Artículo
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DIVERSIDAD LITÚRGICA Y UNIDAD DEL MISTERIO
Tradiciones litúrgicas y catolicidad de la Iglesia
1200 Desde
la primera comunidad de Jerusalén hasta la Parusía, las Iglesias de Dios,
fieles a la fe apostólica, celebran en todo lugar el mismo Misterio pascual. El
Misterio celebrado en la liturgia es uno, pero las formas de su celebración son
diversas.
1201 La
riqueza insondable del Misterio de Cristo es tal que ninguna tradición
litúrgica puede agotar su expresión. La historia del nacimiento y del
desarrollo de estos ritos testimonia una maravillosa complementariedad. Cuando
las iglesias han vivido estas tradiciones litúrgicas en comunión en la fe y en
los sacramentos de la fe, se han enriquecido mutuamente y crecen en la
fidelidad a la tradición y a la misión común a toda la Iglesia (cf EN 63-64).
1202 Las
diversas tradiciones litúrgicas nacieron por razón misma de la misión de la
Iglesia. Las Iglesias de una misma área geográfica y cultural llegaron a
celebrar el Misterio de Cristo a través de expresiones particulares,
culturalmente tipificadas: en la tradición del "depósito de la fe" (2
Tm 1,14), en el simbolismo litúrgico, en la organización de la comunión
fraterna, en la inteligencia teológica de los misterios, y en tipos de santidad.
Así, Cristo, Luz y Salvación de todos los pueblos, mediante la vida litúrgica
de una Iglesia, se manifiesta al pueblo y a la cultura a los cuales es enviada
y en los que se enraíza. La Iglesia es católica: puede integrar en su unidad,
purificándolas, todas las verdaderas riquezas de las culturas (cf LG 23; UR 4).
1203 Las
tradiciones litúrgicas, o ritos, actualmente en uso en la Iglesia son el rito
latino (principalmente el rito romano, pero también los ritos de algunas
iglesias locales como el rito ambrosiano, el rito hispánico-visigótico o los de
diversas órdenes religiosas) y los ritos bizantino, alejandrino o copto,
siriaco, armenio, maronita y caldeo. "El sacrosanto Concilio, fiel a la
Tradición, declara que la santa Madre Iglesia concede igual derecho y honor a
todos los ritos legítimamente reconocidos y quiere que en el futuro se
conserven y fomenten por todos los medios" (SC 4).
Liturgia y culturas
1204 Por
tanto, la celebración de la liturgia debe corresponder al genio y a la cultura
de los diferentes pueblos (cf SC 37-40). Para que el Misterio de Cristo sea
"dado a conocer a todos los gentiles para obediencia de la fe" (Rm
16,26), debe ser anunciado, celebrado y vivido en todas las culturas, de modo
que estas no son abolidas sino rescatadas y realizadas por él (cf CT 53). La
multitud de los hijos de Dios, mediante su cultura humana propia, asumida y
transfigurada por Cristo, tiene acceso al Padre, para glorificarlo en un solo
Espíritu.
1205 "En la liturgia, sobre todo en la de
los sacramentos, existe una parte inmutable –por ser de institución
divina– de la que la Iglesia es guardiana, y partes susceptibles de cambio,
que ella tiene el poder, y a veces incluso el deber, de adaptar a las culturas
de los pueblos recientemente evangelizados (cf SC 21)" (Juan Pablo II,
Lit. Ap. "Vicesimusquintus Annus" 16).
1206 "La diversidad litúrgica puede ser
fuente de enriquecimiento, puede también provocar tensiones, incomprensiones
recíprocas e incluso cismas. En este campo es preciso que la diversidad
no perjudique a la unidad. Sólo puede expresarse en la fidelidad a la fe común,
a los signos sacramentales que la Iglesia ha recibido de Cristo, y a la
comunión jerárquica. La adaptación a las culturas exige una conversión del
corazón, y, s i es preciso, rupturas con hábitos ancestrales incompatibles con
la fe católica" (ibid.).
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