Parte. Capítulo

 1      I.     1|             trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo Don Quijote
 2      I.     1|        olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración
 3      I.     1|           la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba; y así,
 4      I.     3|          había dado a aquel honroso ejercicio, andando por diversas partes
 5      I.     9|        tiempos se puso al trabajo y ejercicio de las andantes armas, y
 6      I.    13|                  La profesión de mi ejercicio no consiente ni permite
 7      I.    15|     incomodidades son muy anejas al ejercicio de las armas, aquí me dejaría
 8      I.    16|          por afrenta estar en aquel ejercicio de servir en la venta, porque
 9      I.    18|       honrosa cosa es andar en este ejercicio. Si no, dime: ¿qué mayor
10      I.    19|           Quijote, y es mi oficio y ejercicio andar por el mundo enderezando
11      I.    22|             por andar este oficio y ejercicio entre gente idiota y de
12      I.    28|            los más días iba a caza, ejercicio de que él era muy aficionado.~ ~
13      I.    31|          ser que ella, con el mucho ejercicio, estaba sudada y algo correosa.~ ~ -
14      I.    37|         dudar, sino que esta arte y ejercicio excede a todas aquellas
15      I.    37|         ejercitan, como si fuese su ejercicio oficio de ganapanes, para
16      I.    38|           de recebir el grado de su ejercicio: lléguese un día de batalla;
17      I.    38|           pesa de haber tomado este ejercicio de caballero andante en
18      I.    39|            o, a lo menos, de elegir ejercicio, tal, que, cuando mayores,
19      I.    39|            que el mío era seguir el ejercicio de las armas, sirviendo
20      I.    42|          escogió el honroso y digno ejercicio de la guerra, que fue uno
21      I.    45|      caballero y se entrega al duro ejercicio de la caballería? ¿Qué caballero
22      I.    47|           resucitado el ya olvidado ejercicio de la caballería aventurera,
23      I.    51|      ásperos montes usando el mismo ejercicio nuestro; y son tantos, que
24     II.     6|            vez tercera, y volver al ejercicio de su, para ellas, mal andante
25     II.     8|            siendo eso un menester y ejercicio que va desviado de todo
26     II.    24|        natural, especialmente en el ejercicio de las armas, por las cuales
27     II.    24|             os coge en este honroso ejercicio, aunque sea lleno de heridas
28     II.    27|             caballero andante, cuyo ejercicio es el de las armas, y cuya
29     II.    32|        caballería andante, por cuyo ejercicio desprecio la hacienda; pero
30     II.    32|              pero todas tocantes al ejercicio de las armas y de la andante
31     II.    32|       villana y ocupada en tan bajo ejercicio como es el de ahechar trigo;
32     II.    34|             había de volver al duro ejercicio de las armas y que no podía
33     II.    34|    respondió el Duque - ; porque el ejercicio de la caza de monte es el
34     II.    34|           usa, y, en resolución, es ejercicio que se puede hacer sin perjuicio
35     II.    35|            acomodan~ ~ ~ ~A usar el ejercicio intolerable~ ~ ~ ~De las
36     II.    36|             que en este tan honroso ejercicio pueda sucederme. Venga esta
37     II.    48|           andante que profeso, cuyo ejercicio aún hasta hacer bien a las
38     II.    49|           del juego se ha vuelto en ejercicio común, mejor es que se juegue
39     II.    58|           que yo profeso, que es el ejercicio de las armas; sino que la
40     II.    59|         preguntado qué oficio o qué ejercicio era el de su amo. Llegóse,
41     II.    60|            a los que andan en aquel ejercicio, iban a despojar a Sancho
42     II.    62|         quebrantado de tan bailador ejercicio. Hizo don Antonio que le
43     II.    62|      inferir que no sea loable este ejercicio del traducir; porque en
44     II.    65|         deja de ser rey, dejando el ejercicio de su caballería; y así,
45     II.    66|             al nunca de mí olvidado ejercicio de las armas.~ ~ -Señor -
46     II.    67|         demás cosas que al pastoral ejercicio son necesarias, y llamándome
47     II.    67|           parecer en perfeción este ejercicio el ser yo algún tanto poeta,
48     II.    67|         llegar el día en que en tal ejercicio me vea. ¡Oh, qué polidas
49     II.    68|            desde agora principio al ejercicio pastoral que hemos de tener
50     II.    73|           en el pastoral y virtuoso ejercicio; y que les suplicaba, si
51     II.    73| ofreciéndosele por compañeros en su ejercicio.~ ~ -Y más -dijo Sansón
52     II.    73|             por cierto; que éste es ejercicio y oficio de hombres robustos,
53     II.    74|           para comenzar su pastoral ejercicio, para el cual tenía ya compuesta
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