Parte. Capítulo

 1      I.     3|     persuasiones del ventero, le dejaron de tirar, y él dejó retirar
 2      I.     8|         le molieron a coces y le dejaron tendido en el suelo sin
 3      I.    14| pensamientos de Grisóstomo jamás dejaron de obedecerte en vida, haré
 4      I.    14|          a despedir de nuevo, le dejaron y prosiguieron su camino,
 5      I.    16|    razones sus ofrecimientos, le dejaron, y la asturiana Maritornes
 6      I.    17|          que de puro cansados le dejaron. Trujéronle allí su asno,
 7      I.    19|          facilidad en un momento dejaron la refriega y comenzaron
 8      I.    26|           Ellos se entraron y le dejaron, y de allí a poco el Barbero
 9      I.    29|         su presencia; y así, los dejaron ir delante, y ellos los
10      I.    40|    ponerme debajo de la caña, la dejaron caer, y dio a mis pies dentro
11      I.    40|        porque en llegando yo, la dejaron caer. Desaté el nudo y hallé
12      I.    41|         casi ningunas tenían, se dejaron, sin hablar alguna palabra,
13      I.    43|    fueron, muertas de risa, y le dejaron asido de manera, que fue
14      I.    48|        arte, y si por guardarlos dejaron de parecer lo que eran y
15     II.     1|        pasadas; pero no por esto dejaron de visitar a su Sobrina
16     II.     8|        el otro siglo, que la que dejaron y dejaren cuantos emperadores
17     II.     9|      cuando don Quijote y Sancho dejaron el monte y entraron en el
18     II.    22|  acanaladas por la cueva salían, dejaron de oírse, ya ellos tenían
19     II.    24|         echar menos!~ ~ Con esto dejaron la ermita y picaron hacia
20     II.    26|         casi a las ocho del día, dejaron la venta y se pusieron en
21     II.    27|        apenas vuelto en sí, y le dejaron ir tras su amo, no porque
22     II.    29|       teniéndolos por locos, les dejaron y se recogieron a sus aceñas,
23     II.    32|          corridos se fueron y le dejaron; el cual, viéndose fuera
24     II.    46|          si fueran pulgas, no le dejaron dormir ni sosegar un punto,
25     II.    46|        socorrerle. Los Duques le dejaron sosegar, y se fueron, pesarosos
26     II.    48|      toda la vida. Mis padres me dejaron sirviendo y se volvieron
27     II.    49|         me le enseñaron ni me le dejaron; y el socarrón, que no es
28     II.    50|       mostrado el vestido), y no dejaron de reírse del deseo de Sanchica,
29     II.    53|     Todos vinieron en ello, y le dejaron ir ofreciéndole primero
30     II.    63|           y con grandísimo ruido dejaron caer la entena de alto abajo.
31     II.    70|  donaires y tantas malicias, que dejaron de nuevo admirados a los
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