: no te encariñes sino con aquel chico con el cual te puedas
casar.
A algunas chicas les gusta coquetear
y jugar a despertar el apetito sexual de los chicos. Pero ellos después
no se contentan con pequeñeces. Lo quieren todo. Y cuando llega el momento en
que ellos se disponen a conseguirlo, ellas se asustan y quieren frenar (con
frecuencia sin resultado) lo que ellas mismas desencadenaron tontamente. Una
mujer puede sentirse atraída por una aventura más o menos arriesgada. Puede ser
vanidad, curiosidad o tontería. Pero difícilmente en el momento de la tentación
cae en la cuenta del peligro que corre y de lo mucho que arriesga. Después,
cuando sea tarde, derramará lágrimas de arrepentimiento, pero la pérdida puede
ser irreparable.
68,9. Sobre el noviazgo puede ser interesante mi vídeo: «El éxito en el
noviazgo».
La elección de tu pareja es cosa tuya. Pero debes hacerla con mucha cautela. No te fíes de los flechazos, que son muy
bonitos para novelas y películas, pero en la vida real poco útiles para hacer
ellos solos, felices a los hogares. Tampoco te fíes sólo de tu vista, que ya
sabemos que el amor ciega. Tu madre podría hacerte en esto un excelente
servicio. Ella te conoce mejor que nadie; y ella, como nadie, desea tu
felicidad; y su espíritu intuitivo verá si la pareja que le presentas podrá
hacerte feliz. Si dudas del acierto de tu madre, consulta con una
persona seria, competente y desinteresada.
Pero no esperes para consultar al embrujo del amor, pues correrás el peligro de
no hacer caso a nadie. Cuando notes que tu corazón se interesa, examina con
serenidad antes de que pierdas la lucidez. Además de buscar consejo, debes
pedirle mucho a Dios en la oración que te dé acierto en la elección, pues es
muy importante no equivocarse en una cosa tan transcendental.
No olvides el proverbio ruso: «Antes de viajar por tierra, ora; si es por mar,
ora dos veces; y si te vas a casar, ora tres». Porque en el matrimonio las tempestades y los naufragios son muy
frecuentes.
No se construye un hogar sobre la gracia de una sonrisa, sobre el
atractivo de un rostro, sobre la ternura de un instante. Se construye un hogar
sobre todo lo que es esencia misma del yo: los pensamientos, los deseos, los
sueños, las decepciones, las penas, las esperanzas, las alegrías, las
tristezas. El amor implica la puesta en común de todo eso; por ello las
relaciones enderezadas a consolidar el amor y a preparar la unión indefectible,
deben desarrollarse en ese plan, y exhibir ante el otro ese fondo secreto de sí
mismo, cada uno de cuyos elementos favorecerá o perjudicará la futura unión.
Durante el estado de enamoramiento quedan notablemente alteradas las facultades
perceptivas y deductivas en todo lo que se refiere a la persona amada. Los defectos que existan en dichas
personas no se perciben, las cualidades se subliman... La mente ya no
está equilibrada sino profundamente inclinada hacia el objeto del amor. El
enamorado idealiza a la persona amada y la convierte en el centro de sus
aspiraciones. La fascinación que ejerce en ti la persona idealizada puede
ofuscarte y ocultarte la realidad. Podéis quedar totalmente ciegos para ver
datos y circunstancias que desaconsejan totalmente seguir adelante.
La fascinación puede ser engañosa. El amor de un hombre y una mujer es algo muy
serio y tiene que construirse sobre cimientos muy sólidos.
La fascinación es hermosa, pero pasará pronto. Lo que quedará es la vida. Y esa vida, si la construís con el
corazón y con la razón, puede ser todavía mucho más hermosa.
Para casarse , es indispensable amarse; para amarse, es preciso conocerse; para
conocerse, tratarse; para tratarse, primero hay que encontrarse.
Las reuniones familiares en las que
intervienen amigas de las hermanas y amigos de los hermanos, pueden ser una
buena ocasión para conocerse mutuamente.
Te aconsejo no dejarte seducir por el cumplimentador hábil, que te fijes a ti
misma las condiciones que debe poseer aquél que debe hacerte su esposa. Condiciones
sin las cuales tú no aceptarás el compromiso matrimonial.
Por orientarte te pongo algunas:
Lo que debes valorar ante todo es el valor personal del pretendiente.
Después vienen las demás consideraciones: facha, rango, fortuna. Estos dones no
son despreciables, pero no son esenciales. Lo esencial reside en el valor
humano y cristiano del chico, es decir, su personalidad.
Primero que sea cristiano; cristiano convencido, práctico. Y si es piadoso, mejor. El matrimonio con un
incrédulo suscitará conflictos de conciencia. Porque después planteará a los
hijos el problema de la fe y las prácticas de piedad. No basta, pues, que esté
bautizado.
Bautizados, no practicantes, llenan las cárceles, y atormentan a sus esposas.
Algunas chicas se han engañado en este aspecto esencial de su prometido y más
tarde su esposo...Conscientes éstas de la irreligiosidad de su novio, han ido
al matrimonio, con la ingenua idea de convertirlo. En la mayoría de los
casos, el resultado ha sido nulo; cuando no, fuente de disgustos profundos para
esa joven esposa. Porque después, cuando esa chica pertenece como esposa al
marido frío en materia religiosa, éste quiere imponer su criterio a la mujer, y
vienen los impedimentos, las dificultades para que esa joven esposa cumpla sus
deberes para con Dios. En ese terreno, y durante las relaciones, se puede
mostrar tolerante y no agresivo; pero después se manifestará tal cual es, con
sus intolerancias, sus prohibiciones, sus repulsas...
Puede suceder que ese pretendiente que tú sabes un tanto irreligioso, no sea violento
en sus manifestaciones anticristianas. Pero adoptará un tono insinuante,
convincente y persuasivo. Y éste, no es menos peligroso: te acabará por
conquistar en ese terreno. La triste experiencia nos lo está diciendo. Jóvenes
piadosas y buenas, que se unieron en matrimonio con hombres poco religiosos, o
nada practicantes, han terminado por ser ellas igual.
Después de esta faceta importante y esencial en el joven que admitas como
futuro marido, debes tener testimonio claro de la seriedad y sobriedad del
muchacho. Ten cuidado con los calaveras; lo seguirán siendo, porque no te creo
tan ingenua, que pienses, que así por las buenas, y por ti, va a dejar ese
hombre ciertos hábitos que ha adquirido tal vez con larga experiencia:
mujeriego, trasnochador, dado a la bebida, etc. El uso de las bebidas alcohólicas es uno de los factores más influyentes en
los hogares desgraciados.
A la chica le halaga el verse deseada sexualmente. Esto puede inclinarla
a ser provocativa, pero debe dominarse. La chica provocativa hace daño a los
hombres, pero también a sí misma.
La belleza física es, ciertamente, un factor importante y, por eso, debes
cuidarla y realzarla con esmero y naturalidad, aunque sin exageraciones,
extravagancias y descaros. El atractivo sexual atrae a una parte del hombre,
pero vosotras queréis como esposo al hombre entero. No olvidéis que los hombres
podrán buscar cierto tipo de mujer para divertirse; pero buscan otro muy
distinto para casarse.
La belleza femenina atrae a los chicos, pero no es indispensable para casarse. Los hombres buscan, lo que da realce y
valor a la mujer: sus encantos, su feminidad y sus virtudes.
Las muchachas deben ser elegantes en su modo de vestir y arreglarse, y ser
distinguidas, alegres, discretas y dulces en todo su modo de ser.
No descuides tu arreglo personal. Pero no quieras conquistar con sólo tu
belleza física. Haz que se enamoren
más bien de tus virtudes espirituales. De una mujer bella puede un
marido cansarse; de una mujer virtuosa jamás se cansará.
Para hacerte elegir no es necesario parecer pedante ni sabia. Al hombre le
gusta dominar, ser superior. Tiene miedo a una mujer que le aventaje. Ser culta
sí, pero discretamente.
Tampoco eligen los chicos a las de carácter autoritario, a las dominantes, a
las de tono dogmatizante, a las de gesto seco y rígido.
Buscan el encanto, la dulzura, la amabilidad. Escúchale cuando él te esté diciendo algo de sí mismo y de sus cosas.
Muéstrale atención e interés.
A un chico recto no le gustan las caprichosas, las mimadas, las que tienen su
cabecita llena de fantasía, cuyo humor cambia a todo viento:
hoy alegres, exuberantes; mañana, deprimidas, pesimistas, tristes...
Y no te olvides nunca de tu preparación para el hogar. Tu atractivo personal
sirve para despertar la inclinación y el amor hacia ti. Pero para que
este amor sea perdurable hacen falta además otras cosas. El hombre se desespera
con una mujer despilfarradora, que no sabe administrarse. Quiere una mujer que
saque partido a lo que él gana con tanto esfuerzo. Le gusta la casa limpia, la
ropa a punto, la comida buena y a tiempo, etc., etc. Todo tu atractivo físico
es incapaz de tener a tu marido contento si en estas cosas le defraudas. Por
eso todas las muchachas deberían aprender a llevar una casa y tener los
conocimientos propios de mujer: corte y confección, costura, cocina,
repostería, medicina, economía casera y todo cuanto dice relación con el recto
gobierno y administración del hogar. El arte de ser madre es difícil y complicado. Necesita largo
aprendizaje.
Todo lo que contribuya a tener a tu marido contento fortalecerá vuestro amor.
El pudor de la mujer es una de las
cosas que más enamoran. Y el encanto del pudor inmuniza de otros atractivos. El
pudor es un sentimiento íntimo por el cual una mujer dándose cuenta de la
belleza de su cuerpo y del atractivo que ejerce, procura reservarlo para el día
que pueda hacer don completo y total de sí misma. Por eso el pudor se refleja
en el modo de vestir, en los modales y en todo. El pudor sabe encontrar
el equilibrio entre el ir agradablemente vestida y elegante, y lo que resulta
llamativo y provocativo.
Se suele decir que una mujer inteligente enseña sin enseñar, porque si enseña
demasiado, pierde interés lo que enseña. En los modales sabe ser delicada y
atractiva sin resultar excitante ni insinuante. El pudor es la gran muralla que
defiende la castidad. Una chica sin pudor empieza con curiosidades malsanas,
lecturas enervantes, se permite tocarse de modo impuro, se entrega a caricias,
besos y abrazos con los chicos, y cuando en medio del vértigo pierde la noción
de lo que hace, viene la caída fatal que llorará amargamente, y la avergonzará
para toda la vida.
«Todavía se encuentran hoy bastantes
muchachas que no se arrojan en brazos del primer hombre que les gusta, ni creen
que deben acceder en todo a las solicitaciones de los jóvenes. Afirmémoslo sin
ambages: las jóvenes deben permanecer puras hasta el matrimonio. Las que no
aceptan este punto de vista tienen de la vida y del ser humano una visión
parcial y limitada... Si un joven tiene el sano ideal de casarse con una
muchacha virgen, seguramente no permanecerá indiferente cuando sepa que se le
ha mentido. (...) También la mujer tiene derecho a la pureza del hombre. Es
cierto que la opinión corriente es completamente diferente; pero la justicia de
una opinión sobre las cuestiones de la vida no debe medirse por el número de
adeptos»789.
Las cosas no se convierten en buenas
por ser frecuentes.
Mira lo que escribía una muchacha que había guardado inmaculada su
pureza: «Exigiré que mi futuro marido se haya guardado como yo misma para
nuestro hogar». El mejor regalo de bodas que puede esperar una persona es la
virginidad de la pareja con la que se va a casar.
Frente a los abusos de tantas parejas, hay que volver a la caballerosidad
respetuosa con la mujer viendo en ella la futura madre de los hijos, digna de
todo cariño, veneración y respeto, y no tratándola como un trapo viejo que se
mancha y luego se tira.
Que el día que te cases no tengas
que avergonzarte de nada de tu vida pasada.
Quizás oigas alguna vez de un amigote, que para excusar sus desvergüenzas te
dice: «Hay que probarlo todo». Absurda necedad! Lo hacemos así con las
enfermedades y los venenos? Al que te diga eso dale raticida para que se lo
tome. A ver qué contesta. Pues tampoco se puede probar lo que está prohibido.
Además, te gustaría que quien te ha de pertenecer para siempre, antes de
conocerte, ya lo hubiera probado todo ? No, verdad? Haces muy bien en pensar así: una mujer lujuriosa te
atormentará de celos.
Acuérdate de tu madre. Tu novia ha de ser la madre de tus hijos.
Acuérdate de tus hermanas y de tus futuras hijas...Trata a tu novia hoy como te
gustaría que los demás las traten a ellas. No exijas de tu novia, con instintos
brutales, lo que su virtud, su pudor y su conciencia no te pueden ahora
conceder. Una mujer amante de su honra defiende fieramente su pureza
hasta en los más mínimos detalles. No
quieras tratar a tu novia como a una de esas desgraciadas que se venden en las
casas lujuriosas. Elegirías entre éstas a la madre de tus hijos? Un
hombre, como Dios manda, se avergüenza de que su novia sea una prostituta.
Y a una mujer decente la humilla y avergüenza el verse tratada como una tal. Lo
que a ella le ilusiona es un amor muy superior: el que culmina en un hogar y en
unos hijos. Lo que la mujer espera del hombre es admiración, estima, respeto,
veneración, protección. Pero estrujarla para saciar los instintos zoológicos,
no es de hombre, sino de bestia. Y lo lógico es que la mujer se enamore de un
hombre, no de un animal. Por eso algunas novias llegan a desilusionarse de su
novio y hasta sentir asco por aquel hombre que decía que la quería tanto que
tuvo que arrollar su pudor. En cambio sienten sincero amor para con el hombre
que tuvo para ella admiración y respeto.
Respeta a tu novia como quieres que se respete a tu madre. Los sacrificios que por el bien de ella te
impongas, son prueba de que tu amor es verdadero. Si quieres a tu novia de
verdad, debes querer su bien antes que tu gusto. Eso es amarla.
Subordinar su honra y su conciencia a tu pasión, no es amor: es egoísmo.
Hay caricias que conducen al acto
sexual. Deben evitarse aquellas que ponen en marcha el aparato genital.
Evidentemente que no todos tenemos el mismo temperamento, ni reaccionamos de la
misma manera. Ni siquiera para
nosotros mismos todos los momentos son iguales. Lo que en otro momento,
o a otra persona, puede dejar indiferente, para mí, ahora, puede resultar
peligroso.
Un chico que quiere a una chica, en lugar de hundirla, rebajarla, profanarla,
instrumentalizarla, denigrarla, mancharla con los deseos de su instinto,
procura por encima de sus apetencias elevarla, dignificarla, sublimarla. Se
preocupa de que sea más piadosa, mejore su formación tanto religiosa como de
carácter, voluntad, etc. Es decir, busca siempre lo que a ella la engrandece,
nunca lo que la envilece.
Cuando tu novia se niegue a tus peticiones bestiales , no atormentes su cariño
con frases como ésta: «es que no me quieres». Todo lo contrario. Porque te
quiere, no quiere que manches tu alma con un pecado. Con su resistencia firme y
entera te dice: «te quiero tanto y tengo tantas ganas de casarme contigo, que
no quiero cometer ningún pecado, para que Dios nos bendiga y podamos llegar un
día a unirnos para siempre en el altar».
Mucho cuidado con las mujeres que tratas. Si tu novia es de moralidad dudosa,
aunque tú no quieras, ella te hará caer.
Que tu novia no sea para ti fuente de pecados. Tu novia debe ayudarte a ser
mejor. Que su recuerdo te proteja de envilecerte moralmente. Su pureza y su
virtud deben ser un estímulo para mejorarte, para hacerte digno de ella.
La desvergüenza de algunas mujeres
ha llegado a tal extremo que es posible que tu actitud irreprochable en toda
esta materia provoque en ellas risitas y bromas de mal gusto. Es lástima
que las pobres hayan descendido tanto. Peor para ellas. Pero a ti, qué más te
da? Ésas no te sirven para nada. En
cambio la rectitud de tu conducta te conseguirá la estima de las buenas, que
son las únicas que te interesan para buscar entre ellas la madre de tus hijos.
Si ves que tu novia no es mala, pero es una chica frívola y ligera, que
se ha dejado impresionar por el cine, y un día se pone insinuante..., dile: «No
esperaba eso de ti. Me has
desilusionado. Yo te tenía por una chica digna, y veo que eres como
todas..., una chica de la calle». Estas palabras han hecho derramar lágrimas a
una chica y cambiar radicalmente su conducta.
Respeta a tu novia, aunque ella no sepa hacerse respetar, ni defender, con su
pudor, el tesoro de su pureza.
Es muy fácil decir: «No me importa lo que hayas sido en el pasado». Lo difícil
es decirlo de verdad.
Me dijo uno: «Yo muchas veces afirmé que no me hubiera importado casarme con
una cualquiera, prescindiendo de su vida pasada. Pero lo decía mintiéndome a mí
mismo. Por dentro yo tenía mi ideal de mujer.
Lo que pasa es que pensaba que de ésas ya no había, que era un ideal
inalcanzable.
Por eso, cuando he encontrado a esta chica, que es un ángel, me he ilusionado
de tal manera, que me parece que he empezado otra vida».
La afirmación «no me importa lo que haya sido tu vida anterior» debe incluir
esta otra: «ni me importa lo que vayas a ser en el futuro».
Pero eso es más difícil, pues a ningún hombre le hace gracia que su mujer le
engañe con otro. Es verdad que una mujer puede arrepentirse de su pasado y
cambiar.
Santa María Magdalena fue prostituta y después llegó a santa. Pero esto es tan
extraordinariamente excepcional, que confiar en una cosa así es muy arriesgado.
Si alguien dice que no le importa la infidelidad de su cónyuge, es porque ha
dejado de amar.
Precisamente la diferencia entre amor y amistad es que al amigo no le importa
compartir con otros a su amigo; pero el amante quiere en exclusiva la persona
amada.
Pues bien, si para casarte quieres una mujer decente, ayuda a las chicas a que
sean decentes.
Por qué una chica que quiere ser decente tiene que luchar tanto contra los
chicos que la acosan para que ella ceda? Me decía una chica:
«Padre, qué asco! Todos los chicos vienen a lo mismo. Y si no te dejas, no les interesas». Qué triste es
que las chicas tengan ese concepto de los chicos!
Demuestra tú, con tu conducta, que no eres de ésos. Que tú, porque estimas a la
mujer decente, quieres ayudar a todas a que sean decentes. Si los chicos, con
vuestra conducta, mostraseis que preferís las puras y decentes, ellas, sin
duda, cambiarían. Pero como muchos chicos han preferido las libres, para poder
abusar de ellas, las chicas se han creído que para casarse tienen que ser
libres, y ahora buscáis una chica decente y os cuesta trabajo encontrarla.
Sin embargo, mientras no la encuentres, no te eches una novia. La
felicidad futura de tu hogar no depende ni de la cara, ni del tipo de tu novia;
sino de su carácter, de su virtud y de su espíritu cristiano. Del mismo modo
que una belleza inexpresiva y sosa acaba por cansar, una belleza sin virtud
acaba siendo aborrecida.
Busca una novia que te guste. Pero no te dejes encandilar por la fachada , que
es pasajera; y si no está sostenida por las virtudes del espíritu, pronto te
cansará y perderá para ti todo su atractivo.
Aprende a enamorarte del carácter y de las virtudes del alma, que son estables
y son realmente las que hacen digna de estima a una persona.
Aprende a estimar más los dones del alma que los del cuerpo. Puedes casarte con
una estrella de la pantalla y ser un desgraciado, como tantos divorciados del
cine. En cambio, si te casas con una mujer amable, dócil, servicial,
sacrificada, generosa, limpia, discreta, honrada, virtuosa, dulce, femenina,
habilidosa, delicada, de buen corazón, que sepa llevar una casa y sea capaz de
criar y educar los hijos y, sobre todo, muy cristiana, te profetizo un
matrimonio feliz.
En cambio si es una mujer sin moral y sin conciencia, no sabes hasta dónde
puede llegar. Tras un exterior muy atractivo, cara preciosa y tipo espléndido,
muchas veces se encuentra un espíritu de frivolidad y coquetería, que no es
precisamente la mejor garantía para que tu matrimonio sea feliz.
Por eso vale poco el enamorarse del cuerpo, que es amor sexual. Y en cambio hay tantas garantías de éxito en el
amor del alma, que es espiritual.
Si tu novia es frívola y ligera, vivirás amargado de sospechas y celos.
No te vaya a ocurrir lo de aquel desgraciado que a los dos meses de la boda se
vio abandonado por su bellísima mujer. Había encontrado un partido mejor
que su marido!
Cuando salgas con tu novia aprovecha todas las ocasiones para estudiar su
carácter y modo de ser.
Has examinado si le gustan los niños, si los acaricia, si goza con ellos; o por
el contrario le ponen de mal humor? Es trabajadora y sacrificada, o sólo piensa
en divertirse? Sabe cocinar y coser? Sabe llevar una casa, o lo único que sabe
es bailar mucho y coquetear con el primero que se le acerca? Le gustan las
labores de la casa, o sólo piensa en presumir por esas calles? Si no atiendes
ahora a todas estas cosas, es muy posible que después de casado te lleves un
gran desengaño.
Que a tu novia le gusta la casa. Si ella no se ocupa de la casa, prepárate a
vivir en una pocilga. A no ser que
tú te conviertas en ama de casa. Si quieres ayudar un poco a tu mujer, harás
muy bien. Pero qué duda cabe que la encargada de la casa debe ser la
mujer, que está especialmente dotada para ello. Los hombres, generalmente, hacemos estas cosas muy mal.
Es muy importante que los novios se conozcan muy bien antes de casarse. Puede
una chica tener un gran atractivo corporal, ser muy simpática y desenvolverse
con soltura en la vida social, y sin embargo tener defectos que van a hacer
sufrir mucho a su marido. Por eso las relaciones deben durar por lo menos de un
año a dos. En menos tiempo es muy difícil llegar a conocerse bien y es posible
que después de casados aparezcan defectos insospechados que pongan en peligro
la felicidad matrimonial.
Ten en cuenta que después de casado
apreciarás de distinta manera muchas cosas que atraen ahora tus ojos de
soltero, y que entonces querrás en tu mujer virtudes que en el noviazgo no
echaste de menos. Si quieres a tu novia sólo por sensualidad, ese amor
será pasajero. A los pocos años de casados ya no os amaréis; a lo más, os
soportaréis.
En vida de tu mujer serás un viudo del corazón.
Cuando elijas a tu novia, piensa que no la eliges sólo para la luna de miel,
sino para diez, veinte, treinta años..., para toda la vida! En tu novia, más
que a la mujer, busca el ángel que haga de tu futuro hogar un pedazo de cielo.
Conozco una pareja muy feliz que se conocieron por coincidir todas las mañanas
al ir a misa. Si te enamoras de una chica sinceramente piadosa, tienes mucho
adelantado. Y te digo sinceramente piadosa, porque también las hay que unen
algunas prácticas de piedad a un proceder, modo de vestir, etc., impropios de
la vida espiritual que parecen tener. Esas chicas de piedad superficial tampoco
ofrecen garantías suficientes. Los principios cristianos y la rectitud moral
deben ser algo muy firme.
Muchas veces he oído quejas de que hoy día las chicas se han echado a perder,
que una chica para divertirse se encuentra fácilmente, pero que una chica capaz
de hacer feliz un hogar..., de ésas no se encuentran.
Y quién tiene la culpa de esto?
Ciertamente que muchas chicas, influenciadas por el cine, han perdido el recato
y el pudor, que es su mayor atractivo. Pero, no tenemos los hombres
nuestra culpa en este descenso del pudor femenino?
Las chicas buenas también se quejan
de que los chicos prefieren las ligeras, las frívolas, las coquetas, las
frescas... Como ellas quieren gustar, si ven que las que tienen éxito fácil son
las frescas, ellas se dejan ir por la cuesta abajo.Si los chicos mostraseis
claramente que preferís las buenas, las piadosas, las trabajadoras y
sacrificadas, las que rezuman pureza, las chicas mejorarían.
Es enorme el bien que haríais a las chicas, si ellas vieran que preferís las
buenas; y es enorme el daño que las hacéis, si ellas ven que preferís las
frescas.
Sería éste un excelente apostolado: moralizar a las chicas, mostrando más
estima por las que son más virtuosas.
Por otra parte, has de saber que las chicas tienen la misma queja de vosotros.
Algunos chicos, influenciados por las chicas frescas, creen que para resultar
más varoniles e interesantes tienen que mostrarse atrevidos, y esto hace que
las chicas buenas -las que necesitáis para el matrimonio - al veros así, no se
fíen de vosotros y no se decidan.
De modo que las chicas se hacen frescas para gustar más a los chicos, y los
chicos se muestran atrevidos para parecer más interesantes; y después resulta
que ni a los chicos os gustan las chicas frescas, ni a las chicas buenas les
gustan los chicos atrevidos. Vaya un papel que estáis haciendo!
No sería mil veces mejor que todos reconocieseis que lo más digno de estima es
la virtud, y obraseis en consecuencia?
Cuando hayas encontrado una chica virtuosa que pueda ser la madre de tus
hijos, toma el noviazgo con toda la seriedad que Dios manda. Dios quiere que el
que no siente su voz para un estado más alto y más grande, como es la vida
consagrada a Dios, y va a casarse, a su tiempo -pues la fruta que se toma antes
de su tiempo se indigesta - se busque una novia; pues los futuros esposos deben
conocerse muy bien antes de ir al matrimonio.
La psicología del chico es distinta de la de la chica. Al hombre le cautiva la
belleza, la delicadeza y la ternura de la mujer. A ella la fuerza, el valor y
la decisión del hombre. En él la atracción hacia el otro sexo es más carnal; en
ella es más sentimental. No es raro que un chico sienta atracción sexual sin
amor, y una chica amor sin tener deseos sexuales. Lo contrario es menos
frecuente. Las mujeres suelen
preferir los hombres interesantes más que los hombres guapos.
68,10. El cine ha hecho que la
juventud, sin cabeza, sienta idolatría por la belleza física, y así resulta que
esa muchachita de tipo estupendo, después de casada sale caprichosa,
insoportable; y también aquel chico que enamoraba con locura a las niñas tontas
porque se parecía a cierto artista de cine, después de casado sale con un genio
insufrible. Los dos son maravillosos para verlos en la pantalla. Pero el
matrimonio no es una película de cine, sino una vida que dura muchos años,
y con muchos sufrimientos, malos ratos, penas y amarguras. También con
sus ratos de felicidad.
Pero desgraciadamente, no todo es felicidad. Si la juventud se preparara
para el matrimonio como Dios manda, tendríamos muchos más matrimonios felices.
El tiempo del noviazgo es para conocerse mutuamente, para amarse rectamente. El
noviazgo es querido por Dios, pues Dios ha hecho el matrimonio indisoluble, y
esa persona a la que vas a unirte para toda la vida, debes conocerla bien antes
de casarte con ella. Por lo tanto, es natural - y así lo quiere Dios - que
durante cierto tiempo tengáis más confianza entre vosotros y un trato más
íntimo para conoceros mejor.
Pero debéis ser muy discretos en las manifestaciones de amor, si no queréis
manchar vuestras relaciones. No podéis permitirle a vuestro cariño muchas de
las cosas que él os pide con fuerza. Es necesario que aprendáis a llevar
vuestro noviazgo con la austeridad que exige el Evangelio. Es muy importante que os propongáis firmemente
llevar vuestras relaciones prematrimoniales en gracia de Dios. Eso será
atesorar bendiciones de Dios para el matrimonio. En cambio, si sembráis de
pecados el camino del matrimonio, podréis esperar con confianza que Dios os
bendiga después? Cuántos matrimonios
lloran los pecados que cometieron de solteros!
Si el noviazgo es conocimiento mutuo, se impone también como necesidad
imperiosa la sinceridad.
No deben existir repliegues ni
restricciones mentales. Debe hablarse mucho sobre todas las cuestiones, y
confiarse mutuamente los problemas para buscar juntos una solución.
Es, por desgracia, demasiado frecuente, que los novios mantengan el uno con
respecto al otro, una postura totalmente falsa. Y es triste que, a veces, esa
falsedad dé al traste con la íntima compenetración que debe regir el
matrimonio. Los novios
van al altar, muchas veces, engañados.
No se conocen. El engañar siempre es malo. Los novios deben ser francos,
transparentes el uno para el otro.
El amor necesita admiración. Para ver si sientes admiración podrías
preguntarte, me gustaría tener un hijo así? No se trata de con menos o más
nariz, sino de ese modo de ser, cualidades, etc.
Los novios deben ayudarse a
conocerse mutuamente, tanto en las virtudes como en los defectos. Cada uno debe
esforzarse en corregirse de sus defectos y en adquirir las virtudes que el otro
desea ver en él. Deben ver si armonizan en el carácter, gustos, puntos de
vista, modo de ser, educación y costumbres; si tienen las mismas ideas sobre
religión, vida de piedad, frecuencia de sacramentos, etc... Deben ponerse de acuerdo
en todos los problemas fundamentales. Si en el noviazgo hay discrepancias sobre
esto, en el matrimonio habrá disgustos muy graves. Ya dijo Sáint-Exupery
: «Amar no es mirarse uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección» ;
es decir, tener los dos los mismos ideales.
Y, desde luego, las faltas de armonía y defectos de carácter, es necesario
compensarlos con espíritu de mortificación y tolerancia por una parte - siempre
que no se trate de cosas ofensivas a Dios - y deseo eficaz de corregirse por la
otra. Nadie es perfecto en este mundo; pero todos debemos tener deseos de
superación. El esfuerzo mutuo de adaptación es una de las mayores alegrías de
la vida conyugal.
Evidentemente que en esta armonía hay grados; pero cuanto mayor sea la armonía,
más probabilidades hay para un matrimonio feliz. El ideal sería que esta
armonía llegara incluso a detalles como gustos, aficiones, diversiones, hábitos
de vida, educación, aseo, orden, modales, lenguaje, etc., etc. El ideal es que los dos sean de ambientes familiares
y culturales similares. No por clasismo; sino por armonía. Un notable desnivel de educación, higiene,
costumbres, etc., con el tiempo, ocasiona roces que enfrían el amor. Hay una
porción de imponderables de educación, higiene, etc., que pueden convertirse en
espinas muy desagradables y, con el tiempo, realmente insufribles. Hay personas
a quienes se les hace durísimo disminuir de categoría social.
«En general las diferencias de formación y de posición social son obstáculos
que impiden llegar en el matrimonio a una completa unión.
La igualdad en las costumbres, resultado de haberse formado en un ambiente
parecido, constituye el sólido cimiento de una buena armonía en la vida de cada
día, mientras que la disconformidad de las costumbres y una gran divergencia en
el grado de cultura pueden actuar como fuerzas disgregadoras. Cuando el
estilo de vida difiere ampliamente por proceder los esposos de mundos sociales
distintos se va minando poco a poco la solidez del matrimonio. No negamos que
ambos esposos puedan ser felices si manda en ellos el corazón, pero con el
tiempo nada tiene de extraño que llegue a ser desagradable comer en la misma
mesa con una persona cuya educación es discordante con la propia. Pequeñas,
pero numerosas diferencias ponen a prueba los nervios de la persona más
equilibrada. Para que el hogar sea agradable es necesario cierto grado de
educación. Pero si uno de los dos no la tiene, es mejor que tampoco la tenga el
otro»790.
«El amor vence a la muerte; pero un pequeño defecto desagradable, a la larga,
puede vencer al amor»791.
De qué sirve una belleza corporal si esa persona es egoísta, interesada,
soberbia, irascible, rencorosa, vengativa, agresiva, cruel, peleona, chismosa,
intrigante, maquinadora, displicente, despectiva, hipócrita, falsa, cínica,
astuta, posesiva, ambiciosa, dominante, absorbente, autoritaria, impositiva,
mandona, insolente, creída, caprichosa, testaruda, arisca, engreída, frívola,
superficial, comodona, lujuriosa, alcohólica, etc. etc.? Cualquiera de estos
defectos anula una belleza. Por otra parte, es fácil encontrar atractivo en una
persona virtuosa.
El carácter ideal es una personalidad comunicativa y amable, un temperamento
jovial, una alegría contagiosa, un modo de ser bondadoso y sincero, generoso,
amable, cordial, con deseos de hacer el bien a los demás. Con una persona así
la convivencia es deliciosa.
Hay otro dato que podrá no ser decisivo ni principal, pero con el que no está
mal que contéis desde los primeros días del noviazgo: que no sólo os vais a
casar vosotros dos, sino también un poco con sus padres y familiares. Repetimos
que éstos rara vez deberán suponer un motivo fundamental en vuestra decisión,
pero no está mal que ya desde el noviazgo, sepáis que vais a tener que afrontar
esta circunstancia.
Cuantas menos sorpresas se lleve uno en la vida matrimonial tanto mejor .
68,11. Sería de desear que el
examen médico prenupcial pasase a ser costumbre general . En muchos
países ya es obligatorio, hasta el punto de que no se concede la licencia
matrimonial sin la presentación del certificado médico.
Todos deberían llevar en su tarjeta de identidad su grupo sanguíneo y su factor
Rh . Todo matrimonio debe conocer el grupo sanguíneo al que pertenece, e
investigar el factor Rh correspondiente a cada uno de los contrayentes. Se
calcula que más del medio millón de subnormales que hay en España proceden de
la ignorancia de esta incompatibilidad por Rh, y la falta subsiguiente de
tratamiento adecuado cuando se presenta el embarazo . Sólo hay problema si el
padre es Rh+ y la madre Rh - .
Suele ser el uno por mil de los casos.
Es muy importante que las chicas conozcan el factor Rh de su sangre, pues si lo
tiene negativo es peligroso mezclar su sangre con un Rh positivo: puede tener
los hijos subnormales o muertos. Si el hijo sale Rh positivo, durante el
embarazo la sangre de la madre destruye los glóbulos rojos de la sangre del
hijo, lo cual produce una intensa anemia que puede llevarle a la subnormalidad
o a la muerte. Esto ocurre a partir del segundo hijo. En 1960 se descubrió una
globulina que ha sido una buena solución. Se trata de una inyección
intramuscular de 5cc. Hay que abstenerse de otro embarazo durante seis meses.
La inyección debe repetirse después de cada nuevo hijo que salga con Rh
positivo y de cada aborto .
68,12. Hoy hay una corriente feminista defensora de los derechos de la
mujer. La defensa de los derechos de la mujer comenzó cuando San Pablo mandó a
los maridos que amen a sus mujeres.
Esto era algo inaudito en un mundo en que la mujer no era nada.
Incluso algunos filósofos de aquel
tiempo dudaban de que la mujer tuviera alma.
Una cosa es la igualdad de derechos ante la ley del hombre y de la mujer, lo
cual es justo; y otra que la mujer se ponga a imitar en todo al hombre,
perdiendo sus características femeninas que tanto la enriquecen. Pretender
hacer de la mujer otro hombre es una equivocación. La mujer tiene sus
cualidades específicas que no debe perder, y deben ser para ella de gran valor.
La familia es el fundamento de la sociedad, y sin verdaderas mujeres no es
posible la familia.
Las feministas quieren hacer una sociedad dominada por las mujeres.
Pero esta sociedad tendría los mismos defectos, o más, que la dominada por los
hombres. Pues todo hombre bien nacido siente respeto por la mujer, mientras que
las feministas, frecuentemente, muestran desprecio por los hombres.
El feminismo que reivindica los mismos derechos para la mujer que para el
hombre ante la ley, es normal y sano, pues hombre y mujer tienen la misma
dignidad como persona humana . Delante de Dios no hay distinción entre hombre y
mujer . Pero hay otro feminismo revanchista que resulta ridículo. Hay mujeres feministas que quieren ocupar
el sitio del hombre en todo. Y algunas lesbianas hasta en el uso del sexo. Las
lesbianas suelen ser feministas revanchistas. La mujer debe ser mujer.
El querer ser como el hombre es una equivocación, pues es considerarse
inferior al hombre. Y la mujer no es inferior al hombre, es diferente, que no
es lo mismo. El hombre y la mujer
son distintos en su cuerpo y en su psicología.
Dice la Biblia que «Dios los creó hombre y mujer» 792.
La feminidad es un gran valor para la mujer.
Como dice Juan Pablo ll en su documento de agosto del 88, «Mulieris Dignitatem»
, la mujer no puede convertirse en objeto de placer y explotación, pero tampoco
debe invadir el terreno propio del hombre, masculinizándose y apropiándose de
las características masculinas, y haciéndose un marimacho. La igualdad de derechos de la mujer y el hombre no
debe consistir en su masculinización, en deterioro de los auténticos valores
femeninos . La identidad de la mujer no puede consistir en ser una copia del
hombre; puesto que ella está dotada de cualidades y prerrogativas propias, que
le confieren una personalidad autónoma, que siempre se ha de promover y alentar
. La mujer debe ser femenina, y el hombre masculino. Cada uno tiene su tarea en
la vida, en la reproducción humana y en el servicio de la Iglesia, etc.
La igualdad de derechos de la mujer y el hombre tiene aspectos muy razonables. No
se ve por qué una mujer que realiza el mismo trabajo que el hombre y con la
misma perfección, no va a tener el mismo sueldo. Afortunadamente esta
discriminación se va acabando. Pero
hay cosas en que el hombre y la mujer son distintos. El mismo cuerpo
humano demuestra la distinta misión específica de cada uno. El hombre tiene los hombros más anchos que la
mujer, pues está hecho para la fuerza.
En cambio la mujer tiene las caderas más anchas que el hombre, pues está hecha
para la maternidad.
La igualdad de derechos es lógica ante la ley.
En teoría, todos los seres humanos, hombres y mujeres, pueden ser jueces,
médicos o taxistas. Pero sólo las mujeres pueden dar a luz un hijo. Y esto por
biología y por naturaleza. Porque Dios lo ha hecho así. Por eso la mujer
es distinta del hombre en psicología y constitución. Negar esto es un
desconocimiento de la psicología humana.
Las feministas quieren ser en todo
como los hombres. Esto es una equivocación. Y además, con esto,
demuestran su complejo de inferioridad. Por eso quieren ser como los hombres.
La mujer no es inferior al hombre. Es distinta.
«Se ha dicho que la diferenciación sexual de los "caracteres" no
serían naturales sino culturales, etc.
La objeción no resiste un mínimo examen de los datos obtenidos por la
antropología cultural. Es cierto que una educación dirigida expresamente a ese
fin puede conseguir masculinizar a la mujer y feminizar al hombre. Pero si se
deja obrar a la naturaleza, la diferenciación sexual es inmediata y clara. Por eso, en millares de culturas
estudiadas, la mujer y el hombre tienen la psicología que corresponde a los
caracteres sexuales primarios y secundarios.
Antropológica e históricamente esta conclusión está demostrada por los
hechos. Las "amazonas" son un mito; y es significativo que no exista
un mito equivalente para los hombres. El mito de las "amazonas"
equivale a las utopías feministas de hoy.
Nunca mejor empleada la palabra utopía: algo que no existe ni puede existir en
ninguna parte. En efecto, el feminismo radical desea una total igualdad entre
el hombre y la mujer: igualdad biológica, fisiológica, completa. Como esta
igualdad no es posible pese a todos los esfuerzos de las feministas, se busca
una igualdad cultural: se tiende a vestir como los hombres (o a que no haya
diferencias entre la indumentaria femenina y la masculina), y a hablar como los
hombres: si era costumbre social que los hombres utilizasen a veces un lenguaje
malsonante -el taco - las feministas lo imitarán servilmente.
El feminismo radical no depende sólo de la situación de una cultura, ya que
feminismo ha habido en otras épocas. Se trata de un comportamiento
psicológicamente patológico, que no acepta la diferente constitución biológica
del hombre. La desigualdad sexual hombre-mujer le parece una injusticia de la
naturaleza que es preciso corregir.
Pero, como esto no es posible, los movimientos feministas radicales intentan
compensarlo con reivindicaciones exaltadas, típicamente femeninas para mayor
ironía.
Hacen falta mujeres-madres.
La política la pueden llevar los hombres solos.
La técnica la pueden llevar los hombres solos.
La información, la pueden llevar los
hombres solos, etc., etc., etc.
Pero la humanidad no puede subsistir sin mujeres-madres.
La diferenciación sexual masculina y femenina no es obstáculo, en absoluto,
para la defensa de la más completa igualdad de derechos en el hombre y la
mujer, ya que varón y mujer cumplen plenamente con el contenido biológico y
ético del ser humano. La misma diferenciación no es inconveniente para que en determinadas
épocas la mujer realice trabajos y funciones hasta entonces sólo confiados a
los hombres»793.
Es evidente que hay cosas más propias del hombre, y otras para las que la mujer
está más capacitada. Ignorar las diferencias entre el hombre y la mujer
demuestra un desconocimiento total de psicología.
Me parece una equivocación el que algunas mujeres consideren el ocuparse
de la casa como una esclavitud, de la que quieren liberarse.
Lo que se hace por amor no se puede llamar esclavitud.
Un mismo trabajo puede hacerse por un sueldo o por amor, y tendrá un valor
totalmente distinto.
Muchas mujeres ansían realizarse en una profesión fuera del hogar, pero nada en
el mundo las puede realizar más que la maternidad. Las estadísticas dan que gran número de mujeres
que evitan los hijos de jóvenes después los desean ardientemente cuando son
maduras. Hoy las edades de la mujer en que hay más maternidad es entre los
treinta y cuarenta años. Son «madres añosas» , como se las califica en los
manuales médicos .
En Estados Unidos las mujeres vuelven al hogar. Según un informe del
Departamento de Trabajo, las mujeres estadounidenses no quieren trabajar fuera
de casa. Abandonan su empleo remunerado por el de «ama de casa».
Dios quiso que el Redentor viniera al mundo por medio de una mujer:
María . María es, después de Cristo , la primera persona de la humanidad. Pero
a María no la hizo sacerdote. Y esto no fue por estar condicionado por la
mentalidad de su tiempo. Pensar que Cristo se dejó influenciar por ello sería
ofensivo para Él. Además demostró su independencia del «qué dirán» en su trato
con la «pecadora» y la adúltera Jesucristo sólo hizo sacerdotes a varones. No
lo hizo a su madre.
Por eso la Iglesia no ordena sacerdotes a las mujeres.
Recientemente ha surgido en el anglicanismo un movimiento a favor de la
ordenación sacerdotal de las mujeres . Pero, en su carta apostólica «Ordinatio
sacerdotalis» del 22 de Mayo de 1994, Juan Pablo II ha afirmado que esto no se
puede hacer, pues Jesucristo sólo ordenó sacerdotes a varones; y la Iglesia no
puede hacer cambios importantes en los sacramentos instituidos por Jesucristo.
La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe ha afirmado que esta
declaración del Papa sobre la ordenación sacerdotal de las mujeres es una declaración
definitiva y próxima al dogma .
Las mujeres tienen una gran misión en la vida de la Iglesia, como muestra la
historia; pero no la de ser sacerdote. La Iglesia ha defendido siempre la
dignidad de la mujer siguiendo el ejemplo de Cristo que en su predicación y en
el trato que daba a las mujeres, fue una clara novedad respecto a las
costumbres dominantes entonces, que postergaban a la mujer.
En este trato de Cristo a las
mujeres estaba ausente la concupiscencia, de la que Cristo carecía.
Hoy está de moda hablar de la sexualidad de Cristo . Sin embargo, dice la
Biblia que Cristo «se hizo en todo igual a los hombres menos en el pecado»
794.
68,13. El casarse con una mujer pura tiene para el hombre una ilusión
especial . El matrimonio después de unas relaciones puras tiene una ilusión y
una felicidad especiales. Y lo mismo le pasa a la mujer.
El mejor regalo de bodas que espera una persona es la virginidad de su pareja.
Toma este precioso lema: «Fieles hasta la muerte y puros hasta el altar» . Convéncete
de que mientras más pura y respetuosa sea tu conducta en el noviazgo, mayores
serán las garantías que llevaréis al altar, de un matrimonio indisoluble,
tranquilo y amoroso.
Dice la Biblia que Amón deseaba a Tamar , y en el mismo momento de violarla la
aborreció en su corazón795.
Algunas veces las chicas ceden ante las exigencias inmorales del hombre a quien
aman; no se atreven a resistirle. Por miedo a perderle, o por no contrariarle,
llegan más allá de donde su conciencia cristiana les permite. Y después resulta
que todo sale mal: su conciencia manchada, Dios ofendido, y su novio
desilusionado.
Conozco varios casos concretos en que unas relaciones se rompieron porque él
perdió toda la ilusión con una chica que había cedido a sus solicitaciones
pecaminosas. La mujer interesa al hombre mientras es encanto, ideal, ilusión;
pero rebajada a ser una cosa, desilusiona Recuerdo una ocasión en que yo quería
defenderla a ella y le echaba la culpa a él. Él me respondió: «Muy bien, Padre,
me reconozco culpable, pero he perdido en ella la confianza. Ya no puedo
casarme con ella» .
Por eso no es raro que un chico pierda la ilusión e incluso abandone a una
chica que ha perdido la pureza, aunque sea él el autor de la mancha. Así son las cosas. Puede él sentirse
quizás culpable.
Pero también desilusionado. Y esto es superior a su voluntad.
El chico te quiere pura, fragante como una flor. Si te marchitas pierdes tu atractivo. Mi
experiencia sacerdotal me ha hecho conocer varios casos que se decidieron a
elegir a una chica antes que a otra, atraídos precisamente por la
intransigencia en la pureza que en ellas habían observado. Y es que los chicos
cuando buscan una «chica-plan» para divertirse y aprovecharse, la quieren
fresca; pero cuando lo que buscan es una novia en serio, la quieren de una
pureza intachable.
A nadie le gusta comerse las sobras que otro dejó en el plato. Por eso la
pureza es uno de los mayores tesoros de una muchacha. Un hombre, como Dios
manda, se avergüenza de que su mujer haya sido una golfa.
La chica fácil y condescendiente en
terreno moral resulta vulgar.
Chicas así se encuentran en todas partes. Cuando el hombre que vale se enamora,
lo hace de una mujer excepcional, que se sale de lo corriente, de auténticos
valores, sobre todo, espirituales y no de una cualquiera. Lo vulgar, no
enamora a nadie que tenga buen gusto.
Un chico que quiere a una chica, en lugar de hundirla, rebajarla, profanarla,
degradarla, instrumentalizarla, mancharla con los deseos de su instinto,
procura por encima de sus apetencias elevarla, dignificarla, sublimarla. Se
preocupa de que sea más piadosa, mejore su formación tanto religiosa como de
carácter, voluntad, etc. Es decir, busca siempre lo que a ella la engrandece ,
nunca lo que la envilece .
Mira lo que decía un chico en una carta: «Cómo me gustaría mi futura esposa?
Más bonita de alma que de cuerpo, aunque sin descuidar esto último. Más piadosa
que rezadora. Con más cultura religiosa que de cualquier otro tipo, aunque no
desdeñe la cultura general» . No he añadido ni una palabra. Así piensan los chicos formales cuando hablan en
serio.
Quieres en resumen unas cualidades femeninas que cautivan a los chicos? La
sencillez, el encanto, la sonrisa, la delicadeza, la amabilidad, la
servicialidad, la dulzura, el candor, unidas todas a una sólida piedad y a una
pureza intachable.
Es verdad que en el momento de la
tentación están fuera de sí, y piden cosas que serenos jamás pedirían. Pero
cuando pasa el torbellino, ellos mismos se avergüenzan de haber estado así. Si
negándote le defiendes de la fiera que lleva dentro, te lo agradecerá. Tu
intransigencia aumenta la ilusión que siente por ti. Tus condescendencias en este punto, no lo dudes,
te rebajan, te estropean, te ensucian, te manchan. Y si de tu parte no
sólo hubo condescendencia, sino que hubo culpa, quedaste a la altura de un
demonio. Qué horror! Piénsalo. El chico te quiere ángel. Así le ilusionas; su
cariño se eleva. Cuando dejas de ser ángel, él pierde la ilusión y lo que era
cariño se convierte en otra cosa peor. Creías que cediendo te iba a querer más?
Te equivocaste! Te quiere menos. Su verdadero cariño se ha transformado en
instinto de bestia. Y al ir perdiendo por ti la ilusión y el cariño, pierde
también el respeto.
Quien profanó tu cuerpo no tiene dificultad en profanar tu fama: Lo que hizo
contigo se lo contará a sus amigos! Puedes imaginarte los comentarios que harán de ti?
Qué vergüenza! Esto ocurre con mucha frecuencia; créeme.
El hombre que pide libertades impropias a una mujer antes de la boda, puede
hacerlo porque la desea con violencia, con pasión desenfrenada, pero ten por
cierto que no la ama bastante para protegerla contra el animal que hay en la
propia naturaleza masculina. Si tu novio pretende de ti cosas que no admite tu
conciencia, recházalo, y cuanto antes, mejor. No te hará feliz. Lo que tiene no
es amor a ti, sino a sí mismo, a su concupiscencia y a su egoísmo. Si te amara
a ti, buscaría tu bien por encima de sus apetencias. Y si prefiere sacrificar
tu pureza, tu conciencia y tu alma a su apetito desordenado, cómo vamos a
creernos que te ama a ti? Quien te ame únicamente podrá cegarse en un momento
de pasión, pero al chocar con tu rectitud intransigente, reconoce su falta, te
pide perdón y se siente orgulloso de tu virtud.
No lo olvides. Los pecados impuros con tu novio, te hunden a ti y le hunden a
él. Por eso es mentira cuando te dice para que cedas: «es que no me quieres ;
parece que no te intereso ; qué fría eres» . Ataca tus sentimientos para rendirte. Pero esto es un truco muy
viejo ; si caes en la trampa, te arrepentirás. Y si él te quiere de verdad,
también se arrepentirá de haberte hecho caer, pues, te repito, los chicos no
quieren casarse con las frescas. Esto ocurre siempre entre los chicos que
valen. Y si algún chico prefiere casarse con una fresca, porque es mona o tiene
buen tipo, ese chico es tonto. Creer que la belleza de su mujer le va a hacer
feliz en el matrimonio por encima de otras cosas, es no tener cabeza. Y
desgraciada la que se casa con un tonto. Pero en fin, tonto él y tonta ella:
Tal para cual!
Conozco a una chica que al pararle los pies a su novio, éste le dijo:
«si no me quieres, lo mejor es que lo dejemos» . Ella respondió: «si para
convencerte de que te quiero necesitas eso, será que Dios quiere que lo
dejemos» . A los pocos pasos él la llama: «Perdóname. No sabía lo que decía. Has hecho muy bien en ser firme. Estoy
orgulloso de ti.
Ahora te quiero más» . Al poco tiempo se casaron.
En cambio conozco novios que después de lograr de sus novias lo que no debieron
conceder, de tal manera perdieron la ilusión que nunca más volvieron a
recuperarla. Aparte de que tú no sabes ahora si llegarás a casarte con éste. Si
le concedes lo que no debes, quién va a querer después una mujer de segunda
mano? No estoy inventando. Conozco chicos que al enterarse de las intimidades
de su novia en noviazgos anteriores, decidieron dejarla. No querían una mujer
de segunda mano.
Si Dios pide pureza a las chicas, no es por capricho; sino porque es necesario
para la felicidad de su matrimonio. Por eso, que no se extrañen las chicas que
pisoteando su pudor concedieron a otro lo que no debían, si después esperan
inútilmente que alguien las quiera. Lo que les ocurre es consecuencia lógica de
su conducta equivocada.
No me digas que cedes por amor
a él. Todo lo contrario. Si le amas, no puedes ceder ; pues pecando le
haces el peor de los daños: le condenas al infierno. Si le amas, sálvale.
Aunque esto exija sacrificios.
Dejarle pecar no es amarle, es matarle.
Con tu resistencia firme y entera le dices: «Te quiero tanto y tengo tantas
ganas de casarme contigo, que no quiero cometer ningún pecado, para que Dios
nos bendiga y podamos llegar algún día a unirnos para siempre en el altar».
Hay que saber mantener el instinto sexual frenado. El soltero tiene que guardar
pureza. El casado también tendrá ocasiones en las que será necesaria la
abstención. Y en todo caso el instinto debe servir al amor. No se doma al potro
salvaje dejándolo correr por las praderas.
Hay que embridarlo y mantener bien
firmes las riendas. Sólo así llegará a ser útil para el servicio. Lo
mismo pasa con el instinto sexual. El joven que durante las relaciones no ha
aprendido a dominar sus impulsos, no sabemos si lo logrará después de casado.
Es más, cuando ellos saben que de novios no han dominado su instinto sexual,
después de casados pueden tener dudas de que el otro falte a la fidelidad en
los momentos de necesaria abstención (enfermedades, viajes, etc.). En cambio,
si uno y otro han dado pruebas de saber dominarse en ese punto, les dará enorme
seguridad para tranquilizarse confiando en el dominio propio del otro forzado a
una abstinencia sexual.
La prueba sexual previa al amor es la negación del amor, que esencialmente es
entrega incondicional e irrevocable. Quien dice «déjame que pruebe contigo para
ver si me conviene amarte» , es porque no ama. El lenguaje del amor es todo lo
contrario: «porque te amo deseo vivir contigo tal como eres».
Escucha las palabras de Pío XI:
«No puede negarse que tanto el fundamento firme del matrimonio feliz como la ruina
del desgraciado, se preparan y se basan en los jóvenes de ambos sexos durante
los días de su infancia y de su juventud. Y así hay que temer que quienes antes
del matrimonio sólo se buscaron a sí mismos y a sus cosas, y quienes
condescendieron con sus deseos aun cuando fueran impuros, sean en el matrimonio
como fueron antes de contraerlo, es decir, que cosechen lo que sembraron: o
sea, tristeza en el hogar doméstico, llanto, mutuo desprecio, discordias,
aversiones, tedio en la vida común, y lo que es peor, encontrarse a sí mismos
llenos de pasiones desenfrenadas» 796.
La delicadeza y la ternura son dos
de los más importantes componentes del matrimonio. Si faltan antes del
matrimonio, no es probable que aparezcan después, y sin ellas el matrimonio puede
acabar en desastre.
Cuando lo que hay es sólo apetito sexual, la cosa es pasajera, como un
capricho. Mientras dura, parece que
todo va bien. Pero con frecuencia al cabo de cierto tiempo cambian las
cosas y aquello termina mal.
Sobre todo, cuando se ha pisoteado la conciencia es muy frecuente que esta
situación se haga insostenible.
Hoy se dice mucho «hacer el amor». Esto es degradar el amor, cosificarlo. Las cosas se hacen; el amor, no. El
amor se tiene. El amor brota espontáneamente de la admiración y estima por una
persona.
Cuando no hay amor, «hacer el
amor» es lujuria. Hoy se quiere identificar lujuria con amor, pero son
dos cosas distintas. La diferencia entre amor y lujuria es que en el amor
valoro a la persona por sus cualidades, y esto me lleva a sacrificarme por el
bien de ella; en cambio en la lujuria busco a la persona por las
gratificaciones que me proporciona. Es decir, la hago objeto de mis satisfacciones egoístas. El erotismo
arranca del egoísmo. El amor parte de la generosidad .
68,14. El hombre sensual confunde el placer con la felicidad. Su ansia de
placer acaba con el verdadero amor, y al rebajar su concepto de la mujer, ha
matado la felicidad de su matrimonio .
Es verdad que el amor incluye el sexo ; pero puede haber sexo sin nada de amor:
por ejemplo, el que va con una prostituta. Ortega y Gasset en su ensayo
«Estudios sobre el amor» analiza la diferencia entre amor y apetito
sexual. Dice que no es lo mismo desear que amar: el drogadicto desea la droga,
y al mismo tiempo la odia porque sabe que es su ruina.
El deseo es egoísta. El amor es
generoso. Cuando deseo, busco algo que me satisface. Cuando amo, busco
satisfacer a alguien797 .
No es lo mismo deseo que amor. Al desear busco para mí, al amar quiero el bien
de la persona amada. El sediento desea agua para saciar su sed, y un hombre
puede desear a una mujer para saciar su lujuria. Pero ni el sediento ama el
agua, ni ese hombre ama a esa mujer. Por eso cuando el sediento deja de tener
sed, pierde su interés por el agua, y cuando ese hombre encuentra otra mujer
que le apetece más, cambia con facilidad de persona. El amor es estable.
A veces las películas exponen la tragedia, no rara en la vida real, de dos
amores cruzados. Una persona ama a otra que no le corresponde, y al
mismo tiempo es amada por otra que le deja indiferente. Si uno de estos amores
es imposible por tratarse de persona casada, es claro que la solución es
centrarse en el único amor posible, para ver si es también razonable. Pero si
los dos amores son igualmente posibles, a veces la solución no es fácil. Es difícil acertar. Además de
la inclinación del corazón, hay que examinar otras cosas para unir el corazón
con la cabeza.
Hay una canción que dice que a todo el mundo le gusta cambiar de comida, de
trabajo y de amor; pues toda la vida igual resulta insoportable. Pero el amor
no es ni una comida, ni un trabajo. El que necesita cambiar de amor es porque
tiene la desgracia de que nunca ha amado, y por lo tanto tiene una total
ignorancia de lo que es el amor.
El que ama de verdad es feliz viviendo con la persona amada toda la vida. Por eso las frases de amor son: «te querré
siempre» , «te querré hasta la muerte» .
Pero quien dice: «te querré sólo una semana, pero la semana que viene
querré a otra» , ése no ama. Lo que tiene se llama un ligue, un capricho
pasajero, o lo que sea, pero no es amor. El amor, lo es para siempre o no es
amor. Un amor condicionado es un amor putrefacto. Un amor «a ver cómo funciona»
es un brutal engaño entre los dos. Un amor sin condiciones puede fracasar, pero
un amor con condiciones, no sólo es que nazca fracasado, es que no llega a
nacer .
Hay personas para quienes sólo vale el momento presente del amor. No les preocupa qué pasará el día de
mañana. Estas personas no saben lo que es amar. El enamorado quiere que
su amor dure toda la vida.
Desearía que no se acabase nunca. El amor, o es para siempre o deja de ser
amor, para convertirse en aventura pasajera.
El vicioso necesita continuamente cambiar a nuevas experiencias; pero el
auténtico amor nunca encuentra rutinario lo que es sincera expresión de cariño.
Y naturalmente los que hacen vida sexual sólo por apetencia, para satisfacer un
deseo, donde cada uno busca el placer que el otro le proporciona a él, eso,
evidentemente tiene que terminar mal. Amor no es el placer que sienten dos estando juntos. Esto puede ser
coincidencia de egoísmos. Uno comienza a amar cuando llega a ser capaz de
sacrificarse para hacer feliz a la persona amada. El egoísmo es la muerte del
amor; mientras que el sacrificio es la verdadera prueba del amor. Cuando los
novios se han templado en el sacrificio por el bien del otro, el matrimonio
será una delicia . Pero si lo que han hecho de novios es fomentar su egoísmo,
es lógico que su matrimonio sea un fracaso.
El amor nunca es egoísta . Todo lo que sea instrumentalizar en busca de la
propia satisfacción, no es amor. Y
esta instrumentación puede ser simultánea por ambas partes. Incluso en las
verdaderas manifestaciones de cariño hay que tener cuidado de no penetrar en el
campo de lo que es derecho exclusivo de casados.
Sin virtud y sin amor no puede haber matrimonio feliz. Muchos
matrimonios fracasan porque su noviazgo fue una calamidad. Estos matrimonio
tenían que fracasar necesariamente. Lo normal es que de un mal noviazgo salga
un mal matrimonio, y que de un buen noviazgo salga un buen matrimonio. Habrá excepciones, pero son las menos. El
número de matrimonios felices es proporcional al de las parejas que se casan por
amor, y no por lujuria. Cuando un chico y una chica se unen en
matrimonio sólo porque se apetecen sexualmente es lógico que ese matrimonio sea
un fracaso. La convivencia estable
de dos personas es imposible que sea agradable si entre ellas no hay verdadero
amor.
Muchos creen que se aman y sólo se desean. En Estados Unidos el 50% de los
matrimonio de jóvenes menores de veinte años, se divorcian antes de los dos
años798.
La experiencia de la vida demuestra que la unión sexual pasajera es mucho menos
satisfactoria que la que realiza una pareja estable que se ama. La
libertad sexual, la unión sexual episódica, al principio puede parecer
gratificante, pero a la larga deja el alma triste. Por eso quienes van de
cuerpo en cuerpo buscando ese tipo de satisfacciones es lógico que terminen
hartos de todo, sin ilusión por nada, cansados de vivir, incapaces de amar y
resignados a no encontrar esa felicidad duradera con la que toda persona sueña.
Las aventuras sexuales pueden durar
más o menos, pero por carecer de amor, suelen terminar mal. Sólo el
verdadero amor puede proporcionar una felicidad perdurable. Lo que hacen es
animalizar a las personas e indisponerlas para la verdadera felicidad que está
en el amor espiritual.
La felicidad de la persona humana no puede reducirse a satisfacciones
corporales, que no superan el nivel animal. «Es una experiencia humana que el
nivel puramente sexual ni le aporta al hombre una felicidad duradera ni es
capaz de satisfacer los anhelos más profundos del corazón» 799.
Muchas personas que han pasado por diversas aventuras amorosas, después,
reconocen que han perdido el tiempo, pues no han encontrado el verdadero amor,
y ahora sueñan con formar una familia estable, pero ya es tarde.
El amor enriquece el sexo. Por
eso los novios no deben tener ningún temor a que su vida sexual no vaya a ir
bien en el matrimonio. Si se aman de
verdad, la vida sexual irá bien. Por eso es un error decir que los novios deben
conocerse sexualmente antes del matrimonio. Dice Eduardo López Azpitarte,
Catedrático en Granada, que no conoce ningún matrimonio con amor que haya
fracasado en su vida sexual. Los fracasos en la vida sexual suelen ocurrir
cuando hay falta de armonía en el terreno psíquico pues esto repercute en el
terreno sexual.
Algunos dicen que si un chico y una chica se quieren para vivir
matrimonialmente no necesitan ningún papeleo burocrático . Eso es muy cómodo,
pero no es serio. En la vida todas las cosas serias se
formalizan con un documento. Si tú le prestas a un amigo un millón de pesetas,
no te basta su palabra, por muy amigo tuyo que sea. Te quedas más tranquilo si
te echa una firmita en un papelito. Pues el matrimonio es una cosa muy seria,
en la que se pone en juego la educación de unos hijos que necesitan un hogar, y
eso no puede estar a merced de una pareja que no quiere comprometerse a vivir
juntos, y por lo tanto en cualquier momento difícil, por los que necesariamente
pasan todas las parejas, uno de los dos podría dejar al otro plantado y
marcharse, a veces, precisamente en una edad en la que será muy difícil
encontrar nueva pareja, y la soledad atormentará al otro todo el resto de su
vida.
Aparte de que los hijos tienen
derecho a un hogar estable indispensable para su educación. Pero además, los
niños pueden traumatizarse al darse cuenta del rechazo de los demás por su
situación anómala. Y si se casan después de tener el hijo, el trauma puede ser
de alguno de la pareja hacia ese hijo que le ha obligado a casarse contra su
voluntad. Por eso la Iglesia no está de acuerdo con esas parejas que
quieren vivir matrimonialmente, pero sin formalizar el matrimonio .Un mismo
acto (coito), cambia de valoración moral si cambian las circunstancias
(matrimonio) que pueden conceder un derecho que antes no se tenía.
La base de la felicidad matrimonial
está en el amor espiritual entre ambos cónyuges. Éste es perdurable, el que no
hastía nunca. Y cuanto más pongas de carnal en tu cariño, menos sitio dejas
para lo espiritual. Unas relaciones en las que hay concesiones a la
concupiscencia, se rebajan, pierden elevación y espiritualidad, es decir,
pierden fortaleza en su vínculo fundamental. En cambio, cuando el
instinto es frenado por la virtud, una aureola de elevación ilumina ese cariño,
y un autodominio y mutuo respeto fortalece el vínculo que va a unirlos para
toda la vida. Cuando se da este amor espiritual, el noviazgo es un tiempo de
mutua educación: él se hace más puro, deja ciertos amigos, etc., por darle
gusto a ella; y ella viste con más decencia, vence más su genio y sus
caprichos, etc., por darle gusto a él. Pero cuando el amor del noviazgo está
basado sobre la carne y el instinto, ese amor es egoísta, busca sólo su propia
satisfacción. El egoísmo adquirirá en el matrimonio proporciones insospechadas.
Alegría es la satisfacción por haber alcanzado un deseo. Es saborear algo bueno
que esperábamos.
La alegría está sobre el placer. El
placer está en los sentidos, y la alegría en el alma. La alegría es el
camino hacia la felicidad. La alegría es causa de optimismo, satisfacción y
regocijo. La alegría enriquece interiormente y hace que la vida merezca la pena
de ser vivida.
La felicidad se lleva en el alma. Dijo Frankl en su obra «El hombre en busca de
sentido»: «La felicidad no se puede buscar nunca directamente. Sólo puede venir
como consecuencia de haber entregado lo mejor de nosotros mismos por una causa
noble».
Como dijo el Dr. Rodríguez Delgado, «no es lo mismo placer que felicidad». El placer está en los sentidos. La
felicidad en el alma.
El amor tiene dos vertientes, el cariño, que es amor del alma, y el deseo que
es amor del cuerpo. El cariño está
hecho de ternura, admiración, respeto, etc. El deseo trata de poseer el
cuerpo del otro, culminando en la unión sexual. La diferencia entre amor y
deseo está en que el amor se siente atraído por las virtudes de la persona, y
el deseo por la belleza corporal. El amor es más espiritual, va más dirigido a
la belleza del alma. Va surgiendo poco a poco con el trato de la persona
querida. El deseo brota más explosivamente. Va dirigido al atractivo corporal. Es más violento, busca expresarse en
abrazos y besos frenéticos, que son maneras de tratar de poseer el cuerpo del
otro. Son conatos de la unión sexual. El deseo nace del cuerpo. Se
siente en el cuerpo, se dirige al cuerpo del otro. El amor es menos explosivo y violento. Es más
profundo, más satisfactorio. Más reconfortante. Está hecho de ternura,
admiración, respeto e identificación con la persona querida .
A veces se dan solteros, ya mayorcetes, que han encontrado una pareja con quien
hacer vida sexual, y no quieren atarse con el matrimonio.
Son unos egoístas que buscan sólo su propia satisfacción, incapaces de amar a
nadie, y por lo tanto incapaces de hacer feliz a nadie. Sólo se quieren a sí
mismos, y a la larga es inaguantable convivir con ellos.
Quienes de solteros quisieron siempre satisfacer sus caprichos y de novios no
tuvieron inconveniente en ceder a sus pasiones, llegan al matrimonio con un
alma ferozmente egoísta y un cuerpo ávido de placeres. Como es natural
el matrimonio no puede darles todo lo que ellos quieren, y su falta de sentido
cristiano les hace infelices incluso en esta vida.
El resultado de esto son los
fracasos matrimoniales que vemos por todas partes.
Muchos se quejan de su matrimonio cuando ya no hay remedio, porque un
vínculo indisoluble los ata para toda la vida. Pero pocos caen en la cuenta de
que su fracaso matrimonial se debe a que tomaron el noviazgo como una
diversión, y contrajeron el matrimonio a la ligera, con frivolidad y
sensualidad.
Muchos fracasos matrimoniales , muchos
matrimonios desgraciados se deben a haber tenido un falso concepto del amor. El
cine, las novelas, las canciones de la radio y los seriales están llenos de
ideas paganas sobre el amor. Quien bebe en esas fuentes, es natural que sienta
los efectos del veneno. El matrimonio es una cosa muy seria, y como
todas las cosas serias, requiere su preparación adecuada.
La frivolidad, la ligereza, la pasión y el jugar al amor han matado el
verdadero amor. Los chicos y las
chicas se gustan por el atractivo físico, por el instinto sexual, por la
satisfacción que el otro les produce a sí mismos. Y esto es egoísmo, no
es amor. Y el egoísmo es caprichoso, voluble, pasajero. Estos amores
apasionados y egoístas no pueden dar una felicidad estable. Pronto se cansan y
ansían cambiar de objeto.
Los objetos no se aman . Se utilizan para uno, y luego se tiran o se arrumban.
Una chica que no se hace respetar se rebaja a ser un juguete. Y los juguetes
duran más o menos, pero terminan arrumbados y olvidados. Me escribía una chica:
«Padre, es un asco. Todos los chicos vienen a lo mismo. Si no te dejas, no les
interesas». El dejarse instrumentalizar por temor al abandono es un disparate,
pues quien instrumentaliza no ama, y quien no ama terminará abandonando. Para algunos chicos, las chicas son como
esos objetos que llevan una etiqueta que dice: «Tírese después de usarla».
El amor es otra cosa. El amor
es dar. Es enriquecer, dignificar, ennoblecer a la persona amada.
Nunca gozarla para sí mismo. Eso es
egoísmo .
Y el egoísmo es la muerte del amor, mientras que el sacrificio es la
verdadera prueba del amor.
Cuando los novios se han templado en el sacrificio por el bien del otro, el
matrimonio será una delicia. Pero si lo que han hecho de novios es fomentar su
egoísmo, es lógico que su matrimonio sea un fracaso.
Ya dijo Aristóteles que «amar es
buscar el bien de la persona amada» 800. Santo Tomás de Aquino dijo:
«Amar es desear el bien de alguien» 801.
Y Sócrates que «el amor es darse» 802.
Jean Guitton aprendió de niño estos versos que expresan la misma idea:
«Por tu felicidad, daría la mía.
Aunque nunca tuvieras que saberlo.
Con tal de oír alguna vez en la distancia la risa de la dicha, nacida de
mi sacrificio».
Y el, muy conocido en Nueva York, Dr. Domínguez:
«El amor, al contrario que el dinero, cuanto más se da, más se tiene; cuanto
más generoso, es más grande y más hermoso».
«Amor, no es buscar ser comprendido, sino comprender;
no es buscar ser perdonado, sino perdonar;
no es buscar ser alegrado, sino alegrar;
no es buscar ser amado, sino amar.
Amar, es saber sacrificarse, hasta estrujarse el corazón por la felicidad de la
persona amada.
Si no quieres sufrir, no ames;
pero, si no amas, para qué quieres vivir?».
El ser humano es persona, no es cosa. El amor integra el respeto a la persona,
o no es amor, aunque haya manifestaciones eróticas; pues el amor no consiste en
la excitación de los sentidos. El auténtico amor no se dirige sólo al cuerpo,
sino a toda la persona.
«El amor es un don en sí mismo y no
es posible entregarse a medias. El amor es total, o ya no es amor» 803.
«El amor conyugal es un amor
de totalidad. Siendo un amor total, tiene que ser un amor definitivo. Un
amor total que tiene reservas en el tiempo, no puede ser un amor total... La
totalidad del amor es indivisible... Por su propia esencia es fiel y exclusivo.
Un amor total no puede ser compartido con varias personas» 804.
En el sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor
afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir...
Dar es más satisfactorio, más dichoso, que recibir; amar, es más importante que
ser amado. Al amar, se siente la potencia de producir amor -antes que la
dependencia de recibir siendo amado -. El amor infantil sigue el
principio: «amo porque me aman». El amor maduro obedece al principio: «me aman
porque amo». El amor inmaduro dice: «te amo porque te necesito». La
concupiscencia dice: «Te amo porque eres un bien para mí». El auténtico amor
dice: «Te amo porque deseo lo que es un bien para ti». El amor recíproco no es
el hartazgo de la concupiscencia de cada uno, que es una coincidencia de
egoísmos.
La reciprocidad verdadera no puede nacer de dos egoísmos sino que ha de suponer
necesariamente el altruismo de cada uno. Amar es darse y darse significa
limitar su libertad en provecho de otro. La limitación de la libertad podría
ser en sí misma algo negativo y desagradable, pero el amor hace que por el
contrario, sea positiva, alegre y creadora. La libertad está hecha para el
amor... El hombre desea el amor más que la libertad: la libertad es un medio,
el amor es un fin .
El único amor perdurable, el que da una felicidad creciente al paso del tiempo,
el único amor que da la máxima felicidad posible en este mundo, es el amor que
por encima de la satisfacción propia busca el bien de la persona amada, aunque
para ello tenga que renunciar a sus propias apetencias.
Amor que se busca a sí mismo, fracasa irremediablemente. El amor eleva, la
pasión envilece. El amor que busca el bien de la persona amada, llegará a
encontrar la verdadera dicha. La experiencia de la vida confirma la verdad de
todo esto. Por eso vale tan poco enamorarse del cuerpo, que es amor sexual. Y en cambio, hay tantas garantías de éxito
en el amor del alma, que es espiritual. Si lo que buscas, en lo que
llamas amor, es saciar tu sed, no amas, desengáñate. Si lo que buscas es
servir, ennoblecer, perfeccionar a la persona amada, felicítate: has encontrado
el camino del verdadero amor. Y cuanto más haya de esto, más feliz te hará ese
amor.
Considera despacio estas ideas:
-Si te extasías ante su belleza..., es sólo no es amor: es admiración.
-Si sientes palpitar tu corazón en su presencia..., eso sólo no es amor: es
sensibilidad.
- Si ansías una caricia, un beso, un abrazo, poseer de alguna manera su
cuerpo...,eso sólo no es amor: es sensualidad.
-Pero si lo que deseas es su bien, aun a costa de tu sacrificio...,
enhorabuena: has encontrado el verdadero amor.
Con todo hay que tener en cuenta que uno puede sacrificarse no sólo por amor,
sino también por deseo. Se pueden hacer grandes sacrificios para obtener cosas:
un automóvil, una prenda de vestir, etc.; y las cosas no se aman. Sólo se
desean. Y cuando se consiguen se cambian por otra cosa mejor, más buena o más
moderna.
«Bajo el nombre de amor circula una mercancía que es su negación y caricatura.
Lo grave es que se está vilipendiando el amor verdadero por parte de todos esos
falsarios de la sexualidad humana. Lo grave es que a fuerza de presentar una
imagen deformada de la sexualidad, se compromete su valor como ser humano»
805.
El sexo normal ya no atrae; se está echando mano a extravagancias y
perversiones. Están en venta el sadismo y el masoquismo, y, junto a ellos, la
homosexualidad masculina y femenina, y todo lo demás. Se presentan nuevas formas de cohabitación del
hombre y de la mujer, como el sexo en grupo, el cambio de parejas, etc. Pero
también de estas novedades se irá cansando el consumidor . El ambiente
hedonista que nos invade se ríe del amor desinteresado. Sólo le interesa buscar
gratificaciones placenteras. No tiene más horizonte que saciar los instintos.
No admite otro valor que lo agradable. Éste es el círculo angosto, asfixiante,
del erotismo. Aunque, por fortuna, son muchos los ejemplos de un amor generoso,
libre de la tiranía del egoísmo y del reduccionismo envilecedor 806.
Alfonso López Quintás en su libro «El amor humano» expone estas ideas:
«Erotismo es la separación de la sexualidad del amor conyugal con el fin de
procurar gratificaciones placenteras. (...) La mera explicación de cómo se
obtienen sensaciones placenteras ya constituye, de hecho, una incitación al
mero erotismo. No forma para el amor, deforma. Lanza por una vía contraria al
verdadero amor.(...) La caricia erótica acaricia el cuerpo, la caricia amorosa
acaricia el alma.
El hombre, por ser sensible, siente
atracción hacia los estímulos gratificantes. Y esto es para él un valor. Pero
como al mismo tiempo es espiritual, no puede tener como meta el disfrutar de
los estímulos sensibles placenteros. Para él son superiores la verdad y el bien.
Orientar su vida según una auténtica jerarquía de valores le hace madurar como
persona humana y le otorga paz y felicidad. (...) Un hombre no puede ser
feliz cuando se realiza a medias. Cuando se queda por el camino presa de
atractivos efímeros. El ser humano se realiza cabalmente cuando pone todas sus
potencias al servicio de la realización de las posibilidades más valiosas.
(...) El hombre debe elegir en cada momento no lo más apetecible, sino lo más
conveniente para su desarrollo personal. (...) Lo agradable es un valor. Pero
colocar lo agradable en la cima de la escala de valores es hedonismo, que toma
como ideal de la vida acumular gratificaciones fáciles y sensaciones
placenteras. (...) Haber perdido el sentido del sacrificio debe ser calificado
como una de las mayores calamidades del siglo XX.
Desde hace dos siglos se viene interpretando todo sacrificio como una represión
y una amputación del verdadero ser del hombre. Es éste un error que puede
destruir de raíz nuestra vida personal. (...).
Conceder la primacía a los valores más elevados constituye el núcleo de la
virtud humana de la responsabilidad. (...). La voluntad al servicio de un ideal
valioso adquiere una energía indomable (...). El mayor empeño de nuestra
existencia debe ser realizarnos como persona humana 807
68,15. Hay quien dice que son
convenientes las experiencias sexuales antes del matrimonio.
Dicen que conviene entrenarse antes de la boda. Esto es falso. Las relaciones sexuales prematrimoniales están
prohibidas por Dios, por lo tanto ni son necesarias, ni convenientes, ni
lícitas.
Dijo el Dr. López Ibor : «Las relaciones sexuales prematrimoniales no son
necesarias para la futura armonía matrimonial» 808.
Si estas experiencias fueran buenas, Dios no las prohibiría. Si las prohíbe es
porque no son necesarias. Lo normal es que los matrimonios aprendan el
ejercicio de la vida sexual después de la boda. Poco a poco. No es
necesario precipitarse. Ni conveniente. Nada tiene de particular que al
principio no salga todo a la perfección. Es más, quien desde el primer día
demuestra mucha experiencia sexual, no puede causar buena impresión al otro.
Algunos dicen:
- Nos queremos y vamos a casarnos. Si no estamos ya casados, no es por
culpa nuestra, sino por las circunstancias. Por qué no vamos a poder hacer lo
que nos pide nuestro amor?
- Porque os falta el sacramento que os da ese derecho.
Yo antes de ordenarme sacerdote también deseaba decir misa, pero no pude
hacerlo hasta recibir el sacramento que me daba facultades para hacerlo. Y si
lo hubiera hecho antes, hubiera sido ilícito e inválido.
Si no es lícito el coito entre los solteros, tampoco lo son aquellos actos que
lleven a él. Los solteros deben evitar todos los actos que pongan en marcha el
aparato genital. Es absurdo pretender detener una traca. Es mucho más fácil no encenderla.
El ambiente erotizado que nos ha tocado vivir, y la machacona repetición
de que es necesaria la liberación sexual, ha lanzado a muchos jóvenes al
libertinaje sexual de funestas consecuencias para ellos mismos.
Unos dicen que no hay que reprimirse sexualmente, dando un sentido peyorativo
al dominio propio. Sin embargo, el poder dominar los instintos es lo específico
del hombre. Cuanto más nos
dominamos, más hombres; cuantos menos, más animales. Y convertir al hombre en
animal es degradarle.
Hoy algunos quieren presentar como natural toda clase de excesos sexuales. A
veces se pone la etiqueta peyorativa de «represión sexual» al dominio del sexo,
diciendo que es antinatural y causa de males para la salud. Sin embargo
la verdad es todo lo contrario. La historia confirma que «la degeneración
sexual ha sido el preámbulo de una generalizada degeneración social unida a
graves atentados a la libertad y a la justicia» 809.
Otros dicen que el bien y el mal
dependen de la conciencia de cada uno. Eso es falso, pues todos tenemos
obligación de ajustar nuestra conciencia a la verdad objetiva. Lo mismo en
moral que en todo lo demás: valor del número Pí, fórmula del agua, distancia de
la Tierra a la Luna, etc. No es lo que a mí me parezca. Es lo que es objetivamente. No basta ser
sincero para estar en la verdad. Se puede estar sinceramente equivocado. El
pensamiento subjetivo debe estar de acuerdo con la verdad objetiva.
Eso de que la libertad sexual hace a
los jóvenes más maduros es una mentira. Los hace más animales y más esclavos de
la lujuria. Dice Tony Anatrella , psicoanalista y Profesor de Psicología
Clínica: «Las experiencias sexuales no facilitan la madurez, al contrario,
frecuentemente, la retrasan»810.
Las experiencias sexuales
prematrimoniales causan frustraciones psicológicas. Un joven puede estar
maduro genitalmente pero no psicológicamente. Y el sexo necesita el complemento
psicológico para el ejercicio de forma natural, en condiciones normales. La
actividad sexual prematura retrasa su madurez afectiva y esto lo marca para el
futuro. Las experiencias sexuales
precoces impiden la verdadera virilidad y feminidad falseando la conciencia
sexual y el amor.
Reducir el sexo y el amor a la genitalidad es empobrecerlo .
El gran sexólogo español Dr. Gregorio Marañón afirmaba que el mujeriego es un
feminoide. La maduración sexual masculina hace al hombre monógamo:
hombre de una sola mujer. El mujeriego es que no ha alcanzado la cumbre de la
virilidad. Y si es un «play-boy», es
un niño juguete de las mujeres, dice el Dr. José Botella .
Además, las relaciones sexuales prematrimoniales son inútiles. No
garantizan el éxito en el matrimonio. Porque el matrimonio es mucho más que armonía sexual. La prueba es que la
mayoría de los matrimonios fracasados que acuden al psiquiatra han tenido
relaciones sexuales antes de casarse. Así se lo oí decir a un psiquiatra
por Radio Nacional de España en el programa «Protagonistas Nosotros». Y el 9 de marzo de 1978 a las diez y media
de la mañana le oí decir en el mismo programa a D. Carlos Soler, del Tribunal
de Causas Matrimoniales de Barcelona, que « la gran mayoría de los matrimonios
fracasados que acuden a los tribunales para deshacer su matrimonio (algunos
antes del año de casados) habían practicado relaciones sexuales antes de
casarse». Luego esto de nada les sirvió. Un estudio llevado a cabo por
sociólogos de la Universidad de Wisconsin (EE.UU) sobre una muestra de 13.000
individuos de ambos sexos, ha puesto de manifiesto que las parejas que tuvieron
relaciones sexuales antes del matrimonio fracasaron como cónyuges en un número
muy superior al de las parejas que no las tuvieron .
Aunque en las películas vemos continuamente parejas que hacen el coito y no
pasa nada, eso es propio de las películas; pero en la vida real, claro que
pasa. Si no quieres el embarazo no hagas el coito. Creer que nunca va a
pasar nada es una tontería. Al que le divierte adelantar en los cambios de
rasante pensando que no va a pasar nada, terminará en el cementerio. En las películas nunca pasa nada, pero en
la vida real, sí.
Además, esas experiencias sexuales prematrimoniales son totalmente
inhibitorias. El miedo al embarazo y el remordimiento es lógico que
produzcan una inhibición que convierte ese acto en algo totalmente distinto de
la máxima entrega realizada por amor dentro del matrimonio, con todo derecho e
incluso como acto de virtud. La
alegría de la tranquilidad de conciencia sublima la felicidad de los actos
humanos.
Dice el psico-pedagogo Bernabé Tierno : «Piensan muchas parejas que por hacer
el amor de una manera más o menos satisfactoria ya están preparados para el
matrimonio, lo cual es un error manifiesto...; las condiciones internas y
externas antes del matrimonio son muy distintas de las que se verifican dentro
de él».
La moral católica ha reconocido tradicionalmente el estado de noviazgo
como una condición especial en la que se legitiman ciertos comportamientos que
se considerarían desordenados fuera de una perspectiva conyugal. En todo caso
el uso genital del sexo será considerado siempre como derecho exclusivo de los
esposos: es un uso matrimonial .El uso deliberado de la facultad generativa
está prohibido a los solteros . «El uso de la función sexual, tiene su rectitud
moral sólo en el matrimonio legítimo», dijo el Concilio Vaticano II. Dice el
Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica: «El acto sexual debe tener lugar
exclusivamente en el matrimonio; fuera de éste, constituye siempre un pecado
grave, y excluye de la comunión sacramental» 811.
El uso del aparato genital es derecho exclusivo de casados, porque sólo ellos
pueden responder a las responsabilidades que su uso lleva consigo. Engendrar hijos es lo más grande que se
puede hacer en la vida. Por eso convertir la sexualidad en un juego, es un
crimen. Es degradar la misión más sublime del hombre.
Lo que llena el corazón del hombre es el amor. Qué abismo tan grande entre lo
que da una prostituta y lo que da la esposa amada! La sexualidad sin amor no
puede ser satisfactoria . La experiencia de la vida demuestra que la unión
sexual pasajera es mucho menos satisfactoria que la que realiza una pareja
estable que se ama. La libertad sexual, la unión sexual episódica, al principio
puede ser gratificante, pero a la larga deja el alma triste. Por eso quienes
van de cuerpo en cuerpo buscando ese tipo de satisfacciones es lógico que
terminen hartos de todo, sin ilusión por nada, cansados de vivir, incapaces de
amar y resignados a no encontrar esa felicidad duradera con la que toda persona
sueña.
La continencia en el noviazgo es un camino espléndido de maduración.
Es absolutamente necesario para la felicidad del matrimonio que las personas se
demuestren en la práctica que la necesidad de poseerse mutuamente queda
subordinada a la presencia del amor. Si porque se ama a una persona resulta
imposible prescindir de la entrega corporal, existen motivos para preguntarse
si el predominio pertenece al cariño o la sexo. El que no es capaz de amar en la continencia, no hay por qué creer que
podrá hacerlo en el encuentro matrimonial. Decir, como a veces sucede,
«si me amas tienes que entregarme tu cuerpo» es una forma sutil de chantaje. La
solicitación sexual no es amor. Si una pareja quiere usar el acto sexual para
saber si se aman, hay que decirles: «necesitar esta prueba de amor, significa
falta de amor».
El ser humano es persona, no cosa. El amor integra el respeto a la persona, o
no es amor; aunque haya manifestaciones eróticas. Pues el amor no consiste en la excitación de los
sentidos. El auténtico amor no se dirige sólo la cuerpo, sino a toda la
persona .
Reducir el amor al placer
genital es degradarlo . El amor es ante todo unión de almas y corazones.
El sexo puede entrar en el amor, pero no es esencial, ni lo más importante. No
es lo mismo avidez erótica que amor personal, satisfacer un instinto que amor
de entrega a una persona.
Desear saciar una impulsión instintiva con una persona es instrumentalizarla,
no amarla .
Quien se deja esclavizar del apetito sexual se degrada, se envilece, termina
por incapacitarse para amar. A fuerza de instrumentalizar al otro buscando sólo
su egoísta satisfacción, termina por no poder amar a nadie. Ni siquiera a una
persona excepcional de la cual desearía enamorarse con toda su alma, pero que
ya no puede, porque se le ha secado el corazón. Las aventuras sexuales de las
que ha disfrutado sin freno le han incapacitado para la mayor felicidad natural
que hay en el mundo, que es el amor de un matrimonio y de unos hijos que dan a
la persona ilusión para la vida. La
sed de placer sexual deja defraudado.
Esta decepción va minando la psicología, produciendo un hastío de la
vida, que llega a perder la ilusión por vivir.
Algunos para justificar su conducta repiten que el coito es una cosa natural,
que lo hacen todas las parejas que se quieren. Esto es mentira. Las parejas que
se quieren y respetan la moral católica, no lo hacen. Y por otra parte lo hacen
muchas parejas que no se quieren, sino que lo hacen sólo por apetito y vicio. Y la felicidad del hombre no puede
reducirse a sensaciones placenteras corporales, que son de orden animal. Lo
específico del hombre es lo espiritual. Por eso el hombre goza y sufre más con
lo espiritual con lo material. Se te
abofetean en mitad de la calle, te duele más lo que el bofetón tiene de
humillación que el dolor que te produce en la cara. Así, el amor espiritual
hace mucho más feliz que el goce de sensaciones corporales.
No es lo mismo placer que felicidad. El Dr. Rodríguez Delgado , Neurobiólogo,
veintidós años Profesor en la Universidad norteamericana de Yale, y desde 1972
al frente del Departamento de Investigación del Ramón y Cajal, y que dirige el
Centro de Estudios Neurobiológicos, dice que «no es lo mismo placer que felicidad.
El placer está en los sentidos. Es algo común en los animales. La felicidad es
algo muy diferente». El placer es un goce sensitivo y la felicidad un goce
espiritual. El placer es goce a nivel animal. La felicidad es goce a
nivel humano. Al hombre no le basta lo animal.
Se puede ser muy feliz prescindiendo de goces físicos, y se puede disfrutar de
muchos goces físicos y sentir un gran vacío en el alma.
La persona humana no puede prescindir del espíritu para ser feliz. El amor
verdadero eleva al hombre. La sexualidad sin amor lo degrada. En eso están de
acuerdo todos los que no tengan intereses en la pornografía.
Erich Fromm que ha analizado científicamente, quizás como nadie en nuestro
tiempo, la problemática del sexo, afirma: «Hechos clínicos obvios muestran que
los hombres y mujeres que dedican su vida a la satisfacción sexual sin
restricciones, no son felices, y a menudo sufren graves síntomas y conflictos
neuróticos».
Obsesionados por la propaganda pornográfica se dan casos de auténticos maníacos
sexuales , que en su deseo de experimentar nuevas y mayores sensaciones
placenteras llegan a aberraciones tales como hacerlo entre tres
simultáneamente, lo cual es una total ausencia de amor, sustituyéndolo por el
goce de sensaciones epidérmicas. El amor no está en la piel. Es imposible que
quien degrada de este modo la esencia del hombre pueda encontrarse realizado en
la vida. El hombre no se realiza degradándose.
Hay adultos lujuriosos y malvados
que disfrutan pervirtiendo a adolescentes, enseñándoles y animándoles a
prácticas lujuriosas. Los que se dejan engañar, es posible que algún día lloren
por verse esclavizados de un vicio que les obsesiona. Cuánto más felices y
tranquilos viven los que se encuentran libres de esta obsesión! Es frecuente
encontrarse jóvenes que han vivido tan aprisa que han quemado sus vidas y han
llegado a viejos antes de dejar de ser jóvenes. Viven sin ilusión por nada,
porque ya lo han probado todo, y todo les aburre, les cansa; viven tristes,
entregados al alcohol, a las drogas, a la holgazanería. Hartos de todo se han
quedado secos por falta de espíritu.
Las experiencias sexuales precoces e ilegítimas impiden al adolescente madurar
en su normal personalidad psicológica, ética y social, inficionándola a base de
materialismo escéptico y hedonismo irresponsable . El mismo Freud reconoce que
el libertinaje sexual es la muerte del amor: «La libertad sexual ilimitada no
conduce a mejores resultados. Nada cuesta comprobar que el valor psíquico de la
necesidad sexual desciende desde el momento en que la satisfacción resulta
fácil. Para que la libido crezca hacen falta obstáculos... En las épocas
en que la satisfacción amorosa no ha encontrado dificultades, el amor ha
perdido todo valor, la vida se ha vuelto vacía, y han hecho falta fuertes reacciones
para restablecer los valores afectivos indispensables. Desde este punto de
vista cabe afirmar que el ascetismo cristiano ha creado para el amor todo un
conjunto de valores psíquicos que la antigüedad pagana no había sabido
conferirle»812.
Desgraciadamente el psicoanálisis no fue bien asimilado y arrastró a muchos al
desenfreno sexual.
Se confundió el autodominio y la castidad con la represión. Queriendo evitar los peligros de ésta y librarse
de los viejos tabúes, cayó el hombre moderno en mayor libertinaje .
No te impresiones con los que confunden la virilidad con la bestialidad. El
valor del hombre se mide por el carácter y la fuerza de voluntad; pero no por
el instinto sexual, como los sementales de una ganadería.
El célebre doctor español, D. Gregorio Marañón , especialista en estas
cuestiones, habla de «la necesidad de decir a los jóvenes, y de que sean los
médicos y no los curas los que se lo digan, que la castidad no sólo no es
perjudicial a la salud, sino un ahorro de la vitalidad futura; y que la
condición de hombre no se mide por el garbo con que se ejecuta el acto sexual. Por
el contrario, si hay una virtud específica de esa condición de hombre, es la
virtud de la renunciación»813.
El autodominio, la fuerza de voluntad, el saber dominarse, es lo característico
del hombre.
El no dominarse es lo característico del animal. El animal sigue invariablemente el más fuerte de
los estímulos que atraen su instinto.
El hombre puede dominar su instinto con la voluntad. El que hace sólo lo
que le apetece, obra como un animal. El que hace lo que debe hacer, le apetezca
o no, obra como un hombre. Cuanto más hombre, más se domina. Cuanto menos se
domina, más animal.
Por eso añade Alexis Carrel , Premio Nobel de Medicina, «los santos han sido hombres
fuertemente sexuados»814.
Es que hace falta mucha más virilidad para vencer el instinto que para dejarse
llevar de él.
Añade el doctor Marañón que el
mujeriego es un feminoide. Su afán de conquistar mujeres es para hacer alarde
de su virilidad, por tener complejo de inferioridad varonil. Quiere compensar
su autoconciencia de deficiente masculinidad con conquistas femeninas para
demostrarse a sí mismo y a los demás que es de verdad un hombre. Por eso pierde
interés por la mujer conquistada. Quiere nuevas conquistas, que supongan nuevos
éxitos.
Y lo mismo le pasa a algunas mujeres que se ponen frívolas, coquetas,
seductoras para autoconvencerse de que despiertan atractivo en los hombres, y
cuando alguno, seducido, pretende entrar a fondo, ella le da un corte: «Te has
creído que soy una cualquiera? Soy una mujer decente!», etc. etc. Le
bastó autodemostrarse que es deseable. No pretendía llegar a más.
En ambos casos se utiliza a la otra persona para autoafirmarse uno mismo.
Es un disparate y una injuria a Dios decir que el hombre no puede dominar su
pasión y que por lo tanto debe desahogarla cuando le apetezca. Si Dios nos
manda reprimir la lujuria, es porque esto es posible; si no, Dios sería cruel
al mandarnos un imposible. Dice San Agustín : «Dios no manda imposibles, sino
que te manda que hagas lo que puedas y le pidas lo que no puedas, que Él te
ayudará para que puedas»815.
Pero además, importantes Congresos Internacionales de Medicina han manifestado
que la castidad no sólo es posible, sino también muy buena para la salud. Algunos dicen que la masturbación y la
libertad sexual son buenas. Pero esto sólo lo pueden decir aquellos para
quienes el sexo es un producto de consumo, dada su concepción hedonista de la
vida, totalmente al margen de la ley de Dios. Pero Dios no puede prohibir lo
que es bueno ni mandar lo que es malo.
Por eso los psicólogos, en su mayor parte, afirman que el autodominio propio,
motivado por un ideal, es beneficioso para la maduración de la persona humana.
Nadie se pone enfermo por ser casto. En cambio son muchas las enfermedades producidas por la lujuria. La prueba
es que ningún médico pone en su puerta una placa que diga: «Especialista en
enfermedades de la castidad». En cambio muchos médicos tienen en su puerta una placa
donde pone: «Especialista en enfermedades venéreas de transmisión sexual». Y es
que no existen enfermedades causadas por la castidad.
Por eso dice el doctor Surbled : «Los males de la lujuria son conocidos,
indiscutibles; mientras que los males de la castidad son supuestos e
imaginarios. La prueba es que innumerables obras científicas y voluminosas se
han consagrado a exponer los males de la lujuria; en cambio, jamás ha existido
historiador para los males de la castidad».
Dice el Dr. Juan José López Ibor , Catedrático de Psiquiatría de la Facultad de
Medicina de Madrid, Académico de la Real Academia Nacional de Medicina y
Presidente de la Federación Mundial de Psiquiatría:
«Después de treinta años de experiencia médica, le diré que no conozco ningún
caso de neurosis cuya causa sea la represión sexual» 816.
Dice Kraff-Ebing en su libro «Psicopatología sexual»: «Muchos hombres, en cabal
estado de salud y bien constituidos, pueden frenar sus propias pasiones sin
resentirse lo más mínimo por esta continencia».
Lo que hay que hacer es aceptar la castidad voluntariamente y vivirla
con naturalidad. La castidad voluntaria aceptada por un ideal no tiene nada de
represión, sino de dominio propio. Y el dominio propio es necesario para la
educación de la voluntad.
«Mi opinión personal, fruto de larga experiencia, es que de una continencia
libremente aceptada ninguna consecuencia dañosa pueden temer los jóvenes. El
deporte y un intenso ejercicio físico son los mejores derivativos»(Profesor A.
Assamann).
En una reunión de médicos franceses celebrada en 1970, se dijo que «es falso
que el ejercicio de la sexualidad sea indispensable para la salud y el
equilibrio».
Lo que hace falta es que los mecanismos psicológicos funcionen con normalidad
integrando armónicamente el instinto sexual en el conjunto de la persona.
Por lo tanto, eso de que el dominio de la sexualidad produce neuróticos es un
bulo fomentado por los pornócratas que hacen negocio explotando el apetito
sexual de la gente. La prueba es que
miles y miles de hombres y mujeres que han consagrado a Dios su virginidad
viven con inmensa paz, felicidad y salud de cuerpo y mente.
El hecho de que alguna vez se hayan dado neuróticos castos, no significa
que la castidad sea causa de neurosis. También a un hombre casto le puede
atropellar un automóvil, y no vamos a decir que la causa del atropello fue la
castidad. Lo que no es bueno es estar excitando el instinto sexual con
imaginaciones, deseos, tactos, etc., y después querer detener el proceso
fisiológico. Detener una traca es difícil. Es más fácil no encenderla. Si desde
el principio se ponen los medios para evitar esa tensión, el dominio del
instinto sexual, puede ser una cosa natural que no presente problemas. Por eso la moral católica quiere que se
alejen los peligros de excitación sexual.
Cuando hay dominio del instinto sexual sublimado por el ideal del
servicio de Dios y de cumplir su voluntad en la finalidad del sexo, entonces,
no sólo no hay nada perjudicial, sino un enriquecimiento de la persona humana.
La prueba está en el inmenso número de personas sanísimas física y
psíquicamente que han guardado castidad conforme al ideal cristiano.
Una persona se realiza por el amor, pero no necesariamente por el amor sexual.
El sacrificar la vertiente sexual del amor humano no tiene por qué resultar
represivo cuando se sublima con la ilusión de vivir un gran ideal. Para
realizarse como persona, no es el sexo lo más importante. La persona humana
tiene valores espirituales, ideales e ilusiones muy superiores a las satisfacciones
de tipo sexual.
Los pornócratas , que hacen los grandes negocios con la pornografía, han
lanzado una campaña ridiculizando la moral católica, poniendo la etiqueta
peyorativa de reprimido a todo el que domina su apetito sexual. Pero los médicos recomiendan el dominio de la
sexualidad.
En el II Congreso General de la Conferencia Internacional de Profilaxis
Sanitaria, celebrada en Bruselas, los ciento dos miembros médicos
especializados en esta materia, llegados de todo el mundo, votaron unánimemente
la siguiente declaración: «Debemos, sobre todo, enseñar a la juventud masculina
que la castidad y la continencia no sólo no son perjudiciales, sino que estas
virtudes son las más recomendables desde el punto de vista puramente médico».
Por consiguiente, hay que considerar errónea la opinión bastante difundida
entre los profanos, y a veces entre los médicos, según la cual la falta de
ejercicio de la actividad sexual llevaría a una gradual debilitación de la
capacidad generativa. Aun desde el punto de vista neuropsíquico la
continencia sexual no provoca daño alguno en el sujeto sano, especialmente si
deriva de una orientación ideológica que se traduce en la práctica con la
castidad de la vida y del pensamiento.
En el hombre que guarda castidad, las hormonas de esas secreciones glandulares
son reabsorbidas por el organismo, para el cual son altamente beneficiosas. Y
cuando el organismo no las necesita salen al exterior, de una manera natural y
fisiológica, libre de todo pecado, en los derrames nocturnos de semen producidos
durante sueños más o menos eróticos, pero que nunca son pecado, pues son
involuntarios. Lo que ocurre soñando nunca es pecado. Estos derrames nocturnos
periódicos no tienen nada de malo, son como una válvula de escape que aparece
cuando el cuerpo lo necesita, y es normal entre los hombres que viven en
continencia de modo habitual o temporal .
Quien se despierta en una eyaculación nocturna, no tiene que hacer esfuerzos
por reprimir lo que es un simple acto fisiológico . Lo mejor es desentenderse,
en lo posible, de tal fenómeno. Si tú no aceptas voluntariamente ese deleite,
no hay pecado alguno.
Los solteros no pueden engendrar hijos, pues éstos necesitan un hogar familiar
para su educación.
Por eso las relaciones sexuales prematrimoniales están prohibidas por Dios.
Dice Armando Palacio Valdés que cuando el corazón quiere una cosa, el
entendimiento inventa una teoría.
Cuando nos apetece una cosa, es fácil encontrar razones para justificarla. Pero frente a todas las razones de
los que quieren justificar las relaciones sexuales prematrimoniales, está la
palabra de Dios en la Biblia que dice:
«El cuerpo no es para la fornicación» 817.
«Huid de la fornicación»818.
«Absteneos de la fornicación»819.
«Esta es la voluntad de Dios, que os abstengáis de la fornicación» 820.
«Los fornicarios no entrarán en el reino de los cielos» 821.
«Dios condenará a los fornicarios y a los adúlteros» 822.
«Los fornicarios se irán al infierno» 823.
La fornicación es la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del
matrimonio .
68,16. El peor castigo de la lujuria está en la otra vida, pero Dios ha
querido que la misma naturaleza se vengue de los que abusan de ella en placeres
ilícitos con las enfermedades venéreas de transmisión sexual. Estas enfermedades son gravísimas y hereditarias.
Ultimamente en España han alcanzado proporciones alarmantes. El Dr.
Luis Olmos, Presidente del E.T.S., afirma que desde 1982 las enfermedades de
transmisión sexual se han duplicado en España.
La revista «Tribuna Médica» de Madrid, dice que «la sífilis se ha
convertido en la enfermedad infecciosa más frecuente en España después del
catarro común»824.
La prostitución constituye una lacra social.
No pises jamás una casa de mujeres públicas, porque es ofensa de Dios y un
pecado que mata tu alma y la condena al infierno. Pero, además, porque
contraerás enfermedades venéreas, que son hereditarias, que producen
frecuentemente complicaciones en el sistema nervioso, afecciones agudas en el corazón,
parálisis, locura, etc. Y esto no sólo para ti, sino también para tu mujer y
para tus hijos. Y es un crimen que por un placer tuyo momentáneo, hagas
desgraciados para toda la vida a esos hijos tuyos a quienes vas a querer con
toda tu alma.
Los hijos del sifilítico pueden nacer paralíticos, ciegos, sordomudos,
imbéciles: siempre tarados. «Los sifilíticos por herencia son a menudo carne de
manicomio»(Doctor Corominas). En los libros de Psiquiatría hay un tipo de
locura especial de los sifilíticos que se llama «psicosis sifilítica». «La
demencia paralítica se presenta de ordinario a los 10 ó 15 años después de la
infección sifilítica... No hay demencia paralítica que no haya sido precedida
por la sífilis»825.
«La sífilis puede persistir en estado
latente, es decir, sin dar manifestaciones visibles de su existencia, mientras
va minando silenciosamente el organismo y produciendo destrozos que ya serán
irreparables, aunque se aplique el mejor de los tratamientos, si se aplica
tarde»826.
El ilustre sifilógrafo Profesor Fournier, dice que la sífilis provoca lesiones
desorganizadoras y destructivas de los tejidos orgánicos.
Piel, huesos, ojos, laringe, pulmones, hígado, estómago, intestinos,
sistema nervioso; todo órgano puede ser atacado. Y estas lesiones siempre son graves.
Los estragos de la sífilis son especialmente en el cerebro y en la médula.
Dolores nerviosos, parálisis, epilepsia, apoplejía, etc. son el patrimonio casi
inevitable del sifilítico en su tercer período.
No te fíes de los que te dignan que hoy se curan las enfermedades venéreas. Es
cierto que algunas veces se curan, pero no siempre.
Algunos que se creían curados se
casaron, y después tuvieron que sufrir con horror las trágicas consecuencias de
su enfermedad . El estudio realizado por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) en Ginebra sobre la evolución de la sífilis durante los años
1950-1963 demuestra de un modo impresionante cómo ha aumentado el número de
casos.
La sífilis, que pareció completamente aniquilada, vuelve a levantar cabeza, y
en forma bastante intranquilizadora .
Lord Stonham, Subsecretario laborista del Ministerio de Gobernación inglés,
habló en un discurso, ante la Asamblea de Médicos Británicos, del creciente
aumento de las enfermedades venéreas a pesar de los adelantos de la Medicina.
Según recientes declaraciones del Jefe Provincial de Sanidad de Madrid, Dr.
Fernández Turégano, las enfermedades venéreas se han disparado . Estadísticas de Sanidad afirman que se dan mil
casos mensuales hoy en España.
Cincuenta millones de norteamericanos están infectados de herpes genital, de
dolor intenso y terriblemente molesto .
El Dr. Martínez Torres , dermovenerólogo, pronunció una
brillantísima conferencia en que citó una estadística de la Organización
Mundial de la Salud referente a los Estados Unidos, en donde se registraron en
1971 dos millones de casos de enfermedades venéreas que afectaron, en la
proporción de uno de cada cinco a menores de veinte años. Hubo cinco mil casos
entre jóvenes menores de catorce años. Dos mil casos entre menores de nueve
años. La probabilidad en que un individuo contraiga la enfermedad venérea antes
de los veinticinco años alcanza actualmente el 50%.
En casos de duda debe hacerse el test sanguíneo de la sífilis.
Por amor a tu alma, por amor a tu cuerpo, por amor a tu futura mujer y a
tus hijos, no te dejes esclavizar del vicio impuro.
El SIDA, llamada la peste del siglo XX por los miles de muertos que ha
producido, hoy no tiene remedio eficaz.
Según la Organización Mundial de la
Salud van ya más de 61.000 casos de muertes por SIDA.
Según el mismo organismo se cifra entre cinco y diez millones de personas
afectadas en el mundo por dicha enfermedad. Y lo peor es que se puede ser
portador del SIDA sin saberlo, pues el virus del SIDA se incuba durante un
período que oscila entre los cinco y diez años.
España es el país de Europa en el que más se propaga el SIDA. España tiene tres
veces más enfermos de SIDA que la media de enfermos de SIDA del resto de los
países de Europa. El Ministerio de Sanidad afirmó que en España cada semana hay
veinticinco nuevos casos de SIDA.
Son ya 2.723 los muertos por el SIDA en España. Según Francisco Parras,
Secretario del Plan Nacional sobre el SIDA, esta enfermedad es la primera causa
de muerte en la población española, de veinticinco a treinta y nueve años.
Según el Dr.Diego Dámaso López, Jefe de Microbiología de la Clínica Puerta de
Hierro, y Catedrático titular de Microbiología de la Universidad Autónoma de
Madrid, en el coloquio celebrado en el Club Siglo XXI, sobre la problemática
del SIDA, afirmó: «EL SIDA puede convertirse en una especie de "gripe
mortal"».
Según la Organización Mundial de la Salud cada año se producen en el mundo más
de doscientos cincuenta millones de nuevos casos de enfermedades de transmisión
sexual; lo que supone un caso por cada veinte personas.
Montagnier, descubridor del SIDA en 1983, piensa que la batalla contra el SIDA
está perdida, pues la velocidad de propagación del virus ha sobrepasado a la
velocidad de los científicos que trabajan en la búsqueda de una solución.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Frankfurt ha publicado en la
revista de investigación médica «Nature», que el SIDA es mortal para el 75% de
los portadores de esta enfermedad.
El Dr. Adamson y sus colaboradores de la Universidad de Hopkins han publicado
en la revista científica norteamericana «Science» que el virus del SIDA penetra
en el sistema nervioso central y es causa de demencia severa en el 20% de los
enfermos del SIDA .
Es curioso que actualmente no sólo son los sacerdotes y moralistas, sino
también los médicos, los que recomiendan pureza a la juventud.
Como una de las causas principales de la transmisión del SIDA ha sido la
promiscuidad sexual, el Dr.Jonathan Mann, Director del Programa sobre el SIDA de
la O.M.S. afirma que «la mejor manera de combatir el SIDA es la abstinencia
sexual»827.
El doctor Justo Aznar, Jefe del Departamento de Biopatología Clínica del
Hospital de la Fe en Valencia, dice que «la única norma segura para evitar el
SIDA es la pareja sana y estable: la monogamia y la fidelidad» 828.
Y el Dr. Gómez Lavón, médico psiquiatra: «La única prevención eficaz contra el
SIDA y las demás enfermedades venéreas es la castidad en la juventud y la
fidelidad conyugal»829.
El 6 de enero de 1991, dijo el Dr. Alfonso Delgado Rubio por Radio Nacional, a
las 10:45 de la mañana, que «la única manera segura de evitar el SIDA es la
fidelidad de la pareja»; y que «el virus del SIDA puede quedar oculto en el
contagio durante muchos años, sin dar la cara».
En la campaña japonesa contra el SIDA se dice: «Sabes que cada vez que te
acuestas con tu amigo te estás acostando con su anterior amiga, con un amigo
que ella tuvo antes, y con las amigas de ese amigo? Quizás uno de ellos tenía
SIDA, y tú te lo contagias».
Como le pasó a aquella chica -caso histórico - que un día descubrió que tenía
SIDA, y después se enteró que hacía un tiempo murió de SIDA un chico que se
había acostado con ella.
Harvey Finerberg, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de
Harvard, dice: «Cualquier persona que practique relaciones sexuales fuera del
matrimonio se expone a contraer el SIDA.
(...) El virus del SIDA corrompe los fluidos vitales transformando la sangre y
el semen de fuentes de vida en instrumentos de muerte. Y durante el
período de latencia que puede durar ocho años o más, el paciente se encuentra
sano pero puede transmitir el virus a otra persona» 830.
Recientemente Televisión Española y Radio Nacional han estado haciendo insistentemente
propaganda del uso de preservativos a los jóvenes en sus relaciones sexuales
para evitar el SIDA, como si este remedio fuera seguro. Sin embargo, los
sexólogos norteamericanos Masters, Johnson y Kolodny afirman que conocen casos
de contaminación del SIDA por vía sexual a pesar de haber usado el
preservativo831.
Carlos Domat, ministro de Sanidad italiano, en una carta a veinte millones de
familias, recomienda la castidad contra el SIDA, pues «el preservativo no es
remedio seguro para prevenir el contagio».
La Audiencia Nacional en una sentencia de 1993 anuló la campaña PONTELO,
PONSELO porque ocultaba a la población los riesgos asociados al uso del
preservativo, por el alto porcentaje de fallos en la prevención del SIDA.
El Dr.Jerónimo Lejeune, Catedrático de Genética Fundamental de la Universidad
de París, ha afirmado que: «todos los responsables de la salud saben
perfectamente que los preservativos no pueden parar la epidemia del SIDA»
832.
Está comprobado que en el 10% de los casos el uso del preservativo no evita el
contagio del SIDA833.
El 10% de los que se han contagiado del SIDA ha sido usando el preservativo
834.
Un estudio publicado en «The New England Journal of Medicine» se indica que el
fallo del preservativo para prevenir la trasmisión del SIDA pude llegar al 17%
835.
El mismo Ministerio de Sanidad reconoce en el Boletín Epidemiológico (n 2802 de
Enero de 1988) que el preservativo no elimina el riesgo de contagio del SIDA.
En la revista «Farmacéuticos» del Consejo General de los Colegios
Oficiales de esta profesión dice D. Rafael Muñoz, Presidente del Colegio
Oficial de Jaén, que el preservativo no evita el SIDA; por eso siendo España el
país de la Comunidad Europea donde se venden más preservativos, es también el
que tiene más enfermos de SIDA.
El profesor Polaino, Catedrático de Psicopatología de la Universidad
Complutense de Madrid, ha dicho: «Es un error combatir la difusión del SIDA
mediante el uso del preservativo. Yo he tratado a muchos pacientes con SIDA que
habían usado preservativos. Probablemente si no los hubieran utilizado, no
habrían tenido esas relaciones sexuales, y ahora, no tendrían el SIDA».
André Frossard, célebre comunista, después convertido al catolicismo, autor del
libro «Dios existe, yo me lo encontré», refiriéndose a la campaña que
recomienda el preservativo para luchar contra el SIDA, dice: «Puede servir la
mentira para luchar contra el SIDA?».
Alfonso López Quintas, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid,
dijo en el ABC: « Resulta incomprensible que se presente como remedio decisivo
contra el SIDA el uso de preservativos. Los especialistas afirman que los preservativos, aunque sean de buena
calidad y se usen debidamente, suelen fallar». Y termina con estas palabras:
«Quisiera saber hasta cuándo va durar esta farsa de afirmar que se está contra
el SIDA y se sigue promoviendo el gran negocio de los
preservativos»836.
«El preservativo protege solamente un 70%, y son erróneas por tanto las
campañas oficiales que promueven el uso de estos preservativos para evitar el
SIDA», dice el Presidente de la Federación de Planificación familiar de
Dinamarca, Dr. Mogens Osler . La Universidad de Texas ha demostrado que
en el 32% de los casos el preservativo no evita el contagio del SIDA.
En la goma del condón existen poros que permiten el paso del HIV (el virus del
SIDA), ha demostrado, mediante microscopía electrónica, el científico Cecil H.
Fox, del Instituto Nacional de Salud de Maryland.
El virus del SIDA es más pequeño que
los poros de la goma del preservativo, según Hopkins en «Population report, n
8». El diámetro de los poros de la goma es de 5 micras, mientras que el tamaño
del letal virus del SIDA es de 0,1 micras 837.
Es decir, el virus es cincuenta veces más pequeño que los poros de la goma.
«La prevención del SIDA mediante el preservativo es un cuento de hadas»
afirma categóricamente el Profesor Hansjürgen Raetting, Director de la Oficina
Federal Alemana de Sanidad.
En el Simposio Internacional sobre el SIDA celebrado en Valencia se dijo que
«el preservativo no es suficiente para evitar el SIDA». No hubo ni una sol voz
que afirmara que el preservativo es la mejor solución para prevenir el SIDA.
El contagio del SIDA se debe casi siempre a relaciones sexuales. Y éstas son fomentadas por la falsa propaganda de
que los preservativos dan una seguridad absoluta.
Por esto la Organización Mundial de la Salud señala que «la evolución de los
comportamientos sexuales es un imperativo capital».
La Oficina Suiza de Información sobre el SIDA dice: «Los estudios más recientes
sobre la prevención del SIDA demuestran que la suposición de que los
preservativos ofrecen una protección fiable contra el SIDA es una peligrosa
ilusión».
Los pedagogos han comprobado experimentalmente que la enseñanza de la castidad
no sólo favorece la maduración del carácter sino que disminuye el número de
embarazos entre los adolescentes de modo más eficaz que la enseñanza de
sistemas anticonceptivos .
No sería mucho más eficaz educar a los jóvenes para la pureza? No sería
mucho más razonable decir que la verdadera solución es respetar el uso de la
capacidad procreativa dentro del matrimonio, que es el uso natural del sexo?
Ésta es la única manera digna de preservarse del SIDA.
Mientras en Estados Unidos, la Secretaría de Educación ha difundido por los
«Colleges» un documento recomendando a la juventud la continencia para evitar
el SIDA, nuestro Ministerio de Educación socialista remitió a los Centros de
Bachillerato un documento aconsejando el uso de preservativos para evitar el
SIDA. El ministerio socialista de Asuntos Sociales ha regalado un millón de
preservativos a los adolescentes. En cambio la Administración Clinton de
Estados Unidos ha dedicado para la educación de la castidad de los jóvenes trescientos
millones de dólares.
La preocupación por el SIDA ha hecho
que los norteamericanos sean más precavidos en sus relaciones sexuales. Hay
indicios de que la fidelidad conyugal ha aumentado. Las parejas valoran cada
día más la fidelidad y el respeto, según un estudio publicado por el Ministerio
de Asuntos Sociales. Según unos
estudios sociológicos de la Agencia EFE, la mayoría de los jóvenes españoles
optan por el matrimonio religioso y la fidelidad matrimonial, y rechazan las
relaciones sexuales extramatrimoniales.
Conviene saber, aunque parezca lo contrario, que son más los jóvenes puros:
«una reciente encuesta en seis universidades norteamericanas ha demostrado que
las cuatro quintas partes de los estudiantes no han tenido relaciones
sexuales». Precisamente en Estados Unidos se han puesto de moda los llamados
«Club de virginidad» donde jóvenes de ambos sexos se dan apoyo moral en su
compromiso de ser vírgenes hasta el matrimonio . Hoy se ven jóvenes
norteamericanas con camisetas en las que pone: «Soy virgen, y estoy orgullosa
de serlo». El 40% de los adolescentes de Estados Unidos se mantienen vírgenes .
El exceso de sexualidad ha provocado ya una reacción precisamente en la
cuna de la revolución sexual. Una profesora de Psicología de la Universidad de
Berkeley, Gabrielle Brown, ha escrito un libro que ha sido un «best-seller» y
es un catecismo del anti-sexo, la apología de la continencia voluntaria. Se titula «¿Por qué abstenerse es un
placer?». Trata de las frustraciones y neurosis que ocasiona el libertinaje
sexual.
Frente al libertinaje sexual que hoy en España algunos propagan a todos los
vientos, es curioso que en California, cuna del libertinaje sexual, ya están de
vuelta, y ahora lo que está de moda es la continencia sexual. Las
revistas pregonan a toda página: «Basta de sexo. Viva la ternura». «Terminó la
revolución sexual», se lee en la portada del número de la primera semana de
abril de 1984 de la revista «TIME» de Nueva York, el semanario más difundido en
el mundo. A partir de la página 48
se pueden leer estas frases: «La obsesión por el sexo decae. Los jóvenes
prefieren el amor a la carne.
La mitad de los jóvenes piensan que el sexo sin amor es inaceptable.
Desciende el divorcio y aumentan los matrimonios. Hoy la mayoría de los
americanos se vinculan a la familia, al matrimonio y a la idea tradicional de
que el sexo sin amor carece de sentido». También en Italia se ha puesto
de moda la castidad entre la juventud .
En Suecia también están de vuelta del libertinaje sexual. «Con la misma
velocidad que hace décadas se inició el "descoque" de las costumbres,
se ha dado marcha atrás y la moralidad está de moda...
Los jóvenes se casan por la Iglesia, disminuyen los abortos y aumenta el índice
de natalidad. Es frecuente tener tres y cuatro hijos, cosa inimaginable hace
algunos años. Es una vuelta al tradicionalismo».
El carácter de incurabilidad del SIDA y el hecho de que medio millón de nuevos
casos aparezcan cada año, ha determinado que muchos norteamericanos piensen en
la conveniencia de retornar a los antiguos cánones sexuales, según los cuales
la pareja deber ser monógama, y la felicidad es un valor reconocido. Numerosas
opiniones, como la del terapeuta Dominik Riccio, de Nueva York, subrayan este
cambio en los hábitos sexuales de los norteamericanos: «Están desilusionados
del sexo libre y aterrados ante el peligro de contraer herpes, y tenerlo para
siempre» dice este especialista. El herpes genital ha destruido numerosas
parejas y ha causado graves problemas psicológicos a sus víctimas, sumidas en
muchos casos en el aislamiento y la depresión.
El herpes genital es una enfermedad
venérea que se transmite por las relaciones sexuales, cuyo virus se aloja en el
sistema nervioso y que produce en la mujer cáncer de cervix y en el recién
nacido lesiones en el cerebro que condicionan gravemente su posterior
desarrollo mental.
El Dr. Juan Rey Calero, Profesor de Medicina Preventiva de la Universidad
Autónoma de Madrid, ha dicho que el hecho de que las relaciones sexuales entre
adolescentes hayan aumentado entre los años 1980 y 1990, ha producido un
extraordinario aumento entre ellos de las enfermedades de transmisión sexual.
Un tercio de estos enfermos son adolescentes.
Roberto Gallo, científico americano, que ha descubierto el virus
HPLV-III, agente del SIDA, manifestó que este virus puede permanecer en el
cuerpo del individuo toda la vida. Además, el SIDA, según parece, degenera en
cáncer.
El gobierno japonés ha aprobado un decreto según el cual se prohíbe la entrada
en el Japón a los extranjeros portadores del virus del SIDA.
El SIDA también puede transmitirse
por relaciones sexuales entre lesbianas. Según la revista médica británica «The
Lancet», una mujer lesbiana enferma de SIDA declaró que no se drogaba ni
recibió ninguna transfusión de sangre, ni tuvo relaciones sexuales con ningún
hombre:
sólo con lesbianas838.
Según el doctor inglés John Seall en el «British Medical Journal» esta
enfermedad se puede contraer por medio de un beso, pues la saliva es un
transmisor del virus del SIDA839.
En la Conferencia Mundial sobre el SIDA celebrada en Florencia en junio de
1991, el equipo de investigadores del Instituto Oncológico de Boston (EE.UU)
informó que el SIDA puede también transmitirse por la mucosa bucal. Es decir,
que el beso «mojado» puede transmitir el SIDA 840.
Lo mismo opina Williams Roger responsable de los Centros de Control de
Infecciones de Estados Unidos en la revista «The Lancet». Por eso el Sindicato
de Actores y Actrices norteamericanos, ha adoptado que los actores deben ser
informados antes de aceptar un papel, a qué tipo de beso se comprometen y con
quién.
Muchos expertos en SIDA están convencidos de que este virus está presente en
todos los líquidos biológicos, incluida la saliva. La empresa
norteamericana «EPITONE» ha COMERCIALIZADO un método para diagnosticar el SIDA
ANALIZANDO la saliva841.
68,17. Con frecuencia se oyen hoy ideas sobre sexualidad tendenciosas y
corruptoras que pretenden «mentalizar» a la gente para llevarlas al libertinaje
sexual que es el negocio de los pornócratas. El Diccionario de la Real Academia
de la Lengua Española, define la pornografía como la comercialización del sexo
.
No decimos que el sexo sea pecado, si se usa correctamente; lo que no es lícito
es ese consumo de sexo que han montado los pornócratas, para hacer su negocio,
con revistas, libros y películas en las que se hace del sexo un vicio. A fuerza
de verlo en el cine muchos jóvenes juegan a hacer el amor, como los niños
juegan a los indios. Pero la sexualidad es una cosa muy seria; no es para
jugar.
Proclamar la absoluta libertad sexual puede parecer progresista pero de hecho
se opone a los resultados de la mejor investigación contemporánea. Y el que se
enfrenta a la investigación no es realista, es un iluso que pretende tal vez
seducir, pero no convencer, y menos ayudar!
Hoy se prodiga hacer el coito a nivel de camaradería. Se habla mucho de «hacer
el amor», pero esta frase es falsa; el amor no se hace, se da. Las cosas se
hacen. El amor se tiene. El amor brota de la mutua estima entre dos personas.
Por eso estamos asistiendo a una verdadera crisis del amor. Es notable el fracaso de las comunas de sexo
libre.
Por querer disfrutar de la vida, lo que se hace es incapacitarse para el amor,
que es la única felicidad de la vida. Las prostitutas, que viven del sexo sin
amor, son un claro ejemplo de que sin amor no es posible la felicidad. Se
las llama «Esclavas del siglo XX», «La esclavitud de la mujer». Son títulos de libros que tratan de la
prostitución.
Una ninfomaníaca escribe: «Con todos los hombres que he conocido me he
prestado a acostarme con ellos. Tengo una aventura tras otra. Ésta es la
historia de mi vida, y la odio con toda mi alma».
Reducir el amor a sensaciones
placenteras es degradarlo. El amor tiene una vertiente espiritual que es
superior a todas las técnicas de manipulación de los órganos. El amor es una
fuente de ternura, mientras que el cuerpo lo más que da es el estremecimiento
de un orgasmo. Encuestas realizadas por un médico demuestran que muchos jóvenes
hacen el coito para poder demostrar su masculinidad; y ellas, porque lo hacen
otras. Es decir, que hoy muchos se avergüenzan de su pureza y alardean de su
libertinaje sexual.
Incluso hay quienes llaman civilizada y madura a la persona que rompe
moldes morales, para vivir según le apetece. Me parece una falsedad.
Es mucho más civilizada y madura la persona que tiene dominio propio, y sabe
mantener su comportamiento dentro de una rectitud moral. Llamar represión
atávica a la rectitud moral es querer poner una etiqueta peyorativa a valores
que no se quieren reconocer. Pero las joyas que valen, no pierden valor porque
haya personas que no saben apreciarlas.
La madurez se muestra plenamente cuando no elegimos aquello que satisface
nuestras apetencias del momento, sino que permite conseguir el ideal que hemos
asumido como meta de nuestra vida.
El ambiente erotizado que nos ha tocado vivir, hace suponer que el ejercicio
del sexo es la mayor felicidad del mundo, y después resulta que no es así; pues
las sensaciones de tipo físico carnal dan menos que la felicidad espiritual.
Dicen los sexólogos: «La actividad sexual no es lo más importante en la vida».
Por mucho sexo que viva una mujer, cuando encuentra a otra que vive el amor,
siente una enorme envidia, pues echa de menos lo que el sexo solo no puede
darle.
Ha sido V.Frankl el que ha venido a explicar, contra lo que decía su maestro
Freud, que la dimensión más importante del hombre no es el sexo, sino el
sentido religioso, transcendente, la posibilidad de poseer un sentido último
que dé razón de todo lo que hacemos. Cuando el hombre carece de este sentido que le hace capaz de vencer el
dolor y de superar la muerte, enferma. Y es así como la enfermedad
típica de nuestro tiempo es la angustia; angustia que surge de la pérdida del
sentido transcendente. Y es profundo lo que afirma V. Frankl de la felicidad:
«La felicidad no se puede buscar nunca directamente, sólo puede venir como
consecuencia de haber dado lo mejor de nosotros mismos a una causa noble, capaz
de superar la limitación, el desánimo y la muerte, a una causa transcendente».
Éste es el problema del hombre de
hoy, que vive más que nunca sin raíces, sin valores que le lleven más allá de
sí mismo. Es cierto que toda acción humana tiene que tener la prerrogativa de
la libertad, pero el hombre de hoy ha hecho de la libertad, que es un
instrumento, un fin de sí misma; y, de este modo, está ya experimentando algo
sabido desde siempre: que la libertad no libera, libera la verdad.
Hay quienes en nombre de la libertad quieren desasirse de toda clase de trabas.
Para ellos es aleccionadora la inscripción debajo de un dibujo en la Abadía de
Pannonhalma donde representa un barril de vino sin anillos de hierro, y el vino
saliendo por las rendijas. El letrero ponía: «Se perdió por la
libertad».
La prensa nacional y extranjera
viene haciéndose eco últimamente de la atmósfera de erotismo y del ambiente
sexualizado que nos está obligando a respirar la moderna civilización, que
presume de haber enterrado mitos, y que prometía librar al hombre de las neurosis
y obsesiones de ciertas represiones ciegas y voluntaristas, que querían hacer
del hombre un ser angélico.
Pero en vez de liberar al hombre, su fragilidad ha quedado sometida al
asedio omnipresente de cuanto dice relación con el sexo y se le está dejando
indefenso en la lucha por integrar el instinto sexual y ponerlo al servicio de
la vida y del auténtico amor. La iniciación sexual que necesitan nuestros
jóvenes nada tiene que ver con la enciclopédica ilustración de todos los abusos
y perversiones sexuales, con la ola de erotismo, con las escenas íntimas de
alcoba, ni con los supermercados del amor.
«Bajo el hipócrita lema de la "liberación de tabúes" se está
produciendo, a escala mundial, una desconcertante exaltación del nudismo, del
naturalismo y de la obscenidad que lo invade todo, originando una escandalosa
quiebra de la moralidad pública y privada.
Vamos, si no se pone remedio a tiempo, hacia un pansexualismo degradante de la
naturaleza humana. Y lo peor es que apenas si hay reacción social contra la
agresiones morales que por doquier se dan contra la limpieza de costumbres,
como si una general abdicación del sentido natural y cristiano de lo lícito
prevaleciera incluso entre personas e instituciones que deberían velar
activamente por la moral pública. La pasividad ante la progresión de
iniciativas eróticas y pornográficas acusa una general dimisión de derechos y
deberes frente a un estado de cosas cada vez más deprimente».
De todo esto resultan casos como.el de aquella muchacha que se quedó embarazada,
y no podía saber quién era el padre de la criatura porque aquel mes se había
entregado a tres muchachos distintos. Triste situación, pero lógica
consecuencia para una muchacha que no tenía escrúpulos anticuados y no se
negaba nada de lo que le apetecía. Estas cosas pasan cuando no se respeta la
moral. O aquel otro caso de un jovenzuelo que fue a estrenar su vida sexual con
una señora, y después se enteró que era la madre de su mejor amigo. O aquel
caso en que dos enamorados descubren que no pueden casarse porque resulta que,
sin saberlo, son hermanos: el padre de él se acostó con la madre de ella.
O la de aquel muchacho que se acostaba con todas sus amigas, y el día que se
enamoró de verdad recibió un enorme mazazo moral, que le dejó destrozado, al
enterarse que su padre se había acostado antes con la muchacha que él amaba.
Esto es lo que ocurre cuando el libertinaje sexual se salta las barreras de la
moral católica. Si Dios manda castidad a la juventud y fidelidad a los
matrimonios, no es por el gusto de molestarnos, sino porque eso es necesario
para la felicidad del hogar. Cómo un hombre va a ir con ilusión al matrimonio
sabiendo que la que va a ser su esposa ha pertenecido antes totalmente a
cuantos lo han deseado? Es lógico
que esos matrimonios acaben en divorcio. Cómo va un hombre a amar a sus hijos,
si no puede saber si esos hijos son suyos o de cualquiera de los que han estado
con su mujer? Ni amor de esposa, ni amor de hijos. Es que en una sociedad en
que la juventud no es casta y el matrimonio no guarda fidelidad, se ha matado
el amor del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha
puesto en esta vida.
La libertad sexual de la juventud está atrofiando su sexualidad. Tanta
sexualidad está disminuyendo la capacidad de respuesta sexual y el impulso
sexual cada vez necesita mayores estímulos por aumentar cada vez más la
impotencia. Así lo afirma el Dr. López Ibor .
Por eso cada vez son más los jóvenes que acuden al médico con problemas de
impotencia sexual, como se dijo en una entrevista en Radio Nacional de España.
Y es que Dios ha hecho la sexualidad para que esté al servicio del amor en el
matrimonio. Pero quienes hacen de la sexualidad un vicio, es lógico que la
destrocen. En la revista de medicina
JANO, se afirma que muchas disfunciones sexuales e impotencias masculinas se
deben a experiencias sexuales precoces y premaritales 842.
Dice el Dr. Juan Rof Carballo: «Algunos reducen el amor a la
"mecánica" de la genitalidad. Es una aberración. La satisfacción fisiológica de unos órganos nada
tiene que ver con el amor, que es de la persona entera, incluyendo el alma
espiritual. La trivialización de la sexualidad en la juventud está dando
orígenes a muchos matrimonios jóvenes ya hastiados de genitalidad, precisamente
cuando lo lógico es que estuvieran viviendo la cumbre de su ilusión amorosa. El libertinaje sexual de la juventud está
dando origen a un aumento de la impotencia y de la frigidez.
Hay "maestros" de sexología que cifran todo el éxito de la pareja en
que el sexo "funcione" bien.
Tienen una visión de la pareja unidimensional. Lo reducen todo a lo
meramente biológico-zoológico. El
hombre es mucho más que un animal.
El hombre puede amar, puede comunicar ideas e ideales, puede sentir una
armonía espiritual; y todo esto le lleva a una plenitud gratificante. La
felicidad humana es mucho más que un mero placer sensitivo. Entender la
sexualidad sin amor, sólo como un "instinto básico" es animalizar al
hombre.
El libertinaje sexual con el que muchos han querido superar lo que ellos llaman
tabúes y represiones arcaicas, sólo ha conseguido animalizar la sexualidad
humana, separándola del amor y por lo tanto, privándola de la felicidad. Afirman los sexólogos que la sexualidad
sin amor llena el alma de vacío, y a veces necesita el placer de la agresividad
(violaciones), unida a las más diversas formas de impotencia y frigidez
sexuales. Por eso, hoy, muchos sexólogos modernos opinan que hay que volver al
restablecimiento de los llamados "tabúes sexuales"».
Hoy hay quienes se ríen de las cautelas de la moral sexual y presumen de ser
muy modernos defendiendo más libertad sexual. Las consecuencias ya están
asustando a las personas conscientes.
El libertinaje sexual tiene consecuencias lamentables, como son las violaciones
y las madres adolescentes. En 1983 en Nueva York, uno de cada tres nacimientos
fue extramatrimonial. En Estados Unidos quedan embarazadas al año más de un
millón de quinceañeras.
John Hamilton considerado como uno de los sociólogos más acreditados de Estados
Unidos, en un estudio sobre los problemas sexuales de la juventud, dice que en
1976 quedaron embarazadas 750.000 muchachas menores de 17 años. La
mayoría no sabía quién era el padre de la criatura. Muy pocas se casan después. Los matrimonios entre
adolescentes casi siempre fracasan.
Éste es el resultado de la liberación sexual y el olvido de las normas morales
de la Iglesia. El sexo es una cosa muy seria. No es para jugar. Tanto
embarazo irresponsable es para pensar. Traer hijos al mundo no puede ser el
resultado de un juego. Tomar precauciones no basta. La prueba está en tanto
embarazo no deseado. La única solución es la moral de la Iglesia.
La persona tiene derecho a recibir una información y una educación que respeten
las dimensiones morales y espirituales de la vida humana .
Hoy está de moda la filosofía del placer sin riesgo: sin riesgo de SIDA, sin
riesgo de embarazo.
Esto, además de rebajar el sexo, que no es sólo para el placer, es causa de
muchísimos fracasos: como enfermos de SIDA que usaron preservativos, y
embarazos no deseados, a pesar de usar anticonceptivos.
Las autoridades de Puerto Rico están alarmadas y buscan solución al número de
madres adolescentes. Según las estadísticas suministradas por el Departamento
de Salud, en 1986 hubo mil madres de doce a quince años, en un población de
tres millones de habitantes 843.
En España quedan embarazadas 20.000
adolescentes al año.
En España es cada vez mayor el número de adolescentes embarazadas. Así se
afirmó en el XIX Congreso Nacional de la Asociación Española de Ginecología. En
los últimos diez años, en España, ha aumentado en el 500% el número de
adolescentes solteras embarazadas. Ultimamente crece en España el número de
adolescentes afectados por enfermedades venéreas de transmisión sexual.
Hoy en España se han duplicado las enfermedades de transmisión sexual.
Ultimamente empieza a preocupar un cáncer de transmisión sexual llamado HPV por
sus siglas en inglés.
Esta degradación sexual de la juventud española es debida a la campaña
llevada a cabo por el gobierno socialista fomentando el libertinaje sexual para
pervertir a la juventud y apartarla de la Iglesia.
Dice Alfonso López Quintás: «La forma de tratar el problema sexual en los
medios de comunicación estatal y en ciertos escritos publicados por la
Administración Socialista indica que no se intenta sólo informar sobre
sexualidad, sino incitar a la práctica de relaciones eróticas. (...) En
folletos sobre información sexual publicados por ciertas Autonomías, e incluso
por el Ministerio de Sanidad, se orienta a los niños y jóvenes al ejercicio de
una sexualidad que tiene por fin obtener un goce sensible. Y esto se presenta
como una liberación frente a generaciones anteriores reprimidas por normas
morales. De estos folletos son estas frases: "no hay nada que se anormal,
si os gusta", "tienes derecho a disfrutar de tu cuerpo",
"aceptar que te atraen las personas de tu mismo sexo no es delito, es un
derecho de cada uno". Cuesta trabajo pensar que esto lo hagan personas que
son responsables del gobierno de un pueblo» 844.
El célebre psico-pedagogo Dr. Bernabé Tierno , comentando la publicación del
Ministerio de Asuntos Sociales socialista sobre información sexual, dice lo
siguiente: «Tras una detenida lectura del texto, la primera impresión es que lo
que aparentemente se presenta como información, más bien parece una clara
incitación. Por eso mi crítica va dirigida fundamentalmente a la
superficialidad con que se explican una serie de técnicas y métodos que impiden
las consecuencias no deseadas de unas relaciones sexuales a las que, de manera
demasiado "alegre", se alienta a los jóvenes más o menos
directamente. La facilidad,
tranquilidad y desparpajo con que se pretende ayudar a los adolescentes al
exponer las distintas advertencias, métodos y técnicas, constituye un arma de
doble filo: el conocimiento y uso de las mismas se convertirá en un incentivo
más para que las relaciones sexuales sigan incrementándose y, con ello, el
número de madres adolescentes. Mi larga experiencia educativa me dice
que de poco o nada sirven las técnicas extrínsecas si falta la motivación
interna del individuo. (...). Mientras el placer sea el valor predominante en
la sociedad y el valor subyacente en toda esta campaña informativa cuyo mensaje
es "disfrutar del sexo" evitando sus peligros, creo que no podemos
quejarnos de que aumenten las consecuencias negativas al incrementarse la
actividad sexual de los adolescentes. (...). Los impulsos sexuales no se
gobiernan con técnicas sino con la decisión de la voluntad. Así pues, toda esta
avalancha informativa no va a servir de nada si no va acompañada de una
formación interior, de unos valores morales, de un entrenamiento de la voluntad
para que el individuo sepa dar a su sexualidad el horizonte moral que le
corresponde. (...).
Aquí, más que en ninguna otra área de la personalidad, es imprescindible que no
separemos el aspecto informativo de la dimensión educativa. Sin este
complemento educativo de la sexualidad, como valor humano que debe ponerse al
servicio de valores más altos, carece de significado toda información que
pretendamos dar al adolescente. Dejo en el aire una pregunta a los
organizadores de esta campaña: dónde está la dimensión educativa de la misma? Yo no la he encontrado por ningún
sitio845.
«Las relaciones prematrimoniales son perturbadoras y no aconsejables.
(...). Cuando se dan cuenta de que el amor erótico da poco de sí, este
descubrimiento provocará en ambos, primero desilusión y apatía, después
aburrimiento y, tal vez, al final, ruptura. Dirán -como es frecuente hoy día - que el amor se terminó y que hay que
buscar nuevos horizontes. Lo grave es que no se percatan de que el amor
no existió nunca. Fue suplantado por el mero erotismo. (...). Tendrán momentos
de euforia, que pasan como una llamarada que quema pero no construye, sólo deja
algunas cenizas tras de sí. (...). El amor no es como el hambre, que basta
comer para saciarla. (...). La relación sexual, en cambio, no satisface la
necesidad de crear una relación amorosa auténtica. Es insuficiente» 846.
Uno de los psiquiatras contemporáneos más célebres, Víctor Frankl, ha
dicho: «Con el sexo, como con la moneda, después de la inflación viene la
devaluación. Después de la
sexolatría viene el hastío y las desviaciones sexuales. Con el sexo no
se juega. Este juego puede resultar catastrófico, porque el sexo puede llegar a
ser incontrolable. Puede convertirse en un gran tirano acosando al individuo y
emponzoñando todas sus relaciones humanas».
El erotismo desenfrenado es signo de civilización decadente.
Si queremos que la juventud ordene su conducta sexual, es necesario crear un
ambiente socio-cultural que haga esto posible. Una sociedad de índole permisiva
que erotiza el ambiente hasta provocar una especie de fijación casi obsesiva
sobre lo sexual, no puede luego sostener, sin incurrir en una contradicción
manifiesta, una norma de castidad prematrimonial.
Se van difundiendo cada vez más
entre los adolescentes y jóvenes ciertas manifestaciones de tipo sexual que, de
suyo, disponen a la relación completa. Estas manifestaciones genitales son un
desorden moral porque se dan fuera de un contexto matrimonial.
En una sociedad en la que la juventud no es casta, y el matrimonio no
guarda la fidelidad, se ha matado el amor del hogar que es la suprema de las
felicidades naturales que Dios ha puesto en esta vida. El hombre es algo más que un animal. A los
animales les basta el instinto sexual, pero el hombre necesita además amor.
Para saciar el instinto, basta cualquiera. Por eso el perro va indistintamente con
todas las perras del barrio. Pero el
amor exige exclusividad. De ahí el tormento de los celos que no pueden permitir
la intromisión de un tercero. No hay amor sin celos dice Proust. El doctor en
Psicología, Alfonso María Ruiz-Mateos, C.SS.R. , en una conferencia que
pronunció en Cádiz el 20 de diciembre de 1979, dijo: «Los celos no siempre son
patológicos. Son sencillamente prueba de amor». Donde hay amor hay celos. La ausencia de
celos se debe a una total confianza en la otra persona, o a una total indiferencia
por no amar a la otra persona.
Aunque los celos excesivos son contraproducentes, pues pueden provocar aquello
que temen -porque el amor se gana, no se impone a la fuerza; y la fidelidad es
una exigencia del que ama, no del amado -, sin embargo, los celos demuestran
que el que ama necesita poseer al amado en exclusividad. Esta misma
exclusividad del amor, hace que la persona amada sea insustituible. A una madre
no se la consuela sustituyendo su hijo muerto por otro doble perfecto.
Incluso el chulo que explota a una prostituta y no le importa que ella se
acueste con todos por dinero, no tolera que lo haga con otro por amor. El
enamorado quiere el amor de la otra persona en exclusiva, y para siempre. Quien
cambia fácilmente de amor, lo que tiene son caprichos sentimentales y sexuales,
pero no amor. Como quien se encapricha con un juguete y luego lo deja por otro.
El amor es otra cosa. El auténtico amor quiere ser eterno: «te querré siempre»,
«te querré hasta la muerte» .
68,18. Para examinar tu amor en orden a tu futuro matrimonio puede ayudarte
el siguiente cuestionario:
1) Crees que nunca y por nadie podrás sentir un amor más grande que el que
ahora sientes?
2) Crees que la firmeza del amor que ahora sientes no disminuirá con el tiempo
según vayas conociendo más a la persona amada, sino que, por el contrario,
aumentará cada vez más según le vayas conociendo mejor? 3) Te ilusiona hacer
feliz a la persona que amas, o vas al matrimonio buscando sólo tu propia
felicidad?
4) Crees que aunque esa persona sufra un accidente o enfermedad que la dejara
afeada o lisiada, la seguirías amando como ahora?
5) Te sientes con fuerza para renunciar a tus gustos para hacerla feliz?
6) Aunque la belleza no es necesaria para el amor, encuentras en la persona que
amas algún encanto que te llena de ilusión?
7) Aunque la sexualidad no sea el factor más importante en el matrimonio,
sientes atractivo por las manifestaciones de amor de esta persona concreta
(aunque comprendas que antes del matrimonio tienes que dominarte), o lo que
sientes por esta persona es verdadera repugnancia?
8) Tenéis centros de interés común, o vuestros gustos son diametralmente
opuestos y os aburrís mutuamente con las cosas que interesan al otro?
9) Sospechas que después de casados necesitaréis de la presencia de otros
amigos para no aburriros, o esperas que no necesitaréis a nadie para
encontraros plenamente a gusto?
10) Tienes la paciencia suficiente
para sobrellevar los posibles defectos de tu futuro cónyuge?
11) Puedes prever que el matrimonio con esta persona te va a
proporcionar obstáculos a tu labor profesional, o de afición, que tanto te
entusiasma?
12) Puedes confiar que el matrimonio con esta persona no va a ser obstáculo
para que vivas en gracia de Dios, que es la suprema de las aspiraciones que debes
tener?
La rotundidad de tus respuestas a estas doce preguntas te puede orientar cómo
será tu amor en el matrimonio con esa persona.
Examina ahora las preguntas siguientes que te orientarán sobre las
probabilidades del éxito en tu matrimonio con esa persona.
Crees que si el matrimonio pasa por una tribulación (pobreza, enfermedad, etc.)
esta persona te ayudará a llevarla con resignación cristiana? Encuentras en esa persona virtudes y cualidades
que te producen admiración y te animan a ser mejor? Tiene enfermedades o vicios
que te van a convertir en perpetua enfermera? Bebe mucho?
Domina su genio? Tiene espíritu de trabajo? Te gusta su educación? Es de tu nivel religioso? Armonizáis en
ideas, costumbres y gustos? Tiene modales o expresiones que atacan tus nervios?
Simpatizas con su familia? Simpatizan ellos contigo? Cuando tienes una
dificultad, te apetece comunicársela o prefieres ocultársela? Toleras sus faltas? Las reconoce y muestra
voluntad de corregirlas? Acepta sus equivocaciones, o se empeña en salir
siempre con la suya? Está siempre al acecho de cualquier descuido tuyo para
echártelo en cara? Comprende los males del prójimo, o siempre saca a
relucir los suyos propios?
Leí en una revista, de una encuesta juvenil:
Los chicos nos gustan así:
Educado, y no grosero.
Simpático, pero no atrevido.
Caballero, y no golfo.
Elegante, pero no extravagante.
Varonil, y no feminoide.
Trabajador, y no gandul.
Pero, sobre todo, muy cristiano.
Las chicas nos gustan así:
Elegante, pero decente.
Presumidilla, pero no provocativa.
Moderna, pero no libre.
Dulce, pero no acaramelada.
Femenina y delicada, no facilona.
Por favor, no me desilusiones!
Te necesito para ser mejor
En una encuesta realizada entre un centenar de chicas, las cualidades de ellos
más repetidas por las chicas eran: Educado, atento, caballero, delicado, con
personalidad, muy hombre, que la proteja y la domine, que no sea un pelele;
pero que tampoco sea grosero y despótico. Y sobre todo que sea un buen
cristiano.
68,19. Y por supuesto, que la persona con la que te cases que sea católica.
Los matrimonios mixtos son
desaconsejables . Se llaman matrimonios mixtos aquellos en que los dos son de
distinta religión. El ideal es que los dos sean de la misma religión. Que
el católico se case con católico, el protestante con protestante, y el
mahometano con mahometano, etc. La discrepancia en una cosa tan seria como son
las ideas religiosas, puede ocasionar conflictos muy graves de orden práctico. Además, los hijos son los más
perjudicados, pues, al darse cuenta de que sus padres no están de acuerdo en la
fe, es fácil que adopten un frío indiferentismo religioso.
El Papa Pablo VI, dijo el 31 de mayo de 1970 sobre los matrimonios mixtos:
«En realidad, son muchas las dificultades inherentes a un matrimonio mixto. Por
eso, la Iglesia, consciente de su responsabilidad, desaconseja el contraer
matrimonios mixtos». Y más adelante, advierte que todo católico que desee
contraer matrimonio mixto debe pedir permiso a su Obispo.
«Para obtener del Obispo la dispensa del impedimento, la parte católica debe
declararse dispuesta a alejar de sí el peligro de perder la fe. Además tiene la
obligación grave de formular la promesa sincera de que hará todo lo posible
para que toda la prole sea bautizada y educada en la Iglesia Católica. De estas
promesas, a las que está obligada la parte católica, deberá ser informada, a su
debido tiempo, la parte no católica847.
Los Testigos de Jehová se negarán a
comprometerse a educar a los hijos en la religión católica, pues ésta es su
norma. Por eso no parece posible que sea lícito el matrimonio de un
católico con un Testigo de Jehová.
El Islam prohíbe que una mujer musulmana se case con un hombre no musulmán.
68,20. Los novios deben tratarse íntimamente. Pero en este trato íntimo y
con confianza no han de permitirse ciertas confianzas ni intimidades. Es más,
deben ser muy discretos en permitirse ciertas manifestaciones amorosas, si no
quieren manchar sus relaciones de pecados. No puedes permitirle a tu cariño
muchas cosas que él te pide con fuerza. Es necesario que aprendas a llevar tu
noviazgo con la austeridad que exige el Evangelio. Es muy importante que te propongas firmemente
llevar tus relaciones prematrimoniales en gracia de Dios.
Eso será atesorar bendiciones del cielo para el matrimonio. En cambio,
si siembras de pecados el camino del matrimonio, cómo puedes esperar con
confianza que Dios os bendiga después?
En los muchísimos casos de
matrimonios desgraciados, con graves problemas, he tenido la curiosidad de
preguntar cómo les fue en el noviazgo. Hasta ahora ni un solo caso ha
desmentido esta ley inexorable: fueron noviazgos con grandes descuidos morales
y con enormes lagunas en su preparación.
Que tus relaciones sean cariñosas,
pero castas . Que tus manifestaciones de cariño sean limpias.
Todas las condescendencias que tengáis en el noviazgo con la pasión impura, han
de redundar, tarde o temprano, en perjuicio de vuestra verdadera y perdurable
felicidad.
Cuando unos novios se han revolcado en el cieno de la lujuria, viven un amor
sucio, envilecido, que después les amarga. En cambio, unos novios que han
luchado por vencerse y mantener unas relaciones puras, tienen una ilusión, una
felicidad y un amor muchísimo mayores. La experiencia de la vida
confirma esto continuamente.
Todos los esfuerzos que hayan realizado -solos o en común - para respetar las
exigencias de la castidad antes del matrimonio, les ayudarán poderosamente a
respetar más tarde todas las exigencias de la castidad en el matrimonio. Se
cosecha lo que se sembró. Todo esfuerzo en este punto tendrá un día su
recompensa .
«He visto a menudo novios que estaban muy a gusto el uno junto al otro, se
abrazaban largamente y a cada instante..., y en el momento de su matrimonio
estaban ya cansados. Nosotros nos
acariciamos de vez en cuando, y muchas veces nos cogemos simplemente de la
mano. Tal vez alguien nos crea tontos, pero yo creo que así somos más felices. Todo
es fresco entre nosotros.
Nada está enmohecido. Nuestra posibilidad de felicidad no está embotada, ni lo
estará jamás...
Estoy seguro que el respeto es el guardián de la felicidad de los esposos. No
gusta lo que no se ha deseado durante mucho tiempo... Los hogares duran en proporción inversa a las
concesiones pasionales que los precedieron. Cualquier cosa que se usa
sin medida y sin control acaba hartando» 848.
En el noviazgo todo se ve con luz alegre y radiante, y es necesario saber que
el Sol todos los días se pone tras las montañas. La vida del matrimonio no es
lo mismo que la del noviazgo, ni el noviazgo puede ser lo mismo que el
matrimonio.
Por eso debes tener mucha cautela en
tus manifestaciones de amor. Los novios todavía no son esposos. Muchas cosas
que entre esposos son perfectamente lícitas, entre novios son un pecado o por
lo menos un peligro de pecar. Las manifestaciones de cariño deben evitar
una excitación sexual.
La excitación tiende a la satisfacción completa. Es muy difícil que los novios que no son prudentes
en sus manifestaciones de amor, permanezcan en el límite de las intimidades
lícitas. Una caricia lleva a otra mayor; y es preferible renunciar a la
lícita antes que arriesgarse a caer en la que es pecado. Para que las caricias
sean ciertamente inofensivas, conténtate con que sean breves, delicadas y «tan
sólo de los hombros para arriba, bajando sólo por el brazo». Los novios, como
todos los demás solteros, pecan gravemente si con sus mutuas caricias se
provocan voluntariamente un deleite carnal; o se ponen, voluntariamente y sin
necesidad, en peligro próximo de provocarlo. Y en las excitaciones sexuales involuntarias, tienen obligación de
resistirlas y no consentir en ellas. El amor es insaciable; siempre pide más. A
veces, las barreras morales le cortan el camino, pero él quiere saltar por
encima de todo. Por eso hace falta que la razón controle el amor para
mantenerle en la línea de la moralidad.
Los novios todavía no están casados. Su amor les lleva al deseo de la
entrega total, pero todavía no tienen ese derecho. Dice el Nuevo Catecismo de
la Iglesia Católica: «Los novios están llamados a vivir la castidad en la
continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto y un
aprendizaje de la fidelidad.
Reservarán para el matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del
amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad». Esto se
consigue con la ayuda de Jesucristo. Sin la gracia de Dios es imposible. De ahí la necesidad de una vida
sacramental durante el noviazgo.
Te recomiendo que estéis siempre en
sitios bien visibles. Nada de sitios solitarios y oscuros. La oscuridad y la
soledad son peligrosas.
Una de las mejores defensas morales para el comportamiento de los novios son
unos ojos ajenos que los estén mirando. El comportamiento de los novios debe
ser tal que en todo momento puedan ser observados por sus padres.
La castidad, aunque a veces es difícil y exigente, es no obstante posible en el
noviazgo; pero con ciertas condiciones. Quien quiera conservarla es
preciso que pague su precio. Los que
no tengan voluntad para hacer los esfuerzos que se necesitan, para echar mano
de las fuerzas sobrenaturales mediante la oración y los sacramentos, que no se
extrañen de su fracaso y de sus caídas. La experiencia, a Dios gracias,
atestigua que muchos novios cristianos han vivido y viven un noviazgo casto.
Por otra parte, si ella fue para él una «mujer fácil» no será raro que, después
de casados, a él le atormenten los celos de que también lo pueda ser para
otros. Una mujer así no ofrece garantías de fidelidad matrimonial.
Desgraciado el hombre que se casa con una mujer lujuriosa. Tendrá dudas horribles sobre si los hijos de su
mujer son de él o son de otro hombre. Conozco casos dramáticos.
Además, esas concesiones a la lujuria seguro que os dejan asqueados.
Os sentiríais mucho más felices si vuestro amor os uniera con Cristo en la
comunión, que no rebajados en la degradación del pecado. Sé de novios que
tuvieron una época de pasión desenfrenada, y que cuando luego orientaron su
vida por un camino de rectitud y pureza, me confesaron que este segundo modo de
amar les hacía mucho más felices.
Algunos chicos les dicen a las
chicas que ellos prefieren a las que ya lo han probado todo. Pero eso es un
truco para lograr de ellas más fácilmente lo que quieren sacar, y luego
abandonarlas con la misma facilidad, de quien tira un trapo viejo. Es
lógico! Un chico sensato no se casa con una chica que el día de mañana puede
salirle rana. Si no ha respetado su pureza de soltera, qué garantías tiene de
que no resultará adúltera después de casada?
Algunas chicas quieren retener a un chico haciendo concesiones ilícitas. Pero
cuando no hay amor, esto puede retrasar la ruptura, no la evita. Y si la ruptura ha de llegar, es mejor que ocurra
antes de la boda.
A la mujer, ordinariamente, no le interesa el sexo si no va precedido
del amor y la ternura. El hombre es
más impulsivo y pasional, y puede separar el sexo del amor.
Las mujeres tienen una gran fuerza natural para amar, pero por su
extraordinaria sensibilidad se dejan influir mucho por las impresiones
exteriores, y están por lo tanto, expuestas a grandes trastornos en su vida
afectiva. Deben estar muy vigilantes para dominar su afectividad.
Y mira, esos chicos y chicas que durante su noviazgo faltaron gravemente a la
pureza, están acumulando, sin pretenderlo, una gran cantidad de sufrimientos.
Por lo menos sospecharán el uno del otro constantemente. Siempre recuerdan sus caídas anteriores. Sospechan
que su cónyuge pueda caer de nuevo; y eso es natural. Porque si alguien no
respeta la ley de Dios antes del matrimonio, qué garantía ofrece de que la
respetará después de casado? Si hoy cedes a la tentación, tu marido
podrá algún día dudar, con razón, de tu fidelidad. En cambio, si ahora eres
intransigente, cuando le asalte la duda pensará:
«imposible, si yo no logré nada de novio!»
Y te advierto una cosa: de todas las faltas contra la pureza que cometáis en
vuestro noviazgo, la culpable eres tú. Que el chico tenga momentos en que
pierda la cabeza y quiera de ti lo que no debe, es natural. Pero si tú no
quieres, no pasará nada. Y en estas
ocasiones tú eres mucho más serena. Debes por lo tanto imponerte. Y no
creas que por eso vas a perderle. Aunque él se enfade, la cosa será pasajera.
Si te quiere, volverá a ti. Y si no vuelve, es que no te quería a ti, sino que
quería usar de ti para saciar sus apetitos. Y quien te rebaja de esta manera, es indigno de ti. Ése, más vale que se
vaya. Si te casaras con él, no serías la reina, sino la esclava. Y antes de ser esclava, más vale quedarse
libre.
El quedarse soltera no tiene por qué ser una desgracia; y un matrimonio fracasado,
sí lo es. Y de la peor especie. La
mujer soltera sólo es desgraciada cuando no sabe llenar su vida con un ideal de
servicio al prójimo, que la haga sentirse realizada. La que logra hacerlo puede
ser más feliz que una casada.
Oye, además, lo que severamente dice Jesucristo:
Si tu ojo, tu mano o tu pie, son causa de escándalo, es decir, de pecado,
arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar con un ojo, una mano o con un
pie en el cielo que con los dos ojos, las dos manos o los dos pies, ser arrojada
al infierno. Aplícalo a tu caso actual de relaciones: más vale entrar sin novio
en el reino de los cielos, que con novio, ser arrojada al infierno.
Que nunca, ante tu conciencia, te
avergüences de tus relaciones prematrimoniales. Sé una novia digna,
limpia y pura.
No olvides, que tu novio, es únicamente un novio, que puede no llegar a ser tu
marido. Ámalo, sí con ilusión y cariño; pero sin mancharte.
Cuanto más cristiana y delicada seas en tus relaciones, más feliz serás el día
de tu boda, más bella aparecerás ese día ante Dios y ante él...! No transijas.
Pura hasta el altar!
Defiende con entereza tu castidad, y haz de tus amores la más bella e
ilusionada historia que un día puedas ofrecerles a tus hijos, sin tener nada
que ocultarles, ni nada de qué avergonzarte. Que tus hijas, al contarles tus amores, puedan decirte con orgullo y
envidia: «Qué hermoso es el amor así!
Nosotras también queremos ser unas novias tan buenas y puras como tú...»! Tendrás
valor para decirles que sean puras, si tú no lo fuiste?
Piensa también en tus futuros hijos.
Ellos, no es fácil que sepan cómo se desarrollaron las relaciones de sus
padres, pero sí que te verán a ti, su madre, con tus defectos y virtudes. Y
éstas no se improvisan.
Si fuiste una novia intachable, serás sin duda alguna una madre ejemplar.
Piensa en el consuelo inmenso que tendrás, si algún día tu hijo te dice que su
mayor ilusión es encontrar una novia que sea como tú eres.
No olvides que el encanto de la
mujer, le viene de ser pura cuando es joven, y de ser madre cuando es mayor.
Las dos cosas se han reunido en María. Ella, Virgen y Madre. Ella, Inmaculada.
Legiones de jóvenes, puestos sus ojos en María, han conservado íntegro el
tesoro de su pureza.
Admirable y encantador el ejemplo de Santa María Goretti, que se deja matar
antes de perder la castidad. Y gracias a Dios las goretis son muchas. Recuerda
a Josefina Vilaseca y otras muchas en España, menos conocidas pero no menos
heroicas.
68,21. Hoy se habla mucho de la
liberación del sexo; pero de hecho estamos sufriendo una manipulación del sexo
para negocio de los pornócratas que explotan el instinto sexual trivializando
una de las potencialidades más serias que tiene el hombre: la procreación de un
hijo.
El placer no es un fin en sí mismo... La pornografía puede convertirse
en un atentado permanente contra el derecho que cada uno tiene a que se respete
debidamente el pudor con que desea envolver las manifestaciones de la
sexualidad. Lejos de ser ridículo, el pudor es una cualidad que pretende
comunicar al cuerpo humano la posibilidad de transparentar el espíritu que
habita en su interior...
De aquí que imponer unos límites a la pornografía sea algo a todas luces
razonable e incluso necesario. No como una concesión a la ñoñez, sino como un
afirmación de un sentido que tenemos derecho a conservar en favor de la
sexualidad humana. La pornografía es una falta grave.
Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de
material pornográfico.
El Vaticano alerta sobre el aumento de sexo y violencia en los medios de
comunicación. El Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales ha
publicado un documento donde se dice, entre otras cosas:
«Los medios de comunicación social han tenido y continúan teniendo un
importante papel en cada proceso de transformación individual y social (n 1).
Si bien es cierto que estos medios -como afirma el Concilio Vaticano II -
prestan grandes servicios al género humano, lo es igualmente que pueden ser
utilizados contra los designios del Creador y convertirlos en instrumentos del
mal (n 4).
Uno de los fenómenos alarmantes de estos años ha sido la creciente difusión de
la pornografía y la generalización de la violencia en los medios de
comunicación social. Libros y
revistas, cine y teatro, televisión y videocasetes, espacios publicitarios y
las propias telecomunicaciones, muestran frecuentemente comportamientos
violentos o de sexualidad permisiva que casi llegan al umbral de la
pornografía, y que son moralmente inaceptables (n 5). Es evidente que uno de
los efectos de la pornografía es el pecado. La participación voluntaria en la
producción y en la difusión de estos productos nocivos ha de ser considerada
como un serio mal moral. Además, esta producción y difusión, no podría
tener lugar si no existiera una demanda. Así, pues, quienes hacen uso de estos
productos no sólo se perjudican a sí mismos, sino que también contribuyen a la
producción de un comercio nefasto (n 11). También la llamada pornografía blanda
puede paralizar progresivamente la sensibilidad, ahogando gradualmente el
sentido moral de los individuos hasta el punto de hacerles moral y
personalmente indiferentes a los derechos y a la dignidad de los demás. La
pornografía, como la droga, puede crear dependencia y empujar a la búsqueda de
un material cada vez más excitante y perverso. La probabilidad de adoptar
comportamientos antisociales crecerá en la medida en que se vaya dando este
proceso (n 14). Uno de los motivos básicos de la difusión de la pornografía y
de la violencia sádica en el ámbito de los medios de comunicación, parece ser
la propagación de una moral permisiva, basada en la búsqueda de la satisfacción
individual a todo coste. Un nihilismo moral acaba haciendo del placer la sola
felicidad accesible a la persona humana (n 19). La propagación de la pornografía y de la violencia a través de los medios
de comunicación social es una ofensa a los individuos y a la sociedad, y
plantea un problema urgente que exige respuestas realistas por parte de las
personas y los grupos. El legítimo derecho a la libertad de expresión y al
intercambio libre de información ha de ser protegido, pero al mismo tiempo hay
que salvaguardar el derecho de los individuos, de las familias y de la
sociedad, a la vida privada, a la decencia pública y a la protección de los
valores esenciales de la vida (n 21). La educación a la vida familiar y a la
inserción responsable en la vida social exige la formación a la castidad y a la
autodisciplina. La pornografía y la violencia generalizada tienden a ofuscar la
imagen divina en cada persona humana, debilitan el matrimonio y la vida
familiar, y dañan gravemente a los individuos y a la sociedad (n 29) ».
Los pornócratas, que hacen negocio con la explotación de la pornografía, lanzan
al aire, por los medios de comunicación, que «hasta ahora no se ha interpretado
científicamente la importancia del sexo, que por fin han cesado los prejuicios
creados a lo largo de siglos de represión sexual, que cualquier forma de
expresar el amor físicamente es válida, que esto debe considerarse normal entre
personas que se aman, y que el sentimiento de culpabilidad es causado por
prejuicios morales y religiosos». En todo esto hay mucha falsedad. Es
ridículo decir que hasta hoy no hemos descubierto el sexo. La religión y la
moral no reprimen el sexo, lo dominan, que no es lo mismo. Reprimir tiene un
sentido peyorativo; dominar, no. El sexo hay que dominarlo. En la vida no
podemos hacer todo lo que nos apetece.
Hacemos lo que hay que hacer, y cuando hay que hacerlo. Tienes que trabajar, madrugar, etc., aunque no te
apetezca. Y otras veces no puedes hacer lo que te apetece. El apetito no
es la suprema norma de conducta. A nuestro instinto sexual le apetecen muchas
cosas que no podemos hacer. El apetito hay que subordinarlo a un orden
superior. No se trata de poner al apetito sexual una camisa de fuerza, sino de
encauzar el apetito sexual para que cumpla la finalidad querida por Dios. Las cosas encauzadas son útiles,
desbordadas son catastróficas.
El agua encauzada sirve para el riego y la energía eléctrica. Pero si se
desborda lo arrasa todo y tenemos una catástrofe. Lo mismo el instinto sexual.
Encauzado es fuente de vida y de amor, pero si se desborda esclaviza al hombre,
lo animaliza y lo lleva a las perversiones sexuales más monstruosas. El hombre que sólo ansía sensaciones
placenteras, para colmar su ansia de satisfacciones, se convierte en un obseso
de acumular placeres de forma egoísta .
Influenciados por el ambiente erotizado que nos rodea, la juventud ha hecho de
la sexualidad un juego . Esto es gravísimo. Al desvincular la sexualidad
de un auténtico amor, se la despersonaliza y se la rebaja al plano puramente
animal. El que los dos estén de acuerdo en el juego, no cambia la tragedia. La
animalización del sexo produce en la persona humana, vacío, hastío, saturación,
aburrimiento, desencanto.
La experiencia sexual se repite
incesantemente hasta la frustración total.
De aquí el buscar nuevos estímulos en las perversiones sexuales, anormales, que
van en aumento en las naciones de mayor libertad sexual, como confirman las estadísticas
.
El sexo causa adicción lo mismo que las drogas. Así pudimos comprobarlo
en el espacio de TELE-5, «La vida alrededor» el lunes 17 de octubre de 1994
entre 4 y 4:30 de la tarde: Pablo acudió a una dinámica en Palma de Mallorca
para desintoxicarse de su sexo-adicción.
También salió en pantalla Elena que hizo el acto sexual con más de tres mil
hombres, y nunca por dinero. La
doctora Olga Jiménez, sexóloga, habló de la relación entre las adicciones al
sexo, drogas y alcohol.
También trató de la sexo-adicción, como una enfermedad que anula la voluntad,
la doctora Elena Ochoa en el programa «Luz Roja» el 20 de octubre de 1994 a las
11:30 de la noche.
La sexualidad desbordada es insaciable : cada vez quiere más, cada vez quiere
experimentar cosas nuevas, hasta llegar a las aberraciones más indignantes;
como aquella casa de prostitución donde hay niñas de siete años, a disposición
de los clientes que las prefieren tiernecitas. En Alemania Federal se cometen
cada año cien mil abusos sexuales contra niños.
En la XVI Conferencia de Ministros de Justicia del Consejo de Europa celebrado
en Lisboa en junio de 1988, se habló de los abusos sexuales con niños en
«Jardines de Infancia» y que la prostitución infantil forma parte del decorado
turístico de algunas ciudades como Río de Janeiro, Dakar, Estambul, etc.
El 6 de Marzo de 1996, a las 12:15 de la noche pudimos ver por la Primera
Cadena de Televisión Española un programa sobre la prostitución infantil en
Manila. Y en Septiembre de este mismo año, todos los medios de
comunicación informaron del Congreso de Estocolmo sobre prostitución infantil,
pues ha llegado a ser un problema internacional.
La oleada de pornografía está
convirtiendo a muchos en auténticos maníacos sexuales, ávidos de toda clase de
anormalidades y perversiones sexuales.
En Agosto de 1996 fue condenado en Bélgica Marc Dutroux como organizador de una
red de prostitución infantil .
No es raro que los periódicos nos hablen de niñas de nueve y diez años violadas
por maníacos sexuales y luego asesinadas .
España entera se conmocionó ante el asesinato, después de violarlas, de tres
adolescentes de Alcácer (Valencia). Pero no fueron las únicas.
Antes las precedieron: Sonia en Plasencia, Laura en Burgos, Olga en Villalón,
Ana en Huelva, Leticia en Viana, Mari Carmen en Villalba, etc. En cinco años fueron violadas y asesinadas doce
adolescentes .
Esto es horrible; pero es la consecuencia de la campaña de libertinaje sexual,
patrocinada por el gobierno socialista, con una televisión indecente y unos
folletos repartidos en las escuelas públicas enseñando a gozar del sexo.
Estamos haciendo maníacos sexuales. No nos extrañemos de sus tristes
consecuencias.
Esta degradación del hombre animalizando el sexo está dando lugar a auténticos
psicópatas sexuales, pensando siempre en el sexo, buscando continuamente
mayores y nuevas sensaciones, dedicados a las prácticas sexuales más
sofisticadas y a las perversiones sexuales más degradantes.
En la habitación 541 del hotel Miguel Angel de Madrid, David B. Noyes , cortó
los pechos, que tiró al W.C., a una prostituta llamada Rufina Sanz. Luego la
rajó de la vagina al ombligo, y después tiró el cuerpo por la ventana.
Un auténtico Barba Azul se llevaba a su casa a las chicas que encontraba en
bares y discotecas, y allí las violaba, asesinaba y luego descuartizaba. La
policía encontró en su frigorífico trozos de cuerpos humanos.
Ahora está de moda hablar de la liberación sexual de la mujer; pero por
desgracia el resultado es que se la envilece, se la degrada y se la
instrumentaliza poniéndola al servicio de hombres irresponsables que la engañan
y seducen. Los casos de violaciones van en aumento. En Estados Unidos se comete
una violación por minuto. Y las violaciones no suelen realizarse por psicópatas
sexuales. La mayoría, las realizan hombres jóvenes que mantienen relaciones
sexuales en otro lado.
Casi la mitad de las violaciones son cometidas por alguien que conoce a la
mujer, al menos de vista.
Pero no todas las violaciones son a base de fuerza física. También se
viola engañándola, prometiéndole mil cosas, y cuando queda embarazada, el otro
se quita de en medio. Y esto es la
liberación de la mujer? Todo lo contrario! Es su degradación.
Muchas chicas ceden su virginidad por amor a un chico, y después se quedan
defraudadas, vacías, desilusionadas, y quizás hasta con un trauma de asco para
la vida sexual.
La moral sexual católica es la que libera a la mujer de la instrumentalización
del hombre y la dignifica, exigiendo para ella el máximo respeto.
La Iglesia quiere que el acto sexual vaya unido al amor no a la violencia. Por
eso una mujer que está en peligro de ser violada puede, en defensa propia, usar
medios anticonceptivos no abortivos.
Manteniendo firme su voluntad de no consentir en el acto que se le impone
violentamente. Es la opinión generalizada entre los moralistas, y así
respondieron, al ser interrogados, tres eminentes moralistas romanos como son:
Palazzini, Hürth y Lambruschini. Por
eso la Iglesia permitió tomar la píldora a unas monjas que estaban en peligro
de ser violadas cuando la revuelta de Lumumba en el Zaire y la desaparición de
Yugoslavia.
Dos palabras a la MUJER QUE SE HA QUEDADO SOLTERA:
La soltería en la mujer es una vocación de Dios. No siempre porque ella
lo elija, sino porque ha sido elegida para ello por Dios, pues Él ha dispuesto
que nazcan muchas más mujeres que hombres.
Señal de que Dios elige a muchas
mujeres para la soltería.
Lo primero que debe hacer una mujer soltera es considerar su estado como
una vocación de Dios, y por lo tanto no considerarse fracasada, sino aceptar su
estado con naturalidad. Buscar una ocupación que sea útil a los demás para
sentirse realizada en su vida. Dios tiene una misión para ella. Hay que descubrirla y cumplirla. Cumplir la
voluntad de Dios nos hace más felices en esta vida, y además en la eterna.
Hay otro tema del que quiero decir algo.
Es frecuente la crisis de soledad en
madres de treinta o cuarenta años cuando los hijos se han emancipado y a ellas
les sobra mucho tiempo.
Podría ser el momento de reincorporarse al mundo del trabajo o de los
estudios. Incluso buscar alguna ocupación constructiva que la haga sentirse
útil.
Dedicarse a obras de caridad o apostolado, etc. Lo que sería un disparate es
buscar actividades compensatorias en la ludopatía del bingo, alcohol, vídeos
inconvenientes, etc.
68,22. Otro de los grandes peligros de pecar contra este mandamiento, es el
baile.
La satisfacción sexual buscada directamente fuera del matrimonio, es pecado
grave. Y esto es lo que buscan muchos en el abrazo del baile.
Lo que quieren es tener una mujer en sus brazos. Y el baile les proporciona una
ocasión estupenda de poder apretarla contra su cuerpo.
El baile moderno suelto puede ser más pasable, si se evitan los movimientos
sensuales. Por eso nuestros bailes regionales, como la jota, la sardana, el
zortzico, la muñeira, etc., no tienen reparo moral alguno, y sería estupendo
que se generalizaran mucho más. Pero esos bailes de parejas abrazadas, tal como
se baila hoy día, en los que un chico y una chica ponen en contacto sus cuerpos
de arriba-abajo, pegados como lapas, son, por lo menos, un peligro de sentir
deseos voluptuosos para todo muchacho normal. Y este peligro hay que evitarlo
si no hay causa proporcionada que lo justifique. Claro que hay modos y modos de bailar. No
todos bailan con igual mala intención. Pero lo mejor es no bailar apretados:
«que circule aire entre los dos». Bailar en sí no sería malo, pero lo hacen
malo las circunstancias. Cuántos
pecados de pensamiento, de deseo y de obra, antes, durante y después del baile!
. Por eso, aunque teóricamente se pueda bailar sin pecar, en la práctica, este
baile de parejas pegadas, tal como se baila hoy día, es un semillero de
pecados. Y aunque no siempre se peque gravemente, no será ponerse en
peligro de pecar? Es una ingenuidad defender el baile como si fuera una
diversión angelical e inocente. Todos
sabemos que lo que los hombres buscan en el baile es, sobre todo, el contacto
de los cuerpos. Y esto no es el medio más seguro para conservar la pureza, a la
que estamos obligados por precepto de Jesucristo, y que tanto trabajo cuesta
por la rebeldía de la concupiscencia.
Una vez oí una cosa que me hizo gracia, y por eso la pongo aquí. Era
sobre la moralidad del baile:
«Depende de la intención del
sujeto.
También de la intención de la sujeta.
Pero sobre todo de lo que el sujeto sujete a la sujeta».
No seas fácil en bailar. Piensa
en el modo de mantenerte firme en tu propósito de evitarlo. Por qué hemos de
andar siempre por el límite del pecado? Andar por el borde de un precipicio es
muy peligroso.
Además, es un cristianismo raquítico el que sólo se detiene ante el
pecado. Sepamos renunciar a aquellas
cosas que nos gustarían mucho, que incluso nos serían lícitas, pero con las que
damos mal ejemplo. Es evidente que muchos pecan gravemente en el baile. No
contribuyas, con tu cooperación, a que otros pequen.
El Cardenal de Madrid, D. Vicente Enrique Tarancón dice: «Los bailes modernos
son peligrosos por sí mismos. Llevan en sí mismos un germen de desorden y un peligro
de pecado. La Teología no los puede admitir en principio. La Teología
los ha de rechazar y ha de suponer su inmoralidad mientras no se demuestre lo
contrario. Los distintos matices que
tienen las diversas clases de estos bailes no alteran su naturaleza. Unos
serán abiertamente escandalosos. Pero todos son esencialmente peligrosos... Si
admitimos que estos bailes modernos son peligrosos por sí mismos, porque
encierran ocasión más o menos próxima de pecado, nuestra postura ante ellos ha
de ser necesariamente prohibitiva. Y en los casos concretos, se tratará tan
sólo de saber si se dan las razones y las circunstancias que la moral exige
para que uno pueda ponerse en peligro de pecado...Lo más grave, a mi juicio, es
que al baile moderno se le ha dado carta de naturaleza y casi de obligatoriedad
en nuestra sociedad que quiere llamarse cristiana... Se impone, por lo tanto,
una reacción fuerte contra este criterio erróneo tan común entre católicos. El baile moderno es un mal.
Para autorizarlo se habrán de pesar las razones que justifican la permisión de
un mal. En principio, una sociedad cristiana, no puede aceptarlo como un
medio normal de diversión. La Teología lo condena por el desorden que lleva en
sí mismo»849.
Dice el célebre moralista Häring: «Son deshonestos, y por lo mismo ilícitos
para todos, aquellos bailes que por la manera de abrazarse, por los contactos
que permiten, y por las músicas que los acompañan, despiertan generalmente la
sensualidad. Además, la persona que
sabe por experiencia que ciertos bailes, le causan tentaciones y movimientos
malos, tiene que evitarlos»850.
68,23. El vicio solitario (masturbación) consiste en abusar del propio
cuerpo excitando los órganos genitales para procurarse voluntariamente el
placer hasta el orgasmo. A veces, se comienza por mera curiosidad; pero si no
se corrige esta inclinación se convierte en un vicio obsesivo que esclaviza a
la persona y le desinteresa por todo lo demás: como le pasa al drogadicto.
La masturbación puede llegar a ser algo obsesivo en la persona. Hace del placer
sexual algo egoísta, cuando Dios lo ha hecho para ser compartido dentro del
matrimonio. Conozco casos de matrimonios fracasados porque uno de los dos,
esclavizado por la masturbación, se negaba a las naturales expresiones de amor
dentro del matrimonio.
Quien se deja esclavizar del vicio de la masturbación puede arruinar la armonía
sexual de su matrimonio. Una mujer joven se quejaba en la consulta de un médico
de que su marido tenía con ella muy pocas relaciones sexuales. Él reconoció,
delante de ella, que prefería masturbarse .
Quien tiene la desgracia de verse esclavizado de esta mala costumbre debe poner
el mayor esfuerzo en corregirse cuanto antes. Este vicio encadena fuertemente,
cada vez es más difícil desligarse de él, y cuando tiene esclavizada a una
persona, la envilece, la embrutece, anula su voluntad, destroza su carácter,
perturba el desarrollo de su personalidad, debilita la fe, produce
desequilibrio nervioso, hace egoístas e incapacita para amar a otra persona.
No se puede abusar del organismo. La naturaleza pasa después la factura. El
cuerpo humano tiene sus límites. No se pueden gastar las energías destinadas al
desarrollo integral de la persona humana.
Incluso para Freud «el masturbador incurre en riesgo de bloquear el desarrollo
y maduración de su psicoafectividad»851.
«La práctica habitual de la masturbación conduce a graves desequilibrios
nerviosos»852.
Todos los médicos están de acuerdo que cuando la masturbación es frecuente,
conduce a la neurastenia853.
Y cuando la masturbación es un vicio esclaviza como todos los vicios.
«Cuando la masturbación se convierte en hábito, debe ser calificada como falta
de madurez. (...) Cuando la masturbación presenta síntomas de psicosis y
neurosis, debe buscarse la ayuda de un profesional que la someta a un
tratamiento adecuado. (...) Las fuentes que dan pábulo a la fantasía -lecturas,
televisión, cine - han de considerarse como la base de muchas acciones que no
deberían haber tenido lugar, si no hubiesen sido estimuladas».
Hay maníacos sexuales que buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen,
como los drogadictos, en el círculo de una insaciable repetición, con el fin de
superar en cada nuevo intento, las incesantes frustraciones.
«La masturbación hecha costumbre da por lo general seres psíquicamente
replegados sobre sí mismos, especialmente incapaces de elevarse a un auténtico
amor sexual»854.
El vicio de la masturbación es causa
de muchos fracasos en los estudios y en el deporte. Esto lo saben muy bien los
estudiantes y los deportistas.
Cuando un ser humano se habitúa a satisfacer un instinto en una forma
determinada, puede llegar a perder, a través de un mecanismo psicológico, el
deseo o la atracción por todas las demás formas.
El hábito de saciar el hambre sexual de una forma anormal y viciosa, puede
llegar a provocar la repelencia por el acto natural, con lo cual el masturbador
entra de lleno en el campo de la incapacidad sexual psicológica.
El vicio de la masturbación lleva a la eyaculación precoz en el matrimonio, que
impide acomodarse al ritmo de la mujer que es más lenta, y es causa de graves
problemas en la armonía sexual matrimonial.
Los médicos americanos que habían
tratado a muchachas que se masturbaban, descubrieron que después de casarse
resultaban esposas frígidas.
Dice el Dr. Luis Riesgo: «No es inteligente considerar la masturbación
como algo natural, pues causa una serie de trastornos en el adolescente. No
sólo en el campo religioso, sino en el afectivo, psicológico, intelectual,
etc., donde se hacen sentir sus malos efectos. (...) El que en plena adolescencia el joven sienta fuertemente el impulso
sexual, tiene un profundo valor educativo.
(...). Más tarde en su vida conyugal, muchas veces tendrá que dominar sus inclinaciones»855.
Estas partes del cuerpo deben respetarse con delicadeza, y sólo tocarlas por
necesidad, limpieza, higiene, etc. Pero nunca tocar estos órganos sólo
por gusto. Con eso no se juega.
Éste es un pecado degradante, repugnante, inconcebible en una persona delicada.
Sin embargo, si después te da vergüenza confesarlo, entonces la desgracia es
doble e irreparable. Si tuviste la desgracia de la caída, no permitas la de la
vergüenza de confesarlo. Acude a un
sacerdote y ábrele tu conciencia para que te perdone y te ayude a salir de tan
triste estado. Ten confianza. Tienes remedio.
Muchos empezaron esta mala costumbre sin conocer su importancia. Bien porque lo
descubrieron de un modo casual, bien porque fueron enseñados por otra persona
que intencionadamente quitó importancia al asunto.
Pero la masturbación es un vicio que puede esclavizar fuertemente y transformar
el carácter de la persona, y hasta su ideología religiosa.
La masturbación puede llevar a perder la fe. Muchas incredulidades han empezado en la masturbación. El joven
siente inclinación a masturbarse, oye que la Iglesia lo prohíbe, y siente la
tentación de dejar la Iglesia que le prohíbe lo que le gusta hacer, y quizás le
cuesta trabajo evitar.
Dice José Antonio Sayés:«Pero, por otro lado, no podemos olvidar que la
masturbación no contribuye a la superación del problema sexual o de la tensión
de un momento dado. Conduce, por sí misma, a la larga, a una erotización mayor
y a una obsesión creciente, de modo que a la larga el problema no se soluciona.
El sexo, no lo olvidemos, (Chauchard no se cansa de repetirlo) está sobre todo
en la cabeza. Tiene una capacidad obsesionante tal, que la solución del
problema sólo se logra cuando el hombre consigue entregar su pensamiento a
tareas que le ilusionen. La solución al problema del sexo, y a una obsesión
excesiva, sólo se encuentra de modo indirecto, cuando el hombre consigue
centrar su pensamiento en algo que le ilusiona. He sido testigo de cómo
muchachos que se han entregado con ilusión a una ocupación deportiva, incluso
en presencia de chicas, o a otro tipo de ocupación, no tenían problema alguno
sexual; mientras éste surgía siempre que se dejaban llevar por el ocio».
Es fácil que quienes han contraído el hábito de la masturbación experimenten un
fuerte sentimiento de culpabilidad capaz de destruir todo estímulo de vida y de
producir un permanente complejo de inferioridad. El único tratamiento pastoralmente eficaz es el de
procurar abrir horizontes hacia expresiones plenas de la afectividad y hacia tareas
culturales, profesionales, sociales y religiosas, que den sentido a sus vidas .
La gravedad de cada acto masturbatorio no siempre es fácil determinarla pues
depende de muchas circunstancias y pueden darse atenuantes de la
responsabilidad. Sin embargo se debe poner un serio empeño en evitarlo
por el peligro de caer en la esclavitud del hábito.
Dice Robinson: «Los trastornos afectivos y algunas situaciones neuróticas
provocan frecuentemente manifestaciones de autoerotismo, que alcanza, a veces,
un carácter convulsivo claramente psicopático...
Está comprobado que la masturbación ejerce siempre una mala influencia, sobre
todo en la psicología juvenil. Debilita la fuerza de voluntad, la confianza en
sí mismo, y perturba el desarrollo de la personalidad. Crea melancólicos e
introvertidos y, en el fondo, egoístas. La masturbación es una satisfacción
sexual egoísta, que marca a la persona y la incapacita para el verdadero amor.
La masturbación es, muchas veces, un recurso barato y triste; una compensación,
un consuelillo de segunda clase por algún otro éxito de cualquier otro tipo que
no hemos sido capaces de conseguir.
Con todo, no todos los actos masturbatorios son de la misma gravedad.
Cuando un joven tiene interés en corregirse y pone los medios que tiene a su
alcance aunque tenga caídas, éstas pueden tener atenuantes a su culpabilidad.
Siempre se puede acudir a Dios pidiéndole ayuda, pues Él nunca abandona a los
que acuden a Él, pidiéndole ayuda para algo bueno y conveniente. Y como dice
San Pablo: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta».
En la adolescencia, la masturbación puede aparecer como algo pasajero.
Como eso de los granos.
Pero si es repetitivo, puede degenerar en hábito; y esto es grave. Lo lógico es
que deje un sentimiento de culpa. Sin duda es mejor dominarse que dejarse
vencer. Dominarse es señal de adultez. La victoria es señal de madurez. La caída es señal de debilidad; por
eso deja sentimiento de culpa.
En la edad madura, la masturbación puede ser síntoma de algo más serio, sobre
todo si es persistente. Puede indicar un estado de adolescencia mental, o
alguna otra deficiencia psíquica. Se
encuentra, desde luego, en muchos tipos de demencia senil y en el alcoholismo.
En general puede aparecer en todos los estados mentales, en los que se dé una descohesión
de la personalidad que tenga por consecuencia una pérdida de control de los
instintos más primitivos».
A veces las caídas en la masturbación no son por una intención
lujuriosa. Son consecuencia de una depresión, una angustia, una ansiedad que no
permite conciliar el sueño, etc. Casos así pueden remediarse con algún sedante
inofensivo como Huberplex, Librium, etc.
En una conferencia que le oí en 1976 al Dr. D. José M Poveda Ariño, Jefe del
Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, titulada
«Ciencia y Doctrina Moral Sexual», dijo que la masturbación es un fenómeno
evitable por cualquier persona normal. Y en los casos en que esta superación parezca difícil es perfectamente
asequible con los productos que un médico puede recomendarle.
En enero de 1976 el Vaticano publicó un documento sobre Moral Sexual donde
dice: «El uso deliberado de la facultad sexual, fuera de las relaciones
conyugales normales, contradice esencialmente la finalidad de esta facultad (n
5)». También dice este documento que «la masturbación es un acto
intrínseca y gravemente desordenado (n 9)».
Y en 1983 el Vaticano ha publicado otro documento sobre la educación sexual
donde dice: «La masturbación es un grave desorden moral .Y aunque sólo Dios
conoce la responsabilidad moral subjetiva de cada acto, de ningún modo se puede
sostener que en el campo sexual no se cometen pecados mortales».
Pero no has de considerar pecado todos los tocamientos en tus órganos
genitales. Pueden ser pecado los tactos encaminados a excitar el placer sexual;
pero otros actos que se hacen por necesidad o por higiene, no son pecado
alguno. Y en las conmociones
orgánicas que sientas involuntariamente, reprime el consentimiento, y en paz. No
has pecado contra la pureza. Aprende
a distinguir entre el sentir y el consentir. Puede ser que a veces sientas
movimientos contra tu voluntad en tus órganos genitales. Acostúmbrate a
prescindir de esas sensaciones.
El pecado no está en el sentir, sino en el consentir. En el noveno mandamiento
te expongo el modo de luchar contra estas tentaciones molestas.
Pero si tuvieras la desgracia de haberte complacido voluntariamente en ese
placer sexual, entonces manchaste tu pureza.
El orgasmo, que es la sacudida que experimenta el cuerpo con la satisfacción
del placer sexual, es derecho exclusivo de casados. Una persona soltera
no puede ni procurárselo voluntariamente ni aceptarlo si lo experimenta
involuntariamente. A veces el orgasmo se produce imprevistamente. En ese caso
tampoco es lícito saborearlo voluntariamente, aunque no se pueda evitar la
sensación placentera.
Pero cuando ocurre durmiendo no es pecado alguno.
El placer venéreo completo, el orgasmo, buscado directamente, sólo está
permitido dentro del matrimonio, dentro del acto conyugal.
68,24. La homosexualidad es una aberración duramente castigada en la Biblia.
Es el caso de Sodoma y Gomorra. Y
por eso a los homosexuales se les llama sodomitas.
«La legalización jurídica de parejas homosexuales va en contra de la naturaleza
humana, y revela una corrupción grave de la conciencia moral ciudadana» ha
dicho D. Elías Yanes, Presidente de la Conferencia Episcopal Española. Equiparar
las «uniones homosexuales» al matrimonio es una aberración contra la ley
natural. Se hace responsable de los
graves efectos negativos que tendría para la sociedad la legitimación de un mal
moral. Permitir que esas personas adopten niños es atentar contra los derechos
de estos niños que el día de mañana, cuando caigan en la cuenta de la realidad,
sufrirán taras psíquicas al compararse con el resto de sus compañeros. Según el
ABC de Madrid del 4 de Septiembre de 1994 (pg. 52) destacados científicos están
en contra de la adopción de niños por parejas homosexuales, por los traumas
psíquicos que esto sería para el niño.
No hay que confundir los homosexuales auténticos, que no tienen ningún interés
en corregirse, con el hombre de apariencia feminoide de lo cual no es
responsable, y que puede no ser homosexual.
La homosexualidad es una anormalidad, pero no es pecado, a no ser que se
ejerza. Si se ejerce y además hay
corrupción de menores, constituye peligrosidad social. No es lo mismo el
homosexual por vicio, que el que nace así, o sufrió el impacto de una
desgraciada experiencia de su infancia.
El homosexual de nacimiento que domina su tendencia y no es corruptor del
ambiente, pervertidor de menores o escandaloso público, no hay por qué
considerarlo como peligro social. La peligrosidad social no depende de lo que
la persona es, sino de lo que hace. El homosexual de nacimiento es tan
responsable de su tendencia, como lo puede ser de su defecto el miope o el
tartamudo. Por lo tanto, al homosexual que domina su inclinación no hay que
considerarlo corruptor, perverso ni degradante; si domina su inclinación, puede
alcanzar notable virtud.
Debe poner todo su empeño en dominarse. Y que confíe en Dios que le ayudará. Él lo ve todo y es justo.
Ser comprensivo con los homosexuales, que luchan por dominarse, no es
justificar su actuación homosexual. El homosexual tiene que dominar su
tendencia lo mismo que el heterosexual, que no puede irse con todas las mujeres
que le apetecen. El homosexual tiene que dominar su tendencia desordenada lo
mismo que el cleptómano tiene que dominar su tendencia a apropiarse de lo
ajeno.
Pero este respeto que debemos tener hacia el homosexual que no es peligro
social porque no atenta contra el bien común, no significa que consideremos al
homosexual como una persona normal que tiene derecho a ejercer su tendencia de
acuerdo con su inclinación. Si el homosexual tiene derecho a vivir como él es,
y no como debe ser, lo mismo podríamos decir del ladrón y del asesino. El hombre debe acomodar su conducta a los
auténticos valores humanos.
El respeto a la persona del homosexual no considerándolo perverso o
peligroso mientras su conducta sea correcta, no elimina el que no se pueda
considerar al homosexual como una persona normal. Es como si el jorobado
quisiera que consideráramos natural el tener joroba.
El Papa Juan Pablo II, en respuesta al Parlamento Europeo que equiparaba la
unión homosexual al matrimonio natural, ha dicho: «La Iglesia rechaza la
discriminación de los homosexuales, pero considera moralmente inadmisible la
aprobación jurídica de la práctica homosexual. Ser comprensivo con quien peca
no equivale a aprobar el pecado. Cristo perdonó a la adúltera, pero le dijo que
no pecara más».
La Comisión Permanente del Episcopado Español publicó una nota el 24 de junio
de 1994 donde se dice: «El homosexual, como persona humana que es, es digno de
todo respeto inherente a la persona humana ( n 18); pero la inclinación
homosexual, aunque no sea en sí misma pecaminosa, debe ser considerada como
objetivamente desordenada; ya que es una tendencia, más o menos fuerte, a un
comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral» ( n 7 ).
La razón del aparato genital es la generación. Y el ejercicio del sexo en un
homosexual no tiene nada que ver con la generación. Dice Marc Oraison : «No vacilo en afirmar que la
realización de la pareja homosexual es de por sí imposible» 856.
Para el Dr. John Loraine, de la Universidad de Edimburgo, donde está encargado
de la Cátedra de Endocrinología, el homosexual es un enfermo cuyas hormonas
sexuales se han desquiciado. Tras sus experimentos, Loraine, afirma que el
homosexual es un paciente para los endocrinólogos, pues sufre una serie de
trastornos fisiológicos gonadales que hoy pueden medirse a la perfección
857.
Hay que reconocer que, fuera de algunos casos de perversión voluntaria, en la
mayor parte de los homosexuales, su tendencia desviada debe ser considerada
como una enfermedad. De aquí que, por una parte, se merezca todo el
respeto y la ayuda que como a personas humanas les es debida; pero, por otra,
la sociedad, por todos los medios adecuados, deba defenderse de su devastador
contagio, tan pernicioso y destructivo para la naturaleza humana en su presente
y en su futuro.
Hay mujeres que tienen el vicio de saciar su apetito sexual con otras mujeres.
Esto es una aberración. El
afecto de dos muchachas no debe repercutir en los órganos genitales. Si es así, esa amistad es desaconsejable.
La homosexualidad en la mujer se conoce desde seiscientos años antes de Cristo
en la isla griega de Lesbos. Por eso a la mujer homosexual se le llama lesbiana.
Hay que distinguir entre la auténtica homosexual que busca otra mujer para su
actividad sexual, y el afecto muy frecuente en adolescentes hacia mujeres
mayores que ellas por las que llegan a sentir verdadera adoración; pero con
ausencia total de actividad sexual. Esta tendencia desaparecerá en cuanto se
enamoren de un hombre La heterosexualidad es una inclinación de la misma
naturaleza personal del hombre. Pero el homosexual aunque no sea un
pervertido, es un invertido, que ha sufrido una desviación del instinto sexual
natural.
Los defensores de la homosexualidad generalizan esta tendencia queriéndola
hacer pasar como una sexualidad distinta pero natural, y así poder actuar
libremente sin restricciones a su tendencia.
Para eso incluyen entre los homosexuales a todos los que han tenido alguna vez
alguna experiencia homosexual. Pero esto no es serio. Con este mismo criterio
podríamos considerar no homosexual a todos los homosexuales que hayan tenido un
contacto heterosexual. Puede una persona, por una circunstancia casual y
transitoria, haber practicado la homosexualidad, lo cual, aunque es inmoral, no
la constituye en homosexual.
Lo que caracteriza al homosexual no es haber tenido más o menos contactos
homosexuales, sino la tendencia hacia las personas del mismo sexo y la
consiguiente repugnancia hacia la relación heterosexual.
Según la encuesta Kinsey el número
de los homosexuales es un 4%.
Para que un homosexual cambie, lo primero, es indispensable que quiera cambiar,
y después que quiera someterse a un tratamiento psicoterápico: «sólo la
psicoterapia le podrá ayudar» ha dicho Marc Oraison 858.
El Dr. Juan Antonio Vallejo-Nájera, en su preciosa obra «La puerta de la
esperanza», afirma que «la educación en la castidad es sanísima y ayuda mucho a
superar los problemas de la edad juvenil. En cambio, la presunta libertad
sexual que se predica ahora, ésa sí que llena de pacientes la consulta del
psiquiatra. Y no digamos, la moda de decir que la homosexualidad es una
alternativa tan válida como cualquier otra. Mentira. El ser homosexual es
complicadísimo. Deben merecer toda nuestra comprensión y cariño, pero para
intentar curarlos; no para animarlos a serlo» 859.
Se dice que la inversión sexual es
constitucional, de carácter congénito biológico. Otros buscan las causas en
factores de orden psíquico, como falsa educación, ambiente, experiencias que se
remontan a la infancia, etc. Para otros, los factores de la homosexualidad son
innatos y ambientales juntamente .
Por supuesto que la homosexualidad no tiene la misma importancia en la edad
adulta que en la infantil. Entre niños puede ser casi un juego que puede no
significar desviación enfermiza. Aunque sí puede perjudicar a su
psicología.
Algunos terminan en homosexuales
como consecuencia del alcoholismo y las drogas.
En 1983 el Vaticano ha publicado un documento sobre la educación sexual
donde dice: «No hay ninguna justificación moral a los actos homosexuales. (...) Los actos homosexuales son
intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún
caso»860.
La homosexualidad se condena
en la Biblia en varios pasajes861.
La Biblia en el Antiguo Testamento manda castigar con pena de muerte a
los que realizan actos homosexuales862.
Y San Pablo dice que los homosexuales
no entrarán en el Reino de los Cielos 863.
Se entiende, naturalmente, a los que no se dominan y ejercen de homosexuales.
68,25. La castidad consiste en el
dominio de sí, en la capacidad de orientar el instinto sexual al servicio del
amor y de integrarlo en el desarrollo de la persona. La castidad cristiana
supone superación del propio egoísmo, capacidad de sacrificio por el bien de
los demás, nobleza y lealtad en el servicio y en el amor .
La castidad es el gran éxito de los jóvenes antes del matrimonio. Es,
además, la mejor forma de comprender y, sobre todo, de valorar el amor. No es
una negación de la sexualidad, sino la mejor de las preparaciones para la vida
conyugal. Porque es un entrenamiento
en la generosidad, en el deber y en el dominio de sí mismo, cualidades tan
importantes para el ejercicio de la sexualidad humana.
En los jóvenes, la castidad entrena y forma la personalidad. Supone un esfuerzo
que va dotando a la persona de solidez en la voluntad y de una sensación de
posesión y dominio de sí mismo, que, a su vez, es fuente de profunda paz y
alegría. Los jóvenes castos, normalmente, son más constantes en el trabajo y en
el estudio, tienen más ilusiones, son más idealistas.
La pureza es una virtud eminentemente positiva y constructiva que templa
el carácter y lo fortalece.
Produce paz, equilibrio de espíritu, armonía interior. Purifica el amor y lo
eleva; es causa de alegría, de energía física y moral; de mayor rendimiento en
el deporte y en el estudio, y prepara para el amor conyugal.
El Papa Juan Pablo II dijo a los
jóvenes en Lourdes el 15 de agosto de 1983: «Los que os hablan de un amor
espontáneo y fácil os engañan. El amor según Cristo es un camino difícil
y exigente.
El ser lo que Dios quiere, exige un paciente esfuerzo, una lucha contra
nosotros mismos. Hay que llamar por
su nombre al bien y al mal». También Juan Pablo II dijo a los miles de jóvenes
reunidos en Rímini (Italia) en agosto de 1985: «Quieres encerrarte en el
círculo de tus instintos? En el hombre, a diferencia de los animales, el
instinto no tiene derecho a tener la última palabra».
Los jóvenes reciben de la oración fuego y entusiasmo para vivir con pureza y
realizar su vocación humana y cristiana con un sereno dominio de sí y con una
donación generosa a los demás .
Lo que es imposible es guardar la pureza de cuerpo sin guardarla también de
corazón y de pensamiento. Si no vigilas tu imaginación y tus pensamientos, es
imposible que guardes castidad.
El apetito sexual es sobre todo psíquico. Si no se arrancan las raíces de la imaginación es imposible contener las
consecuencias en la carne.
Por eso es necesario saber dominar la imaginación y los deseos. El
apetito sexual aumenta según la atención que se le preste. Como los perros que
ladran cuando se les mira, y se callan si no se les hace caso.
Dice el gran moralista belga José
Creusen: «La impureza, sin ser el más grave de los pecados, es el más frecuente
de los pecados graves.
La castidad, sin ser la más perfecta de las virtudes, es una de las más
necesarias. (...). En materia de castidad lo más fácil es el dominio completo.
Andar a medias es muy peligroso»864.
Muchos quieren liberarse de la moral católica que consideran represiva, y lo
que hacen es caer en la esclavitud del pecado que degrada al hombre. El
yugo de Cristo es suave y ligero, si se lleva con amor y voluntad corredentora.
La pureza no puede guardarse sin la mortificación de los sentidos.
Quien no quiere renunciar a los incentivos de la sensual vida moderna, que
exaltan la concupiscencia, es natural que sea víctima de tentaciones
perturbadoras, y que la caída sea inevitable. La pureza no se puede guardar a
medias.
Con nuestras solas fuerzas, tampoco; pero con el auxilio de Dios, sí.
Quien -con la ayuda de Dios - se decide a luchar con todas sus fuerzas, vence
seguro. No es que muera la inclinación, sino que será gobernada por las riendas
de la razón.
En la vida hay que entrenarse. Entrenarse
es hacer un esfuerzo cuando no hace falta, para saber esforzarse cuando haga
falta. El que no sabe decir no cuando pudiera decir sí, no sabrá decir no
cuando tenga que decir no. El que no sabe privarse de lo lícito por ensayo, no
sabrá privarse de lo ilícito cuando sea necesario.
La explotación de la sexualidad por sí misma y sobre todo, con el único fin de
conseguir la satisfacción sexual, es funesta, tanto para la vida individual
como colectiva.
Aunque los pornócratas, para
defender su negocio, dicen que la virginidad ha dejado de ser virtud, y nos
presentan la homosexualidad y la masturbación como cosas naturales, por encima
de todas las palabras de los hombres está la ley de Dios que nos señala lo que
es bueno y lo que es malo.
Hoy se oyen con frecuencia palabras de menosprecio hacia la virginidad.
Generalmente provienen de personas que la han perdido.
Como en el cuento de la zorra y las uvas, es natural menospreciar lo que uno no
es capaz de conseguir. Pero las
joyas no pierden valor porque haya personas que son incapaces de apreciarlas.
Ha escrito el P. Lebrato, dominico: «Si hubiéramos de responder ateniéndonos a
duros hechos externos que definen masivamente nuestra sociedad, tal vez
hubiéramos de concluir que, a juicio de muchos, la castidad, hoy, es todo lo
contrario de un valor: es un antivalor que hay que arrumbar para siempre. Si
fue un valor, hoy es un lastre.
Pero si la respuesta la damos analizando la naturaleza misma de la castidad,
contrastada con el concepto filosófico del valor para el hombre, entonces hay
que concluir que la castidad es un valor, un valor por sí mismo, primario y
absoluto por su bondad intrínseca y por la conveniencia esencial con la
naturaleza humana.
Acaso todo depende del concepto que tengamos de castidad. Si la entendemos como
una represión, una mutilación, un comportamiento negativo, una actitud
desnaturalizante, entonces no es ni puede ser un valor. Qué es entonces la castidad? Sencillamente, la
castidad es el ordenamiento de la potencialidad sexual del hombre en
consonancia con su condición específica de persona racional, inteligente y
autodeterminativa...
Ser un esclavo de los instintos en el campo sexual, le convierte en animal, lo
desnaturaliza de su condición de persona libre y de su condición de sujeto
autodeterminativo. Usar mal de la capacidad sexual, es una traición a la
sexualidad humana. Al ser la castidad la recta ordenación de las fuerzas
sexuales y de la afectividad en el hombre en consonancia con los fines
específicos de la sexualidad y con la condición integral de la persona como ser
inteligente y dueño de sus instintos, no cabe duda que la castidad perfecciona
al hombre en su misma condición de hombre. Una perfección en lo esencial
siempre es un bien. El bien, en sus
múltiples formas, es un valor.
Una joven de 16 años dice:
Con la castidad yo pienso que aprendemos a respetarnos a nosotros mismos y a no
hacernos animales. Los animales lo hacen todo por instinto. Si nosotros no
tuviéramos un principio regulador, un medio para dominar nuestros instintos nos
haríamos como ellos. Es bonito que aprendamos a valorar algo que nosotros
tenemos y ellos no tienen. Es una satisfacción disfrutar de algo adquirido por
tu propio esfuerzo, por tu decisión, por tu voluntad. Con la castidad
voluntaria yo me hago superior a los animales. Esto creo que tiene su belleza y
su valor...
- Te es fácil vivir la castidad a los dieciséis años?
-En principio, me cuesta, como creo que les cuesta a los demás. Pero debo
confesar que a mí me es fácil vivirla.
- Por qué te es fácil?
-En primer lugar, me doy cuenta de que no merece la pena perder la castidad por
el placer sexual de un momento. Pero acaso me cueste poco por la educación que
he recibido desde mi infancia...
- Encuentras valores en la castidad?
-El saber que nuestro cuerpo tiene un destino superior al de dejarlo aquí en la
tierra. Los planes de Dios sobre los
hombres nos hablan de una glorificación de nuestro cuerpo en la vida futura.
Aparte de la glorificación corporal donada por Dios, tiene que ser también un
don de este cuerpo, el haber sabido conservarlo íntegro, inmaculado, como Él
nos lo dio.
Y una joven madre soltera contesta:
-En realidad, no ha sido la castidad mi fuerte. Para mí prácticamente no ha
existido. No he sido casta. Pero hoy, que me he dado cuenta, la considero
maravillosa. Para mí la castidad no ha entrado en mi vida por el hecho de
haberme apartado de Dios. Hoy creo que la encontré y la veo fenomenal.
- Te atreverías a decirme por qué no has sido casta?
-Sí. No he sido casta por el hecho de no pensar, por vivir al margen de todo.
Tal vez por comodidad, por dejadez. Te dejas llevar por cualquier impulso.
- Cuándo diste el cambio?
-Al mes de dar a luz tuve la oportunidad de estar sola, pensar mucho, y me di
cuenta de que había algo más que todo aquello que había vivido. Y vi claro que
aquel Dios que mis padres y mi colegio me habían enseñado, existía realmente y
era algo verdadero... Si amo ahora la castidad es porque le amo a Él... Dios
importa mucho para mi vida.
- Qué otros valores crees que tiene la castidad?
-Creo que hay otros valores. Antes, que no era casta, que me dejaba llevar por
los impulsos, no era libre. En cambio, ahora que tiendo más a ser casta, me
siento más libre, me he liberado de mis impulsos. Al dejar esos impulsos a un
lado, el mismo cuerpo gana serenidad, dominio, salud, belleza. Y hasta
dignidad, porque el cuerpo no debe ser sólo un instrumento del placer, sino un
medio de realizarse en la vida cumpliendo una misión» 865.
Por otra parte, la castidad es fácil de guardar, si se busca el auxilio de la
gracia de Dios, y se fortifica el alma con los sacramentos de la confesión y la
comunión.
El mejor consejo que se puede dar al que ha empezado a rodar por la pendiente
del vicio es comunión frecuente y confesión con un Director Espiritual fijo. Es
un remedio seguro para corregirse y salir del pecado. No hay pecador que
resista. El sacramento de la confesión, además de ser un remedio curativo, es
un remedio preventivo. La Comunión y la Dirección Espiritual dan fuerza y luz
para obrar con eficacia.
Dice Charboneau:«Se puede, por tanto, hablar, y hay que hacerlo, de un
imperativo de la pureza que se impone a los novios, no como una coacción penosa
cuya única finalidad sería crearles molestias, sino como una fuerza interior
que vivifica el amor elevándolo y manteniéndolo en un plano superior. Esta
pureza pretende estar libre de todo desprecio hacia el cuerpo y se basa, al
contrario, sobre el respeto soberano a la carne, a la que restituye su
equilibrio, eliminando los elementos de defección que son un peligro para ella.
En cuanto al amor mismo, lo consolida; y prepara así la felicidad de que gozará
la pareja cuando se halle ligada por la vida común».
Manuel Viera escribe: «El que la castidad prematrimonial sea perjudicial a la
salud es ya un mito descartado hace tiempo por la ciencia médica y la
psicología, y algo en que sólo tratan de creer los que buscan una excusa para
no ser castos.
Para Freud toda neurosis era de origen sexual. Hoy sus mismos discípulos no
sostienen esta doctrina. Adler afirma: "No siendo verdad que la libido
reprimida sea causa de la neurosis, el dar salida al instinto sexual no cura
por sí mismo esta neurosis". La castidad educa la voluntad por el
vencimiento que supone. Una educación que no exige esfuerzos, conduce a la
anarquía, no forma adultos sino desequilibrados, sin aptitud para hacer frente
a las dificultades de la vida. El vencimiento propio es indispensable para la
formación del ser humano. Decir que
los impulsos sexuales son irresistibles no es científico. La biología
moderna declara que los reflejos genitales pueden dominarse con el ejercicio de
la voluntad. El poder del espíritu sobre el cuerpo, de lo psíquico sobre lo
físico es muy grande. Esto lo confirma la psicología actual» 866.
Dice Robinson: «La castidad protege vuestro futuro amor. Los jóvenes que han
sabido estar a la altura de su deber son los que sabrán después estar a la
altura de su amor. El amor conyugal, les va a exigir entrega, generosidad y
sacrificio, y ellos ya traen un buen entrenamiento en todo esto. Además, el mejor regalo que podréis haceros unos
esposos es el de un cuerpo y un alma íntegros.
La castidad juvenil es un esfuerzo. Pero es un esfuerzo que lleva
consigo una recompensa inmensa.
Un esfuerzo que va reforzando y madurando tu personalidad. Es un esfuerzo que
lleva consigo una profunda alegría. Un esfuerzo que comprenden y practican los que saben qué es el amor».
Los jóvenes reciben de la oración fuerza y entusiasmo para vivir con
pureza y realizar su vocación humana y cristiana con un sereno dominio de sí y
con una donación generosa a los demás.
El mundo se ríe de la pureza y de la castidad, como si se tratara de cosas
trasnochadas y pasadas de moda. El mundo dice: «Hay que darse el máximo de
satisfacciones en la vida». Pero Cristo dice: «Véncete a ti mismo, toma tu
cruz, procura entrar por la puerta estrecha» 867. El mundo dice: «Hay
que liberarse de viejos tabúes!». Pero Cristo dijo:
«Bienaventurados los limpios de corazón» 868.
El mundo dice: «El amor no es pecado. Lo que se hace por amor es bueno». Pero
la Biblia limita las relaciones sexuales al matrimonio:
«Absteneos de la fornicación»869. «Dios juzgará a los fornicarios y a los adúlteros» 870.
68,26. El pudor es un mecanismo de defensa, propio de la castidad, que
protege instintivamente la intimidad sexual con la vergüenza. Es un muro protector de la pureza.
Pudor no es miedo al cuerpo desnudo, sino respeto a él. No es casto el
que trata de ignorar lo sexual, sino el que sabe mirarlo con ojos limpios.
El pudor distingue al hombre de los animales.
El pudor ayuda a evitar eficazmente excesos y peligros morales de todo tipo en
materia sexual.
Además, evita aquellos aspectos de
vulgaridad, chabacanería y desorden que acompañan a ciertas expresiones
sexuales.
Alfonso López Quintás, en su libro «El amor humano» escribe: «El pudor
no indica gazmoñería, apego irracional a costumbres pacatas. Supone respeto a
lo más personal del hombre. Protegerse de la mirada ajena, no indica ñoñería
sino salvaguardar su sexo del uso posesivo de los demás. Palpar algo es, en
cierta medida, un acto de posesión. Ver es como tocar a distancia. Ofrecer a la
mirada ajena las partes íntimas del cuerpo supone dejarse poseer en lo que
tiene uno de más íntimo.
Toda exhibición sugiere un acto de entrega. Hacerlo en público se asemeja a la
prostitución»871.
Dice el psicopedadogo Bernabé Tierno:
«La educación del pudor sólo es posible allí donde imperan ideas nobles y
sentimientos limpios.
El pudor sólo es sentido por quien todavía es sensible a las amenazas que sufre
la virtud. En medio de un ambiente que apenas distingue la línea divisoria entre
lo que es bueno y lo que es malo, hay que devolver a los jóvenes el sentido de
dignidad personal, y a la opinión pública una mayor sensibilidad. Pero no
podemos cometer el error pedagógico de atribuir a toda realidad sexual una
sensación de vileza o un sentimiento de vergüenza que se identifica muchas
veces con el pudor.
Los educadores hemos de poner el acento, no sobre la educación sexual, sino
sobre la educación de la persona. No educamos la sexualidad del muchacho; es él
el verdadero artífice de su educación como persona, que, en consecuencia, se
expresa también en sus comportamientos sexuales. Lo que debe ser educado, no es
la sexualidad, sino la persona.
La actitud egocéntrica de la persona hace neuróticamente compulsiva,
especialmente en la adolescencia, la necesidad de autoafirmación que se
manifiesta claramente en el sector de la sexualidad. La compulsión se hace
tanto más fuerte cuanto más se convence el joven de su falta de valía, lo que
le hace aferrarse al sexo como único medio de autoafirmación...
Está claro que una atmósfera cargada de hedonismo sexual que se nos cuela de
rondón en casa a través de la "ventana televisiva", envuelve al joven
por doquier, y no contribuye lo más mínimo a una higiene mental que favorezca
el dominio normal sobre los propios impulsos.
La trivialización de la sexualidad
conduce a la desvalorización de las relaciones heterosexuales, cada vez más
frecuentes y precoces. En el fondo es la desvalorización misma de la
persona del "otro" que queda reducida a la condición de simple
instrumento al servicio del placer...
La apología que ciertos medios de
comunicación hacen de aberrantes conductas sexuales contribuye a deformar el
concepto y la naturaleza de los papeles sexuales con los que deben
identificarse los jóvenes»872.
Esforcémonos por ver todo lo que tiene el vicio de repugnante y abominable.
Esto nos ayudará a amar la castidad. Todo lo que tiene ella de grande y de
noble, de dominio propio y de respeto, lo tiene el vicio impuro de bajo y
despreciable.
La persona impura es una persona sin voluntad. La razón, que debería ser
la señora, se vuelve esclava de los instintos animales; el hábito vicioso se
convierte en el peor de los tiranos, exige cada vez más y vuelve a la persona
egoísta, con un egoísmo de la peor especie: la persona impura lo sacrifica todo
para satisfacer su propia pasión. El vicio impuro quita a la persona la
tranquilidad de conciencia, la alegría, la libertad, la fe, la esperanza, el
verdadero amor, la honra, la fortuna, la salud y, en fin, la gloria del cielo.
No es raro que a la persona que se deja dominar del vicio impuro le sobrevenga,
antes o después, la dureza de corazón, la pérdida de la fe, y al fin la
condenación eterna.
Hay que tener en cuenta que los
pecados contra la pureza no son los únicos, ni los más graves. No podemos
olvidarnos que el buen cristiano, además de la virtud de la pureza, debe tener
la de la justicia y la caridad. Hay entre nosotros demasiada ambición,
avaricia, egoísmo, soberbia, odio, envidia, ruindad de corazón y falta de
honradez profesional.
Los fieles tienen derecho a ser informados fielmente en la doctrina
católica.
El 7 de enero de 1987 la Comisión Episcopal Española para la Doctrina de la Fe,
publicó un documento donde dice: «A quienes elaboran materiales catequéticos,
de enseñanza religiosa o de divulgación teológica, les pedimos que pongan un
empeño especial en transmitir con fidelidad e integridad la enseñanza de la
Iglesia sobre estos temas. A los fieles cristianos les asiste el derecho a que
no sean difundidas, con ligereza y arbitrariedad, doctrinas parciales o
hipótesis relacionadas con la moral, y en concreto con la moral sexual, sin que
previamente hayan sido sometidas al estudio y al parecer de la comunidad
teológica y, en última instancia, al discernimiento de los pastores (n 18)... El fin de las normas objetivas morales no
es la represión de la sexualidad, sino proteger y favorecer que el dinamismo
profundo de la sexualidad llegue a su plenitud y sentido (n 15)».
Rafael Gómez Pérez resume la concepción cristiana de
la sexualidad así:
«a) Dios estableció la institución matrimonial como principio y fundamento de
la familia y de la sociedad.
b) El sexto precepto del Decálogo -no fornicar - protege el amor humano y
señala el camino moral para que el individuo coopere libremente en el plan de
la creación, usando la capacidad de engendrar, que ha recibido de Dios,
solamente dentro del matrimonio.
c) El sexo es un don de Dios abierto a la vida, al amor y a la fecundidad. Su
ámbito natural y exclusivo es el matrimonio. Jesucristo elevó el matrimonio a
la dignidad de sacramento.
d) La generación no es el resultado de una fuerza irracional, sino de una
entrega libre y responsable -es decir, humana - de acuerdo con la dignidad
natural de la persona creada por Dios.
e) Como los demás mandamientos, el sexto precepto del Decálogo está impreso en
la naturaleza humana, es parte de la ley natural, y, por tanto, obliga a todos
los hombres.
f) La virtud de la castidad consiste esencialmente en la ordenación de la
función sexual al fin que Dios le ha señalado; por eso es una virtud positiva
que se ha de vivir según las características de la vocación regida por Dios:
virginidad o matrimonio.
g) Con frecuencia, la corrupción de las costumbres comienza por los pecados
contra la castidad; se tiende a querer justificarlos, de modos diversos, a
través de la deformación del juicio de la conciencia.
h) Por tratarse de una exigencia de la ley natural, todos los hombres reciben
de Dios la ayuda necesaria para cumplir este precepto del Decálogo. Por otra
parte se señala la necesidad de medios sobrenaturales que Dios no niega nunca a
los creyentes que los imploran por medio de la oración».
68,27. Nada tiene de particular
que sientas fuertemente el instinto sexual. Lo que no puedes permitir es que te
domine. Todo en este mundo tiene su tiempo y su medida. A los animales los regula el instinto:
fuera de los períodos de celo sienten frigidez absoluta. Como no tienen
inteligencia, Dios ha regulado su reproducción con una ley fisiológica. Pero como
el hombre es un ser racional, Dios no ha querido sujetar esta importante
función a leyes puramente fisiológicas, sino que ha dejado en esto el influjo
de la libertad.
La sexualidad es mucho más que una tendencia instintiva para la transmisión de
la vida. La sexualidad penetra toda la persona y especifica la comunicación
entre las personas.
El hombre debe gobernar esta tendencia con la razón y la voluntad.
Dios fiándose del hombre ha dejado en sus manos el instinto sexual, marcándole
con las barreras infranqueables de su ley el único camino lícito para el
ejercicio de su función reproductora: el matrimonio.
El instinto sexual es tan fuerte que necesita una ley que lo encauce.
Lo mismo que es necesario una ley que controle la energía atómica. El sexto mandamiento es un beneficio de
Dios en bien de la humanidad.
Dios ha querido que la transmisión de la vida humana se realice por la unión de
los órganos sexuales de los dos esposos de modo que el marido derrame dentro
del cuerpo de su mujer las semillas de la vida que han de germinar en un nuevo
ser, si encuentran el organismo de ella preparado con un óvulo reciente.
Este acto sexual, realizado dentro del matrimonio, conforme a la ley de
Dios, no tiene nada de malo. Todo lo contrario. Puesto según la ley de Dios es
meritorio ; pues es cumplir una ley puesta por Dios. Y el placer que Dios
ofrece como aliciente al cumplimiento del fundamental deber conyugal, es lícito
y bueno, y está santificado por Jesucristo que elevó el matrimonio a la
dignidad de sacramento. Poner este acto fuera del matrimonio es pecado grave.
Para que el género humano no se acabe es necesario que sigan naciendo niños. El
acto, pues, de la generación es un acto necesario en el matrimonio, instituido
por Dios para la perpetuidad de la especie humana. Esta misión perpetuadora del
matrimonio, en cuanto a la crianza y educación de los hijos, lleva consigo gran
esfuerzo y sacrificio. Para que el hombre no rehuyera este sacrificio y se
garantizara la conservación del género humano, Dios imprimió en el hombre y en
la mujer un impulso que les moviera a amarse y unirse en matrimonio.
El placer es bueno cuando lo usamos para el fin que Dios lo estableció; pero es
malo cuando, por buscarlo, nos apartamos de la voluntad de Dios.
Dios pudo haber creado a los hombres directamente, por sí mismo, como lo hizo
con los ángeles; pero no quiso. Fue su voluntad que el hombre mismo se
encargara de procrear al hombre. Dando al hombre una prueba de confianza, le
asoció a su obra creadora. Le da
poder de transmitir la vida.
Con ello llenó la vida terrena de encanto. Qué diferente sería la vida,
si Dios hubiese dispuesto que los hombres viniesen al mundo ya mayores! No se
oiría la risa alegre de los niños. No
habría amor de padres, de hijos, de hermanos. Cada cual se encontraría
sólo en el mundo; sin amor y sin familia.
La pureza es una virtud que salvaguarda este poder creador del hombre.
Es una virtud positiva, que
ennoblece y que requiere el valor de los héroes y de los mártires. Virtud
noble que defiende este acto sagrado que Dios ha querido santificar con un
sacramento: el sacramento del matrimonio, que es una fuente de gracias
sobrenaturales; por eso el matrimonio es, en el cristianismo, un camino de
santidad, de unión con Dios. San Pablo habla de sacramento grande, símbolo de
la unión perfecta e indisoluble de Cristo con la Iglesia.
Por eso es infame burlarse de la paternidad y del amor; y la pornografía es una
perversidad, pues traiciona uno de los deberes más sagrados del hombre.
La pornografía, como dice Emilio Romero, es el recurso de anormales sexuales.
Un hombre bien constituido no necesita esa excitación.
La transmisión de la vida es un poder sagrado que Dios ha dado al hombre. Es
una participación del poder creador de Dios. Por eso se llama procreación de
los hijos. A este acto humano colabora Dios con un acto divino, y crea un alma
humana e inmortal, para que habite en el nuevo ser en el momento de su
concepción.
De aquí la responsabilidad que supone para el hombre todo lo relacionado con el
acto que engendra la vida. Profanar este poder del hombre es traicionar uno de
los deberes y responsabilidades más sagrados.
La sexualidad por su misma naturaleza está ordenada a la procreación y
educación de los hijos, a establecer entre padres e hijos una comunidad de
vida: una familia. La familia es la primera y definitiva muestra de la
dimensión socio-cultural de la sexualidad. La familia es la institución natural
para la formación de la personalidad en su aspecto cultural y social...
La familia es la esencia de la sociedad -su "célula básica" según una
terminología que se remonta a los griegos y romanos - y por eso puede decirse
que, según sea la familia, así es la sociedad. Por otro lado, como la familia
depende de la concepción que se tenga de la sexualidad, esta última influye
indirecta, pero eficazmente, en la configuración social. Siempre se ha dicho
que la familia es la célula de la sociedad, el crisol donde se forja la
educación de los hijos.
Hoy hay algunos que anuncian la desaparición de la familia, diciendo que es una
reliquia del pasado, y que debe desaparecer en una sociedad progresista. Pero
cuando no quede ni el eco de las voces que anuncian su destrucción, la familia
seguirá en pie, pues siempre ha sobrevivido a todas las crisis, porque la
familia es una forma permanente de la vida humana. La familia vuelve por encima de las ideologías.
68,28. Son pecados graves contra el sexto mandamiento todas las acciones
-hechas a solas o con otra persona - que tiendan a buscar el placer sexual
completo fuera del uso lícito del matrimonio.
También es pecado ponerse voluntariamente, y sin razón que los justifique, a sí
mismo o a otros, en peligro próximo de cometerlas.
El condescender con pensamientos, deseos o caricias íntimas apasionadas es
pecaminoso, porque este tipo de actividad sexual tiene la finalidad natural de
preparar los órganos generativos para la unión y producir el deseo de esta
unión. Por tanto, las acciones directamente venéreas, es decir, aquellas que
por su naturaleza están íntimamente relacionadas con el apetito sexual y tienen
por finalidad única estimular o provocar la función generadora, son siempre
deshonestas para los no casados.
Los actos indirectamente venéreos
son lícitos con tal de que se den las circunstancias siguientes:
1) Que la intención del que los realiza no sea impura, es decir, que no se
realicen con intención de excitar la propia pasión sexual.
2) Que no encierren un peligro próximo de pecado grave.
3) Que exista relativa razón suficiente, la cual no puede medirse
matemáticamente sino teniendo en cuenta el carácter más o menos estimulante de
la acción en cuestión, ya que cuanto más estimulante sea ésta, tanto más fuerte
debe ser el motivo, porque habitualmente el peligro de pecar y la inseguridad
crecen con la vehemencia de la pasión.
Teniendo en cuenta estos principios, podemos afirmar que dos personas que se
aman y pretenden casarse pueden darse testimonio físico de su afecto con la
seguridad razonable de dominar sus pasiones en el caso de que se exciten contra
su voluntad.
Para dar una respuesta más concreta y satisfactoria hay que tener en cuenta la
frecuencia de los actos, el temperamento de los interesados, sus vicios y
virtudes, etc. De ahí la necesidad en este punto, como en tantos otros,
de un director espiritual personal.
El adulterio es siempre pecado grave. Se comete, no solamente cuando una
persona casada tiene relaciones sexuales con quien no es su consorte, sino
también con cualquier otra acción que despierte el instinto sexual hacia
tercera persona, y voluntariamente se consienta en el deseo pasional, aunque no
se llegue al acto sexual propiamente dicho: «Quien mira a un mujer con
intención deshonesta - dice Jesucristo - ya ha cometido adulterio en su
corazón»873.
Entre casados es pecado grave desear tener el acto conyugal fuera del
matrimonio, o imaginarse que se hace con quien no es su consorte.
Pero muchas cosas que en los
solteros son pecado grave, son lícitas a los casados, siempre que se hagan en
orden al acto conyugal, o lo acompañen.
El placer venéreo completo, el orgasmo, buscado directamente, sólo está
permitido dentro del matrimonio, dentro del acto conyugal o enlazado
inmediatamente con el mismo, de suerte que forme parte de las relaciones
matrimoniales normales.
Son lícitos a los esposos los
pensamientos, imaginaciones y deseos que tienen por objeto las relaciones
permitidas entre casados. No es lícito en el matrimonio ni la
masturbación ni la relación anal.
Podría ser pecado grave negarse al acto conyugal sin motivo cuando el propio
cónyuge lo pide razonablemente.
El acto conyugal está permitido en todo tiempo. Pueden elegirse los días que se
quieran, aunque sean de ayuno o cuaresma.
Pero el marido debe tener consideración con la esposa los días en que ésta se
encuentre indispuesta.
Las relaciones sexuales en el
matrimonio son lícitas en todo momento, pero por razones de higiene es mejor
evitarlas en los días de la menstruación.
Deben abstenerse, sobre todo, unas semanas después de haber dado a luz. Lo
mejor es esperar alrededor de un mes. Nunca hacerlo antes de los quince días.
Pero con permiso del médico quizás no sea necesario esperar un mes
entero. También hay que abstenerse, por lo menos, el último mes del embarazo.
Los médicos desaconsejan el embarazo
después de los cuarenta años.
Al hablar del matrimonio expongo los métodos lícitos del control de la
natalidad.
En general, hay que recomendar a los casados moderación, porque la
mortificación cristiana es también para los casados; y porque una sexualidad
desenfrenada puede serles muy peligrosa en momentos difíciles.
Pero siempre teniendo ideas muy claras de todo lo que abarca el campo de lo
lícito y dónde empieza el pecado. Si hay dudas, preguntar a un sacerdote.
Mientras no haya pecado, los esposos no deben considerar los actos de su vida
matrimonial como un obstáculo para recibir la Sagrada Comunión.
Las cosas que Dios ha hecho, no tienen nada indigno del respeto debido a la
Sagrada Eucaristía.