II La obra de Cristo en la liturgia
Cristo glorificado...
1084
"Sentado a la derecha del Padre" y derramando el Espíritu Santo sobre
su Cuerpo que es la Iglesia, Cristo actúa ahora por medio de los sacramentos,
instituidos por él para comunicar su gracia. Los sacramentos son signos sensibles (palabras y acciones), accesibles a
nuestra humanidad actual. Realizan eficazmente la gracia que significan en
virtud de la acción de Cristo y por el poder del Espíritu Santo.
1085 En la
Liturgia de la Iglesia, Cristo significa y realiza principalmente su misterio
pascual. Durante su vida terrestre Jesús anunciaba con su enseñanza y
anticipaba con sus actos el misterio pascual. Cuando llegó su Hora (cf Jn 13,1;
17,1), vivió el único acontecimiento de la historia que no pasa: Jesús muere,
es sepultado, resucita de entre los muertos y se sienta a la derecha del Padre
"una vez por todas" (Rm 6,10; Hb 7,27; 9,12). Es un acontecimiento
real, sucedido en nuestra historia, pero absolutamente singular: todos los
demás acontecimientos suceden una vez, y luego pasan y son absorbidos por el
pasado. El misterio pascual de Cristo, por el contrario, no puede permanecer
solamente en el pasado, pues por su muerte destruyó a la muerte, y todo lo que
Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la
eternidad divina y domina así todos los tiempos y en ellos se mantiene
permanentemente presente. El acontecimiento de la Cruz y de la Resurrección permanece
y atrae todo hacia la Vida.
...desde la Iglesia de los Apóstoles...
1086
"Por esta razón, como Cristo fue enviado por el Padre, él mismo envió
también a los Apóstoles, llenos del Espíritu Santo, no sólo para que, al
predicar el Evangelio a toda criatura, anunciaran que el Hijo de Dios, con su
muerte y resurrección, nos ha liberado del poder de Satanás y de la muerte y
nos ha conducido al reino del Padre, sino también para que realizaran la obra
de salvación que anunciaban mediante el sacrificio y los sacramentos en torno a
los cuales gira toda la vida litúrgica" (SC 6).
1087 Así,
Cristo resucitado, dando el Espíritu Santo a los Apóstoles, les confía su poder
de santificación (cf Jn 20,21- 23); se convierten en signos sacramentales de
Cristo. Por el poder del mismo Espíritu Santo confían este poder a sus
sucesores. Esta "sucesión apostólica" estructura toda la vida
litúrgica de la Iglesia. Ella misma es sacramental, transmitida por el
sacramento del Orden.
...está presente en la Liturgia terrena...
1088
"Para llevar a cabo una obra tan grande" -la dispensación o
comunicación de su obra de salvación - "Cristo está siempre presente en su
Iglesia, principalmente en los actos litúrgicos. Está presente en el sacrificio
de la misa, no sólo en la persona del ministro, `ofreciéndose ahora por
ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz', sino
también, sobre todo, bajo las especies eucarísticas. Está presente con su
virtud en los sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien
bautiza. Está presente en su palabra, pues es El mismo el que habla cuando se
lee en la Iglesia la Sagrada Escritura. Está presente, finalmente, cuando la
Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometió: `Donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos' (Mt 18,20)" (SC
7).
1089
"Realmente, en una obra tan grande por la que Dios es perfectamente
glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a la
Iglesia, su esposa amadísima, que invoca a su Señor y por El rinde culto al
Padre Eterno" (SC 7).
...que participa en la
Liturgia celestial
1090
"En la liturgia terrena pregustamos y participamos en aquella liturgia
celestial que se celebra en la ciudad santa, Jerusalén, hacia la cual nos
dirigimos como peregrinos, donde Cristo está sentado a la derecha del Padre,
como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero; cantamos un himno de
gloria al Señor con todo el ejército celestial; venerando la memoria de los
santos, esperamos participar con ellos y acompañarlos; aguardamos al Salvador,
nuestro Señor Jesucristo, hasta que se manifieste El, nuestra Vida, y nosotros
nos manifestamos con El en la gloria" (SC 8; cf. LG 50).
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