III Los sacramentos de la fe
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Cristo envió a sus
Apóstoles para que, "en su Nombre, proclamasen a todas las naciones la
conversión para el perdón de los pecados" (Lc 24,47). "De todas las
naciones haced discípulos bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo" (Mt 28,19). La misión de bautizar, por tanto la misión
sacramental está implicada en la misión de evangelizar, porque el sacramento es
prep arado por la Palabra de Dios y por la fe que es consentimiento a
esta Palabra:
El pueblo de Dios se reúne, sobre todo, por la palabra de Dios vivo...
necesita la predicación de la palabra para el ministerio de los sacramentos. En efecto, son sacramentos de la fe que
nace y se alimenta de la palabra" (PO 4).
1123 "Los sacramentos están ordenados a
la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en
definitiva, a dar culto a Dios, pero, como signos, también tienen un fin
instructivo. No sólo suponen la fe, también la fortalecen, la alimentan y la
expresan con palabras y acciones; por se llaman sacramentos de la fe"
(SC 59).
1124 La fe
de la Iglesia es anterior a la fe del fiel, el cual es invitado a adherirse a
ella. Cuando la Iglesia celebra los sacramentos confiesa la fe recibida de los
Apóstoles, de ahí el antiguo adagio: "Lex orandi, lex credendi"
("La ley de la oración es la ley de la fe") (o: "legem credendi
lex statuat supplicandi" ["La ley de la oración determine la ley de
la fe"], según Próspero de Aquitania, siglo V, ep. 217). La ley de la
oración es la ley de la fe, la Iglesia cree como ora. La Liturgia es un elemento
constitutivo de la Tradición santa y viva (cf. DV 8).
1125 Por
eso ningún rito sacramental puede ser modificado o manipulado a voluntad del
ministro o de la comunidad. Incluso la suprema autoridad de la Iglesia no puede
cambiar la liturgia a su arbitrio, sino solamente en virtud del servicio de la
fe y en el respeto religioso al misterio de la liturgia.
1126 Por
otra parte, puesto que los sacramentos expresan y desarrollan la comunión de fe
en la Iglesia, la lex orandi es uno de los criterios esenciales del diálogo que
intenta restaurar la unidad de los cristianos (cf UR 2 y 15).
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