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Vida de Nuestro Señor Jesu Cristo

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  • NOCIONES PRELIMINARES
    • CAPÍTULO IV
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CAPÍTULO IV

Joseph y María van a Jerusalém a presentar a Jesús en el templo.- Palabras del viejo Simeón y de la profetisa Ana.- Venida a Egipto y vuelta a Nazareth.- Conducido a Jerusalém por las fiestas de Pascuas, sorprende a los doctores con la sabiduría de sus palabras.

1 Después que ellos1 se fueron, y después que fueron cumplidos los días de la purificación de María, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalém, para presentarlo al Señor,[COMENTARIO]

2 Como está escrito en la ley del Señor: Que todo macho que abriere matriz, será consagrado al Señor2.

3 Y para dar la ofrenda, conforme está mandado en la ley del Señor, un par de tórtolas, o dos palominos.

4 Y había a la sazón en Jerusalém un hombre llamado Simeón, y este hombre justo y temeroso de Dios, esperaba la consolación de Israel3, y el Espíritu Santo era en él.

5 Y había recibido respuesta del Espíritu Santo, que él no vería la muerte, sin ver antes al Cristo del Señor.

6 Y vino por espíritu al templo. Y trayendo los padres al niño Jesús, para hacer según la costumbre de la ley por él:

7 Entonces él lo tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, y dijo:[COMENTARIO]

8 Ahora, Señor, despides a tu siervo, según tu palabra, en paz:

9 Porque han visto mis ojos tu salud4,

10 La cual has aparejado ante la faz de todos los pueblos.

11 Lumbre para ser revelada a los gentiles, y para gloria de tu pueblo Israel.

12 Y su padre y madre estaban maravillados de aquellas cosas que de él se decían.

13 Y los bendijo Simeón, y dijo a María su madre: He aquí que este es puesto para caída, y para levantamiento de muchos en Israel5: y para señal a la que se hará contradicción6:

14 Y una espada traspasará tu alma de ti misma, para que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones7.

15 Y había una profetisa llamada Ana, hija de Phanuel de la tribu de Aser: esta era ya de muchos días, y había vivido siete años con su marido desde su virginidad8.

16 Y esta era viuda, como de ochenta y cuatro años: que no se apartaba del templo, sirviendo día y noche en ayunos y oraciones.

17 Y como llegase ella a la misma hora, alababa al Señor: y hablaba de él a todos los que esperaban la redención de Israel.

18 Y cuando lo hubieron todo cumplido conforme a la ley del Señor, he aquí un Angel del Señor apareció en sueños a Joseph, y le dijo: Levántate, y toma al niño, y a su madre, y huye a Egipto, y estáte allí hasta que yo te lo diga. Porque ha de acontecer, que Herodes busque al niño para matarle.

19 Levantándose Joseph, tomó al niño, y a su madre de noche, y se retiró a Egipto:

20 Y permaneció allí hasta la muerte de Herodes: para que se cumpliese lo que había hablado el Señor por el profeta, que dice: De Egipto llamé a mi hijo.

21 Entonces Herodes, cuando vio, que había sido burlado por los Magos, se irritó mucho, y enviando hizo matar todos los niños, que había en Bethlehem y en toda su comarca de dos años y abajo, conforme al tiempo, que había averiguado de los Magos1.

22 Entonces fue cumplido lo que se había dicho por Jeremías el profeta, que dice:

23 Voz fue oída en Ramá2, lloro, y mucho lamento: Rachél llorando sus hijos, y no quiso ser consolada, porque no son.[COMENTARIO]

24 Y habiendo muerto Herodes, he aquí el Angel del Señor apareció en sueños a Joseph en Egipto.

25 Diciendo: Levántate, y toma al niño, y a su madre, y vete a tierra de Israel: porque muertos son, los que querían matar al niño.

26 Levantándose Joseph, tomó al niño, y a su madre, y se vino para tierra de Israel.

27 Mas oyendo que Archelao reinaba en la Judea en lugar de Herodes, su padre, temió de ir allá: y avisado en sueños, se retiró a las tierras de Galilea.

28 Y vino a morar a su ciudad, que se llama Nazareth: para que se cumpliese lo que habían dicho los profetas: que será llamado Nazareno3.

29 Y el niño crecía, y se fortificaba, estando lleno de sabiduría: y la gracia de Dios era en él.

30 Y sus padres iban todos los años a Jerusalém, en el día solemne de la Pascua.

31 Y cuando tuvo doce años, subieron ellos a Jerusalém, según la costumbre del día de la fiesta,

32 Y acabados los días, cuando se volvían, se quedó el niño Jesús en Jerusalém, sin que sus padres lo advirtiesen4.

33 Y creyendo, que él estaba con los de la comitiva, anduvieron camino de un día, y le buscaban entre los parientes, y entre los conocidos.

34 Y como no le hallasen, se volvieron a Jerusalém, buscándole.

35 Y aconteció, que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles.[COMENTARIO]

36 Y se pasmaban todos los que le oían, de su inteligencia, y de sus respuestas.

37 Y cuando le vieron5 se maravillaron. Y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué los has hecho así con nosotros? mira, como tu padre, y yo angustiados te buscábamos.

38 Y les respondió: ¿Para qué me buscábais? ¿No sabíais, que en las cosas que son de mi Padre me conviene estar?

39 Mas ellos no entendieron la palabra, que les habló.

40 Y descendió con ellos, y vino a Nazareth: y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.[COMENTARIO]

41 Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia delante de Dios, y de los hombres.

 




1 Los Magos*.



2 Según la ley de Moisés todo primogénito debía ser ofrecido al Señor y rescatado despúes mediante cinco siclos de plata, y toda mujer que había parido un hijo, debía llevar dos víctimas al atrio del tabernáculo o del templo, cuarenta días después del parto, una para ser ofrecida en holocausto, y la otra por el pecado. María santísima no necesitaba purificarse, porque no había concebido de varón, así como su divino Hijo no necesitaba ser rescatado, cuando venía para rescatar a los hombres; mas sin embargo, la augusta Virgen, por un exceso de humildad, quiso sujetarse a la ley común, así como el Hijo de Dios se humilló también hasta el punto de ser rescatado por cinco siclos de plata.



3 La venida del Mesías.



4 El Salvador, que tú nos has dado.



5 Muchos se salvarán creyendo en él, y muchos también perecerán por su incredulidad negándose a reconocerle por su Salvador. Será pues, causa de la salvación de unos, e inocente ocasión de la pérdida de otros.



6 El santo anciano vaticina la pasión del Salvador; pero como está hablando a una madre y no quiere quebrantar su corazón antes de tiempo, emplea una comparación, para ocultar a los ojos de esa madre el espectáculo de una cruz enrojecida con la sangre de su hijo.



7 A la muerte de Jesucristo la impiedad farisaica arrojó la máscara hipócrita con que se cubría, y un crecido número de discípulos tímidos confesaron su fe: muchos probaron la rectitud de su corazón abriendo los ojos a la luz, y otros demostraron su perversidad cerrando los suyos a la evidencia.



8 Desde que se casó: frase hebrea para significar que estuvo siete años casada*.



1 Esto es, todos los niños varones que habían nacido en los dos años anteriores a la aparición de la estrella: Herodes extendió esta bárbara medida hasta los que tenían dos años a la sazón, a fin de que fuese infalible la muerte del recién nacido.



2 Ramá estaba en los confines de la tribu de Benjamín, y cerca de Belén. San Jerónimo dice, que Ramá no se debe tomar aquí por nombre propio, y que así el verdadero sentido de estas palabras es este: un gran ruido se dejó oír a lo lejos, y se levantó hasta el cielo.- Mas es de notar que el sepulcro de Rachél estaba cerca de este lugar.

(Gen. 35, 19).



3 No me preguntéis el nombre del profeta que dijo estas palabras: muchas profecías se perdieron tanto por descuido de los judíos, como por causa de las guerras y trastornos que hubo con tanta frecuencia en su país. Además Nazareno quiere decir santo, y todos los profetas han hablado del Mesías como del Santo de los Santos.

(San Juan Crisóstomo)



4 En estas religiosas peregrinaciones los hombres y las mujeres formaban en el camino compañías separadas, más o menos distantes las unas de las otras, pero los niños podían ir indistintamente con los hombres o con las mujeres. De este modo la santa Virgen pudo creer que su hijo Jesús iba con su padre putativo, en tanto que José creía que iba con María.



5 José y María.






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