Artículo
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CELEBRAR LA LITURGIA DE LA IGLESIA
I ¿Quién celebra?
1136 La
Liturgia es "acción" del "Cristo total" (Christus
totus). Por tanto, quienes celebran esta "acción",
independientemente de la existencia o no de signos sacramentales, participan ya
de la Liturgia del cielo, allí donde la celebración es enteramente Comunión y
Fiesta.
La celebración de la Liturgia celestial
1137 El
Apocalipsis de S. Juan, leído en la liturgia de la Iglesia, nos revela primeramente
que "un trono estaba erigido en el cielo y Uno sentado en el trono"
(Ap 4,2): "el Señor Dios" (Is 6,1; cf Ez 1,26-28). Luego revela al
Cordero, "inmolado y de pie" (Ap 5,6; cf Jn 1,29): Cristo crucificado
y resucitado, el único Sumo Sacerdote del santuario verdadero (cf Hb 4,14-15;
10, 19-21; etc), el mismo "que ofrece y que es ofrecido, que da y que es
dado" (Liturgia de San Juan Crisóstomo, Anáfora). Y por último, revela
"el río de Vida que brota del trono de Dios y del Cordero" (Ap 22,1),
uno de los más bellos símbolos del Espíritu Santo (cf Jn 4,10-14; Ap 21,6).
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"Recapitulados" en Cristo, participan en el servicio de la alabanza
de Dios y en la realización de su designio: las Potencias celestiales (cf Ap
4-5; Is 6,2-3), toda la creación (los cuatro Vivientes), los servidores de la
Antigua y de la Nueva Alianza (los veinticuatro ancianos), el nuevo Pueblo de
Dios (los ciento cuarenta y cuatro mil, cf Ap 7,1-8; 14,1), en particular los
mártires "degollados a causa de la Palabra de Dios", Ap 6,9-11), y la
Santísima Madre de Dios (la Mujer, cf Ap 12, la Esposa del Cordero, cf Ap
21,9), finalmente "una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de
toda nación, razas, pueblos y lenguas" (Ap 7,9).
1139 En esta
Liturgia eterna el Espíritu y la Iglesia nos hacen participar cuando celebramos
el Misterio de la salvación en los sacramentos.
Los celebrantes de la liturgia
sacramental
1140 Es
toda la comunidad, el Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza quien celebra.
"Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, s ino celebraciones de
la Iglesia, que es `sacramento de unidad', esto es, pueblo santo, congregado y
ordenado bajo la dirección de los obispos. Por tanto, pertenecen a todo el
Cuerpo de la Iglesia, influyen en él y lo manifiestan, pero afectan a cada
miembro de este Cuerpo de manera diferente, según la diversidad de órdenes,
funciones y participación actual" (SC 26). Por eso también, "siempre
que los ritos, según la naturaleza propia de cada uno, admitan una celebración
común, con asistencia y participación activa de los fieles, hay que inculcar
que ésta debe ser preferida, en cuanto sea posible, a una celebración
individual y casi privada" (SC 27).
1141 La
asamblea que celebra es la comunidad de los bautizados que, "por el nuevo
nacimiento y por la unción del Espíritu Santo, quedan consagrados como casa
espiritual y sacerdocio santo para que ofrezcan a través de todas las obras
propias del cristiano, sacrificios espirituales" (LG 10). Este
"sacerdocio común" es el de Cristo, único Sacerdote, participado por
todos sus miembros (cf LG 10; 34; PO 2):
La Madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a
aquella participación plena, consciente y activa en las celebraciones
litúrgicas que exige la naturaleza de la liturgia misma y a la cual tiene
derecho y obligación, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano "linaje
escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido" (1 P 2,9; cf
2,4-5) (SC 14).
1142 Pero
"todos los miembros no tienen la misma función" (Rm 12,4). Algunos
son llamados por Dios en y por la Iglesia a un servicio especial de la
comunidad. Estos servidores son escogidos y consagrados por el sacramento del
Orden, por el cual el Espíritu Santo los hace aptos para actuar en
representación de Cristo-Cabeza para el servicio de todos los miembros de la
Iglesia (cf PO 2 y 15). El ministro ordenado es como el "icono" de
Cristo Sacerdote. Por ser en la Eucaristía donde se manifiesta plenamente el
sacramento de la Iglesia, es también en la presidencia de la Eucaristía donde
el ministerio del obispo aparece en primer lugar, y en comunión con él, el de
los presbíteros y los diáconos.
1143 En
orden a ejercer las funciones del sacerdocio común de los fieles existen
también otros ministerios particulares, no consagrados por el sacramento
del Orden, y cuyas funciones son determinadas por los obispos según las
tradiciones litúrgicas y las necesidades pastorales. "Los acólitos,
lectores, comentadores y los que pertenecen a la 'schola cantorum' desempeñan
un auténtico ministerio litúrgico" (SC 29).
1144 Así,
en la celebración de los sacramentos, toda la asamblea es "liturgo",
cada cual según su función, pero en "la unidad del Espíritu" que
actúa en todos. "En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o
fiel, al desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le
corresponde según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas" (SC
28).
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