Parte. Capítulo

 1      I.     6|                         Capítulo VI.~ Del donoso y grande escrutinio
 2      I.    21|          mes en la corte, y allí vi que, paseándose un señor
 3      I.    24|         mi padre como quien era, vi yo luego a Luscinda, tornaron
 4      I.    25|        yelmo de Mambrino, que ya vi que le alzaste del suelo
 5      I.    25|        hacer, que yo diré que le vi hacer tantas que no quiera
 6      I.    27|        En efeto, abrí la carta y vi que contenía estas razones:~ ~ «
 7      I.    27|    rostro a miralla; y cuando me vi en el campo solo, y que
 8      I.    30|          después que la di, como vi que no había de ser de más
 9      I.    31|          suyo; y, así como yo le vi le pregunté la causa de
10      I.    35|       pasada y mala vida; que yo vi correr la sangre por el
11      I.    35|         por aquí esta cabeza que vi cortar por mis mismísimos
12      I.    37|         real y verdaderamente; y vi yo que el ventero que aquí
13      I.    37|        ha muchas horas que yo me vi con él, y... quiero callar,
14      I.    39|          alguna naval corona, me vi aquella noche que siguió
15      I.    39|    capitana de los tres fanales. Vi y noté la ocasión que allí
16      I.    39|          porque de allí a un año vi yo al griego en Constantinopla
17      I.    40|  trabajar, alcé acaso los ojos y vi que por aquellas cerradas
18      I.    40|    desatar el lienzo, en el cual vi un nudo, y dentro dél venían
19      I.    40|   terradillo, miré la ventana, y vi que por ella salía una muy
20      I.    40|       con Alá, porque después la vi dos veces, y me dijo que
21      I.    40|     mucho en asomar. Así como la vi, aunque no podía ver quién
22      I.    41|       encarecer. Luego que yo la vi, le tomé una mano y la comencé
23      I.    41|   desgracia en que nos vemos, te vi con tus ordinarios y caseros
24      I.    43|          una jornada de aquí, le vi a la puerta del mesón, puesto
25      I.    46|       entonces ni agora pude, ni vi en quién tomar venganza
26      I.    50|        aunque ha tan poco que me vi encerrado en una jaula como
27     II.     1|         que con mis propios ojos vi a Amadís de Gaula, que era
28     II.     4|          por el jumento, y no le vi; acudiéronme lágrimas a
29     II.     6|                         Capítulo VI.~ De lo que le pasó a Don
30     II.     8|          corral, por donde yo la vi la vez primera, cuando le
31     II.     8|         Sancho - , que cuando yo vi ese sol de la señora Dulcinea
32     II.     9|      Sancho - , que en el que yo vi a su grandeza no era sino
33     II.     9|          que de sola una vez que vi la casa de nuestra ama,
34     II.    10|      para decir verdad, nunca yo vi su fealdad, sino su hermosura,
35     II.    11|         Quijote - , que así como vi este carro imaginé que alguna
36     II.    12| demasiadamente alegre, porque le vi arrojar del caballo y tenderse
37     II.    16|     natural conformidad, y yo la vi en la fealdad y bajeza de
38     II.    23|        Esta concavidad y espacio vi yo a tiempo cuando ya iba
39     II.    23|         los ojos, limpiémelos, y vi que no dormía, sino que
40     II.    23|  abriéndose dos grandes puertas, vi que por ellas salía y hacía
41     II.    23|         fabricado, sobre el cual vi a un caballero tendido de
42     II.    23|     sollozos; volví la cabeza, y vi por las paredes de cristal
43     II.    23|      porque lo que he contado lo vi por mis propios ojos y lo
44     II.    23|      pena me dio de las que allí vi y noté, fue que estándome
45     II.    25|       respondió el hallador - le vi esta mañana, sin albarda
46     II.    26|          mediano momento, que me vi señor de reyes y de emperadores,
47     II.    33|         Verdad sea que la que yo vi fue una labradora, y por
48     II.    41|     descubrí por un ladito, y la vi toda.~ ~ -Mirad, Sancho -
49     II.    41|        por junto a las cejas, me vi tan junto al cielo, que
50     II.    41|      cabrerizo, que así como las vi, ¡me dio una gana de entretenerme
51     II.    41|         por alto ni por bajo, ni vi el cielo, ni la tierra,
52     II.    41|        vos me creáis a mí lo que vi en la cueva de Montesinos.
53     II.    42|      cumbre miré la tierra, y la vi tan pequeña, se templó en
54     II.    54|      demás salieron; porque bien vi, y vieron todos nuestros
55     II.    55|      dieron, en los cuales no me vi harto de pan siquiera un
56     II.    55|      mañana, con la luz del sol, vi la salida, pero no tan fácil;
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