Parte. Capítulo

 1      I.    24|            tal es la hermosura de Luscinda, doncella tan noble y tan
 2      I.    24|     pensamientos se debía. A esta Luscinda amé, quise y adoré desde
 3      I.    24|        entrambos, que al padre de Luscinda le pareció que por buenos
 4      I.    24|     voluntad y gusto suyo, no era Luscinda mujer para tomarse ni darse
 5      I.    24|        partida, hablé una noche a Luscinda, díjele todo lo que pasaba,
 6      I.    24|      ofrecía de volver a ver a mi Luscinda. Con este pensamiento y
 7      I.    24|          quien era, vi yo luego a Luscinda, tornaron a vivir, (aunque
 8      I.    24|           donaire y discreción de Luscinda, de tal manera, que mis
 9      I.    24|    leyéndolo, me dijo que en sola Luscinda se encerraban todas las
10      I.    24|      justas causas don Fernando a Luscinda alababa, me pesaba de oír
11      I.    24|        quisiese que tratásemos de Luscinda, y él movía la plática,
12      I.    24|           la bondad y de la fe de Luscinda; pero, con todo eso, me
13      I.    24|         leer los papeles que yo a Luscinda enviaba, y los que ella
14      I.    24|       pues, que habiéndome pedido Luscinda un libro de caballerías
15      I.    24|        que su merced de la señora Luscinda era aficionada a libros
16      I.    24|           que gustara la señora Luscinda mucho de Daraida y Garaya,
17      I.    27|         que decía desta manera:~ ~LUSCINDA A CARDENIO~ ~ «Cada día
18      I.    27|         billete me moví a pedir a Luscinda por esposa, como ya os he
19      I.    27|          éste fue por quien quedó Luscinda en la opinión de don Fernando
20      I.    27|          que reparaba el padre de Luscinda, que era en que mi padre
21      I.    27|     bondad, virtud y hermosura de Luscinda, y que tenía partes bastantes
22      I.    27|          con él que hablase al de Luscinda. ¡Oh Mario ambicioso, oh
23      I.    27|           Aquella noche hablé con Luscinda, y le dije lo que con don
24      I.    27|         de dolor y sentimiento en Luscinda; pero, por no destruir mis
25      I.    27|         la vida en el ausencia de Luscinda, y más habiéndola dejado
26      I.    27|         sobrescrito conocí ser de Luscinda, porque la letra dél era
27      I.    27|       convenía para ir a hablar a Luscinda. Entré secreto y dejé una
28      I.    27|    tuviese tan buena, que hallé a Luscinda puesta a la reja, testigo
29      I.    27|        nuestros amores. Conocióme Luscinda luego, y conocíla yo; mas
30      I.    27|          Digo, pues, que así como Luscinda me vio, me dijo: «-Cardenio,
31      I.    27|     padrino a un primo hermano de Luscinda, y en toda la sala no había
32      I.    27|        poco salió de una recámara Luscinda, acompañada de su madre
33      I.    27|          decir: «¿Queréis, señora Luscinda, al señor don Fernando,
34      I.    27|         me puse a escuchar lo que Luscinda respondía, esperando de
35      I.    27|          diciendo a voces!: «¡Ah, Luscinda, Luscinda! Mira lo que haces;
36      I.    27|           voces!: «¡Ah, Luscinda, Luscinda! Mira lo que haces; considera
37      I.    27|         fin de tus deseos, porque Luscinda es mi esposa, y yo soy su
38      I.    27|           el cura la respuesta de Luscinda, que se detuvo un buen espacio
39      I.    27|        las palabras y promesas de Luscinda, imposibilitado de cobrar
40      I.    27|           todos con el desmayo de Luscinda, y, desabrochándole su madre
41      I.    27|          en tantas maldiciones de Luscinda y de don Fernando, como
42      I.    27|     hermosura y de la traición de Luscinda y del agravio de don Fernando;
43      I.    27|            Yo no quiero salud sin Luscinda; y pues ella gustó de ser
44      I.    28|                Ésta, ya que no es Luscinda, no es persona humana, sino
45      I.    28|      hubieran mirado y conocido a Luscinda; que después afirmó que
46      I.    28|     afirmó que sola la belleza de Luscinda podía contender con aquélla.
47      I.    28| casamiento. Díjose que se llamaba Luscinda, con otras cosas que en
48      I.    28|         Oyó Cardenio el nombre de Luscinda, y no hizo otra cosa que
49      I.    28|          la casa de los padres de Luscinda, y al primero a quien hice
50      I.    28|           Fernando se desposó con Luscinda, después de haber ella dado
51      I.    28|      escrito de la misma letra de Luscinda, en que decía y declaraba
52      I.    28|        Fernando, pareciéndole que Luscinda le había burlado y escarnecido
53      I.    28|       ausentó don Fernando, y que Luscinda no había vuelto de su parasismo
54      I.    28|           entender el agravio que Luscinda le había hecho, y de cómo
55      I.    28|      hablaron cuando supieron que Luscinda había faltado de casa de
56      I.    29|        vos, señora, habéis dicho, Luscinda dijo que era su esposa.
57      I.    29|           ser su esposa pronunció Luscinda. Yo soy el que no tuvo ánimo
58      I.    29|       quien rogué que en manos de Luscinda la pusiese, y víneme a estas
59      I.    29|           Porque, presupuesto que Luscinda no puede casarse con don
60      I.    36|         con todo esto, de tener a Luscinda, que era la que procuraba
61      I.    36|            y, creyendo que era su Luscinda, salió del aposento despavorido,
62      I.    36|    Fernando, que tenía abrazada a Luscinda. También don Fernando conoció
63      I.    36|           Cardenio; y todos tres, Luscinda, Cardenio y Dorotea, quedaron
64      I.    36|   Fernando a Cardenio, Cardenio a Luscinda, y Luscinda a Cardenio.
65      I.    36|            Cardenio a Luscinda, y Luscinda a Cardenio. Mas quien primero
66      I.    36|    primero rompió el silencio fue Luscinda, hablando a don Fernando
67      I.    36|  escuchando todas las razones que Luscinda dijo, por las cuales vino
68      I.    36|          puedes ser de la hermosa Luscinda, porque eres mío, ni ella
69      I.    36|    enterneciera. Mirándola estaba Luscinda, no menos lastimada de su
70      I.    36|         brazos y, dejando libre a Luscinda, dijo:~ ~ -Venciste, hermosa
71      I.    36|     juntas.~ ~ Con el desmayo que Luscinda había tenido, así como la
72      I.    36|       riesgo, acudió a sostener a Luscinda, y, cogiéndola entre sus
73      I.    36|             A estas razones, puso Luscinda en Cardenio los ojos, y
74      I.    36|         Cardenio tenía abrazada a Luscinda, no quitaba los ojos de
75      I.    36|         la muerte podía apartar a Luscinda de Cardenio; y aunque los
76      I.    36|        los ojos de la ya contenta Luscinda, y en ellos hallaréis disculpa
77      I.    36|         No lo hicieron así las de Luscinda y Cardenio, y aun las de
78      I.    36|         todos, y luego Cardenio y Luscinda se fueron a poner de rodillas
79      I.    36|           el papel, en el seno de Luscinda, donde declaraba ser esposa
80      I.    36|          y que otro día supo como Luscinda había faltado de casa de
81      I.    36|          el monesterio buscando a Luscinda, la cual hallaron en el
82      I.    36|         pueblo. Dijo que así como Luscinda se vio en su poder, perdió
83      I.    37|        mismo pensamiento, y el de Luscinda corría por la misma cuenta.
84      I.    37|     proseguir lo comenzado, y que Luscinda haría y representaría la
85      I.    37|            la apeó en sus brazos. Luscinda, Dorotea, la ventera, su
86      I.    37|         con nosotras -señalando a Luscinda - , quizá en el discurso
87      I.    37|           cosa ninguna -respondió Luscinda - sino ofrecelle por esta
88      I.    37|         no es baptizada? -replicó Luscinda.~ ~ -No ha habido lugar
89      I.    37|        tuvo por más hermosa que a Luscinda, y Luscinda por más hermosa
90      I.    37|         hermosa que a Luscinda, y Luscinda por más hermosa que a Dorotea,
91      I.    37|    tiernas y compasivas. Abrazóla Luscinda con mucho amor, diciéndole:~ ~ -
92      I.    37|     aguardador. Luego se sentaron Luscinda y Zoraida, y frontero dellas
93      I.    42|        haber visto a Dorotea, y a Luscinda y Zoraida, que en la venta
94      I.    42|        cuando vio delante de sí a Luscinda, a Dorotea y a Zoraida,
95      I.    42|           y tras ella se vinieron Luscinda, Dorotea y la hija del Oidor.
96      I.    43|   Entonces Clara, temerosa de que Luscinda no la oyese, abrazando estrechamente
97      I.    45|           Dorotea estaba confusa; Luscinda, suspensa; y doña Clara,
98      I.    47|        especialmente de Dorotea y Luscinda. Todos se abrazaron y quedaron
99      I.    47|          de don Luis, y vuelta de Luscinda a su casa. El Cura ofreció
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