Parte. Capítulo

 1      I.    14|    portero infernal de los tres rostros,~ ~ ~ ~con otras mil quimeras
 2      I.    18|       infinitas naciones, cuyos rostros conozco y veo, aunque de
 3      I.    18|      los que tersan y pulen sus rostros con el licor del siempre
 4      I.    41|    Zoraida, dijo que allí había rostros que se parecían a los de
 5      I.    46|      del Cura, se cubrieron los rostros y se disfrazaron, quién
 6      I.    47|  poderosas mulas, cubiertos los rostros, como se ha dicho, con grave
 7      I.    48|       vienen aquí cubiertos los rostros son el Cura de nuestro lugar
 8      I.    52|         que les hizo volver los rostros hacia donde les pareció
 9      I.    52|         buenos, os encubrís los rostros, atended y escuchad lo que
10     II.     1|        qué sentía acerca de los rostros de Reinaldos de Montalbán
11     II.     7|      sus cabellos, arañaron sus rostros, y al modo de las endechaderas
12     II.    11| personas de diferentes trajes y rostros. Todo lo cual visto de improviso,
13     II.    13|         en el sudor de nuestros rostros, que es una de las maldiciones
14     II.    16|         encantadores mudar unos rostros en otros, haciendo de lo
15     II.    20|        y ellas, llevando en los rostros y en los ojos a la honestidad
16     II.    29|    enharinados, y cubiertos los rostros y los vestidos del polvo
17     II.    34|      mesmo bocací, con tan feos rostros, que Sancho, habiéndolos
18     II.    38|        procesión, cubiertos los rostros con unos velos negros, y
19     II.    39|       luego con las manos a los rostros, y hallámonos de la manera
20     II.    39|      venían, y descubrieron los rostros, todos poblados de barbas,
21     II.    39| blandura y morbidez de nuestros rostros con la aspereza de estas
22     II.    40| pegajosos, y aplicándolos a los rostros, y tirando de golpe, quedamos
23     II.    40|   inútil temor tan poblados los rostros destas señoras, que cierto
24     II.    40|     lana de aquellos venerables rostros.~ ~ ~ ~
25     II.    41|       otro modo de alisarse los rostros; que yo no soy brujo, para
26     II.    41|        caña, les calentaban los rostros. Sancho, que sintió el calor,
27     II.    41|  reduciendo a su pasada tez los rostros de las venerables dueñas,
28     II.    60|        agua que echarles en los rostros, y trujéronla, con que se
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