V La oración de la hora de Jesús
2746 Cuando
ha llegado su hora, Jesús ora al Padre (cf Jn 17). Su oración, la más larga
transmitida por el Evangelio, abarca toda la Economía de la creación y de la
salvación, así como su Muerte y su Resurrección. Al igual que la Pascua de
Jesús, sucedida "una vez por todas", permanece siempre actual, de la
misma manera la oración de la "hora de Jesús" sigue presente en la
Liturgia de la Iglesia.
2747 La
tradición cristiana acertadamente la denomina la oración "sacerdotal"
de Jesús. Es la oración de nuestro Sumo Sacerdote, inseparable de su
sacrificio, de su "paso" [pascua] hacia el Padre donde él es
"consagrado" enteramente al Padre (cf Jn 17, 11. 13. 19).
2748 En
esta oración pascual, sacrificial, todo está "recapitulado" en El (cf
Ef 1, 10): Dios y el mundo, el Verbo y la carne, la vida eterna y el tiempo, el
amor que se entrega y el pecado que lo traiciona, los discípulos presentes y
los que creerán en El por su palabra, la humillación y la Gloria. Es la oración de la unidad.
2749 Jesús
ha cumplido toda la obra del Padre, y su oración, al igual que su sacrificio,
se extiende hasta la consumación de los siglos. La oración de la "hora de
Jesús" llena los últimos tiempos y los lleva hacia su consumación. Jesús,
el Hijo a quien el Padre ha dado todo, se entrega enteramente al Padre y, al
mismo tiempo, se expresa con una libertad soberana (cf Jn 17, 11. 13. 19. 24)
debido al poder que el Padre le ha dado sobre toda carne. El Hijo que se ha
hecho Siervo, es el Señor, el Pantocrator. Nuestro Sumo Sacerdote que ruega por nosotros es también el que ora en
nosotros y el Dios que nos escucha.
2750 Si en el Santo Nombre de Jesús, nos
ponemos a orar, podemos recibir en toda su hondura la oración que él nos
enseña: "Padre Nuestro". La oración sacerdotal de Jesús
inspira, desde dentro, las grandes peticiones del Padrenuestro: la preocupación
por el Nombre del Padre (cf Jn 17, 6. 11. 12. 26), el deseo de su Reino (la
Gloria; cf Jn 17, 1. 5. 10. 24. 23-26), el cumplimiento de la voluntad del
Padre, de su Designio de salvación (cf Jn 17, 2. 4 .6. 9. 11. 12. 24) y la liberación del mal (cf
Jn 17, 15).
2751 Por último, en esta oración Jesús nos
revela y nos da el "conocimiento" indisociable del Padre y del Hijo
(cf Jn 17, 3. 6-10. 25) que es el misterio mismo de la vida de oración.
|