Parte. Capítulo

 1      I.    18|           ni gatos, ni armas, ni escudos partidos ni enteros, ni
 2      I.    23|     halló un buen montoncillo de escudos de oro; y así como los vio
 3      I.    23|    despertado en él los hallados escudos, que pasaban de ciento.
 4      I.    33|        yo os daré mañana dos mil escudos de oro para que se los ofrezcáis,
 5      I.    33|       día recibió los cuatro mil escudos, y con ellos cuatro mil
 6      I.    40|         el nudo y hallé cuarenta escudos de oro españoles y un papel
 7      I.    40|           Besé la cruz, tomé los escudos, volvíme al terrado, hecimos
 8      I.    40|         de oro, más de cincuenta escudos, los cuales cincuenta veces
 9      I.    40|          en él otro papel y cien escudos de oro, sin otra moneda
10      I.    40|         el paño, nos dio dos mil escudos de oro y un papel donde
11      I.    40|           Dimos luego quinientos escudos al renegado para comprar
12      I.    40|         jardín nos dio otros mil escudos y nos avisó de su partida,
13      I.    41|    asimismo más de docientos mil escudos españoles, de todo lo cual
14      I.    41|       con un cofrecillo lleno de escudos de oro, tantos, que apenas
15      I.    41|   Zoraida, le dio hasta cuarenta escudos de oro, y no consintió que
16      I.    41|      Zoraida y yo, con solos los escudos que la cortesía del francés
17     II.     3|     Sancho hizo de aquellos cien escudos que halló en la maleta en
18     II.     3|       como del gasto de los cien escudos.~ ~ Y sin esperar respuesta
19     II.     4|         qué se hicieron los cien escudos? ¿Deshiciéronse?~ ~ Respondió
20     II.     4|          cada uno, en otros cien escudos no había para pagarme la
21     II.     5|          podré hallar otros cien escudos como los ya gastados, puesto
22     II.    17|     viaje; y tú Sancho, dale dos escudos de oro, para él y para el
23     II.    17|       será imposible.~ ~ Dio los escudos Sancho, unció el carretero,
24     II.    36|       otra maleta con otros cien escudos, como la de marras, pero
25     II.    45|    hombre le presté días ha diez escudos de oro en oro, por hacerle
26     II.    45|        dice que nunca tales diez escudos le presté, y que si se los
27     II.    45|    habían prestado aquellos diez escudos que se le pedían; pero que
28     II.    45|          vale esta cañaheja diez escudos de oro?~ ~ -Sí -dijo el
29     II.    45|      corazón della hallaron diez escudos en oro; quedaron todos admirados,
30     II.    45|   cañaheja estaban aquellos diez escudos, y respondió que de haberle
31     II.    54|     viaje, salen con más de cien escudos de sobra, que trocados en
32     II.    54| encubrirlo, yo te daré docientos escudos con que podrás remediar
33     II.    54|       como me prometes docientos escudos, me dieras aquí de contado
34     II.    57|         un bolsico con docientos escudos de oro, para suplir los
35     II.    58|          nuestra parte docientos escudos de oro que en una bolsilla
36     II.    60|          tenía ceñida venían los escudos del Duque y los que habían
37     II.    60|     hasta docientos o trecientos escudos, con que, a nuestro parecer,
38     II.    60|          dineros son seiscientos escudos.~ ~ -De modo -dijo Roque
39     II.    60|         tenemos aquí novecientos escudos y sesenta reales: mis soldados
40     II.    60|    servidos de prestarme sesenta escudos, y la señora regenta ochenta,
41     II.    60|          diese luego los ochenta escudos que le habían repartido,
42     II.    60|      suyos, les dijo:~ ~ -Destos escudos dos tocan a cada uno, y
43     II.    61|     Sancho, a quien dio los diez escudos prometidos, que hasta entonces
44     II.    62|        casa, y por precio de mil escudos que le di labró esta cabeza,
45     II.    65|        Ricote a don Gregorio mil escudos, si los quería; pero él
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