Parte. Capítulo

 1      I.     8|     temeroso y acobardado y sin color en el rostro; y cuando se
 2      I.    18|         ello, echó de ver en la color, sabor y olor, que no era
 3      I.    28|        a Cardenio se le mudó la color del rostro, y comenzó a
 4      I.    29|       rostro se le cubrió de un color que mostró bien claro el
 5      I.    29|         al cual se le mudaba la color a cada palabra, y no osaba
 6      I.    34|         fealdad, que, por dalle color de verdad, la quiso matizar
 7      I.    36|       Fernando había perdido la color del rostro, y que hacía
 8      I.    37|          con bonete de la misma color; traía unos borceguíes datilados
 9      I.    41|       asegurar su hecho y dalle color, quiso hacer, como hizo,
10     II.     1|         era ancho de rostro, de color bermejo, los ojos bailadores
11     II.     3|    aunque muy gran socarrón; de color macilenta, pero de muy buen
12     II.    13|       mi rucio; que rucio es el color de mi jumento. Pues galgos
13     II.    14|      toda llena de verrugas, de color amoratado, como de berenjena;
14     II.    14|         la boca; cuya grandeza, color, verrugas y encorvamiento
15     II.    18|     todavía se quedó el agua de color de suero, merced a la golosina
16     II.    21|       punta de acero, mudada la color, puestos los ojos en Quiteria,
17     II.    23|      sus grandes ojeras y en su color quebradiza. «-Y no toma
18     II.    25|     pariría, y cuántos y de qué color serían los perros que pariese.
19     II.    32| artesoncillo de agua, que en la color y poca limpieza mostraba
20     II.    44|   aunque fuera con seda de otra color, que es una de las mayores
21     II.    47|      pero como tienen diferente color de la que en los labios
22     II.    56| mostraba ser frisón, ancho y de color tordillo; de cada mano y
23     II.    58| diferentes que, engañados de la color de las redes, caían en el
24     II.    60|    proporción, de mirar grave y color morena. Venía sobre un poderoso
25     II.    62|       de emperador romano, y de color de bronce, estaba toda hueca,
26     II.    63|         de hombros, y perdió la color del rostro. La chusma izó
27     II.    64|        rostro, y halláronle sin color y trasudando. Rocinante,
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License