II Los sacramentos de la Iglesia
1117 Por el
Espíritu que la conduce "a la verdad completa" (Jn 16,13), la Iglesia
reconoció poco a poco este tesoro recibido de Cristo y precisó su
"dispensación", tal como lo hizo con el canon de las Sagradas
Escrituras y con la doctrina de la fe, como fiel dispensadora de los misterios
de Dios (cf Mt 13,52; 1 Co 4,1). Así, la Iglesia ha precisado a lo largo de los
siglos, que, entre sus celebraciones litúrgicas, hay siete que son, en el
sentido propio del término, sacramentos instituidos por el Señor.
1118 Los sacramentos son "de la
Iglesia" en el doble sentido de que existen "por ella" y
"para ella". Existen "por la Iglesia" porque ella es el
sacramento de la acción de Cristo que actúa en ella gracias a la misión del
Espíritu Santo. Y existen "para la Iglesia", porque ellos son
"sacramentos que constituyen la Iglesia" (S. Agustín, civ. 22,17; S.
Tomás de Aquino, s.th. 3,64,2 ad 3), manifiestan y comunican a los hombres,
sobre todo en la Eucaristía, el misterio de la Comunión del Dios Amor, uno en
tres Personas.
1119
Formando con Cristo-Cabeza "como una única persona mística" (Pío XII,
enc. "Mystici Corporis"), la Iglesia actúa en los sacramentos como
"comunidad sacerdotal" "orgánicamente estructurada" (LG
11): gracias al Bautismo y la Confirmación, el pueblo sacerdotal se hace apto
para celebrar la Liturgia; por otra parte, algunos fieles "que han
recibido el sacramento del orden están instituidos en nombre de Cristo para ser
los pastores de la Iglesia con la palabra y la gracia de Dios" (LG 11).
1120 El
ministerio ordenado o sacerdocio ministerial (LG 10) está al servicio
del sacerdocio bautismal. Garantiza
que, en los sacramentos, sea Cristo quien actúa por el Espíritu Santo en favor
de la Iglesia. La misión de salvación confiada por el Padre a su Hijo encarnado
es confiada a los Apóstoles y por ellos a sus sucesores: reciben el Espíritu de
Jesús para actuar en su nombre y en su persona (cf Jn 20,21-23; Lc 24,47; Mt
28,18-20). Así, el ministro ordenado es el vínculo sacramental que une la
acción litúrgica a lo que dijeron y realizaron los Apóstoles, y por ellos a lo
que dijo y realizó Cristo, fuente y fundamento de los sacramentos.
1121 Los
tres sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden sacerdotal
confieren, además de la gracia, un carácter sacramental o "sello" por
el cual el cristiano participa del sacerdocio de Cristo y forma parte de la
Iglesia según estados y funciones diversos. Esta configuración con Cristo y con
la Iglesia, realizada por el Espíritu, es indeleble (Cc. de Trento: DS 1609);
permanece para siempre en el cristiano como dis p osición positiva para la
gracia, como promesa y garantía de la protección divina y como vocación al culto
divino y al servicio de la Iglesia. Por tanto, estos sacramentos no pueden ser
reiterados.
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