Capítulo,  Párrafo

1  1,17|        fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros
2  1,17|  vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da
3  2,27| desorientado; pero en su corazón permanece siempre el deseo de poder
4  2,27|       viva de los fieles laicos, permanece fiel a su originaria vocación
5  3,32|           los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da
6  3,32|  eclesial. El que no da fruto no permanece en la comunión: «Todo sarmiento
7  4,49|        el ejemplo de Jesucristo— permanece como el necesario y decisivo
8  5,57|       que es Jesucristo: «El que permanece en mí como yo en él, ése
9  5,57|          de Jesús: «Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera,