Párrafo 1
LA IGLESIA EN EL DESIGNIO DE DIOS
I Los nombres y las imágenes de la Iglesia
751 La
palabra "Iglesia" ["ekklèsia", del griego
"ek-kalein" - "llamar fuera"] significa
"convocación". Designa asambleas del pueblo (cf. Hch 19, 39), en
general de carácter religioso. Es el término frecuentemente utilizado en el
texto griego del Antiguo Testamento para designar la asamblea del pueblo
elegido en la presencia de Dios, sobre todo cuando se trata de la asamblea del
Sinaí, en donde Israel recibió la Ley y fue constituido por Dios como su pueblo
santo (cf. Ex 19). Dándose a sí misma el nombre de "Iglesia", la
primera comunidad de los que creían en Cristo se reconoce heredera de aquella
asamblea. En ella, Dios
"convoca" a su Pueblo desde todos los confines de la tierra. El
término "Kiriaké", del que se deriva las palabras
"church" en inglés, y "Kirche" en
alemán, significa "la que pertenece al Señor".
752 En el
lenguaje cristiano, la palabra "Iglesia" designa no sólo la asamblea
litúrgica (cf. 1 Co 11, 18; 14, 19. 28. 34. 35), sino también la comunidad
local (cf. 1 Co 1, 2; 16, 1) o toda la comunidad universal de los creyentes
(cf. 1 Co 15, 9; Ga 1, 13; Flp 3, 6). Estas tres significaciones son inseparables de hecho. La
"Iglesia" es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero. La Iglesia
de Dios existe en las comunidades locales y se realiza como asamblea litúrgica,
sobre todo eucarística. La Iglesia vive de la Palabra y del Cuerpo de Cristo y
de esta manera viene a ser ella misma Cuerpo de Cristo.
Los símbolos de la Iglesia
753 En la
Sagrada Escritura encontramos multitud de imágenes y de figuras relacionadas
entre sí, mediante las cuales la revelación habla del Misterio inagotable de la
Iglesia. Las imágenes tomadas del Antiguo Testamento constituyen variaciones de
una idea de fondo, la del "Pueblo de Dios". En el Nuevo Testamento (cf.
Ef 1, 22; Col 1, 18), todas estas imágenes adquieren un nuevo centro por el
hecho de que Cristo viene a ser "la Cabeza" de este Pueblo (cf. LG 9)
el cual es desde entonces su Cuerpo. En torno a este centro se agrupan imágenes
"tomadas de la vida de los pastores, de la agricultura, de la
construcción, incluso de la familia y del matrimonio" (LG 6).
754
"La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y necesaria
es Cristo(Jn 10, 1-10). Es también el rebaño cuy pastor será el mismo Dios,
como él mismo anunció (cf. Is 40, 11; Ez 34, 11-31). Aunque son pastores
humanos quien es gobiernan a las ovejas, sin embargo es Cristo mismo el que sin
cesar las guía y alimenta; El, el Buen Pastor y Cabeza de los pastores (cf. Jn
10, 11; 1 P 5, 4), que dio su vida por las ovejas (cf. Jn 10, 11-15)".
755
"La Iglesia es labranza o campo de Dios (1 Co 3, 9). En este campo crece el antiguo olivo cuya raíz
santa fueron los patriarcas y en el que tuvo y tendrá lugar la reconciliación
de los judíos y de los gentiles (Rm 11, 13-26). El labrador del
cielo la plantó como viña selecta (Mt 21, 33-43 par.; cf. Is 5, 1-7). La
verdadera vid es Cristo, que da vida y fecundidad a a los sarmientos, es decir,
a nosotros, que permanecemos en él por medio de la Iglesia y que sin él no
podemos hacer nada (Jn 15, 1-5)".
756
"También muchas veces a la Iglesia se la llama construcción de Dios
(1 Co 3, 9). El Señor mismo se
comparó a la piedra que desecharon los constructores, pero que se convirtió en
la piedra angular (Mt 21, 42 par.; cf. Hch 4, 11; 1 P 2, 7; Sal 118, 22). Los
apóstoles construyen la Iglesia sobre ese fundamento (cf. 1 Co 3, 11), que le
da solidez y cohesión. Esta construcción recibe diversos nombres: casa de Dios:
casa de Dios (1 Tim 3, 15) en la que habita su familia, habitación de
Dios en el Espíritu (Ef 2, 19-22), tienda de Dios con los hombres (Ap 21, 3), y
sobre todo, templo santo. Representado en los templos de piedra, los
Padres cantan sus alabanzas, y la liturgia, con razón, lo compara a la ciudad
santa, a la nueva Jerusalén. En ella, en efecto, nosotros como piedras vivas
entramos en su construcción en este mundo (cf. 1 P 2, 5). San Juan ve en
el mundo renovado bajar del cielo, de junto a Dios, esta ciudad santa arreglada
como una esposa embellecidas para su esposo (Ap 21, 1-2)".
757
"La Iglesia que es llamada también "la Jerusalén de arriba" y "madre
nuestra" (Ga 4, 26; cf. Ap 12, 17), y se la describe como la esposa
inmaculada del Cordero inmaculado (Ap 19, 7; 21, 2. 9; 22, 17). Cristo `la amó
y se entregó por ella para santificarla' (Ef 5, 25-26); se unió a ella en
alianza indisoluble, `la alimenta y la cuida' (Ef 5, 29) sin cesar" (LG
6).
II Origen, fundación y misión de la Iglesia
758 Para
penetrar en el Misterio de la Iglesia, conviene primeramente contemplar su
origen dentro del designio de la Santísima Trinidad y su realización progresiva
en la historia.
Un designio nacido en el corazón del Padre
759
"El Padre eterno creó el mundo por una decisión totalmente libre y
misteriosa de su sabiduría y bondad. Decidió elevar a los hombres a la
participación de la vida divina" a la cual llama a todos los hombres en su
Hijo: "Dispuso convocar a los creyentes en Cristo en la santa
Iglesia". Esta "familia de Dios" se constituye y se realiza
gradualmente a lo largo de las etapas de la historia humana, según las
disposiciones del Padre: en efecto, la Iglesia ha sido "prefigurada ya
desde el origen del mundo y preparada maravillosamente en la historia del
pueblo de Israel y en la Antigua Alianza; se constituyó en los últimos tiempos,
se manifestó por la efusión del Espíritu y llegará gloriosamente a su plenitud
al final de los siglos" (LG 2).
La Iglesia, prefigurada desde el origen del mundo
760
"El mundo fue creado en orden a la Iglesia" decían los cristianos de
los primeros tiempos (Hermas, vis.2, 4,1; cf. Arístides, apol. 16, 6; Justino,
apol. 2, 7). Dios creó el mundo en orden a la comunión en su vida divina,
"comunión" que se realiza mediante la "convocación" de los
hombres en Cristo, y esta "convocación" es la Iglesia. La Iglesia es
la finalidad de todas las cosas (cf. San Epifanio, haer. 1,1,5), e incluso las
vicisitudes dolorosas como la caída de los ángeles y el pecado del hombre, no
fueron permitidas por Dios más que como ocasión y medio de desplegar toda la
fuerza de su brazo, toda la medida del amor que quería dar al mundo:
Así como la voluntad de Dios es
un acto y se llama mundo, así su intención es la salvación de los hombres y se
llama Iglesia (Clemente de Alej. paed. 1, 6).
La Iglesia, preparada en la Antigua Alianza
761 La reunión del pueblo de Dios comienza en
el instante en que el pecado destruye la comunión de los hombres con Dios y la
de los hombres entre sí. La reunión de la Iglesia es por así decirlo la
reacción de Dios al caos provocado por el pecado. Esta reunificación se realiza
secretamente en el seno de todos los pueblos: "En cualquier nación el que
le teme [a Dios] y practica la justicia le es grato" (Hch 10, 35; cf LG 9;
13; 16).
762 La preparación
lejana de la reunión del pueblo de Dios comienza con la vocación de Abraham, a
quien Dios promete que llegará a ser Padre de un gran pueblo (cf Gn 12, 2; 15,
5-6). La preparación inmediata comienza con la elección de Israel como pueblo
de Dios (cf Ex 19, 5-6; Dt 7, 6). Por su elección, Israel debe ser el signo de
la reunión futura de todas las naciones (cf Is 2, 2-5; Mi 4, 1-4). Pero ya los
profetas acusan a Israel de haber roto la alianza y haberse comportado como una
prostituta (cf Os 1; Is 1, 2-4; Jr 2; etc.). Anuncian, pues, una Alianza nueva
y eterna (cf. Jr 31, 31-34; Is 55, 3). "Jesús instituyó esta nueva
alianza" (LG 9).
La Iglesia, instituida por Cristo Jesús
763
Corresponde al Hijo realizar el plan de Salvación de su Padre, en la plenitud
de los tiempos; ese es el motivo de su "misión" (cf. LG 3; AG 3).
"El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es
decir, de la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las
Escrituras" (LG 5). Para cumplir la voluntad del Padre, Cristo inauguró el
Reino de los cielos en la tierra. La Iglesia es el Reino de Cristo
"presente ya en misterio" (LG 3).
764 "Este Reino se manifiesta a los
hombres en las palabras, en las obras y en la presencia de Cristo" (LG 5).
Acoger la palabra de Jesús es acoger "el Reino" (ibid.). El germen y
el comienzo del Reino son el "pequeño rebaño" (Lc 12, 32), de los que
Jesús ha venido a convocar en torno suyo y de los que él mismo es el pastor
(cf. Mt 10, 16; 26, 31; Jn 10, 1-21). Constituyen la verdadera familia de Jesús
(cf. Mt 12, 49). A los que reunió así en torno suyo, les enseñó no sólo
una nueva "manera de obrar", sino también una oración propia (cf. Mt
5-6).
765 El
Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la
plena consumación del Reino. Ante todo está la elección de los Doce con Pedro
como su Cabeza (cf. Mc 3, 14-15); puesto que representan a las doce tribus de
Israel (cf. Mt 19, 28; Lc 22, 30), ellos son los cimientos de la nueva
Jerusalén (cf. Ap 21, 12-14). Los
Doce (cf. Mc6, 7) y los otros discípulos (cf. Lc 10,1-2) participan en la
misión de Cristo, en su poder, y también en su suerte (cf. Mt 10, 25; Jn 15,
20). Con todos estos actos, Cristo prepara y edifica su Iglesia.
766 Pero la
Iglesia ha nacido principalmente del don total de Cristo por nuestra salvación,
anticipado en la institución de la Eucaristía y realizado en la Cruz. "El
agua y la sangre que brotan del costado abierto de Jesús crucificado son signo
de este comienzo y crecimiento" (LG 3 ."Pues del costado de Cristo
dormido en la cruz nació el sacramento admirable de toda la Iglesia" (SC
5). Del mismo modo que Eva fue formada del costado de Adán adormecido, así la
Iglesia nació del corazón traspasado de Cristo muerto en la Cruz (cf. San
Ambrosio, Luc 2, 85-89).
La Iglesia, manifestada por el Espíritu Santo
767
"Cuando el Hijo terminó la obra que el Padre le encargó realizar en la
tierra, fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés para que
santificara continuamente a la Iglesia" (LG 4). Es entonces cuando
"la Iglesia se manifestó públicamente ante la multitud; se inició la
difusión del evangelio entre los pueblos mediante la predicación" (AG 4).
Como ella es "convocatoria" de salvación para todos los hombres, la
Iglesia, por su misma naturaleza, misionera enviada por Cristo a todas las
naciones para hacer de ellas discípulos suyos (cf. Mt 28, 19-20; AG 2,5-6).
768 Para
realizar su misión, el Espíritu Santo "la construye y dirige con diversos
dones jerárquicos y carismáticos" LG 4). "La Iglesia, enriquecida con los dones de su Fundador y guardando
fielmente sus mandamientos del amor, la humildad y la renuncia, recibe la
misión de anunciar y establecer en todos los pueblos el Reino de Cristo y de
Dios. Ella constituye el germen y el comienzo de este Reino en la
tierra" (LG 5).
La Iglesia, consumada en la gloria
769 La
Iglesia "sólo llegará a su perfección en la gloria del cielo" (LG
48), cuando Cristo vuelva glorioso. Hasta ese día, "la Iglesia avanza en
su peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los consuelos de
Dios" (San Agustín, civ. 18, 51;cf. LG 8). Aquí abajo, ella se sabe en
exilio, lejos del Señor (cf. 2Co 5, 6; LG 6), y aspira al advenimimento pleno
del Reino, "y espera y desea con todas sus fuerzas reunirse con su Rey en
la gloria" (LG 5). La consumación de la Iglesia en la gloria, y a través
de ella la del mundo, no sucederá sin grandes pruebas. Solamente entonces,
"todos los justos desde Adán, `desde el justo Abel hasta el último de los
elegidos' se reunirán con el Padre en la Iglesia universal" (LG 2).
III El
misterio de la Iglesia
770 La
Iglesia está en la historia, pero al mismo tiempo la transciende. Solamente
"con los ojos de la fe" (Catech. R. 1,10, 20) se puede ver al mismo
tiempo en esta realidad visible una realidad espiritual, portadora de vida
divina.
La Iglesia, a la vez visible y espiritual
771
"Cristo, el único Mediador, estableció en este mundo su Iglesia santa,
comunidad de fe, esperanza y amor, como un organismo visible. La mantiene aún
sin cesar para comunicar por medio de ella a todos la verdad y la gracia".
La Iglesia es a la vez:
– "sociedad dotada de órganos jerárquicos y el Cuerpo Místico de
Cristo;
– el grupo visible y la comunidad espiritual,
– la Iglesia de la tierra y la Iglesia llena de bienes del cielo".
Estas dimensiones juntas
constituyen "una realidad compleja, en la que están unidos el elemento
divino y el humano" (LG 8):
Es propio de la Iglesia "ser
a la vez humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles, entregada a
la acción y dada a la contemplación, presente en el mundo y, sin embargo,
peregrina. De modo que en ella lo humano esté ordenado y subordinado a
lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación y lo
presente a la ciudad futura que buscamos" (SC 2).
¡Qué humildad y qué sublimidad! Es
la tienda de Cadar y el santuario de Dios; una tienda terrena y un palacio
celestial; una casa modestísima y una aula regia; un cuerpo mortal y un templo
luminoso; la despreciada por los soberbios y la esposa de Cristo. Tiene la tez
morena pero es hermosa, hijas de Jerusalén. El trabajo y el dolor del
prolongado exilio la han deslucido, pero también la hermosa su forma celestial
(San Bernardo, Cant. 27, 14).
La Iglesia, Misterio de la unión de los hombres con Dios
772 En la
Iglesia es donde Cristo realiza y revela su propio misterio como la finalidad
de designio de Dios: "recapitular todo en El" (Ef 1, 10). San Pablo
llama "gran misterio" (Ef 5, 32) al desposorio de Cristo y de la
Iglesia. Porque la Iglesia se une a Cristo como a su esposo (cf. Ef 5, 25-27),
por eso se convierte a su vez en Misterio (cf. Ef 3, 9-11). Contemplando en
ella el Misterio, San Pablo escribe: el misterio "es Cristo en vosotros,
la esperanza de la gloria" (Col 1, 27).
773 En la
Iglesia esta comunión de los hombres con Dios por "la caridad que no
pasará jamás"(1 Co 13, 8) es la finalidad que ordena todo lo que en ella
es medio sacramental ligado a este mundo que pasa (cf. LG 48). "Su
estructura está totalmente ordenada a la santidad de los miembros de Cristo. Y
la santidad se aprecia en función del 'gran Misterio' en el que la Esposa
responde con el don del amor al don del Esposo" (MD 27). María nos precede
a todos en la santidad que es el Misterio de la Iglesia como la "Esposa
sin tacha ni arruga" (Ef 5, 27). Por eso la dimensión mariana de la
Iglesia precede a su dimensión petrina" (ibid.).
La Iglesia, sacramento universal de la salvación
774 La
palabra griega "mysterion" ha sido traducida en latín por dos
términos: "mysterium" y "sacramentum". En la
interpretación posterior, el término "sacramentum" expresa mejor el
signo visible de la realidad oculta de la salvación, indicada por el término
"mysterium". En este sentido, Cristo es El mismo el Misterio de la
salvación: "Non est enim aliud Dei mysterium, nisi
Christus" ("No hay otro misterio de Dios fuera de
Cristo") (San Agustín, ep. 187, 34). La obra salvífica de su humanidad santa y santificante es el sacramento de la
salvación que se manifiesta y actúa en los sacramentos de la Iglesia (que las
Iglesias de Oriente llaman también "los santos Misterios"). Los siete
sacramentos son los signos y los instrumentos mediante los cuales el Espíritu
Santo distribuye la gracia de Cristo, que es la Cabeza, en la Iglesia que es su
Cuerpo. La Iglesia contiene por tanto y comunica la gracia invisible que
ella significa. En este sentido analógico ella es llamada
"sacramento".
775
"La Iglesia es en Cristo como un sacramento o signo e instrumento de la
unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano "(LG 1): Ser
el sacramento de la unión íntima de los hombres con Dios es el primer fin de la
Iglesia. Como la comunión de los hombres radica en la unión con Dios, la
Iglesia es también el sacramento de la unidad del género humano. Esta
unidad ya está comenzada en ella porque reúne hombres "de toda nación,
raza, pueblo y lengua" (Ap 7, 9); al mismo tiempo, la Iglesia es
"signo e instrumento" de la plena realización de esta unidad que aún
está por venir.
776 Como
sacramento, la Iglesia es instrumento de Cristo. Ella es asumida por Cristo
"como instrumento de redención universal" (LG 9), "sacramento
universal de salvación" (LG 48), por medio del cual Cristo
"manifiesta y realiza al mismo tiempo el misterio del amor de Dios al
hombre" (GS 45, 1). Ella "es el proyecto visible del amor de Dios
hacia la humanidad" (Pablo VI, discurso 22 junio 1973) que quiere
"que todo el género humano forme un único Pueblo de Dios, se una en un
único Cuerpo de Cristo, se coedifique en un único templo del Espíritu
Santo" (AG 7; cf. LG 17).
RESUMEN
777 La
palabra "Iglesia" significa "convocación". Designa la
asamblea de aquellos a quienes convoca la palabra de Dios para formar el Pueblo
de Dios y que, alimentados con el Cuerpo de Cristo, se convierten ellos mismos
en Cuerpo de Cristo.
778 La
Iglesia es a la vez camino y término del designio de Dios: prefigurada en la
creación, preparada en la Antigua Alianza, fundada por las palabras y las obras
de Jesucristo, realizada por su Cruz redentora y su Resurrección, se manifiesta
como misterio de salvación por la efusión del Espíritu Santo. Quedará consumada
en la gloria del cielo como asamblea de todos los redimidos de la tierra (cf.
Ap 14,4).
779 La
Iglesia es a la vez visible y espiritual, sociedad jerárquica y Cuerpo Místico
de Cristo. Es una, formada por un doble elemento humano y divino. Ahí está su
Misterio que sólo la fe puede aceptar.
780 La
Iglesia es, en este mundo, el sacramento de la salvación, el signo y el
instrumento de la Comunión con Dios y entre los hombres.
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