V Justicia y solidaridad entre las naciones
2437 En el plano internacional la desigualdad
de los recursos y de los medios económicos es tal que crea entre las naciones
un verdadero ‘abismo’ (SRS 14). Por un lado están los que poseen y desarrollan
los medios de crecimiento, y por otro, los que acumulan deudas.
2438
Diversas causas, de naturaleza religiosa, política, económica y financiera,
confieren hoy a la cuestión social ‘una dimensión mundial’ (SRS 9). Es necesaria la solidaridad entre las
naciones cuyas políticas son ya interdependientes. Es todavía más indispensable
cuando se trata de acabar con los ‘mecanismos perversos’ que obstaculizan el
desarrollo de los países menos avanzados (cf SRS 17; 45). Es preciso sustituir
los sistemas financieros abusivos, si no usurarios (cf CA 35), las relaciones
comerciales inicuas entre las naciones, la carrera de armamentos, por un
esfuerzo común para movilizar los recursos hacia objetivos de desarrollo moral,
cultural y económico ‘redefiniendo las prioridades y las escalas de valores’(CA
28).
2439 Las naciones ricas tienen una
responsabilidad moral grave respecto a las que no pueden por sí mismas asegurar
los medios de su desarrollo, o han sido impedidas de realizarlo por trágicos
acontecimientos históricos. Es un deber de solidaridad y de caridad; es también
una obligación de justicia si el bienestar de las naciones ricas procede de
recursos que no han sido pagados con justicia.
2440 La ayuda directa constituye una
respuesta apropiada a necesidades inmediatas, extraordinarias, causadas por
ejemplo por catástrofes naturales, epidemias, etc. Pero no basta para reparar
los graves daños que resultan de situaciones de indigencia ni para remediar de
forma duradera las necesidades. Es preciso también reformar las instituciones
económicas y financieras internacionales para que promuevan y potencien
relaciones equitativas con los países menos desarrollados (cf SRS 16). Es
preciso sostener el esfuerzo de los países pobres que trabajan por su
crecimiento y su liberación (cf CA 26). Esta doctrina exige ser aplicada
de manera muy particular en el ámbito del trabajo agrícola. Los campesinos,
sobre todo en el Tercer Mundo, forman la masa mayoritaria de los pobres.
2441
Acrecentar el sentido de Dios y el conocimiento de sí mismo constituye la base
de todo desarrollo completo de la sociedad humana. Este multiplica los
bienes materiales y los pone al servicio de la persona y de su libertad.
Disminuye la miseria y la explotación económicas. Hace crecer el respeto de las
identidades culturales y la apertura a la trascendencia (cf SRS 32; CA 51).
2442 No
corresponde a los pastores de la Iglesia intervenir directamente en la
actividad política y en la organización de la vida social. Esta tarea forma parte
de la vocación de los fieles laicos, que actúan por su propia iniciativa
con sus conciudadanos. La acción social puede implicar una pluralidad de vías
concretas. Deberá atender siempre al bien común y ajustarse al mensaje
evangélico y a la enseñanza de la Iglesia. Pertenece a los fieles laicos
‘animar, con su compromiso cristiano, las realidades y, en ellas, procurar ser
testigos y operadores de paz y de justicia’ (SRS 47; cf 42).
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