RESUMEN
1659 S.
Pablo dice: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la
Iglesia...Gran misterio es éste, lo digo con respecto a Cristo y la
Iglesia" (Ef 5,25.32).
1660 La
alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima
comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el
Creador. Por su
naturaleza está ordenada al bien de los cónyuges así como a la generación y
educación de los hijos. Entre bautizados, el matrimonio ha sido elevado
por Cristo Señor a la dignidad de sacramento (cf. GS 48,1;
. [link] CIC, can. 1055,1).
1661 El
sacramento del matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia. Da a los
esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia; la
gracia del sacramento perfecciona así el amor humano de los esposos, reafirma
su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna (cf. Cc.
de Trento: DS 1799).
1662 El
matrimonio se funda en el consentimiento de los contrayentes, es decir, en la
voluntad de darse mutua y definitivamente con el fin de vivir una alianza de
amor fiel y fecundo.
1663 Dado
que el matrimonio establece a los cónyuges en un estado público de vida en la
Iglesia, la celebración del mismo se hace ordinariamente de modo público, en el
marco de una celebración litúrgica, ante el sacerdote (o el testigo cualificado
de la Iglesia), los testigos y la asamblea de los fieles.
1664 La unidad, la indisolubilidad, y la apertura a la fecundidad son
esenciales al matrimonio. La poligamia es incompatible con la unidad del
matrimonio; el divorcio separa lo que Dios ha unido; el rechazo de la
fecundidad priva la vida conyugal de su "don más excelente", el hijo
(GS 50,1).
1665 Contraer
un nuevo matrimonio por parte de los divorciados mientras viven sus cónyuges
legítimos contradice el plan y la ley de Dios enseñados por Cristo. Los que
viven en esta situación no están separados de la Iglesia pero no pueden acceder
a la comunión eucarística. Pueden vivir su vida cristiana sobre todo educando a
sus hijos en la fe.
1666 El
hogar cristiano es el lugar en que los hijos reciben el primer anuncio de la
fe. Por eso la casa familiar es llamada justamente "Iglesia
doméstica", comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas
y de caridad cristiana.
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