Artículo
2
“Y EN JESUCRISTO, SU UNICO HIJO, NUESTRO SEÑOR”
I Jesús
430 Jesús
quiere decir en hebreo: "Dios salva". En el momento de la
anunciación, el ángel Gabriel le dio como nombre propio el nombre de Jesús que
expresa a la vez su identidad y su misión (cf. Lc 1, 31). Ya que "¿Quién
puede perdonar pecados, sino sólo Dios?"(Mc 2, 7), es él quien, en Jesús,
su Hijo eterno hecho hombre "salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt
1, 21). En Jesús, Dios recapitula
así toda la historia de la salvación en favor de los hombres.
431 En la
historia de la salvación, Dios no se ha contentado con librar a Israel de
"la casa de servidumbre" (Dt 5, 6) haciéndole salir de Egipto. El lo
salva además de su pecado. Puesto que el pecado es siempre una ofensa hecha a
Dios (cf. Sal 51, 6), sólo el es quien puede absolverlo (cf. Sal 51, 12). Por
eso es por lo que Israel tomando cada vez más conciencia de la universalidad
del pecado, ya no podrá buscar la salvación más que en la invocación del Nombre
de Dios Redentor (cf. Sal 79, 9).
432 El
nombre de Jesús significa que el Nombre mismo de Dios está presente en la
persona de su Hijo (cf. Hch 5, 41; 3 Jn 7) hecho hombre para la redención
universal y definitiva de los pecados. El es el Nombre divino, el único que
trae la salvación (cf. Jn 3, 18; Hch 2, 21) y de ahora en adelante puede ser
invocado por todos porque se ha unido a todos los hombres por la Encarnación
(cf. Rm 10, 6-13) de tal forma que "no hay bajo el cielo otro nombre dado
a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos" (Hch 4, 12; cf. Hch
9, 14; St 2, 7).
433 El
Nombre de Dios Salvador era invocado una sola vez al año por el sumo sacerdote
para la expiación de los pecados de Israel, cuando había asperjado el
propiciatorio del Santo de los Santos con la sangre del sacrificio (cf. Lv 16,
15-16; Si 50, 20; Hb 9, 7). El propiciatorio era el lugar de la presencia de
Dios (cf. Ex 25, 22; Lv 16, 2; Nm 7, 89; Hb 9, 5). Cuando San Pablo dice de
Jesús que "Dios lo exhibió como instrumento de propiciación por su propia
sangre" (Rm 3, 25) significa que en su humanidad "estaba Dios
reconciliando al mundo consigo" (2 Co 5, 19).
434 La
Resurrección de Jesús glorifica el nombre de Dios Salvador (cf. Jn 12, 28)
porque de ahora en adelante, el Nombre de Jesús es el que manifiesta en
plenitud el poder soberano del "Nombre que está sobre todo nombre"
(Flp 2, 9). Los espíritus malignos
temen su Nombre (cf. Hch 16, 16-18; 19, 13-16) y en su nombre los discípulos de
Jesús hacen milagros (cf. Mc 16, 17) porque todo lo que piden al Padre en su
Nombre, él se lo concede (Jn 15, 16).
435 El Nombre de Jesús está en el corazón de
la plegaria cristiana. Todas las oraciones litúrgicas se acaban con la fórmula
"Per Dominum Nostrum Jesum Christum..."
("Por Nuestro Señor Jesucristo..."). El "Avemaría" culmina
en "y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús". La oración del
corazón, en uso en oriente, llamada "oración a Jesús" dice:
"Jesucristo, Hijo de Dios, Señor ten piedad de mí, pecador". Numerosos
cristianos mueren, como Santa Juana de Arco, teniendo en sus labios una única
palabra: "Jesús".
|