II Los signos y el rito de la Confirmación
1293 En el
rito de este sacramento conviene considerar el signo de la unción y lo
que la unción designa e imprime: el sello espiritual.
La unción, en el simbolismo bíblico y antiguo, posee numerosas
significaciones: el aceite es signo de abundancia (cf Dt 11,14, etc.) y de
alegría (cf Sal 23,5; 104,15); purifica (unción antes y después del baño) y da
agilidad (la unción de los atletas y de los luchadores); es signo de curación,
pues suaviza las contusiones y las heridas (cf Is 1,6; Lc 10,34) y el ungido
irradia belleza, santidad y fuerza.
1294 Todas
estas significaciones de la unción con aceite se encuentran en la vida
sacramental. La unción antes del Bautismo con el óleo de los catecúmenos significa
purificación y fortaleza; la unción de los enfermos expresa curación y el
consuelo. La unción del santo crisma después del Bautismo, en la Confirmación y
en la Ordenación, es el signo de una consagración. Por la Confirmación, los cristianos, es decir, los
que son ungidos, participan más plenamente en la misión de Jesucristo y en la
plenitud del Espíritu Santo que éste posee, a fin de que toda su vida desprenda
"el buen olor de Cristo" (cf 2 Co 2,15).
1295 Por
medio de esta unción, el confirmando recibe "la marca", el sello
del Espíritu Santo. El sello es el símbolo de la persona (cf Gn 38,18; Ct 8,9),
signo de su autoridad (cf Gn 41,42), de su propiedad sobre un objeto (cf. Dt
32,34) -por eso se marcaba a los soldados con el sello de su jefe y a los
esclavos con el de su señor -; autentifica un acto jurídico (cf 1 R 21,8) o un
documento (cf Jr 32,10) y lo hace, si es preciso, secreto (cf Is 29,11).
1296 Cristo
mismo se declara marcado con el sello de su Padre (cf Jn 6,27). El cristiano también está marcado con un sello:
"Y es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que
nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en
nuestros corazones" (2 Co 1,22; cf Ef 1,13; 4,30). Este sello del
Espíritu Santo, marca la pertenencia total a Cristo, la puesta a su servicio
para siempre, pero indica también la promesa de la protección divina en la gran
prueba escatológica (cf Ap 7,2-3; 9,4; Ez 9,4-6).
La celebración de la Confirmación
1297 Un
momento importante que precede a la celebración de la Confirmación, pero que,
en cierta manera forma parte de ella, es la consagración del santo crisma.
Es el obispo quien, el Jueves Santo, en el transcurso de la Misa crismal, consagra
el santo crisma para toda su Diócesis. En las Iglesias de Oriente, esta
consagración está reservada al Patriarca:
La liturgia de Antioquía expresa así la epíclesis de la consagración del
santo crisma (myron): " (Padre...envía tu Espíritu Santo) sobre nosotros y
sobre este aceite que está delante de nosotros y conságralo, de modo que sea
para todos los que sean ungidos y marcados con él, myron santo, myron
sacerdotal, myron real, unción de alegría, vestidura de la luz, manto de
salvación, don espiritual, santificación de las almas y de los cuerpos, dicha
imperecedera, sello indeleble, escudo de la fe y casco terrible contra todas
las obras del Adversario".
1298 Cuando
la Confirmación se celebra separadamente del Bautismo, como es el caso en el
rito romano, la liturgia del sacramento comienza con la renovación de las
promesas del Bautismo y la profesión de fe de los confirmandos. Así aparece
claramente que la Confirmación constituye una prolongación del Bautismo (cf SC
71). Cuando es bautizado un adulto, recibe inmediatamente la Confirmación y
participa en la Eucaristía (cf [link] CIC can.866).
1299 En el
rito romano, el obispo extiende las manos sobre todos los confirmandos, gesto
que, desde el tiempo de los apóstoles, es el signo del don del Espíritu. Y el
obispo invoca así la efusión del Espíritu:
Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que regeneraste, por
el agua y el Espíritu Santo, a estos siervos tuyos y los libraste del pecado:
escucha nuestra oración y envía sobre ellos el Espíritu Santo Paráclito;
llénalos de espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y
de fortaleza, de espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos del espíritu de tu
santo temor. Por Jesucristo nuestro Señor.
1300 Sigue
el rito esencial del sacramento. En el rito latino, "el sacramento
de la confirmación es conferido por la unción del santo crisma en la frente,
hecha imponiendo la mano, y con estas palabras: "Recibe por esta señal el
don del Espíritu Santo" (Paulus VI, Const. Ap. Divinae consortium
naturae). En las Iglesias orientales, la unción del myron se hace
después de una oración de epíclesis, sobre las partes más significativas del
cuerpo: la frente, los ojos, la nariz, los oídos, los labios, el pecho, la
espalda, las manos y los pies, y cada unción va acompañada de la fórmula:
"Sfragi~ dwrea~ Pneumto~ æAgiou" ("Rituale per le Chiese
orientali di rito bizantino in lingua greca, I -LEV 1954), p. 36".
("Signaculum doni Spiritus Sancti" - "Sello del don que es el
Espíritu Santo").
1301 El
beso de paz con el que concluye el rito del sacramento significa y manifiesta
la comunión eclesial con el obispo y con todos los fieles (cf S. Hipólito,
Trad. ap. 21).
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