Parte. Capítulo

 1      I.     3| comenzaron desde lejos a llover piedras sobre don Quijote, el cual,
 2      I.    18|         saludalle los oídos con piedras como el puño. Don Quijote
 3      I.    18|     Quijote no se curaba de las piedras; antes, discurriendo a todas
 4      I.    22|      comenzaron a llover tantas piedras sobre don Quijote, que no
 5      I.    22|       cesado la borrasca de las piedras, que le perseguían los oídos;
 6      I.    27|       en las vislumbres que las piedras y joyas del tocado y de
 7      I.    27|    competencia de las preciosas piedras y de las luces de cuatro
 8      I.    28|     cristal que entre las otras piedras del arroyo se habían nacido.
 9      I.    28|         pies la aspereza de las piedras, dio consigo en el suelo.
10      I.    39|         es y será, que aquellas piedras la sustentaran. Perdióse
11      I.    40|        un pozo, y me cubrirá de piedras. En la caña pondré un hilo:
12     II.    11|          y todos se cargaron de piedras y se pusieron en ala esperando
13     II.    11|      despedir poderosamente las piedras, detuvo las riendas a Rocinante
14     II.    14|      tomar en peso las antiguas piedras de los valientes Toros de
15     II.    27|   llovía sobre él un nublado de piedras, y que le amenazaban mil
16     II.    33|      los obispos, que no de las piedras. Pero volviendo a la plática
17     II.    45|        debe haber más dones que piedras; pero basta: Dios me entiende,
18     II.    63|         noticia muchas perlas y piedras de gran valor, con algunos
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