Parte. Capítulo

 1      I.     6|       perjuicio de tercero.~ ~ -¡Ay señor! -dijo la Sobrina - .
 2      I.    14|         torcida soga.~ ~ ~ ~Mas ¡ay de mí! que, con cruel vitoria,~ ~ ~ ~
 3      I.    24|         la lengua más atrevida. ¡Ay, cielos, y cuántos billetes
 4      I.    28|         decía desta manera:~ ~ «¡Ay Dios! ¡Si será posible que
 5      I.    28|     estas sierras no me miente. ¡Ay, desdichada, y cuán más
 6      I.    31|        da y de ser yo suyo.~ ~ -¡Ay -dijo Sancho - , y cómo
 7      I.    31|        propósito, diciendo:~ ~ -¡Ay, señor mío! ¿No me conoce
 8      I.    34|        rigor se fortalece.~ ~ ~ ¡Ay de aquel que navega, el
 9      I.    34|       grande suspiro, dijo:~ ~ -¡Ay, Leonela amiga! ¿No sería
10      I.    34|          cuanto honrada mía.~ ~ ¡Ay, señora mía! -respondió
11      I.    34|      amargamente y a decir:~ ~ -¡Ay, desdichada de mí si fuese
12      I.    34|          agravias? Pero ya cayo ¡ay, desdichada de mí! en la
13      I.    36|          un luengo y tristísimo ¡ay!, se dejó caer de espaldas
14      I.    36|        Oyó asimesmo Cardenio el ¡ay! que dio Dorotea cuando
15      I.    43|       con Dorotea, le dijo:~ ~ -¡Ay, señora de mi alma y de
16      I.    43|         principios merecen.~ ~ -¡Ay señora! -dijo doña Clara - , ¿
17      I.    46|         una parte y a otra:~ ~ -¡Ay señor, señor, y cómo hay
18     II.     1|    entiende, y no digo más.~ ~ -¡Ay! -dijo a este punto la sobrina - . ¡
19     II.     6|      quien de allí declina.~ ~ -¡Ay, desdichada de mí -dijo
20     II.    12| eternamente juro.~ ~ ~ ~ Con un ¡ay! arrancado, al parecer,
21     II.    26|         de su buen esposo. Mas, ¡ay, sin ventura! que se le
22     II.    38|        Pero ¿dónde me divierto? ¡Ay de mí desdichada! ¿Qué locura
23     II.    38|          que decir de las mías? ¡Ay de mí, otra vez, sin ventura!
24     II.    40|       pero no para siempre.~ ~ -¡Ay! -dijo a esta sazón la Dolorida - .
25     II.    46|          nunca la he sentido un ¡ay! en cuanto ha que la conozco;
26     II.    50|        la ínsula Barataria.~ ~ -¡Ay, señor mío, quítese de ahí:
27     II.    50|       quiere~ ~La Duquesa.»~ ~ -¡Ay -dijo Teresa en oyendo la
28     II.    50|      pero sí debe de traer.~ ~ -¡Ay Dios mío -replicó Sanchica - ,
29     II.    55|        estaba muy bien parado. «¡Ay -dijo entonces Sancho Panza - ,
30     II.    58|          oídos este nombre.~ ~ -¡Ay, amiga de mi alma -dijo
31     II.    58|      historiado y referido.~ ~ -¡Ay! -dijo la otra - . Supliquémosle,
32     II.    74|       andantes en el mundo.~ ~ -¡Ay! -respondió Sancho llorando - .
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