Parte. Capítulo

 1      I.    22|       muerte, y no en la de los testigos y probanzas; y para mí tengo
 2      I.    27|      solas, que sólo han de ser testigos los cielos y alguna gente
 3      I.    27|         el codicioso, con otros testigos, que antes lo serán de mi
 4      I.    28|      mano de serlo tuyo, y sean testigos desta verdad los cielos,
 5      I.    28| juramentos de don Fernando, los testigos que ponía, las lágrimas
 6      I.    28|         tierra acompañase a los testigos del cielo; tornó don Fernando
 7      I.    28|      primeros nuevos santos por testigos; echóse mil futuras maldiciones
 8      I.    36|      quieras, yo soy tu esposa: testigos son tus palabras, que no
 9      I.    37|    tanta verdad como son buenos testigos della los más destos señores
10      I.    37|    Quijote, porque queremos ser testigos de las valerosas e inauditas
11     II.    17|       grandes voces:~ ~ -Séanme testigos cuantos aquí están cómo
12     II.    31|       tendré.~ ~ -Tú das tantos testigos, Sancho, y tantas señas,
13     II.    45|      los ha vuelto. Yo no tengo testigos ni del prestado, ni de la
14     II.    55|        he gobernado bien o mal, testigos he tenido delante, que dirán
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