III Decidir en conciencia
1786 Ante
la necesidad de decidir moralmente, la conciencia puede formular un juicio
recto de acuerdo con la razón y con la ley divina, o al contrario un juicio
erróneo que se aleja de ellas.
1787 El
hombre se ve a veces enfrentado con situaciones que hacen el juicio moral menos
seguro, y la decisión difícil. Pero debe buscar siempre lo que es justo y bueno
y discernir la voluntad de Dios expresada en la ley divina.
1788 Para esto, el hombre se esfuerza por
interpretar los datos de la experiencia y los signos de los tiempos gracias a
la virtud de la prudencia, los consejos de las personas entendidas y la ayuda
del Espíritu Santo y de sus dones.
1789 En todos los casos son aplicables algunas
reglas:
— Nunca está permitido hacer el
mal para obtener un bien.
— La ‘regla de oro’: ‘Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo
también vosotros’ (Mt 7,12; cf Lc 6, 31; Tb 4, 15).
— La caridad debe actuar siempre con respeto hacia el prójimo y hacia su
conciencia: ‘Pecando así contra vuestros hermanos, hiriendo su conciencia...,
pecáis contra Cristo’ (1 Co 8,12). ‘Lo bueno es... no hacer cosa que sea
para tu hermano ocasión de caída, tropiezo o debilidad’ (Rm 14, 21).
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