RESUMEN
1275 La
iniciación cristiana se realiza mediante el conjunto de tres sacramentos: el
Bautismo, que es el comienzo de la vida nueva; la Confirmación que es su
afianzamiento; y la Eucaristía que alimenta al discípulo con el Cuerpo y la Sangre
de Cristo para ser transformado en El.
1276
"Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo
lo que yo os he mandado" (Mt 28,19-20).
1277 El
Bautismo constituye el nacimiento a la vida nueva en Cristo. Según la voluntad
del Señor, es necesario para la salvación, como lo es la Iglesia misma, a la
que introduce el Bautismo.
1278 El
rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o
derramar agua sobre su cabeza, pronunciando la invocación de la Santísima
Trinidad, es decir, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
1279 El
fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende: el
perdón del pecado original y de todos los pecados personales; el nacimiento a
la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro
de Cristo, templo del Espíritu Santo. Por la acción misma del bautismo, el
bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y hecho partícipe del
sacerdocio de Cristo.
1280 El
Bautismo imprime en el alma un signo espiritual indeleble, el carácter, que
consagra al bautizado al culto de la religión cristiana. Por razón del
carácter, el Bautismo no puede ser reiterado (cf DS 1609 y 1624).
1281 Los
que padecen la muerte a causa de la fe, los catecúmenos y todos los hombres
que, bajo el impulso de la gracia, sin conocer la Iglesia, buscan sinceramente
a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad, pueden salvarse aunque no hayan
recibido el Bautismo (cf LG 16).
1282 Desde
los tiempos más antiguos, el Bautismo es dado a los niños, porque es una gracia
y un don de Dios que no suponen méritos humanos; los niños son bautizados en la
fe de la Iglesia. La entrada en la vida cristiana da acceso a la verdadera
libertad.
1283 En
cuanto a los niños muertos sin bautismo, la liturgia de la Iglesia nos invita a
tener confianza en la misericordia divina y a orar por su salvación.
1284 En
caso de necesidad, toda persona puede bautizar, con tal que tenga la intención
de hacer lo que hace la Iglesia, y que derrame agua sobre la cabeza del candidato
diciendo: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo".
|