Parte. Capítulo

 1      I.     7|       y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigaban.
 2      I.     8|      su amo no lo llamara, los rayos del sol, que le daban en
 3      I.    13|      blanco de los insufribles rayos del sol en verano y de los
 4      I.    14|      la poderosa flecha de los rayos de sus bellos ojos estaban
 5      I.    24|        como lo es en la de los rayos del sol dejar de calentar,
 6      I.    34|        asiento,~ ~ ~ ~Derechos rayos a la tierra envía,~ ~ ~ ~
 7      I.    36|      no es, señor mío, que los rayos deste sol que en tus brazos
 8      I.    43|      culebras, o ya los mesmos rayos del sol, encerrados en una
 9     II.     1|     que tengo en mis manos los rayos abrasadores con que puedo
10     II.     8|        que pudiese echar de sí rayos algunos; y debió de ser
11     II.    10| espaldas, que son otros tantos rayos del sol que andan jugando
12     II.    17|      despoblados los ardientes rayos del sol en la mitad del
13     II.    20|      el ardor de sus calientes rayos las líquidas perlas de sus
14     II.    23|     con luz escasa y templados rayos, dio lugar a don Quijote
15     II.    38|     atraviesan el alma, y como rayos os hieren en ella, dejando
16     II.    41|  truenos, los relámpagos y los rayos se engendran en la tercera
17     II.    58|        podían competir con los rayos del mismo sol; los cuales
18     II.    68|        día, dio el sol con sus rayos en los ojos a Sancho, despertó
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