Parte. Capítulo

 1      I.     8|     como si fueran dos mortales enemigos. La demás gente quisiera
 2      I.     9|    aunque, por ser tan nuestros enemigos, antes se puede entender
 3      I.    18|       su muerte se vengó de sus enemigos. Pero vuelve los ojos a
 4      I.    18|        alanceara a sus mortales enemigos. Los pastores y ganaderos
 5      I.    18|       vuelto los escuadrones de enemigos en manadas de ovejas. Si
 6      I.    20|         y salvo de entre tantos enemigos como acompañaban al difunto.
 7      I.    27|         venganza de mis mayores enemigos (que, por estar tan sin
 8      I.    38|       caballero, siente que los enemigos están minando hacia la parte
 9      I.    39|         me hallé solo entre mis enemigos, a quien no pude resistir,
10      I.    39|        tanto como era el de los enemigos? Y ¿cómo es posible dejar
11      I.    39|          y más cuando la cercan enemigos muchos y porfiados, y en
12      I.    39|      pasaron de veinticinco mil enemigos los que mataron en veintidós
13      I.    41|        su padre en poder de sus enemigos?~ ~ A lo cual respondió
14      I.    41|        destos perros, naturales enemigos nuestros? ¡Maldita sea la
15      I.    41|       fueran nuestros capitales enemigos, nos despojaron de todo
16      I.    47|      que hay de la parte de los enemigos un millón de competientes,
17      I.    47| previniendo las astucias de sus enemigos, y elocuente orador persuadiendo
18     II.     1|        pues por gozar della sus enemigos, ponían dolo y dudaban de
19     II.     3|         espada la sangre de los enemigos que había muerto, y ya querían
20     II.     6|         solamente conocemos los enemigos pintados, sino en su mismo
21     II.    10|        de carneros ejércitos de enemigos, y otras muchas cosas a
22     II.    14|        que como él tiene muchos enemigos encantadores (especialmente,
23     II.    14|    matará en él a alguno de sus enemigos los encantadores.~ ~ -No
24     II.    14|       Quijote - ; porque de los enemigos, los menos.~ ~ Y sacando
25     II.    14|       aquí me le han puesto mis enemigos, para que detenga y temple
26     II.    16|        hipocresía y vanagloria, enemigos que blandamente se apoderan
27     II.    17|       por experiencia que tengo enemigos visibles e invisibles, y
28     II.    22|         amada, contra quien son enemigos opuestos y declarados la
29     II.    27|       para vengaros de vuestros enemigos; y habiendo discurrido una
30     II.    27|         hagamos bien a nuestros enemigos y que amemos a los que nos
31     II.    28|         cibera, en poder de sus enemigos.~ ~ -No huye el que se retira -
32     II.    32|        se han vengado de mí mis enemigos, y por ella viviré yo en
33     II.    33|       me tengo de tomar con los enemigos de mi amo, que deben de
34     II.    37|  respondió doña Rodríguez - son enemigos nuestros; que como son duendes
35     II.    47|      don Sancho Panza, que unos enemigos míos y desa ínsula la han
36     II.    53|       que han entrado infinitos enemigos en la ínsula, y somos perdidos
37     II.    53|    menéese, que es tarde, y los enemigos crecen, y las voces se aumentan
38     II.    53|       esta parte cargan más los enemigos! ¡Aquel portillo se guarde;
39     II.    53|          Vitoria, vitoria! ¡Los enemigos van de vencida! ¡Ea, señor
40     II.    53|         que se han tomado a los enemigos, por el valor dese invencible
41     II.    53|     quiero repartir despojos de enemigos, sino pedir y suplicar a
42     II.    53|      ínsulas ni ciudades de los enemigos que quisieren acometerlas.
43     II.    53|         costillas, merced a los enemigos que esta noche se han paseado
44     II.    54|        en el seno, teniendo los enemigos dentro de casa. Finalmente,
45     II.    54|       mi rey en dar favor a sus enemigos, no fuera contigo, si como
46     II.    55|       han perseguido médicos, y enemigos me han brumado los güesos;
47     II.    55|  gobernadoresco. Acometieronnos enemigos de noche, y habiéndonos
48     II.    56|      pesar de la malicia de mis enemigos, casaos con él; que sin
49     II.    66|        que los encantadores mis enemigos transformaron en ese lacayo
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