Parte. Capítulo

 1      I       |         obras que se componen en las casas de los hombres que saben,
 2      I.     8| ofrecimientos a todas las imágenes y casas de devoción de España, por
 3      I.    11|              comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas
 4      I.    18|              los árabes, de mudables casas; los citas, tan crueles
 5      I.    20|            de las peñas estaban unas casas mal hechas, que más parecían
 6      I.    20|              ruinas de edificios que casas, de entre las cuales advirtieron
 7      I.    20|           llegando poco a poco a las casas, encomendándose de todo
 8      I.    25|               abrasó chozas, derribó casas, arrastró yeguas, y hizo
 9      I.    33|             visitar ni continuar las casas de los amigos casados de
10      I.    39|            servir a los reyes en sus casas»; porque dicen: «Más vale
11      I.    41|            se vuelven a dormir a sus casas; pero de los contrarios
12      I.    41|    repartieron a todos en diferentes casas del pueblo; pero al renegado,
13      I.    50|             almejas con las torcidas casas blancas y amarillas del
14     II.     2|            que yo no me quedé en mis casas: juntos salimos, juntos
15     II.    13|           nos retirásemos a nuestras casas, y allí nos entretuviésemos
16     II.    13|        tropezón o barranco; en otras casas cuecen habas, y en la mía,
17     II.    18|       atraviesen los umbrales de sus casas. Decidme, señor, si sois
18     II.    24|              Corte, se volvían a sus casas y recogían las libreas que
19     II.    27|           como tal vez llegaba a las casas de quien él sabía los sucesos
20     II.    31|             destos que gobiernan las casas de los príncipes; destos
21     II.    32|         trochemoche entrarse por las casas ajenas a gobernar sus dueños,
22     II.    36|              buscar su remedio a las casas de los letrados, ni a la
23     II.    37|             emperatrices, que en sus casas son señorísimas que se sirven
24     II.    37|          vivir en el mundo, y en las casas principales, aunque muramos
25     II.    49|          podré poco, o quitaré estas casas de juego; que a mí se me
26     II.    49|     insolencias encubren; que en las casas de los caballeros principales
27     II.    49|            mejor es que se juegue en casas principales que no en la
28     II.    55|               con las mismas calles, casas y tejados que tenía cuando
29     II.    67|             pan de trastrigo por las casas ajenas. El Cura no será
30     II.    67|          mostraba en los castillos y casas, así de don Diego de Miranda
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