Parte. Capítulo

 1      I.    20|     palabras de su amo comenzó a llorar con la mayor ternura del
 2      I.    20|         en venir.~ ~ -No hay que llorar -respondió Sancho - ; que
 3      I.    20|         ínsula. De nuevo tornó a llorar Sancho oyendo de nuevo las
 4      I.    20|          quiere bien que te hace llorar»; y más, que suelen los
 5      I.    22|        que allí venía, comenzó a llorar y no respondió palabra;
 6      I.    25|         que diputo y escojo para llorar la desventura en que vosotros
 7      I.    25|      lastima y no podré dejar de llorar; y tengo tal la cabeza,
 8      I.    26|     ermitaño, y allí se hartó de llorar y de encomendarse a Dios ,
 9      I.    31|       por las piernas, comenzó a llorar muy de propósito, diciendo:~ ~ -¡
10      I.    32|       que algunas veces me hacen llorar de compasión que les tengo.~ ~ -
11      I.    33|         dolor; antes tendrás que llorar contino, si no lágrimas
12      I.    34|         y no suyo; pero viéndola llorar, y afligirse, y pedirle
13      I.    34|        estaba, comenzó Leonela a llorar muy amargamente y a decir:~ ~ -¡
14      I.    34|           que dejes con ella que llorar toda la vida a todos los
15      I.    34|          de venir a este lugar a llorar sus atrevimientos, nacidos
16      I.    36|       había hecho otra cosa sino llorar y suspirar, sin hablar palabra
17      I.    41|         diciendo esto, comenzó a llorar tan amargamente, que a todos
18      I.    41|        mirase; la cual, viéndole llorar, así se enterneció, que
19      I.    44|         que desde lejos ha visto llorar mis ojos. Ya, señor, sabéis
20     II.     5|              Y en esto comenzó a llorar tan de veras como si ya
21     II.    17|          a servirle; pero no por llorar y lamentarse dejaba de aporrear
22     II.    29|             Y en esto, comenzó a llorar tan amargamente que don
23     II.    35| rutilantes estrellas, y veráslos llorar hilo a hilo y madeja a madeja,
24     II.    38|          que entretienen y hacen llorar a los niños y a las mujeres,
25     II.    44|   miraron, yo no  cantar, sino llorar; cuanto más que el sueño
26     II.    48|             Y en esto, comenzó a llorar tiernamente, y dijo:~ ~ -
27     II.    49|             Y en esto, comenzó a llorar tiernamente; viendo lo cual
28     II.    49|    aunque muchas lágrimas sí que llorar, porque los mal colocados
29     II.    54|    sentimiento, que a mí me hizo llorar, que no suelo ser muy llorón.
30     II.    74|          los cuales comenzaron a llorar tiernamente, como si ya
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License