Parte. Capítulo

 1      I.    13|       la quiebra que dos altas montañas hacían, bajaban hasta veinte
 2      I.    14|      oh fiero basilisco destas montañas!, si con tu presencia vierten
 3      I.    14|     campos: los árboles destas montañas son mi compañía; las claras
 4      I.    14|       deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es
 5      I.    23|      de esconderse en aquellas montañas, y llevóle su suerte y su
 6      I.    23|      de esconderse en aquellas montañas, y llevóle sus suerte y
 7      I.    23|        como entró por aquellas montañas, se alegró el corazón, pareciéndole
 8      I.    23|      andar un año por aquellas montañas, hasta hallarle; y así,
 9      I.    25|     andemos perdidos por estas montañas, sin senda ni camino, buscando
10      I.    27|        no  a qué mano destas montañas caen, y allí pregunté a
11      I.    27|   cabreros que andan por estas montañas, movidos de caridad, me
12      I.    28|     pedían, me entré por estas montañas, sin llevar otro pensamiento
13      I.    39| sucesos~ ~ -En un lugar de las Montañas de León tuvo principio mi
14      I.    42|       dividirse y abajarse las montañas, para dalle acogida. Entre
15      I.    42|     que era de un lugar de las Montañas de León. Con esta relación
16      I.    42|     natural de un lugar de las Montañas de León; el cual me contó
17     II.    29|       a pie y descalzo por las montañas rifeas, sino sentado en
18     II.    33|    florestas, selvas y prados, montañas y riscos, sin hallar una
19     II.    34|        que entre dos altísimas montañas estaba, donde tomados los
20     II.    44|       la Libia,~ ~ ~ ~O en las montañas de Jaca;~ ~ ~ ~Si sierpes
21     II.    44|             Y el horror de las montañas.~ ~ ~ ~Muy bien puede Dulcinea,~ ~ ~ ~
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