Parte. Capítulo

 1      I.    11|     indicio~ ~ ~ ~que tienes de bronce el alma~ ~ ~ ~y el blanco
 2      I.    22|   espuela que si fuera hecho de bronce. Sancho se puso tras su
 3      I.    34|     aunque Camila fuera toda de bronce, viniera al suelo. Lloró,
 4      I.    36|         había de ser corazón de bronce el que con muestras de tanto
 5     II.    11|    encerrarse en una campana de bronce; y también se ha de considerar
 6     II.    14| valiente y fuerte como hecha de bronce, y sin mudarse de un lugar,
 7     II.    20|         que el cielo se hace de bronce sin acudir a la tierra con
 8     II.    22|     corazón de acero, brazos de bronce! ¡Dios te guíe, otra vez,
 9     II.    23|         de largo a largo, no de bronce, ni de mármol, ni de jaspe
10     II.    35|       ventura son mis carnes de bronce, o vame a mí algo en que
11     II.    39|      convertida en una ximia de bronce, y a él, en un espantoso
12     II.    48|         soy de mármol ni vos de bronce, ni ahora son las diez del
13     II.    49|        de ser, o han de ser, de bronce, para no sentir las importunidades
14     II.    58|         mármol, qué entrañas de bronce y qué alma de argamasa!
15     II.    62| escribir y grabar en láminas de bronce, para que quede en memoria
16     II.    62|         una que semejaba ser de bronce. Paseóse don Antonio con
17     II.    62|       la paseó por la cabeza de bronce y por toda la mesa, y por
18     II.    62| emperador romano, y de color de bronce, estaba toda hueca, y ni
19     II.    68|      hecho de mármol, o de duro bronce, en quien no cabe movimiento
20     II.    69|    infernales; que no soy yo de bronce, para no sentir tan extraordinarios
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