II "La oración del Señor"
2765 La
expresión tradicional "Oración dominical" [es decir, "oración
del Señor"] significa que la oración al Padre nos la enseñó y nos la dio
el Señor Jesús. Esta oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única:
ella es "del Señor". Por una parte, en efecto, por las palabras de
esta oración el Hijo único nos da las palabras que el Padre le ha dado (cf Jn
17, 7): él es el Maestro de nuestra oración. Por otra parte, como Verbo encarnado, conoce en su corazón de hombre las
necesidades de sus hermanos y hermanas los hombres, y nos las revela: es el
Modelo de nuestra oración.
2766 Pero
Jesús no nos deja una fórmula para repetirla de modo mecánico (cf Mt 6, 7; 1 R
18, 26-29). Como en toda oración
vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de
Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos enseña las palabras de la oración
filial, sino que nos da también el Espíritu por el que éstas se hacen en
nosotros "espíritu y vida" (Jn 6, 63). Más todavía: la prueba y la
posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre "ha enviado a
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: '¡Abbá, Padre!'" (Ga
4, 6). Ya que nuestra oración interpreta nuestros deseos ante Dios, es también
"el que escruta los corazones", el Padre, quien "conoce cuál es
la aspiración del Espíritu, y que su intercesión en favor de los santos es
según Dios" (Rm 8, 27). La oración al Padre se inserta en la misión
misteriosa del Hijo y del Espíritu.
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