III Cristo Jesús, «mediador y plenitud de toda la
Revelación»(DV 2)
Dios ha dicho todo en su Verbo
65 "De una manera fragmentaria y de muchos modos
habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos
últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo" (Hb 1,1-2). Cristo, el Hijo de
Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En El
lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta. S. Juan de la Cruz, después
de otros muchos, lo expresa de manera luminosa, comentando Hb 1,1-2:
Porque en darnos, como nos dio a su Hijo,
que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una
vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar; porque lo que hablaba
antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en el todo, dándonos al Todo,
que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer
alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a
Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o
novedad (San Juan de la Cruz, Subida al monte Carmelo 2,22,3-5: Biblioteca
Mística Carmelitana, v. 11 (Burgos 1929), p. 184.).
No habrá otra revelación
66 "La economía cristiana, como alianza nueva y
definitiva, nunca cesará y no hay que esperar ya ninguna revelación pública
antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo" (DV 4).
Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente explicitada;
corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido en el
transcurso de los siglos.
67 A lo largo de los siglos ha habido revelaciones
llamadas "privadas", algunas de las cuales han sido reconocidas por la
autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la
fe. Su función no es la de "mejorar" o "completar" la
Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en
una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el
sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas
revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la
Iglesia.
La fe cristiana no puede aceptar
"revelaciones" que pretenden superar o corregir la Revelación de la
que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas Religiones no cristianas y también
de ciertas sectas recientes que se fundan en semejantes
"revelaciones".
|