Parte. Capítulo

 1      I.    11|                que el fin de mis esperanzas~ ~ ~ ~ha de ser cual imagino.~ ~ ~ ~
 2      I.    13|          y bien engañados de sus esperanzas.~ ~ -De ese parecer estoy
 3      I.    14|          deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna
 4      I.    14|          faltaron las prometidas esperanzas, confíese el que yo llamare;
 5      I.    16| contrecho della, no trocaría mis esperanzas con el mejor título de España.~ ~
 6      I.    18|      salario de lo servido y las esperanzas del gobierno de la prometida
 7      I.    20|           a mí me ha rasgado mis esperanzas, pues cuando más vivas las
 8      I.    27|        pero, por no destruir mis esperanzas, todo lo atribuí a la fuerza
 9      I.    27|          había oído burladas mis esperanzas, falsas las palabras y promesas
10      I.    27|         sustentado en mis firmes esperanzas y honestos deseos.~ ~ Con
11      I.    28|       que supe puso en bando mis esperanzas, y tuve por mejor no haber
12      I.    28|         consuelo, fingiendo unas esperanzas largas y desmayadas, para
13      I.    36|     defraudada de sus tan justas esperanzas; que considerase que, no
14      I.    37|   desparecían e iban en humo las esperanzas de su ditado, y que la linda
15      I.    39|        Muley Hamet, cortando las esperanzas que de volver a reinar en
16      I.    51|          dieron muchas y grandes esperanzas de buen suceso conocer que
17      I.    52|         su dueño.~ ~ ~ ¡Oh vanas esperanzas de la gente!~ ~ ~ ~Cómo
18     II.     7|          y señoría. Si con estas esperanzas y aditamentos vos, Sancho,
19     II.    14|    escondido de su abismo, y mis esperanzas, muertas que muertas, y
20     II.    17|       razones, con que quitó las esperanzas de que no había de dejar
21     II.    29|   Dulcinea, único refugio de mis esperanzas.~ ~ En esto, el barco, entrado
22     II.    57|                Quién pensara que esperanzas tan grandes como las que
23     II.    63|       valentía la temeridad? Las esperanzas dudosas han de hacer a los
24     II.    64|          hazañas escurecida, las esperanzas de sus nuevas promesas deshechas,
25     II.    65|    vienen a volverse en humo mis esperanzas.~ ~ -Calla, Sancho, pues
26     II.    67|          maldiciones. Yo no tuve esperanzas que darle, ni tesoros que
27     II.    68| gobernador, y por mí te vees con esperanzas propincuas de ser conde,
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