Artículo 11
"CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE"
988 El Credo cristiano –profesión de nuestra fe en Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en su acción creadora, salvadora y
santificadora– culmina en la proclamación de la resurrección de los muertos al
fin de los tiempos, y en la vida eterna.
989 Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo
modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive
para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre
con Cristo resucitado y que El los resucitará en el último día (cf. Jn 6,
39-40). Como la suya, nuestra
resurrección será obra de la Santísima Trinidad:
Si el Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús
de entre los muertos habita en vosotros, Aquél que resucitó a Jesús de entre
los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu
que habita en vosotros (Rm 8, 11; cf. 1 Ts 4, 14; 1 Co 6, 14; 2 Co 4, 14; Flp
3, 10-11).
990 El término "carne" designa al hombre en su
condición de debilidad y de mortalidad (cf. Gn 6, 3; Sal 56, 5; Is 40, 6). La
"resurrección de la carne" significa que, después de la muerte, no
habrá solamente vida del alma inmortal, sino que también nuestros "cuerpos
mortales" (Rm 8, 11) volverán a tener vida.
991 Creer en la resurrección de los muertos ha sido
desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana. "La resurrección de
los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en
ella" (Tertuliano, res. 1.1):
¿Cómo andan
diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Si no hay
resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación,
vana también vuestra fe... ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como
primicias de los que durmieron (1 Co 15, 12-14. 20).
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