Parte. Capítulo

 1      I.     2|       ninguno, cuanto más a tan altas doncellas como vuestras
 2      I.     7|        aquel mal viejo, dijo en altas voces que por enemistad
 3      I.     8|     antes iba diciendo en voces altas:~ ~ -Non fuyades, cobardes
 4      I.     8|        dejad luego al punto las altas princesas que en ese coche
 5      I.     9|         Quijote con las espadas altas y desnudas, en guisa de
 6      I.    12|         hay casi dos docenas de altas hayas, y no hay ninguna
 7      I.    13|          por la quiebra que dos altas montañas hacían, bajaban
 8      I.    14|        el puño de su espada, en altas e inteligibles voces, dijo:~ ~ -
 9      I.    17|         corral, que no eran muy altas, cuando vio el mal juego
10      I.    18|    volvió don Quijote; antes en altas voces iba diciendo:~ ~ -
11      I.    20|   pradecillo que al pie de unas altas peñas se hacía, de las cuales
12      I.    39|    levantaron las trincheas tan altas, que sobrepujaban las murallas
13      I.    46|       después de humilladas las altas cervices al blando yugo
14      I.    50|       no serás digno de ver las altas maravillas que en sí encierran
15     II.     3|       anduviesen en estampa sus altas caballerías. Con todo eso,
16     II.     9|       es uso y costumbre de las altas señoras y princesas.~ ~ -
17     II.    14|  defraudarle de la fama que sus altas caballerías le tienen granjeada
18     II.    14| Carrasco; y así como la vio, en altas voces dijo:~ ~ -¡Acude,
19     II.    16|        que está impresa, de sus altas y verdaderas caballerías,
20     II.    20|        con igual pie pisaba las altas torres de los reyes como
21     II.    21|         petición del herido, en altas voces dijo que Basilio pedía
22     II.    21|        simples que curiosos, en altas voces comenzaron a decir:~ ~ -¡
23     II.    30|      que he llevado embajadas a altas y crecidas señoras en esta
24     II.    32|     hasta dar conmigo y con mis altas caballerías en el profundo
25     II.    35|       buena condición y por sus altas caballerías. Dad el sí,
26     II.    64|   trecho que podía ser oído, en altas voces, encaminando sus razones
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